Al margen de gran éxito literario, la trilogía Millennium, escrita por el fallecido Stieg Larsson, tuvo sus correspondientes adaptaciones homónimas: Los hombres que no amaban a las mujeres (2009), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2009) y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2009), todas ellas protagonizadas por una estupenda Noomi Rapace como la hacker Lisbeth Salander, y Michael Nyqvist en el rol del periodista Mikael Blomkvist. Tras ser dicha trilogía reconocida a nivel internacional, así como premiada, la historia de Salander conoció un remake dirigido por David Fincher en 2011 que pretendía ser el inicio de una nueva franquicia protagonizada por Rooney Mara y Daniel Craig en los papeles principales.
Concebida como una serie de diez novelas y tras el fallecimiento de Stieg Larsson, la editorial Norstedts förlag encomendó continuar Millennium al autor y periodista especializado en crimen David Lagercrantz, quien hasta hoy ha publicado dos novelas más de la famosa saga literaria y cuya adaptación cinematográfica de la primera de ellas, The Girl in the Spider’s Web, es la que nos presenta el uruguayo Fede Álvarez tras sus estupendas No respires y Evil Dead
En esta nueva entrega tenemos también nuevos Salander y Blomkvist, interpretados por Claire Foy y Sverrir Gudnason, que es poco más que un personaje secundario en esta historia, y aunque en ella se siguen tratando temas ya vistos en las anteriores películas, aquí veremos cómo se ahonda en el pasado trágico y doloroso de Salander, que vuelve a ella de una forma inesperada.
Es una película de la que Foy se adueña con una actuación en la que el realizador uruguayo presenta a una Lisbeth que bien podría haber salido de una película del actual James Bond (hay una par de escenas que recuerdan y mucho a Skyfall y Casino Royale), incluidos vestuario, adversarios megalómanos, coches espectaculares, persecuciones, etc., dejando, por lo menos al que escribe, con la sensación de que poco queda del fantástico personaje creado por Larsson en sus novelas.
Lo que sí hace Álvarez, como gran cineasta que es, es dar al público una película con una factura técnica impecable, con escenas espectacularmente rodadas que hacen la película muy llevadera, aunque en alguna parte del camino, como he dicho anteriormente, se haya perdido la esencia de la trilogía original, lo que no quita que la película sea más que disfrutable para la mayoría del público.
Música al servicio del personaje
Vuelve nuestro Roque Baños a poner su talento a una película dirigida por el director uruguayo (ya van tres de tres) y en esta ocasión el trabajo del jumillano es muy explícito en cuanto a querer retratar y mostrar quién es Lisbeth Salander, tanto en su determinación como en la fragilidad que hay tras esa apariencia de mujer dura y a vueltas de todo, al igual que la tragedia que la rodea desde pequeña.
Y todo eso queda más que patente desde el primer corte de la banda sonora: “Prologue – Lisbeth’s Childhood”, en el que un prometedor comienzo de la historia, mostrándonos un momento del pasado de la protagonista junto a su padre, en el que la música de Baños ya nos muestra tanto el drama que acompaña a Lisbeth desde su niñez, la personalidad que ha forjado su vida llevándola a ser esa justiciera tan particular, así como su habilidad como hacker. Hecho este último que queda de manifiesto con la utilización de recursos electrónicos. Igualmente este primer track nos introduce el tema dedicado a Camilla, la hermana de la protagonista, que expresa la desesperanza, incredulidad y tristeza que lo acontecido deja en ella.
El tema de Lisbeth no tarda mucho más en aparecer, pues es a continuación, mientras vemos unos estupendos títulos de crédito muy trabajados que nos llevan a la actualidad con el tema “Main Title – The Bird of a Dragon”, con los que el compositor, con ese sello tan característico que tiene para cuerdas y piano, nos lleva hasta la mujer del dragón tatuado en su espalda, incidiendo en su fortaleza y determinación actuales, sin olvidar su debilidad ante el pasado. Puntos en común que quedan de manifiesto en muchos más temas de la banda sonora tales como “Lisbeth’s Lair”, “Tatoo Looking Glass”, “Lisbeth Goes In”, “Firefall Answer” o “Burning the Past”, por citar algunos. Cada uno de ellos con características distintas y todos magníficamente construidos para dar fuerza a la historia de Lisbeth.
El último track mencionado es también contenedor del tema de Camilla a modo de cierre de la historia de las dos hermanas. Un tema, el asociado a la melliza de Lisbeth, que también aparecerá en cortes como “Elevator’s Meeting”, “You Have a Sister o “You Can’t Blame Me” para dar la réplica al tema principal de la historia, así como acompañar, evidentemente, las escenas en que la hermana de Salander aparece, así como sus actos.
Otras dos vertientes musicales a destacar del trabajo de Baños son, por un lado, la electrónica para mostrar ese mundo de hackers y ciberataques que el compositor va dejando aquí y allá en distintos temas y, cómo no, los grandes momentos de acción con los que acompaña determinadas escenas, entre los que destacan sobremanera “Motorcycle Chase”, con un uso descomunal de las cuerdas, metales y percusión; el asfixiante, en su tramo final, “Masks Fight” y, cómo no, “Remote Fire”, otro temazo con la denominación de origen Baños que es una auténtica gozada poder apreciarlo en la película.
No queda más que añadir. Baños vuelve a erigirse con este trabajo como uno de los compositores actuales más destacados y más fieles a su forma de entender la música para el audiovisual. Sin duda, el tándem que forma junto a Álvarez es uno de los mejores del panorama cinematográfico actual y solo nos queda desear que esto perdure por muuuuuucho tiempo. Empezando por ese próximo proyecto que anunció recientemente el director uruguayo: una nueva película que aborda el mundo de “Dentro del laberinto”, esa maravilla de la factoría Henson que fue protagonizada por el gran David Bowie y una jovencita Jennifer Connelly. |
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