1. Kanas River (1:13)
2. Jax (1:44)
3. Robbed Blind (1:14)
4. 11 Months 19 Days (2:17)
5. Gunmetal Clatter (1:59)
6. April 28 (1:59)
7. Good Soldier (1:12)
8. I Can Still Taste His Blood (2:52)
9. Water Bird (1:08)
10. Come To Bed (1:58)
11. Doster Screams (1:05)
12. Dog Fight Molly (2:41)
13. You Have To Go Away (2:36)
14. Rain Little Solo (2:46)
15. 1135 Troost (1:32)
16. Take What Comes (1:06)
17. Dead Girl Road (2:36)
18. None Of This Would Have Happened (1:08)
19. Dog Tag (Ending) (2:23)
«Gunmetal Clatter»
«I Can Still Taste His Blood»
«Dog Tag»
La efectividad del planteamiento de Newman para ofrecer una música moderna y actual, y a la vez dramática y oscura, pero con la que sigue demostrado su toque para, con breves detalles instrumentales, dejar entrar la luz.
El carácter oscuro y muy ambiental que transmite la música, sin ningún tipo de referente temático y con sólo breves toques melódicos y emocionales. Evidentemente, es lo que la historia necesita, pero que no lo pone fácil a la hora de disfrutar de su música.
La genial capacidad de Newman para hacer brillar una luz en la oscuridad. Y además, conseguirlo con prácticamente muy pocos elementos, con momentos brillantes con el sonido habitual de su guitarra y piano en piezas como “Gunmetal Clatter”.
BSOSpirit opina
Nota media: 6,78
Ángel Aylagas (6), Josep Manel Blanch (8), Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (6), Juan Ramón Hernández (7), Antonio Miranda (6), Jordi Montaner (8), David Sáiz (6)
El machacón ambiente de la guerra resuena en tu cabeza
Otro de las habituales temáticas recurrentes del cine americano es la bélica. Y dentro de dicha temática hay una bastante dramática e importante que se ha venido desarrollando desde siempre, como es la de las dificultades para la reincorporación de los soldados a la vida civil. Es evidente que una guerra es una experiencia traumática e impactante para cualquiera de los que son parte de ella. Es un suceso cuya incomprensión debería ser evidente para cualquiera, simplemente al observar cómo no hay nadie que no resulte afectado por la misma. Con todas las misiones que los jóvenes soldados han estado realizando en tierras y ambientes extraños, existe material más que de sobra para realizar una historia dramática de dichas consecuencias. Sólo con pensar la cantidad de vida y experiencias que les queda a esas personas por delante, pero que sin embargo se encuentran marcadas por estos hechos.
Historias de este tipo encontramos muchas en el cine de Hollywood, y dramas basados en estas consecuencias tambien. En esta ocasión, Thank You for Your Service aprovecha la premisa para acercar la mirada a un nuevo grupo de jóvenes que han retornado tras sus servicios en Irak, mientras somos testigos de sus esfuerzos por adaptarse a una vida civil, algo que no suele ser fácil, con una multitud de recuerdos dramáticos que han dejado toda una serie de cicatrices físicas y mentales, a los que se añaden la sensación de pérdida de una familia de compañeros, y la incomprensión y burocracia de un sistema que nunca parece recordar su sacrificio.
Basada en la novela de David Finkel, la película se ha convertido en el debut como director de su guionista, Jason Hall, tras el gran éxito y reconocimiento que le supuso su anterior trabajo, American Sniper. Una vez superado un inicial interés de Steven Spielberg en el proyecto, él mismo tomó las riendas de la película, involucrando a Thomas Newman (no sé si por esa posible influencia spielbergiana) como responsable de su música.
Otra cosa no, pero de experiencia en componer para dramas bélicos Newman va bastante más que sobrado. A través de títulos como Brothers, Jarhead o The War, Newman ha encontrado muchas maneras de meternos en la mente de estos soldados que regresan del frente, y habitualmente recurriendo a la parte más experimental de su habitual estilo compositivo. Esta vez recurre una vez más a la electrónica y su paleta más atmosférica, todo ello para intentar recrear un tapiz sonoro que consiga mantenernos siempre en ese extraño terreno por el que pisan sus protagonistas, un extraño mundo que se encuentra situado entre la tensión y oscuridad personal de sus vivencia, y los momentos más evocadores y humanos que intentan recuperar. En ese sentido, la música desarrolla un tono tremendamente ambiental y bastante dramático que no resulta fácil poder disfrutar en su escucha aislada. Sin embargo, no lo hace de manera excesivamente agresiva y experimental.
Es evidente que, por el propio desarrollo de la película, es necesario proporcionar un carácter inquietante y oscuro, ya que los recuerdos y vivencias que han traído del frente las han dejado una huella imborrable. Y en ese sentido, la música es funcionalmente impecable, consiguiendo en momentos proporcionar una carga importante de tensión y dramatismo, especialmente en lo que se refiere a esos recuerdos de las peores experiencias sufridas. Es en estos momentos donde nos vamos a encontrar con el Newman más ambiental y electrónico, con piezas muy dramáticas como “11 Months 19 Days”, “April 28” o “I Can Still Taste His Blood”. Las piezas no son exageradamente agresivas, pero sí muy dramáticas. En ellas Newman suele aprovechar una base ambiental electrónica sobre la que va construyendo texturas que la sobrecargan de tensión. En ocasiones con distorsiones electrónicas, otras con mayor intensidad en las cuerdas, pero nunca recurriendo a la percusión ni a ningún tipo de ritmo que pueda ser recargado o con tono militar. Por ello la música siempre da una sensación etérea y evocadora, independientemente del tono que quiera conseguir en cada momento. Sí que es verdad en algún momento puntual la música no pasa de ser puramente ambiental, como en la inicial “Kansas River” o “Doster Screams”. Pero afortunadamente no es lo habitual, sino que siempre pretende cargar de algo más de intención a la música.
El propio desarrollo de la historia, especialmente en lo referente a los recuerdos dramáticos de la guerra, tanto como a los enfrentamientos con la burocracia y realidad sociales, hace que la música tenga un tinte bastante dramático y serio en su mayor parte. Especialmente en lo que atañe al suceso más importante que se desarrolló durante su servicio. El suceso se encuentra acompañado por los momentos más agresivos y oscuros de la partitura en “Take What Comes”, “Dead Girl Road” y “None Of This Would Have Happened”, que es hacia lo que nos han ido conduciendo los previos elementos y piezas ambientales de la banda sonora. Pero los mismos se encuentran rodeados por otros momentos en los que Newman parece intentar incluir elementos de cierta humanidad y emoción, que van salpicando la atmósfera que quiere crear la partitura. Estos momentos son habitualmente bastante serios y cargados de cierta tristeza como “Robbed Blind” o “Good Soldiers”. Momentos en los que parece que los recuerdos se transforman en reflexiones sobre lo vivido y sus consecuencias. En ellos podemos escuchar el ya clásico sonido de piano, tanto acústico como electrónico, que es ya parte de su sello personal, un elemento que le proporciona ese cierto tono humano a la música.
Tanto la presencia de ese piano como la presencia de la guitarra eléctrica, interpretados por sus colaboradores habituales Georges Doering y John Weasley, son los enganches que utiliza Newman para anclarnos a la realidad humana de sus protagonistas. A veces de manera muy dramática como en “Come to Bed”, “You Have to Go Away” o “Rain Little Solo”, y sin dejar nunca de lado los tonos más electrónicos y oscuros. Pero en ocasiones proporcionando cierto brillo y tono algo más vital y brillante, como en “Jax”, “Water Bird”, “Dog Tag” o la estupenda “Gunmetal Clatter”. Estos son los momentos que probablemente se conviertan en lo más atractivos e interesantes de la banda sonora para los aficionados, especialmente por la capacidad que ya conocemos en Newman de aportar emoción con breves pinceladas en partituras de corte tan oscuro y ambiental como esta.
En conjunto, es una banda sonora muy homogénea. Muy funcional y efectiva, con su ya conocido sonido que combina muy bien los elementos clásicos con los más electrónicos. Pero se ve favorecida por no ser excesivamente agresiva ni experimental, así como por la ajustada duración de la misma. Es un sonido que refleja claramente las atribuladas mentes de unos soldados incapaces de dejar atrás sus experiencias, pero que intentan superarlas y poder vivir con ellas, sin que terminen destruyendo su vida personal y las de sus seres queridos. Se trata de un proceso duro y complejo que la música de Newman intenta reflejar para ayudarnos a introducirnos en su cabeza. Pero un lugar donde la tensión y el miedo, continúan conviviendo junto a lo que el resto consideramos una vida normal, aunque donde se echa en falta tal vez una conclusión más definitiva. Esa labor termina en manos de una clásica colaboración de Bruce Springsteen con “Freedom Cadence”, un tema nuevo, desgraciadamente no incluido en la banda sonora, que mantiene el mismo tono serio y grave que buena parte de la música.
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