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  Ender’s Game

(El juego de Ender)
Steve Jablonsky
     
Año:   2013
Sello:   Varèse Sarabande
Edición:   Normal
Nº Tracks:   21
Duración:   70:00
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Óscar Giménez

 
1. Ender’s War (03:27)
2. Stay Down (02:42)
3. Battle School (01:55)
4. Move It Launchies (00:56)
5. The Battle Room (03:03)
6. Mind Game Part 1 (02:24)
7. Salamander Battle (03:34)
8. Mind Game Part 2 (03:55)
9. Dragon Army (02:44)
10. Dragons Win (03:53)
11. Bonzo (01:37)
12. Ender Quits (06:22)
13. Mazer Rackham (02:34)
14. Enemy Planet (03:50)
15. Command School (02:42)
16. Graduation Day (01:28)
17. Final Test (06:02)
18. Game Over (02:36)
19. The Way We Win Matters (06:14)
20. Ender’s Promise (05:09)
21. Commander (03:33)
 
 

Tema de Ender en «Ender’s Promise»

«The Battle Room»

«Final Test»

«Ender’s Promise»

 


La banda sonora se ajusta y funciona muy bien con la película, con momentos muy conseguidos en las escenas de combate y con un buen tema principal asociado al lado introspectivo del protagonista.


Las partes atmosféricas y el abuso de los mismos recursos en muchos temas.


“The Battle Room”.

BSOSpirit opina

Nota media: 6,33
 
Ángel Aylagas (6), David Doncel (8), Fernando Fernández (5), Asier G. Senarriaga (6), Óscar Giménez (7), Juan Ramón Hernández (8), Javier Palomino (5), Sergio Rivas (6), David Sáiz (6)
 

 
Violencia y empatía
 

Una novela de culto

altAdemás de ser una de las novelas más famosas y populares de ciencia-ficción, El juego de Ender es una de las historias que más veces ha sido reescrita por su propio autor. Orson Scott Card la publicó primero como relato corto –menos de 50 páginas- en una revista de ciencia-ficción. Eso fue en 1977. El relato contiene la línea argumental principal: en el futuro la Tierra está en guerra contra una raza extraterrestre –los insectores, ‘buggers’ en inglés-, que ya intentaron colonizar nuestro planeta. Un niño presuntamente superdotado –Ender Wiggin– es reclutado por las autoridades militares –la Flota Internacional- para ser formado como cadete espacial, primero en la Escuela de Batalla y luego en la Escuela de Mando, donde progresivamente va sorprendiendo a sus superiores.

La ampliación del relato dio lugar a la novela publicada en 1985. Manteniendo la misma línea narrativa, el escritor aumentó la carga filosófica y moral, sobre todo con la introducción de los hermanos de Ender. Por un lado, Peter, violento y despiadado. Por otro, la compasiva Valentine. Los dos habían sido rechazados para ir a la Escuela de Batalla precisamente por su carácter. Ender reúne una mezcla de ambos, una dicotomía que él mismo debe resolver y que, en cierto modo, lo hace especial a ojos de los jefes que lo entrenan para la guerra.

altEstá claro que la novela tiene más profundidad que el relato, a pesar de que siga siendo en esencia una narración sobre la formación de un militar. En cierto modo, podrá parecer a algunos lectores y espectadores una historia sencilla y pueril. Sin embargo, tiene mucha importancia en el conjunto de las siguientes novelas de la saga. De hecho, Orson Scott Card ha dicho alguna vez que, cuando escribió El juego de Ender, la historia que tenía realmente en mente era su continuación, La voz de los muertos, en la que el protagonista es ya adulto y se enfrenta a las acciones de su pasado. De algún modo quiere decir que es una precuela necesaria de la historia que realmente quería contar.

En cualquier caso, el libro de 1985 ganó los dos premios más prestigiosos de ciencia-ficción, el Hugo y el Nébula, y se convirtió en una novela de culto entre los amantes del género. En 1991 se publicó una nueva versión, ya que la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética hizo que perdieran sentido algunas líneas argumentales del libro, así que Card reescribió las partes que hacían referencia a todo esto.

altA El juego de Ender le siguieron tres libros más que conforman la columna vertebral de la Saga de Ender: La voz de los muertos (1986), Ender el xenocida (1991) e Hijos de la mente (1996), relatos cada vez más complejos desde el punto de vista filosófico, hasta el punto de que pienso que en Hijos de la mente se le va bastante la olla al escritor. A todo esto, es necesario comentar que Card es un tipo peculiar. Es una de las personalidades destacadas de la iglesia de los mormones, a la que pertenece su familia desde hace generaciones, y se ha buscado no pocos enemigos debido a sus opiniones políticas e ideológicas, sobre todo con sus diatribas contra el matrimonio homosexual. Como curiosidad, que sepáis que fue también el escritor de las frases de insultos que se lanzaban los personajes del videojuego Monkey Island en sus duelos con espada, así como el autor de los diálogos de aquel otro videojuego clásico titulado The Dig, ideado por Steven Spielberg.

Volviendo al tema de los libros, más tarde, en 2008, publicó Ender en el exilio, otra novela que cronológicamente se situaría entre la primera y la segunda, y que también puede considerarse parte de La saga de Ender.

Antes de eso escribió otra saga paralela, llamada La saga de la Sombra, ambientada en el mismo futuro que imaginó con la de Ender, y que se compone por La sombra de Ender, La sombra del Hegemón, Marionetas en la Sombra y Sombras en fuga.

altEn cuanto a la película, reproduce de una manera bastante fiel el contenido del libro. Los rumores de su adaptación a la gran pantalla han sido constantes desde hace muchos años y parecía que nunca iba a ver la luz. Al final ha llegado, aunque no sé si tendrá sus secuelas correspondientes. Pienso que el director Gavin Hood ha hecho un gran trabajo, aunque seguramente no del gusto de todos los públicos. El joven Asa Butterfield se mete en la piel de un convicente Ender Wiggin, mientras que Harrison Ford y Ben Kingsley cumplen con sus papeles, si bien sus personajes son bastante más planos. Lo cierto es que disfruté viendo esta película, aunque reconozco que influyó bastante el hecho de tenerle cierto cariño al libro, que leí hace más de 20 años. 

Música: cal y arena

altEn cuanto a la música, encuentro que hay parte de cal y parte de arena. Primero se anunció, hacia enero del 2013, que el compositor iba a ser James Horner, pero en mayo se supo que era sustituido por Steve Jablonsky, algo en lo que pudo influir la entrada en el proyecto de productores como Alex Kurtzman, que también habían producido películas de la saga de Transformers.

En primer lugar, la música encaja perfectamente en la película. Jablonsky ha utilizado una pequeña –minúscula, más bien- orquesta de cuerda, en la que destacan el chelo de Caroline Dale y el violín de Emerton Nelson, el coro de 32 miembros de Metro Voices, y algo de percusión. Aunque en ocasiones acapara todo el protagonismo, este conjunto instrumental se rodea de mucha electrónica. La música con sintetizadores y el diseño de sonido también tienen una gran presencia en este trabajo, en ocasiones con fragmentos de carácter grandilocuente y en otras simplemente para crear atmósferas atonales. La música suena con majestuosidad en los momentos que se pretenden más espectaculares, en especial en las escenas de batalla que tienen lugar en la gran esfera en la que los chicos combaten en gravedad cero, así como en la sala de mando donde Ender dirige las batallas en el gran simulador. A su vez, suena intimista y emotiva en aquellos instantes en que vemos al Ender más introspectivo y vulnerable. Al fin y al cabo es un chaval aislado de su mundo a quien los adultos obligan a jugar a la guerra.

altPara esta faceta del personaje, Jablonsky construye un leitmotiv para violonchelo que podemos llamar tema principal o tema de Ender. Lo podemos escuchar ya en el primer track de la edición discográfica, “Ender’s War”, que sirve de prólogo a la historia, narrada por el protagonista con voz en off.
 

El tema de Ender lo encontramos repetido a lo largo y ancho de la banda sonora, la mayor parte de las veces con sentido dramático y personal, aunque tampoco faltan interpretaciones de carácter triunfalista en las que en lugar del chelo se opta por los sintetizadores y los coros.

altDe las primeras es de destacar, por ejemplo, “Ender Quits”, una pieza que tiene una primera parte más bien austera, con sintetizadores y cuerdas graves, y que despega, a partir del minuto 2:54, con una exposición sosegada y emotiva del tema de Ender, en especial con la interpretación del tema por el chelo a partir del 4:30.
 

Es una escena íntima, cuando su hermana Valentine trata de convencerle para que vuelva a la Escuela de Batalla. De hecho, es un leitmotiv muy asociado a la vertiente compasiva y empática del muchacho, también representada por Valentine, y que tiene mucha importancia en sus acciones y en su estado de ánimo.

El leitmotiv aparece claro o ligeramente evocado en bastantes tracks, algunos en escenas de combates. Hacia el final “Salamander Battle” escuchamos una variante de tono heroico. Suena majestuoso en “Dragon Army”, hacia el final de “Mazer Rackham” o en “Graduation Day”, emotivo de nuevo en “Game Over” y en la primera parte de “Ender’s Promise”, y triunfalista al final de este corte –cuando ya vemos los créditos finales- y en el track final “Commander”.
 

altPara las escenas de combate en la Sala de Batalla de gravedad cero o en el simulador de la Escuela de Mando, Jablonsky recurre al uso de diversos ostinatos basados en cuerdas que se entrelazan y combinan entre sí. El efecto de estos juegos, unido en bastantes casos a un sonido electrónico envolvente, a los coros y a las percusiones, tiene más de majestuoso que de trepidante. Son escenas de acción, pero la música tiende más hacia la grandilocuencia, lo que consigue dar más espectacularidad a las escenas y relevancia a lo que Ender hace en esas situaciones.
 

altEsos ostinatos son casi omnipresentes y en ocasiones se combinan con el tema principal. Los tenemos al principio de todo, en “Ender’s War”, y en muchos cortes como “Battle School”, “The Battle Room”, “Salamander Battle”, “Dragon Arm”, “Dragons Win”, “Mazer Rackham”, “Enemy Planet”, “Command School”, “Graduation Day”, “Final Test” y los tracks de créditos “Ender’s Promise” y “Commander”.

Para mi gusto, donde mejor funciona el recurso es en “The Battle Room”, en una de las primeras visitas de Ender a la sala antigravitoria en compañía de su nueva amiga Petra. Sobre todo con la entrada del violín a partir del minuto 1:18. Los juegos de cuerdas magnifican la escena al tiempo que la intensidad de la música va aumentando con la incorporación de otros instrumentos. Todo un temazo, aunque suena a otras cosas conocidas.
 

altEl problema de estos juegos de ostinatos es que siguen patrones repetitivos a lo largo de toda la banda sonora. Es un recurso muy típico de los integrantes de Remote Control que funciona bien en esta película, pero creo que Jablonsky abusa demasiado de ellos. Por ejemplo, “Final Test” acompaña uno de los momentos claves del film y se plantea como tema de acción que debe incrementar constantemente su intensidad. El acompañamiento electrónico comienza marcando un patrón rítmico sobre el que se superpondrán los ostinatos de cuerdas, los latigazos de la percusión y efectos sonoros cada vez más potentes. Poco antes de la mitad arranca otro ostinato con chelos y contrabajos, que crece en intensidad. En el minuto 3:58 superpone otro tema sobre el mismo patrón de ritmo para dotarlo de más profundidad. Es un buen tema, pero uno acaba con la sensación de que son 6 minutos seguidos de música bastante repetitiva, basada en un mismo patrón rítmico que crece en intensidad pero que apenas introduce variaciones que lo harían más interesante.

Hay algunos otros cortes con fragmentos destacables, como son los asociados a las victorias en la Sala de Batalla que podemos encontrar en «Salamander Battle» o «Dragons Win», así como el heroico tema final que da paso a los créditos finales tras la promesa de Ender en «Ender’s Promise». Asimismo, encontramos un bonito pasaje de cuerdas en «The Way We Win Matters», cuando el chico está a punto de adentrarse en unas ruinas de la colonia que tenían los insectores, y no menos interesantes son los coros de aire sobrenatural que acompañan una de las escenas climáticas en la primera mitad de «Ender’s Promise».
 

altEn cuanto al resto de tracks, tienen una función más de diseño de sonido que de música. Es el caso de “Stay Down”, “Mind Game Part 1”, “Mind Game Part 2” o “Bonzo”, piezas a base de atmósferas electrónicas que en la película tienen su razón de ser pero que son intrascendentes en la edición discográfica. En todo caso, como curiosidad, “Mind Game Part 2” incluye un efecto sonoro que podría considerarse un leitmotiv, ya que está asociado a un objeto que Ender descubre en su videojuego y que cobra importancia de nuevo al final de la película, cuando vuelve a sonar el mismo efecto en “The Way We Win Matters”. No puedo decir nada más para no destripar la historia, aunque aquí podéis oír el efecto del que hablo:
 

En resumen, creo que el trabajo de Jablonsky funciona bien y tiene importantes aciertos, entre ellos el melancólico tema de Ender en tracks como “Ender Quits”, y la envolvente música de las escenas en la Sala de Batalla, en especial “The Battle Room”. Sin embargo, también es cierto que suena repetitiva por momentos y contiene piezas ambientales que lastran una escucha disfrutable. Y la pregunta inevitable es: ¿cómo hubiera sonado la música de James Horner en esta historia?