El tiempo entre costuras

Es muy de agradecer volver a encontrarse con ficción televisiva de quilates en nuestro país, y en estos últimos meses es evidente que algunas productoras y cadenas o grupos de televisión están apostando muy fuerte por ofrecer productos de gran calidad para el público que hay tras la pequeña pantalla. Producciones cuidadas hasta el mínimo detalle, en las que hasta el último euro invertido merece la pena, que están siendo exitosas y, por el bien de nosotros los espectadores, espero que rentables por lo elevado del presupuesto en apuestas de este tipo.

Si hace pocas fechas hablaba de la magnífica Isabel, en esta ocasión toca hablar de la gran apuesta que ha hecho Antena 3 con la adaptación de la novela escrita por María Dueñas, El tiempo entre costuras. Obra que narra la historia de la joven modista Sira Quiroga (interpretada por una estupenda Adriana Ugarte), la cual abandona el Madrid convulso de los meses previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Con él se instala en Tánger, una ciudad exótica y vibrante donde todo puede suceder. Incluso la traición.

Sola, desubicada y cargada de deudas ajenas, Sira se traslada accidentalmente a Tetuán, capital del Protectorado Español en Marruecos. Espoleada por la necesidad de salir a flote, con argucias inconfesables y gracias a la ayuda de nuevas amistades de reputación un tanto dudosa, forjará una nueva identidad y logrará poner en marcha un selecto taller de costura en el que atenderá a clientas de orígenes lejanos y presentes insospechados.

A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y los ecos de la guerra europea resonando en la distancia, el destino de Sira queda ligado al de un puñado de carismáticos personajes (Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Alan Hillgarth) que la empujarán hacia un inesperado compromiso en el que las artes de su oficio ocultarán algo mucho más arriesgado.

Como decía más arriba, la apuesta de Antena 3 es muy alta para esta serie. De hecho, los números son de toda una superproducción: siete meses de rodaje con un complicado diseño de producción, rodada en más de 100 localizaciones de España, Marruecos y Portugal. Entre protagonistas, secundarios y episódicos, han trabajado 135 actores y más de 2.500 figurantes. Además, para conseguir una cuidada ambientación se construyeron 254 decorados intentando adaptar de forma exahustiva los espacios naturales a la época de finales de los años 30 y principios de los 40, utilizando para ello un centenar de vehículos, numeroso mobiliario y miles de piezas de atrezzo de la época. Para el vestuario, pieza tan importante en la recreación de personajes, se confeccionaron más de 400 trajes a medida y se alquilaron aproximadamente 1.500 en las más importantes casas especializadas de Madrid, Londres y Roma… Toda una declaración de intenciones.

Los patrones de un traje musical a medida

En tan esmerado miramiento por la calidad del producto, una parte tan importantísima como la música no iba a ser menos, y de la mano del marbellí César Benito nos encontramos con un score muy cuidado, bello, orquestado con mimo y en el que el piano es uno de los máximos protagonistas.

Con la parte orquestal grabada con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Macedonia y las partes a piano, étnicas y virtuales realizadas en el estudio del compositor en Los Angeles, la edición lanzada por MovieScore Media consta de 25 temas y una duración de unos 70 minutos. El primer tema que nos encontramos es el leitmotiv de la partitura y el tema adjudicado a la protagonista: «Tema de Sira» es una bella e intimista melodía a piano que durante tres minutos y en breves notas nos muestra sus rasgos de luchadora, sus sufrimientos, pero también sus esperanzas y anhelos.
 

«Madrid, 1922» es uno de los grandes temas del score. El paseo de la protagonista en su niñez, junto a su madre hasta el taller de costura… Cuerdas, oboe, trompeta y piano representan su mirada inocente, observando a su alrededor en el camino al taller de costura, donde los vientos madera y cuerdas siguen acompañando su perspectiva infantil y sus cometidos en el lugar de trabajo hasta hacerse adulta.
 

En «Sus pupilas clavadas en las mías» es el piano el que acompaña el juego de miradas y gestos entre Sira y Ramiro, así como la desazón de ella tras este encuentro, para pasar a ser las cuerdas las que subrayan su decisión de volver a verlo al día siguiente.
 

Notas pausadas y espaciadas dan comienzo a «Mi madre y yo, dos extrañas», tema que representa el desencuentro y adiós de Sira y su madre. Y en el que piano, y más adelante chelo a modo de lamento junto al resto de cuerdas, retoman el leitmotiv del personaje acompañándola en su camino hasta Tánger.
 

La llegada de Sira y Ramiro a Tánger comienza con una voz femenina, etérea. Nada más verlos en tierra firme es el sonido del duduk el que va de la mano de la pareja. Mientras los dos van descubriendo los entresijos de la ciudad camino del hotel, son el laúd árabe, crótalos y pandero árabe los que se unen al duduk para conformar un tema étnico que, junto a la mencionada voz femenina, son el hilo conductor perfecto para la escena y dan forma al tema «En Marruecos».
 

Piano y cuerdas señalan la traición de Ramiro y son testigos del caminar de Sira con la mirada vacía, incrédula y rota por el dolor hasta la estación, en un lugar extraño y totalmente ajeno a ella. Pasajes de chelo acentúan esos sentimientos en el autobús hasta el desenlace del episodio. «Al borde del abismo» es el título de este desgarrador y bello tema.
 

El tema adjudicado a Candelaria, uno de los personajes mas importantísimo en la vida de Sira, «Candelaria La Matutera»,  es una melodía a piano de minuto y medio de duración que nos retrotrae a épocas pasadas y a la mucha vida corrida por la dueña de la pensión de La Luneta.
 

Piano en primera instancia, para mostrar la soledad del momento de Sira, y acto seguido, la voz femenina en canto árabe junto al resto de instrumentos étnicos van ligados a «Trapicheos y contrabando», tema que nos sumerge en la incursión de la protagonista en la frontera, ocultando en su cuerpo una mercancia peligrosa a más no poder que le puede traer serios problemas.

Para ilustrar el primer encargo de Sira como propietaria de su nuevo taller, «L’Atelier» es una variación a piano del segundo corte del disco y, perfecto acompañamiento para mostrar la ilusión de la protagonista. Después nos encontraremos con el leitmotiv en el tema «Entre costuras», que muestra a la protagonista en plena faena con su negocio viento en popa.
 

El siguiente tema va ligado a uno de los personajes reales representados en la historia: Rosalinda Fox. Y aquí Benito nos regala otra bellísima melodia, en la que piano, celesta y clavicordio le confieren al personaje un aire muy acertado de muñeca aparecida en una caja de música: bella, frágil y con un halo de misterio.
 

A continuación, omnipresente en la partitura, el piano durante escaso minuto y medio nos explica como Sira teje la llave que le podría abrir la posibilidad de volver a ver a su madre. Dicho tema es «El falso Delphos».
 

Y esa llave pasa por una fiesta en la que hace aparición otro de los personajes reales: Juan Luis Beigbeder, que junto a su amante Rosalinda Fox son introducidos en dicha fiesta con «La sombra del Tercer Reich», tema en el que una oscura y militar percusión es la principal protagonista del track junto a los metales.
 

«Amor entre guerras» es otro de los temas señeros del score. Breve e intensa melodía a piano con un pequeño pasaje de cuerda a su mitad para reforzar la intensidad del sentimiento y el momento expresado.
 

«Tensión en el Protectorado» es un tema que en su base se aleja un poco del resto del score. Los samplers son el eje de este track en perfecta armonía con la sección de cuerdas y el piano en última instancia para transmitir esos momentos de incertidumbre. De ahí pasamos nuevamente a una nueva variación del tema principal. Esta vez para ser testigo de la nueva personalidad de Sira: «Agente Agoriuq». Si os gustan los anagramas, descubriréis rápidamente la relación.

En «Conspiración británica» todo el protagonismo es para las cuerdas. Confiriéndole al tema con ese modo de formación de cámara, el aire a gobierno real que requiere lo procedente de las islas del canal.

La delicadeza que desprende «Nas Ruas de Lisboa», hacen de este tema otro de mis favoritos. El acompañamiento que hace la voz femenina a la alegre y evocadora melodía a piano, mientras Sira observa las calles y paisajes de Portugal a la par que habla con el chofer, hace que nosotros como espectadores estemos sentados junto a ella disfrutando del viaje.
 

«Misión: Escapar» es un tema opresivo en el que por encima de todo las cuerdas transmiten toda la tensión posible para acompañar la escena a la que va ligado este track da paso a «Modista, espía, amante y mujer», variación del tema principal, y que para mí describe mejor que ninguno de los anteriores a Sira.
 

Es «La muerte en cada esquina» un tema de acción que hace que vivamos con intensidad la escena gracias a esas escasas notas que se repiten una y otra vez en la sección de cuerda. Una melodía que consigue realmente alertarnos y buscar una salida como los protagonistas. El contrapunto nos llega en el siguiente corte, «Los ecos de la guerra», otro bellísimo tema a piano acompañado de las cuerdas, con un toque melancólico que llega al corazón.
 

Y para finalizar nos encontramos primeramente con «Lección de vida», una nueva variación de «Al borde del abismo» pero dominada enteramente por las cuerdas, lo cual le da un contexto totalmente distinto a la escena. Y por último aparece «Final abierto (Tema de Sira)», la misma bella melodía a piano del track 1, pero esta vez acompañada de las cuerdas, confiriéndole un mensaje esperanzador y de continuidad a la historia de nuestra modista.
 

No hay duda de que estamos ante una de las bandas sonoras de este año 2013 que nos abandona. Una escucha obligada que hay que agradecer enormemente al compositor su empeño, no solo en una edición digital sino también en buscar las vías para que podamos disfrutar en su formato físico esta magnífica composición.