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  Big Eyes

 
Danny Elfman
     
Año:   2014
Sello:   Interscope Records
Edición:   Normal
Nº Tracks:   14
Duración:   53:25
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Antonio Miranda

 
1. Big Eyes (04:41) Lana Del Rey
2. Bludan (03:15) Cast Of Big Eyes
3. Doxy (04:55) Miles Davis
4. Hey Now (03:41) Red Garland Trio
5. Tropicville (03:10) Cast Of Big Eyes
6. Rik-A-Tik (03:02) The Lively Ones
7. A Minor Goof (03:54) Cal Tjader
8. I Can Fly (05:48) Lana Del Rey
9. Opening (03:59)
10. Who’s The Artist? (02:56) 
11. Margaret (03:04) 
12. Walter (04:49) 
13. Victory (04:59) 
14. End Credits (01:12)
 
 

«Big Eyes» – Lana del Rey

«Opening»

«Who’s the Artist?»

 


La ejecución, sin alardes y bien aplicada, de la función que el director ha querido dar a la partitura original.


Las limitaciones que dicha función ejerce sobre el compositor, ahogado sin remedio en una obra menor.


La aparición de la canción principal compuesta por Lana del Rey en escena y la secuencia en la que Walter Keane, el marido, entra en cólera en su residencia al ser retirado de una exposición uno de los cuadros “de la pareja” (“Walter”).

BSOSpirit opina

Nota media: 6,75
 
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (6), Asier G. Senarriaga (8), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (6), Juan Ramón Hernández (6), Antonio Miranda (6), David Sáiz (7)
 

 
En un segundo plano
 

altPartitura ligeramente desnutrida, de dinamismo fijo y equilibrado, aunque con cierta linealidad inexpresiva. Nos encontramos ante una de las colaboraciones más débiles, si cabe la expresión, entre Elfman y Burton, teniendo en cuenta sus habituales obras conjuntas, dadoras de algunas de las mayores actuales de la música de cine y repletas de detalles musicales por todos lados, con matices y estudios notabilísimos. No es éste el caso.

El carácter descriptivo de la obra, apoyando las secuencias mediante composiciones uniformes y carentes de sentimiento, limita su consideración de forma notable y, aún más, la oculta entre el resto de música no compuesta por el autor y sí empleada en muchos fragmentos del filme. Una combinación, la de música original con otra ya existente, siempre arriesgada y polémica. Bien es cierto, por otro lado, que la elección (por parte de Burton) de las canciones aparte de la partitura original tienen buen empaste en las situaciones presentadas y ligeramente también con la banda sonora de su fiel artista, ya que bastantes de ellas son piezas instrumentales.

altEl filme se inicia experimentalmente y sin grandes intenciones por parte del compositor. Unas notas y ritmos cercanos al Newman más propio (“Opening”, a partir del primer minuto) y que son cortadas de pronto por el delicado tema de amor, que inicia la primera mención a los ojos grandes de los cuadros y el acercamiento definitivo de la pareja de protagonistas (“Who’s the Artist?”). Representa el lado más conmovedor y profundo de la partitura, las inquietudes puras de ella frente al obrar dudoso de él. La fuerza de vida y las ilusiones de una artista al lado de las argucias del egoísmo. No obstante, el matiz idealista y sufridor de Margaret Keane no es en absoluto explotado, ni siquiera bien tratado, como bien pudiera haberse hecho desde el lado de la partitura del compositor estadounidense.

altNo encontramos en la composición matiz alguno que delimite los contornos de la historia. Esta cierta falta de equilibrio se ve igualmente reflejada en la edición de la música de Big Eyes en CD, con poco minutaje de piezas originales compuestas por Elfman, precedidas de varias de las canciones que aparecen durante muchas de las secuencias del filme, insertadas para ofrecer al argumento una orientación realista y mundana. Aquí es cuando deducimos el sentido global de la música: los temas originales actúan simplemente como fondo de un cuadro artístico en el que las canciones jazzísticas y de toques étnicos forman el todo importante, ese sentido terrenal del que hablamos. Por tanto, y con total lógica siguiendo este apunte, Elfman no puede ir más allá de un simple conjunto de notas bien colocadas.

alt“Big Eyes”, el tema del filme compuesto e interpretado por Lana del Rey, asciende por encima del resto de la música y se sitúa en un primer lugar bien visible, reflejo del mundo interior de la protagonista junto con la pieza compuesta por Elfman que antes hemos comentado. Es la parte más interesante de la música y los dos fragmentos mejor empastados y simbióticos de la obra. Lamentablemente, siendo una canción notable, no aparece completa en la escena en que se emplea, ya alcanzada la mitad de la historia.

altLa segunda parte de argumento camina por senderos similares, ligeramente tal vez un paso por encima en cuestión narrativa, destacando el instante de mayor explosión emocional al sentir el marido su primer fracaso como administrador de los bienes artísticos de la familia. La secuencia en la que entra en cólera hace despertar a un Elfman agazapado durante toda la obra, recordándonos aquí sus mejores tiempos narrativos de carácter directo y enérgico (“Walter”, minuto 3). Es el instante álgido de toda la historia, artísticamente hablando (curiosamente chocando con la intención estudiada del director en la que la partitura original, como hemos indicado, queda claramente escondida a favor de los temas no compuestos por Elfman).

altEl desenlace, fácilmente deducible (al igual que la partitura), regresa a los instantes más lineales y nos deja un sabor algo apagado sobre el conjunto de la composición.

En definitiva, Big Eyes resulta un trabajo bastante débil en referencia a la aplicación y estudio de la música en pantalla. Elfman no puede ir más allá de lo que hace, no lo pretende y somete sus notas a la estructura secundaria a la que el director las lleva, sorprendentemente en este caso si echamos la vista atrás y recordamos los trabajos llevados a cabo por la dupla Burton-Elfman