El camino al éxito |
De observador de la vida de los otros a narrador de las aventuras de un turista en Venecia, un director con clase |
Florian Henckel von Donnersmack lo ganó absolutamente todo cuando hace menos de un lustro, allá por el año 2006, su película, La Vida de los Otros (The Life of Others), irrumpió con fuerza en el panorama cinematográfico y en los diferentes festivales en los que participó. Venció en Venecia (curioso presagio), fue ampliamente alabada en San Sebastián, fue la ganadora en los Premios Félix del cine europeo, mejor película y score para Gabriel Yared, entre otros galardones, mejor película de habla no inglesa en los BAFTAS británicos, nominaciones a los Globos de Oro, e incluso el Oscar de la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood. Su director se encontraba en la cima del mundo, sin embargo, su siguiente proyecto tardaría varios años en gestarse. El resultado, lleno de complicaciones, y nombres entrando y saliendo hasta lograr el producto final, The Tourist.
Con Von Donnersmack nos encontramos ante un cineasta con alma clásica y gran sapiencia a la hora de poner en escena tramas densas y complejas, con una claridad meridiana, y una visión de entomólogo muy acusada a la hora de reflejar las realidades humanas a través de su puesta en escena y sobre todo lo demás, una magistral dirección de actores. Todo ello, queda ampliamente demostrado en su premiada ópera prima. Sin embargo, en The Tourist, una complicada evolución del proyecto, una pareja de actores principales que cambiaba hasta tres y cuatro veces de rostro durante la pre-producción (con Tom Cruise y Charlize Theron como nombres más destacados), y un guión en el que más manos estuvieron involucradas en escrituras y reescrituras que las presentes en un banquillo de futbol, no hacía presagiar un halagüeño resultado final en último término.
A punto de comenzar la producción, incluso el colaborador del director en su anterior film, Gabriel Yared, era sustituido por motivos que desconocemos, pero la definitiva reescritura del autor de The Usual Suspects y Valkyrie, Christopher McQuarrie, dejó listo para rodaje el guión, tras las labores en el mismo de entre otros, el ganador del Oscar por Godsford Park, Julian Felowes, Jeffrey Nachmanoff, o William Wheeler, y la entrada en juego de Johnny Depp y Angelina Jolie en los papeles principales definitivamente, junto a la de James Newton Howard en las tareas de proveer al film del Score ad hoc, nos hacía presagiar que un buen film se estaba gestando. Resultado final, un correcto thriller de tensión y lujos refinados, con poca tensión, y sí muchos lujos, pero un guión al que se le notaban quizá los costurones de tantos sastres pendientes de zurcir y remendar al anterior inquilino de la pluma, en lugar de afinar las prestancia del tejido, y un ritmo en exceso premioso, que salvo en contados instantes , hacía recordar el film del que era consecuente remake, El Secreto de Anthony Zimmer, film francés de 2007, en el que The Tourist basaba todas sus bazas.
El Secreto de un pariente de Hans se convierte en El Turista
No obstante, sí debemos reseñar que The Tourist tiene sus puntos fuertes, y que en resumen se trata de un film entretenido y ameno de ver que supera en casi todo a su precedente fílmico. La aquilatada fotografía del maestro John Seale da prestancia y alegra nuestros ojos ante el mimo con que su actriz principal es acariciada por la cámara, una Angelina Jolie arrebatadora como la bella y letal Elise Clifton-Ward, o ante el exquisito gusto con que la luz mágica de Venecia es atrapada invitándonos a viajar por la ciudad de los canales con nuestros protagonistas, el carisma e inocencia con que Johnny Depp caracteriza a su “turista”, Frank Tupelo, nos hacen asistir a su viaje con creciente interés, en gran parte debido a la labor entregada del actor, que consigue en todo momento que el espectador se identifique con sus avatares durante la trama. El destacado plantel de secundarios no le va a la zaga asimismo, desde un resucitado e implacable Steven Berkoff, habitual villano durante los años 80 (Octopussy, Rambo, Beverly Hills Cop, entre otras), un atribulado así como siempre excelente Paul Bettany, como cazaespías británico, un recuperado Timothy Dalton como su jefe, y las puntuales si bien escasas apariciones de un gran actor como Rufus Sewell, en un papel, si bien importante, poco activo en la trama, hacen que sumado a la correcta y profesional labor de Von Donnermarck, el film fluya y atrape moderadamente, no sin algún altibajo de ritmo.
Sin embargo, lo que de verdad hace del film y su visionado un placer, lo que transforma todos los demás elementos en pecados veniales, y ejerce de armazón de toda la estructura, impidiendo que en no pocos momentos ésta se venga abajo como un castillo de naipes, es, ni más ni menos, que la extraordinaria composición que un James Newton Howard en estado de gracia, nos regala para acompañar esta historia,
una historia de espías, traiciones, dobles juegos, triples juegos, inteligencia, ladrones, servicios secretos,
y algún sueño de alcoba,
la historia de un turista en Venecia,
The Tourist.
James Newton Howard encuentra un Score a su medida Acción, romance, pasión, espionaje, y la luz de Venecia hecha pentagrama
Precaución para turistas varios, sutiles spoilers en el camino
Si lo que buscas es una partitura que te haga tararear sin parar su tema principal una y otra vez una vez escuchada, si te apetece pasar un rato agradable con una composición variada, perfectamente estructurada, con la que recorrer sendas variadas, desde el romanticismo más embriagador a la acción más adrenalínica, pasando por una música de thriller llena de fuerza y una descripción de escenarios arrebatada, The Tourist es tu elección. Y es que James Newton Howard nos regala una vez más una de las obras más maduras de la temporada, en un año excepcional para el compositor, tras las sobresalientes Nanny McPhee and the Big Bang, The Last Airbender y Salt.
Lo cierto, es que si algo caracteriza a Mr. Howard es su soberana profesionalidad para dotar de magnetismo y brillantez a las diferentes composiciones a las que cada año provee de partitura. Con The Tourist, incluso enfrentándose a la tarea de sustituir a un músico del prestigio de Gabriel Yared, logra una creación de belleza apreciable, pero además, destacando por ir dando pistas al espectador sobre los derroteros de la trama de forma harto sutil, lo cual el espectador atento disfruta aún más en un segundo visionado de la cinta, y definiendo la debilidad, o inocencia, la ensoñación o doble juego, de cada uno de los personajes, sin en ningún momento resultar obvio, logrando en instantes tan manidos como la secuencia del sueño idealizado, que nos quedemos con la boca abierta ante la emoción que la música otorga a la escena, momento en el que ésta es absoluta protagonista por méritos propios, “Bedroom Dreams”.
La composición se abre con el motivo del acoso de Scotland Yard a la protagonista de la función, Elise Clifton-Ward (una Angelina Jolie de encanto letal), de quien no conoceremos su juego hasta más adelante, con sintetizador, metalófono, marimba y triángulo pautando una pimpante percusión a la que se incorporan piano y celesta, “Tracking Elise”. El motivo, muy a la Duplicity, que Howard compusiera en el 2008, otra excelente partitura igualmente, continua con efectos de sintetizador y una rítmica progresión in crescendo, en “Burned Letter” (atentos a partir del 1:17 con el motivo de Elise mostrándonos desde el interior de su cabeza, su habilidad e inteligencia a la hora de burlar a sus perseguidores y huir a lugar seguro).
Y el memorable tema principal entra en juego por primera vez, con extasiantes violines, bandoneón, arpa y oboe, en “Paranoid Math Teacher” para, tras su presentación, mostrarnos el juego de Elise a la hora de tejer la red con la que atrapará a su nueva presa, Frank Tupelo, un Johnny Depp lleno de inocencia y carisma. Un juego de sintetizador, y cuerdas define el instante mientras la trama policial sigue su curso (atentos al suspense musical a partir del 2:55), desarrollándose a lo largo del siguiente track, “Arrival at Venice” pautando la operación de la policía para arrestar a Elise, infructuosa finalmente, regresando el motivo central, esta vez describiendo con fascinación la luz de Venecia, sus canales y la magia de la llegada a tan legendaria ciudad, “Elise Offers a Ride” (a partir del 00:21, simplemente déjense llevar por la melodía se descubrirán moviendo los pies ante el hermosísimo vals con que el compositor nos deleita).
El romanticismo toma la iniciativa, una historia de amor ¿de conveniencia? se inicia con un beso a la luz de la luna, y la música nos induce a esbozar una sonrisa, ”A Very Nice Kiss”, y el motivo para Venecia varía tras unas notas al piano, y se torna acuciante y peligroso dando pie a la belleza de “Bedroom Dreams”. Sin duda nos encontramos ante el temazo de la composición. A Pesar de su brevedad, lo tiene todo, lirismo, presencia del tema de amor, del tema de Venecia (motivo central) al piano, y un nueva evolución melódica que va creciendo en un crescendo portentoso hasta hacer incluso suspirar al oyente ante la belleza de la música (no pierdan detalle a partir del 2:05, James Newton Howard at his very best).
Entramos en el terreno de la acción musical con los siguientes tres temas, si bien las imágenes esta vez carecen en gran medida de la fuerza que la partitura parece augurar, la conjunción con ésta provee del suficiente impulso a la trama para asistir a las evoluciones de los personajes con interés. “Piecing it Together”, para el inicio de la operación por parte de Elise, con sintetizador y percusión dominando el espectro sonoro; “Rooftop Run”, donde nos movemos del suspense a la adrenalina fácilmente, regresando el motivo del acoso (a partir del 2:18) para convertirse con la entrada de una ámplia sección percusiva en un maremágnum de drum & bass, metales y piano, de deliciosa progresión, muy a la John Powell, o la anterior obra del compositor en el 2010, Salt, y “Chase Through the Canals”, con un desarrollo muy Jerry Goldsmith (no se pierdan el momentazo a partir del 1:59), y el tema del acoso haciendo su aparición entre golpes de trompeta, trompa y agitadas cuerdas mientras la percusión da el do de pecho y el motivo del turista entra y sale con fuerza acelerando las pulsaciones del oyente. Sin duda, uno de los temas más destacados del score.
Los toques románticos toman el mando de nuevo en los siguientes tracks, regresando el tema de amor en “Because I Kissed You”, con la sutilidad del piano y los violines llevando en volandas al espectador y oyente, y “A Very Nice Hotel” con una nueva rendición al motivo amoroso/tema de la luz Veneciana, plena de contención para situarse en la cabeza de Frank, que no se atreve a hacer partícipe a Elise de sus crecientes sentimientos por ella, hasta la breve explosión lírica a la conclusión del mismo.
Un nuevo motivo entra en juego, “Arriving at the Ball”, para la asistencia de todos los personajes protagonistas a un lujoso baile del sociedad en un hermoso Palazzo junto a los canales. El compositor vuelve a hacernos suspirar, en su muy Hollywood descripción de ambientes y elegancia, haciendo de los movimientos de Elise una mágica coreografía al ritmo de vals de la melodía, que como si de otra época se tratara, en el pasado, nos traslada musicalmente a terrenos cercanos a la Golden Age. La descripción de ambientes se pega como un guante a las imágenes, otro de los rasgos fuertes de Newton Howard, que en esta creación se acentúa incluso más, con los siguientes “Your Choice in Men” y “Sudden Departure”, resultando curioso y de nuevo muy pimpante el juego brutal entre cuerdas y metales en el segundo caso., llegando a un frenesí final memorable.
El fin de fiesta se acerca, todas las piezas están en perfecto funcionamiento y las revelaciones encuentran su momento en la conjunción de espías, villanos, policías, agentes, y Frank, Elise y ¿Alexander? en la resolución de la trama (atención a partir del 1:37, y el toque Goldsmith del 2:10 en adelante), “The Infinite Price”. La gradación dramática apoyando cada mirada, y la resolución musical de los conflictos se despliega en “The Janus Safe”, “Rain of Bullets” y “Aftermath” (éste con un gracioso doble sentido en su título, al tratarse Frank de un profesor de matemáticas), el primero con el suspense como característica, el segundo con talante elegíaco, suponiendo el retorno del bellísimo motivo presente en “Bedroom Dreams”, para hacernos entender que los sueños de Frank, esta vez, son una realidad, en uno de los instantes más bellos música imágenes del film; y el tercero, como una pincelada final al lienzo, a las cuerdas, con un talante muy Bernard Herrmann, ejemplificando el closure o final a la trama.
Una vez ya descubierto el misterio y conseguidos los objetivos, con las miradas entre los personajes, ya límpidas y sin subterfugios entre ellos, Howard, nos regala la más madura y matizada rendición al tema de amor de toda la partitura, en un crescendo que se toma su tiempo en desarrollarse, “Elise & Alexander”, concluyendo con el pimpante tema de Elise en nota relajada…
..antecediendo al juego final, cuerdas, marimba, violines, piano, en el que un cheque se extiende, y no sólo de dinero estamos hablando, en “Personal Cheque”, y James Newton Howard culmina su partitura con dos personajes que ya no son como cuando los conocimos dos horas antes, hemos entendido sus motivaciones y su juego, y somos uno más en el equipo, cuando a partir del 1:22 la composición nos regala un final perfecto con un último regreso al motivo de The Tourist.
Y como no podía ser menos, Gabriel Yared nos regala su aportación al film, con el único tema del compositor que acabó en el mismo, y que se encuentra presente como Bonus Track en la edición discográfica, como carismática despedida del score. Recogiendo la escena del baile en el Palazzo entre Frank y Elise, nos abandona con un inmejorable aroma final a calidad y talento, y ganas de pulsar de nuevo el botón Play, para degustar una vez más el viaje, desde el principio.
Esta vez, incluso desde la clase…
Turista.
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