Diez años ya de premios Jerry Goldsmith. Aún recuerdo cómo John Frizzell nos trasladó que Carol Goldsmith había sabido de nuestra “mascota”, nuestro Jerry Spirit -mezcla perfecta entre Jerry Goldsmith y el personaje mítico de cómic, The Spirit – descubriendo a su vez nuestra pagina web.
A partir de ahí se puso en contacto con nosotros y planteamos con ella la creación de unos premios únicos en el mundo. Unos premios que llevarían el nombre de este genio de la música de cine, y que apoyaría al compositor novel o aquel que por ciertas circunstancias no había tenido la transcendencia o publicidad ajustada a su talento.
Sin lugar a dudas, en estos 10 años hemos cumplido nuestros objetivos con los premios. Partimos en su origen de manera tímida, con una convocatoria pública que tenia una respuesta mas amateur que profesional, muy en la línea de cómo organizábamos nosotros el concurso.
En estos últimos años, sin embargo, la presentación de los premios consiguió ser más profesional, con una gala a la altura de la importancia de estos premios y con un nivel de los participantes digno de lo que son, unos galardones internacionales de gran importancia.
Hace apenas unos meses conseguimos hacer entrega a sus ganadores de estos premios. Gracias a la indispensable mirada colaboradora del Festival de Málaga, un proyecto único en nuestro país, que crece día a día en pos de convertir a Málaga en una ciudad que tiende a ser la capital del audiovisual de nuestro país. Fue durante a ese merecidísimo concierto homenaje a el gran James Horner. Una manera de conjugar esos principios básicos que siempre han guiado a BSOSpirit: respeto por lo antiguo en plena comunión con la talentosa cantera.
Estoy realmente contento, pues confeccionamos finalmente una edición simplemente soberbia. Por su definición, como por el increíble nivel del material recepcionado, llegamos a una situación ideal que en un principio nos marcamos desde la Asociación: que participantes de corte amateur, con gran talento y proyección, compartieran nominaciones con otros que ya habían conseguido grandes primeras oportunidades en trabajos internacionales auspiciados por grandes productoras.
A pesar de las buenas noticias y de que estos premios son sólidos e incapaces de verse perjudicados por problemas externos, hay un poso amargo que se ha ido visualizando en las últimas ediciones.
Como máximo responsable de BSOSpirit en el pasado y por ende de estos premios he tenido la suerte de ver de primera mano su evolución. Su evolución creciente en cuanto a participación y calidad general de las obras presentadas. Una evolución ascendente con una sola triste y alarmante excepción: el paulatino descenso en la participación de nuevos compositores españoles, con ese animal herido que se desangra poco a poco ante la impotente mirada de nosotros, los organizadores.
Haced memoria. ¿Cuándo fue la ultima vez que el nombre nuevo de un compositor de música de cine en España se abalanzó sobre vosotros como una intensa y bienvenida brisa de verano?.
No hablo de aquellos que desgraciadamente están en la base de esa siempre presente pirámide jerárquica. Jóvenes y no tan jóvenes creativos que buscan una simple película, serie o videojuego que puedan darles la opción de apuntalar, no ya una noticia en una web especializada, sino que les ayude a continuar con su trabajo. Vamos a ser claros, que les ayude a comer.
Si hago memoria, el último nombre que a mí me resulto nuevo, fresco y para quedarse, fue Fernando Velázquez. Y lo fue con El orfanato -aunque ya llevara años haciendo música de cine-, y de eso hace ya ocho años.
Han aparecido nuevos nombres, es cierto, pero muy contados, seamos sinceros. Algunos entraron abruptamente haciendo mucho ruido y parece que con pocas nueces. Otros, venidos de otros pastos musicales, han depositado en los últimos tiempos su atención profesional en este mundo de la música de cine, y al igual que los anteriores, aún tienen que confirmar que este es su lugar.
Benditos los días en que nuestros compositores, todos de increíble talento, acumulaban trabajos y sus nombres confeccionaban un equipo de músicos de cine simplemente envidiable: José Nieto, Alberto Iglesias, Roque Baños, Javier Navarrete, Bingen Mendizábal, Suso Sáiz, Carles Cases, Víctor Reyes, Lucio Godoy, Sergio Moure, Angel Illarramendi, Nani García, Bernardo Bonezzi, Juan Bardem, Antonio Meliveo, Manuel Balboa o Pablo Cervantes. Ahora alguno de ellos o simplemente ya no trabajan para el mundo del cine o han tenido que compatibilizar su trabajo para este con trabajos para televisión, publicidad o vaya usted a saber. Muy pocos mantienen su carrera estrictamente en el mundo del cine. Y aun menos tienen la posibilidad de trabajar para diferentes cinematografías.
Mis diez años de Premios Jerry Goldsmith me han hecho constatar una situación paralela. Este ultimo año el número de compositores españoles presentados por primera vez era decepcionante. Y el número de compositores españoles que volvían a presentarse veía reducirse sensiblemente con respecto al año anterior, siguiendo una tendencia decreciente en los últimos años.
Esta situación solo afecta a nuestra cantera. Este año ha sido el que más participantes hemos tenido, con especial mención a nuestro vecinos. Francia e Italia han invadido los premios con una gran cantidad de participantes y un nivel medio de altura.
Preguntar a qué se debe esta terrible situación es poco más o menos que contestar de qué color es el caballo blanco de Santiago.
El mundo del cine español lleva años constatando una alarmante situación. Algo que muchos han interpretado como les ha interesado, especialmente como caldo de cultivo político. Rojos contra azules. Una fuente inagotable en nuestro país.
Si la cultura no se cuida, como sí hacen otros países vecinos, es normal que se produzcan fugas de cerebros, o lo que es peor, el fin de la lucha por trabajar en lo que uno quiere y por lo que uno vive. Tirar la toalla es tan fácil que a veces parece el único camino.
No existen oportunidades y las pocas que hay parten de unas condiciones laborales y económicas ciertamente insuficientes para el profesional.
Y es que nadie parece conocer una solución a este tremendo problema que ya intoxica como un cáncer a nuestra cantera.
Cada año que pase veremos como otros países nos toman la delantera. Aquellos que han sabido descubrir los evidentes beneficios en la apuesta firme y sin condiciones a una industria cinematográfica y cultural autóctona. Con incentivos fiscales, ayudas, o sobre todo, reduciendo la presión impositiva a unos artículos que no son de lujo. Son la base de nuestros máximos talentos y atributos.
No se quién será el próximo ganador del Jerry Goldsmith Award. Eso ya queda para el jurado. Pero si finalmente el ganador es un compositor español, este tendrá doble mérito, ya que pertenece a un país donde, tristemente, la cultura es un bien olvidado. Un loco que cabalga por los áridos pastos del desierto. Esperemos que encuentren sus oasis.
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