Una oscura sombra se ha cernido sobre nuestras cabezas en estas últimas fechas cual ojo de Sauron desde Mordor amenazando nuestra integridad. Una sombra que en forma de un preocupante virus ha puesto a toda la población mundial en jaque, temerosa, llena de incertidumbres y, por qué no decirlo, en un estado de histeria colectiva que solo habíamos llegado a ver o leer en películas, series, cómics y libros de corte apocalíptico que, evidentemente, siempre habían sido ciencia ficción para nosotros.
Pues bien, a día de hoy, la situación por inimaginable que fuera para todos, ha llegado hasta nosotros y solo se nos está pidiendo una cosa, que nos confinemos en nuestros hogares en la medida de lo posible que nos permita nuestra situación laboral más los desplazamientos básicos para ir a los sitios autorizados si no queda más remedio; que respetemos unas normas muy básicas y sencillas de higiene y, que nos comportemos como personas y no como hordas de orcos o uruk-hai cuando accedamos a supermercados y similares.
Este confinamiento por, de momento dos semanas, tiene que concienciarnos de que es por un bien común y que con ello estamos teniendo un papel muy importante. No somos los grandes héroes de esta historia que está escribiéndose en este momento ya que, siguiendo el símil de la obra de Tolkien, los Aragorn, Boromir, Legolas, Gimli, Eomer, Arwen o Eowyn de esta lucha son toda la gente que trabajan a reventar en nuestra sanidad, fuerzas del orden, personal de supermercados, transportistas, etc, etc. Pero sí podemos como comunidad, una mucho más grande y poderosa que la que aparece en la trilogía del anillo, enfrentar este mal con pequeños gestos y acciones que ya conocemos para no poner en peligro a las personas que más nos importan y a las más débiles frente a este enemigo común.
Estar confinados y alejados de nuestra vida normal no significa que bajemos los brazos, estemos decaídos, y para eso todo el entretenimiento que tenemos a nuestro alcance en el hogar es de vital importancia. Si ya para nuestros abuelos y bisabuelos un simple aparato de radio fue una luz en la que sostenerse en una situación tan cruenta como una guerra de años cómo demonios vamos a justificar que nuestra comunidad quede aletargada e inerte por unas semanas en sus hogares con el ramillete tan grande de opciones que tenemos en nuestros hogares: plataformas televisivas, videojuegos, juegos de mesa para jugar con la familia, música y, por encima de todo en esta categoría; música de cine, televisión, animación, videjuegos. Una música que nos desconecta por completo de todo pesar y nos transporta a otros mundos. ¿Quién, tras cerrar los ojos, no pisa verdes praderas y ve cómo se le eleva el ánimo escuchando la hermosa música compuesta por Howard Shore para describir La Comarca? ¿Quién puede negar ser transportado a un mundo etéreo y fascinante tras ajustarse el volumen para escuchar la maravilla musical que compuso el canadiense para mostrarnos el mundo de las razas de los elfos? Que levante la mano quien no sienta una descarga de energía y se le pongan los pelos como escarpias al escuchar el tema de La Comunidad del Anillo… yo creo que nadie de los que estáis leyendo este texto no sienta estas cosas. Es el poder de nuestra música, la compuesta para el medio audiovisual, la que tantas alegrías nos ha dado y nos seguirá dando, la que creo firmemente que nos servirá como uno de nuestros grandes sustentos emocionales en esta invisible lucha que tenemos los que nos quedamos en casa como parte de ella… No será al tercer día, como le dijo Gandalf a Aragorn, cuando alcemos la vista y veamos nuestra salvación en este atisbo de Abismo de Helm en el que estamos parapetados ahora mismo. Pero tened por seguro que, haciendo las cosas como debemos, luchando como ya sabemos que tenemos que hacerlo, esa luz blanca y cegadora llegará para derrotar por fin a este enemigo.
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