En 2015 Hiromasa Yonebayashi, una de las jóvenes promesas que auguraban futuro para Studio Ghibli, anunciaba su adiós a los famosos estudios de animación tras haber firmado dos excelentes largometrajes (aunque con desiguales resultados en taquilla) como Arrietty y el mundo de los diminutos y When Marnie Was There. A este varapalo para los míticos estudios fundados por el recientemente fallecido Isao Takahata junto a Toshio Suzuki y Hayao Miyazaki se le sumó unos meses después la marcha de otro de los nombres más importantes en los últimos años en la empresa nipona, Yoshiaki Nishimura, productor entre otras del film nominado al Oscar El cuento de la Princesa Kaguya, quien tras anunciar su marcha igualmente daba la noticia de la fundación de su propio estudio: Studio Ponoc. Tras estas noticias, no pasaría ni medio año cuando a principio de 2016 Nishimura anunció el primer largometraje realizado por su estudio: Mary and the Witch’s Flower, cuya dirección correría a cargo de… efectivamente, Hiromasa Yonebayashi.
Basada en la novela juvenil The Little Broomstick, escrita por la británica Mary Stewart, la película nos pone en la piel de Mary, una niña que vive en el campo llevando una vida muy monótona. Un día esa monotonía se ve alterada cuando la pequeña sigue a un gato hasta una zona boscosa en la cual descubre una vieja escoba y unas misteriosas flores. Dichos descubrimientos le harán llegar al misterioso Endor College, una escuela de magia dirigida por una bruja secundada por un extraño científico cuyas intenciones pondrán en peligro la vida de Mary y sus seres queridos.
Con esta trama, Yonebayashi firma una película que es totalmente deudora de todo lo que ha hecho anteriormente junto a Miyazaki y compañía. Una cinta en la que los diseños de personajes nos recuerdan y claramente son guiños a otros realizados en Ghibli, sirvan como ejemplos el Dr. Dee, que está claramente inspirado en el personaje de Kamaji de Spirited Away, así como esa llama que habla que nos hace pensar automáticamente en el Calcifer de Howl’s Moving Castle, amén de esa niña bruja con gato y escoba que irremediablemente nos lleva a pensar en Kiki y su inseparable Jiji en Kiki’s Delivery Service, o ver a Mary cabalgando sobre un venado tal como hacía Ashitaka en La Princesa Mononoke.
Asimismo en el film vemos también otra constante en las películas de los estudios padres de Totoro: un personaje femenino valiente e ingenioso como protagonista de la aventura así como su contrapartida femenina adulta en el bando opuesto. Cómo no, las magníficas animaciones, los colores pastel y bellísimos paisajes de acuarela, así como la imaginería que rodea el mundo mágico, son también herederas directas de tantas y tantas cosas mostradas por Miyazaki en la mayoría de sus films. Todo ello para que Yonebayashi nos ofrezca una película para todos los públicos, muy bien dirigida y que sin lugar a dudas se disfruta, pero que no alcanza un nivel para pensar que hemos asistido a una historia que nos quede en la memoria y nos deje poso. Pero oye…, ya quisieran muchos estudios tener un debut de este calibre y las tablas que ya tienen sus realizadores para acometer los siguientes proyectos que a buen seguro seguirán dejándonos muy buen sabor de boca e incluso historias que perduren en el tiempo como tantas de las firmadas por Studio Ghibli.
En lo que a mí respecta, Studio Ponoc tiene todas mis bendiciones tras este debut. Además, gracias a Selecta Vision, en octubre de este 2018 podremos disfrutar de esta película en nuestro país con lo que todo fan de la buena animación nipona no debería perder la oportunidad de verla para sacar sus propias conclusiones.
La música de Mary and The Witch’s Flower
Si las cosas funcionan no hay por qué cambiarlas. Esto es lo que sin duda ha pensado Yonebayashi tras la gran música que hubo tras las imágenes de su anterior trabajo, When Marnie Was There, firmada por Takatsugu Muramatsu, así que nuevamente director y compositor han vuelto a unir sus caminos en la que se aventura una colaboración que se repetirá en otros proyectos futuros.
Para esta historia, Muramatsu acomete un trabajo orquestal que tiene como pieza clave y pilar de la música la utilización del dulcimer, un instrumento de cuerda percutida que será el encargado de representar toda la magia que rodea a la historia de la joven bruja.
El score abre con “Mary’s Theme”, tema asociado a la pequeña que en este primer track es interpretado de modo elegante y clásico con toda la orquesta para mostrar tanto las señas de identidad de Mary como el bucólico lugar donde vive, rodeada de paz y naturaleza. Con distintas variaciones será protagonista dicho corte en temas como “Mary Helps Out”, bajo los acordes del piano secundado por el dulcimer, la celesta, bodram y flauta acompañando a una de las primeras salidas de la casa de la protagonista, enlazando con su primera incursión en el bosque mientras persigue al misterioso gato que más tarde será su compañero mientras suena “The Forest Tempts”.
Más adelante volveremos a escuchar este main theme en “Mary Decides”, donde el tono oscilara entre el suspense y la aventura, siendo el glockenspiel junto al dulcimer los instrumentos puntales de este corte, creando una atmósfera acertadísima en el desarrollo de la secuencia, siendo una última vez cuando lo escuchemos en “Rainbow of Magic”, corte en el que vuelve a lucir en todo su esplendor orquestal para dar broche a la historia.
Son sin duda alguna los temas relacionados con lo mágico y el Endor College los que más brillan en la partitura y esto lo podemos comprobar desde el primer corte en el que hace aparición el dulcimer, “The «Fly-by-Night», el cual nos muestra el por qué llegaron tanto las flores mágicas como la escoba de bruja a la tierra de los humanos y quedaron allí olvidadas hasta que sean descubiertas por Mary. Una trepidante escena de acción en la que el compositor ya despliega todo su “mágico” repertorio musical para fusionarse con la imaginería creada por Yonebayashi para la película.
El despliegue de esa magia musical comienza con los temas “The Broom Breathes” y “First Flight”, ambos asociados al descubrimiento de la escoba voladora por parte de Mary, quien tras haber encontrado las flores, sin ser consciente de ello despierta un poder ancestral que la llevará a lomos de la peculiar montura hasta el mundo mágico donde se levanta el peculiar colegio que es presentado con el tema “Endor College”, donde la celesta es la encargada de representar ese desconocido mundo a los ojos de la joven protagonista. Dicho tema se complementa con “Introducing the College”, siendo el dulcimer y el fagot los que acompañan de forma divertida al comienzo el cómo Madame Mumblechook va mostrando las dependencias del colegio a una asombrada a la par que divertida Mary para más adelante la música volverse más solemne bajo el sonido de la percusión, vientos y cuerdas conforme se muestran más y más aulas, cerrando el tema nuevamente de forma muy divertida al igual que el final de la secuencia.
La presentación del Dr. Dee también tiene un tema muy reseñable, “Magic Science”, en el cual la música va in crescendo bajo las notas del dulcimer y el fagot entre otros, también de forma muy amena para representar las extravagancias del peculiar profesor así como mostrar cierto grado de locura que hay en él. Igualmente en el siguiente tema, “A Strange Flower”, el sonido del fagot acompañando los pasos de Madame Mumblechook ya nos previene de que la afabilidad de la bruja oculta algo más oscuro que amenaza a Mary.
Uno de los temas más destacables de la banda sonora y donde queda patente el gran compositor que es Muramatsu lo encontramos en “Master Spells”, donde durante más de seis minutos todos los recursos orquestales a su alcance los pone al servicio de una de las partes más importantes de la película, donde la acción y suspense así como el drama y la aventura hacen brillar en especial a la sección de cuerdas, el piano y el dulcimer mientras los protagonistas de ambos bandos están inmersos en una persecución que puede cambiar el devenir de la historia, la cual alcanza su cénit y resolución acompañada de los cortes “The House Where Time Stopped”, “The «Fly-by-Night (2)”, “The Last Powers” y “Let’s Go Home, Together”, de los cuales el segundo y el último brillan especialmente por la belleza que alcanza la música junto a la narrativa de la historia y sus imágenes, nuevamente con el dulcimer brillando por encima de cualquier otro instrumento para llevar a buen puerto la mágica aventura vivida por Mary y Peter.
Cierra la banda sonora la canción “Rain”, interpretada por la banda Sekari no Owari, un bonito tema que sirve para acompañar a los títulos de crédito del film.
En resumidas cuentas estamos ante un muy buen trabajo de un compositor que no se prodiga tanto como a mí me gustaría en la composición de bandas sonoras. Un score que muestra su gran talento y lo bien que entiende lo que necesitan este tipo de historias. Ojalá Studio Ponoc vuelva a la carga pronto con un nuevo film para que disfrutemos de su gran hacer musicalmente hablando. De momento, aunque película y banda sonora datan de 2017, será como he dicho al principio que en octubre de este año podamos visionarla en nuestro país. Una buena oportunidad de disfrutar de ambas cosas y descubrir a un gran compositor quienes no lo conozcáis. |
No hay comentarios