De nuevo el destino… Hay proyectos cinematográficos y propuestas musicales que parecen destinados a encontrarse. Aquí hay una conexión que denominaré “la conexión del centeno”… Desde que Salinger falleció en el 2010, muchos aguardábamos un biopic con pies y cabeza a propósito de la vida y obra del autor de Catcher in the Rye, y Rebel parece encajar por fin en este anhelo (digo “parece” solamente porque escribo estas líneas habiendo escuchado tan solo la música de McCreary y sin haber visionado aún la peli de Danny Strong).
Descubrí a McCreary con Black Sails y, posteriormente, con las tres entregas de Outlander, lo encasillé como un músico folklorista de bandurrias y gaitas… Y mira tú por donde me entero de que fue el último músico apadrinado por Elmer Bernstein antes de pasar a la inmortalidad.
En Rebel in the Rye, este joven compositor hace gala de una inteligencia y de un virtuosismo insospechados. Utiliza dos pianos situados a ambos extremos de una pequeña orquesta de cámara y, como Isham en A River Runs Through It, convierte los arpegios de piano en una suerte de flujo etéreo e hipnótico que, como la corriente de un río, zarandea estrofas de cuerdas a modo de algas… Fagots, clarinetes, oboes, flautas, violines y violonchelos construyen temas sólidos y bien fajados; contrabajos, trompetas, tubas y trombones, acompañados por una batería y unas percusiones indias espectaculares en su realización (Tony Austin), proporcionan un tono jazzístico contemporáneo y un aire cálido, desinhibido, de club desafiante y liprepensador… Además, todo resuelto, sin fisuras.
El sueño de McCreary era poner en solfa una BSO tan poderosa como su idolatrada To Kill a Mockingbird de Bernstein… En mi humilde opinión, ha ido incluso más allá. En “A True Writer” consigue, por ejemplo, hacer rascar las cuerdas para que suenen a suspiro, a desaliento… El propio McCreary brilla al piano… “Me senté frente al teclado con la misma actitud que Salinger empleó ante la máquina de escribir cuando creó Catcher…”
“Innocence” es el tema central de la película, donde el compositor centra su particular homenaje a Bernstein. Os invito a escuchar simultáneamente este pianíssimo junto al de To Kill a Mockingbird… En “Early Writing”, McCreary hace un guiño al Atonement de Marianelli y su música edifica la experiencia íntima y comprometida del fraseo escrito, el mensaje, la sentencia…
De entre los temas más jazzísticos y de ambientación, “A True Writer”, “Simply Grand” y “Writing Catcher” contrastan claramente con “Bananafish” o “City without the City”; en estas últimas se da a propósito una percusión mucho más exótica, sofisticada, fantasiosa… La música se adentra en el mundo creativo interior de Salinger. McCreary también sabe musicar el momento dramático y tenso: “Inspiration at War” y “Wartime Anxiety” describen el desconsuelo de un Salinger arrojado al frente bélico europeo en la II Guerra Mundial; un Salinger atormentado, dubitativo y, al mismo tiempo, marcial.
Un espíritu rebelde y ensimismado debe congeniar con las alegrías posbélicas del sueño americano… De nuevo el jazz. Con “Giving the Time”, “Sowing Your Wild Oats” y “Celebration at the Stork Club” la música de jazz vuelve a la carga con más excitación (swing) que nunca; aunque “Oonlight Serenade” contrapuntee y endulce este ataque con un homenaje a Glenn Miller, a la vez que pone música al tórrido romance entre Salinger y Oona, la hija de Eugene O’Neill.
Los temas finales, “A Request from Whit,” “He Was Writing” y “Rebel in the Rye End Credits” cierran el círculo con una vuelta al piano concertante, el destino sellado, la gloria inmortal del escritor.
En su página web, McCreary explica cómo su ingreso a la edad adulta se fundó entre las páginas de Catcher int he Rye y cómo la suerte de poder poner música a un biopic de Salinger ha marcado su carrera. Al parecer, el realizador Danny Strong es un fan de Bernstein y pidió poder encargar esta BSO al más “bernsteiniano” de los compositores en boga. Supo que McCreary fue un discípulo aventajado de Bernstein y no dudó en asignarle el encargo.
“Strong y yo hablamos largo y tendido sobre cómo trazar el complicado arco de un personaje como Jerry Salinger; ha sido una colaboración muy constructiva y enriquecedora.” Strong había llevado a cabo una investigación exhaustiva sobre la vida íntima de Salinger y, entre tímidas risas, comentó a McCreary la posibilidad de emplear en la BSO la canción que Holden Caulfield siempre tenía en mente y que daba nombre a Catcher in the Rye, “Comin’ Through the Rye”… McCreary se partió el pecho y Strong se pensó que había quedado en ridículo. El compositor lo tranquilizó:
—No temas, diré a mi esposa Raya que la cante de nuevo, esta vez a ritmo de jazz… La sabe de memoria, de cuando la cantó para Outlander…
Fijo, de lo mejor del año. |
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