Con Juan Antonio Bayona nos une en BSOSpirit una gran amistad desde que fuera uno de los invitados de honor del Festival Internacional de Música de Cine «Ciudad de Úbeda» años ha, donde coincidiera con dos de los compositores que le han acompañado durante su carrera, Fernando Velázquez, con el que ya llevaba años colaborando y ha trabajado a lo largo de toda su obra, y Michael Giacchino, que ha sido el compositor de su último film, Jurassic World: Fallen Kingdom, y a quien precisamente conoció en el citado festival.
Y de ambos, de cómo conoció a Fernando por mediación de otro amigo, Koldo Serra, para trabajar ya en uno de su cortos, el mítico entre los fans El Hombre Esponja, y de Michael, sin olvidarnos del proyecto televisivo Penny Dreadful, que le unió con Abel Korzeniowski, gracias a, sorpréndanse, Eva Green, que fue su mayor valedora y quien convenció a John Logan, creador del show para contratarlo, ya que ella era una fan irredenta, es de lo que el bueno de “J.”, como todos le conocemos, nos contó en esta entrevista en exclusiva para BSOSpirit, en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao, horas antes de recibir el Premio FANT Estrella del Fantástico 2019 en el Auditorio del Museo Guggenheim.
J. nos cuenta cómo se quedó asombrado desde el inicio con Fernando Velázquez, quien ya por entonces llevaba un buen bagaje componiendo las partituras de multitud de cortos, y quien tocaba el chelo y dirigía la orquesta en sus obras. Todo ello convenció al director para contar con él y establecer el inicio de esta relación profesional y de amistad que llega hasta nuestros días. De El Hombre Esponja nos habla con admiración en la voz, del toque sinfónico maravilloso con el que el compositor dotó a su creación, ese toque a la americana, muy Amblin, entre Alan Silvestri en la energía y John Williams en el lirismo, con un matiz de ingenuidad e inocencia realmente hermoso. Se trata desde luego de un trabajo que provocó que muchos aficionados conociéramos a Fernando en su día y nos enamoráramos de su música.
Le comentamos a Juan Antonio que si algo percibimos en sus colaboraciones juntos es que sabe darle a Fernando en su cine espacio para que narre el film, algo que no todos los directores hacen o son capaces de hacer, y le comentamos una anécdota del concierto de su obra que hace unos meses dio el músico en Pamplona, donde comentó que el tema central de Un monstruo viene a verme se basa o tiene su origen en el de El Hombre Esponja, y que sin saberlo, cuando ganó el Goya por el film nunca supo hasta ese instante que lo había ganado veinte años antes ya, al crear la música del corto. A lo que J. con una sonora carcajada asiente complacido, para comentarnos que siempre con Fernando tiene una metodología de buscar lo primero una melodía que comunique sin palabras el mensaje que la película desea hacer llegar, y a partir de ahí crear la composición en su conjunto.
El plantar las semillas y dejar que estas crezcan en el espectador es lo bonito del proceso, es algo que el público aprende durante la historia, es una experiencia participativa de interacción director/historia/compositor audiencia. Bayona admira que así es exactamente como trabajaban dos titanes del cine como François Truffaut y Georges Delerue, y en verdad, si tienes que seguir a alguien, sigue a los grandes. En Lo imposible por ejemplo, lo necesario era reflejar la impotencia, la frustración de algo que es más grande que uno mismo, que no puedes controlar, que se te escapa, que te aplasta, y en Un monstruo viene a verme, en cambio, la enfermedad en contraste con la experiencia extrema pero corta, de unas 72 horas, era un proceso largo, pasando de unas emociones muy grandes a unas muy pequeñas, sin término medio, reflejando esto en la música.
Para El orfanato, el subtexto y la capacidad de comunicar emociones más allá de las palabras es lo que Fernando tuvo como consigna (con Delerue como referencia por idea del director), para Lo imposible, que las emociones llevaran la historia hasta el desborde final del abrazo de la familia donde las cuerdas estallaban con el impresionante desarrollo del tema principal. Los estallidos de emoción de encontrar supervivientes en la tragedia, Bayona quería que se reflejara en la partitura a modo de catarsis emocional dentro de la desdicha. El perder el miedo en el cine a dejar que la gente se emocione, es algo en lo que sin duda, Bayona y Velázquez son auténticos maestros, pero no buscando que las audiencias se emocionen per se, sino que el público empatice con la historia
J. deja a Fernando, independientemente de cada proyecto, libertad total para desarrollar en los títulos de crédito finales de los films, una experiencia que se está perdiendo en el cine reciente, la capacidad de culminar un score en forma de suite temática con las ideas que él ha extraído de la visión del film, y que el cine de Bayona aún conserva, muy inteligentemente gracias a Fernando y Michael Giacchino, del que J. nos ofrece una visión desde dentro de su proceso creativo.
Michael visiona el film sin música, junto el director, y tras conversar sobre el film y recibir el input que necesita, compone una suite temática del score durante los siguientes días o semanas. Bayona nos asevera entusiasta que Michael es un narrador extraordinario, algo que coincidimos en pensar nosotros también, y le agradece al músico su capacidad de darse cuenta, incluso más que los cineastas, de que la música en esta ocasión debería abrazar una oscuridad y un drama mayor en esta nueva aventura, lo que le dio al score una pátina diferente a su trabajo previo para la saga. Que el aspecto gótico del relato en su segunda mitad era la clave, aunque ello fuera en contra de las expectativas del público. Bayona sentía que era un riesgo, pero acertado totalmente y apoyó al compositor en su decisión, frente al estudio, él comprendió el filme que Bayona había entregado a la perfección (es que podría haber sido la música para Drácula le dijo a Michael, que se reía, en las recording sessions tras escuchar los primeros takes, rememora jocoso).
Para cerrar la entrevista hablamos de Penny Dreadful y cómo el trabajo de J. fue mano a mano con John Logan para establecer el universo visual de la serie. Bayona deseaba a Giacchino desde los tiempos que le había conocido en Úbeda, pero esta vez no se dieron las cosas, y como habíamos adelantado, por mediación directa de Eva Green, Abel Korzeniowski convenció al showrunner y se ganó el puesto. J. por supuesto, encantado, porque le encanta el compositor, e incluso en los ensayos sonaron temas de Abel para preparar la atmósfera de las interpretaciones.
Es cierto, que en TV es muy poco el tiempo que se tiene para trabajar con el músico, deadlines muy reducidas, pero aún así, Bayona, que dirigió los dos primeros episodios, tuvo reuniones con Abel y la directora de 3º y 4º capítulo, y ahí se decidió que lo que se pretendía era dejar a Abel desarrollar aquello en lo que destacaba en su carrera previa, y dejarle hacer para dotar a la serie de una pátina sinfónica gótica y de cadencias sugerentes a las cuerdas que las imágenes iban a necesitar. Musicalmente Korzeniowski desarrolló un mundo lleno de exuberancia y de preciosismo melódico en los dos episodios iniciales que marcarían la pauta del resto de la temporada al igual que de la segunda y última.
Para concluir la entrevista y ya apurados por el tiempo concedido que concluía, J. no quiso que se dejara de incluir al menos una mención al que él considera su score favorito, el de la película que produjo para su guionista de El orfanato y Lo imposible, Sergio G. Sánchez, en su ópera prima como director, para El secreto de Marrowbone, con la que Fernando Velázquez consigue una obra madura y sublime de sensibilidad depurada y exquisita emoción melódica.
Asier G. Senarriaga
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