Dos premisas arriesgadas, que no mal fundadas: la “resplandeciente” banda sonora de Wendy Carlos para The Shining (1980) es una obra maestra entre las músicas de películas de terror. Alessandro Antonaci rescata (o rinde homenaje) a la esquizofrenia de Kubrick en su adaptación del texto de Stephen King.
La música de Karma tiene un poco de mucho, pero es estrictamente fiel a la naturaleza de las escenas. Acreditado junto al propio Antonaci y Andrea Dentico como responsable de las músicas de Karma, Kristian Sensini se inspira en Carlos para conseguir una partitura efectista y sucinta al clima y el ritmo (poco convencionales) de la película.
Carlos partía en The Shining de una pieza clásica totémica, el “Totentanz” de Franz Liszt. En Karma, esta base clásica parte de la habanera célebre de Carmen, «L’amour est un oiseau rebelle”, que Georges Bizet incluyó en su ópera escrita en 1875 y que, con posterioridad, reconoció que había plagiado de una canción titulada “El arreglito”, de la que es autor el navarro Sebastián Iradier… Puede que se trate de la habanera más famosa de todos los tiempos y, para más inri, es la pieza más emblemática de la ópera Carmen.
El escenario de Karma no son las Montañas Rocosas, sino un chalé en las afueras de Metz, cerca de Luxemburgo: Forêt Avril. Los protagonistas no son un matrimonio joven con hijo, sino una pandilla de jóvenes italianos muy modernos, desinhibidos, algo dados a los juegos equívocos, a beber y a fumar… El viejo chalé tiene, encerrado en el clásico baúl de un altillo siniestro un álbum de fotos con la historia desgarradora de un parricidio (que acabó en masacre) ocurrido allí mismo hace unos años y todavía sin resolver. De pronto, nadie de los cinco protagonistas es en realidad quien dice ser y todo se complica con sádicos apuñalamientos de por medio.
Si Antonaci trata de reivindicar el contraste psicológico de luces y sombras, de perspectivas abiertas y cerradas, laberínticas, que Kubrick postuló en The Shining, Sensini no se limita a despachar los requerimientos escénicos con estrofas atonales de Ligeti, Bartók o Penderecki. Pianista y flautista avezado en la composición de partituras para animación, documentales y piezas dramáticas, Sensini profundiza en sus conocimientos clásicos y de jazz para crear el mismo efecto impecable de Carlos en The Shining, pero con mucha mayor libertad creativa. Ganador del Global Music Award del 2013 a la mejor banda sonora de terror con su partitura para Hyde’s Secret Nightmare, este compositor sabe sacar punta al silencio y los efectos auditivos claustrofóbicos para conseguir el mejor empeño de la música de terror: preparar para el gran susto, la sorpresa terrible que puede producirse en cualquier momento…
Se trata de un músico muy joven y con pocos títulos en su haber; sin embargo, ha tomado parte en talleres de composición junto a los verdaderos “dioses” del género: Ennio Morricone, Michael Giacchino, Dave Grusin, Howard Shore, Alan Silvestri o Chistopher Lennertz. Lleva años formándose en centros de Italia, Austria y Estados Unidos. En Karma, Sensini pone en solfa las impresiones abstractas del director de fotografía Federico Alotto y despliega una gama musical muy versátil, con momentos pastorales en vistas aéreas y exteriores de gran atractivo turístico, junto a detalles de una oscuridad casi total, cimentando el escalofrío de que cuanto puede ocurrir es siempre peor que cuanto ocurre en apariencia. Los cambios de ritmo son muy frecuentes, a menudo súbitos, impactantes. La tensión sigue un desarrollo lento a la par que espasmódico, difícil de musicar. Sensini aporta su “resplandor” particular a la película con un esfuerzo creativo notable.
LO MEJOR: El terror psíquico, sin efectos especiales ni trucos de ordenador, da mucha cancha a la música y los efectos de sonido.
LO PEOR: Sensini ensaya varias instrumentaciones en las escenas más oscuras sin afianzar ningún tema. La banda sonora adolece de uniformidad de estilo.
EL MOMENTO: Las filmaciones exteriores en contrapicado (muy al estilo del arranque de The Shining) se apoyan en una música enigmática de corte muy clásico.
|
No hay comentarios