1. Death Recalled (01:15)
2. Silent Whispers (01:33) *
3. Talking Pictures (01:02) *
4. Daughter of the Storm (00:46)
5. Lightning Storm (00:35)
6. Coming to Ground (02:28)
7. Serious Trouble (02:10)
8. Runaways (04:03) *
9. Ride to Hell’s Kitchen (01:56)
10. Little Girl, Big City (02:15) *
11. A Helping Hand (01:06)
12. Ben Robbed (00:54)
13. My Mother’s Advice (01:46)
14. Lillian in the Light (01:10)
15. Lillian in the Flesh (02:03)
16. The Museum Beckons (03:47) *
17. Dioramas (01:55) *
18. The Meteorite (03:12) *
19. Wolves (01:23)
20. Museum Pursuits (02:34)
21. Secret Place (03:08) *
22. Rose in the Cabinet of Wonders (02:37) *
23. Closed to the Public (00:49)
24. To the Pictures (00:28)
25. Home with Walter (01:55) *
26. Ben? (03:00)
27. The Unisphere (02:01)
28. The Panorama (00:53)
29. The Story of Rose (03:21) *
30. Mementos (04:25)
31. The City and the Stars (02:50) * * Mejores temas
Tema de Ben y Rose en «Runaways»
Tema de la incomprensión ante el mundo de los adultos en «Little Girl Big City»
Tema de Rose en «Rose in the Cabinet of Wonders»
Tema de Ben en «Home with Walter»
Reunión de Ben y Rose en «The City and the Stars»
La variedad de estilos y elementos: música de cine mudo, clasicismo, atonalidad, melodías fascinantes, sinfonismo, solos de instrumentos, cuarteto de cuerdas y piano, para lograr una partitura ecléctica y aparentemente discordante, hasta que el conjunto hace click, y como la película, la imagen se aclara en tu mente y entiendes todo de manera cristalina. “Runaways”, “Little Girl, Big City”, “The Museum Beckons”, “Dioramas”, “The Meteorite”, y sobre todo, “The City and the Stars”.
¿La variedad y que quizás te descoloque tanto giro radical en la música y cambio de estilo? O quizá en ello radique su genialidad.
Sin lugar a dudas, toda la parte final en el museo y el descubrimiento de la maqueta, con el compositor restándose a si mismo protagonismo con humildad, para narrar, no destacar sobre las imágenes, hasta que estas se inclinan ante él y la música toma el protagonismo para cerrar la historia, “The City and the Stars”, en un minuto final de nudo en la garganta gracias a la composición, emocionante, sensacional Burwell.
BSOSpirit opina
Nota media: 7,78
Ángel Aylagas (7), Josep Manel Blanch (8), Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (8), Óscar Giménez (8), Juan Ramón Hernández (7), Antonio Miranda (8), Jordi Montaner (8), David Sáiz (9)
Dos tiempos, una historia, una maqueta, una ciudad, un museo, Wonderstruck
Una historia dividida en dos partes, cinematográficamente narradas de maneras opuestas, una ambientada en los años 20 y contada como si de un film de la era muda se tratase (su protagonista femenina es precisamente sordomuda), con letreros para mostrarnos los diálogos, y otra con el estilo visual de los años 70, cincuenta años después de la primera, con el protagonismo de un niño al que un rayo ha dejado sordo y que debe enfrentarse al pasado familiar en una búsqueda vital para entender su presente y así poder sentirse libre para afrontar el futuro.
Mientras la fotografía define de manera inmaculada ambas épocas, Todd Haynes, su director, vuelve a colaborar con Carter Burwell, tras Carol, que consiguió para el músico su primera nominación al Oscar, dejando en sus manos la ardua y complicada tarea de hacer que su música nos diga lo que no podemos escuchar en la parte muda, nos ubique en el estado de indefensión de los protagonistas y nos haga partícipes de la valentía de estos para enfrentarse al mundo y, en su trayecto vital particular, alcanzar aquello quizá más importante, por encima del éxito banal o la riqueza espúrea, la realización, y quizá, ¿la felicidad?
El film es una delicia ecléctica y chocante por sus continuos y constantes cambios en la manera de narrar la historia y mostrarnos el punto de vista de la narración. Pasamos de creer que estamos visionando algo surrealista y extraño al no entender nada al principio, “Silent Whispers”, “Talking Pictures”, a ir conectando poco a poco con la historia y los personajes, y empatizar y al fin comprender sus motivaciones, derivas y su tragedia personal, que no es la obvia y fácil de pensar, “Serious Trouble”, “Runaways” (con una parte final que es puro lirismo y fuerza emotiva ante el descubrimiento de la grandeza del mundo, y que sirve de tema para ambos protagonistas), sus taras físicas, sordera e imposibilidad de hablar, y pérdida de la audición en las historias de Rose y Ben, sino la alienación social y la necesidad inabarcable de sentirse comprendidos, entendidos por alguien, en un océano de extraños y personas que sólo pasan de largo, pese a que forman parte de su devastador núcleo familiar.
Carter Burwell toma la decisión de componer tres partituras en una. Para la parte de cine mudo, se encargará de musicar todas y cada una de las escenas de una manera grandilocuente y exagerada aposta, “Daughter of the Storm” (su aproximación a esta era, con órgano y theremin), o “Coming to Ground” con sus texturas atonales y extraños toques y atmósferas, buscando el efecto de sentir el mundo como Rose lo siente (su fascinación por el cine y su relación con su madre actriz y estrella de Hollywood, que la deja abandonada con un padre que no la quiere, el cine como única forma de sentirse unida a su madre), demasiado grande, pero al que logrará enfrentarse sin miedo, viajando a la gran ciudad, Nueva York, ella sola, “Little Girl, Big City” (absoluto deleite de tema, definiendo musicalmente la incomprensión ante el mundo adulto, grandioso e inabarcable), en busca de la única persona que la hace sentirse amada, su hermano.
Y conforme su viaje avance, las melodías se irán tornando más cercanas, humanas y emotivas, el piano solista entrará en juego, así como los solos de violín o clarinete, cuarteto de cuerdas y orquesta, y juegos de orquestaciones preciosistas, “My Mother’s Advice”, “Lillian in the Flesh”, o el arpa de “Lillian in the Light”.
Para la parte de Ben en los años 70, la atonalidad marcará la pauta inicial, haciéndonos percibir sus sentimientos de indefensión, cómo se siente perdido ante el mundo por su situación familiar con su madre (abandonada e incapaz de educar a su hijo porque sencillamente se ve superada por el abandono del padre y no sabe salir del bucle) y la nueva vida a la que le obliga el accidente que le deja sin audición, para pasar a desarrollar su tema, que es el motivo central de la película, y parte del tema de Rose de la otra historia dentro del film.
Ben también viajará a Nueva York en busca de sus orígenes, una gran manzana funky y luminosa, loca y peligrosa, donde hallará el museo de las maravillas, el tercer protagonista de la historia, como cuasi ser vivo, que se alimenta de la alegría humana ante el descubrimiento y el conocimiento, y que acompañará a Ben y Rose en sus dos épocas, y finalmente les llevará a unirse en el mismo tiempo, “The Museum Beckons”, como tema del Museo y del laberinto vital de los protagonistas,
“Dioramas”, con una sensacional orquestación para las escenas en la sección del edificio dedicada a estos.
“Wolves” con su inquietante desarrollo, o “Museum Pursuits” con el arpa y la percusión brillante dirigiendo las evoluciones de Rose y Ben en dos tiempos por el recinto.
La tercera aproximación es la unión paulatina de las dos historias, partiendo de la partitura de las dos partes se creará una nueva, “The Meteorite”, el tema de los dos protagonistas y la toma de conciencia, con desarrollos melódicos que nos hacen ahora entender los que los preceden, y consiguen que una vez nuestra mente haga click click, entendamos el porqué se nos contaba la historia de esa manera. Entonces encontraremos la definición final del tema de Rose, en solitario y separado, “Rose in the Cabinet of Wonders”, atentos a partir del 01:10 para descubrir el sentido de la maravilla made in Burwell, y la entrada de la guitarra clásica pautada por la vibrante y original orquestación de la percusión,
y del tema de Ben en solitario, “Home with Walter”, con una pimpante melodía llevando el ritmo mientras el glockenspiel conduce el in crescendo de la pieza hasta la emotividad genuina y el descubrimiento de la verdad.
Y en una parte final que es pura emoción, Burwell nos lleve en volandas a la carne de gallina ante la belleza de las variadísimas y brillantes orquestaciones, y en un final en el que descubrimos qué fue de Rose y cuál fue su relación con la familia de Ben, asistimos a su encuentro definitivo y al descubrimiento de cómo esta encontró el sentido y el propósito a su vida, “The Story of Rose”, con la orquesta guiada por la percusión y la melodía de la niña, ahora una anciana, desplegándose por fin al completo, y el maravilloso “The City and the Stars”, donde un pulso grave punteado por piano, guitarra y sección de cuerdas al completo nos lleva al sensacional último minuto de la composición, y a la reunión final de Ben y Rose, al instante en que conoceremos la maqueta y asistamos al entendimiento y aceptación de su propia historia y orígenes de los protagonistas, y sentiremos cómo las lágrimas surcan nuestras mejillas cuando la magia se despliegue ante el espectador y la maqueta se ilumine y el significado de una vida, y su legado se abran ante nosotros.
Cómo Nueva York forjó una unión que dio sentido a dos vidas, y cómo de aquí se creará una nuevo meandro en el rio de la vida, que supondrá la aceptación, el entendimiento y el amor entre dos seres, que estaban destinados a que el museo de las maravillas, Wonderstruck, los uniera.
No hay comentarios