Una partitura como las de antes |
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Dos artistas y un destino
Oro negro (Black Gold) es el regreso de Jean-Jacques Annaud a la gran pantalla desde el año 2007 (Su majestad Minor). En esta ocasión vuelve a una cinta con tintes épicos y románticos en medio de un conflicto, como ya hiciera en 2001 con Enemigo a las puertas. Como en esta última, Annaud ha vuelto a contar con la colaboración del compositor James Horner marcando su tercer trabajo juntos. El director francés ha trabajado con grandes compositores a lo largo de su filmografía, nombres que van desde Philipe Sarde (En busca del fuego, El oso), Gabriel Yared (El amante), hasta el mismo John Williams (Siete años en el Tíbet), pero Horner ha sido el único de la lista con el que ha trabajado en tres ocasiones (El nombre de la rosa, Enemigo a las puertas y Oro negro). Según el propio Annaud y en respuesta a una absurda pregunta en una rueda de prensa durante la promoción del film, con Horner ha descubierto la afinidad y la complicidad perfecta para la relación entre un director y su compositor, dejando claro que en Horner ha encontrado su colaborador definitivo de ahora en adelante. De la colaboración de dos artistas como estos, con tanto oficio se pueden esperar obras, que aun no llegando a ser excelsas, son toda una demostración del buen hacer y la artesanía de cineastas de los que no abundan. En Oro negro, estamos ante una producción de las de antes en donde todo, desde la fotografía, el guión y la música están concebidos a la antigua usanza.
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Tiempos difíciles
Horner ya ha mencionado en varias entrevistas desde Avatar, su desconcierto para trabajar en la industria estos días. Compositores como él, de tradición clásica, tienen dificultad para encontrar proyectos o colaboradores con los que poder hacer el trabajo de la forma a la que están acostumbrados. Esto provoca que músicos como Horner no se prodiguen tanto como solían hacerlo en el pasado. Horner está un un momento de su carrera en el que parece interesado en escoger cuidadosamente los proyectos en función no solo de la historia, sino de las oportunidades para hacer la música de cine que él sabe hacer. Desde Avatar, nos regaló The Karate Kid y ahora nos trae este Oro negro donde vuelve a demostrar, como hizo en su anterior trabajo, que con el proyecto y el colaborador adecuado Horner puede obrar su magia de siempre.
Una partitura a la antigua para una película a la antigua
Oro negro nos cuenta la historia de un conflicto a principios del siglo XX entre Nesib, emir de Hobeika y su rival Amar, sultán de Salmaah, que pactan una tregua por el control de una región que separa sus reinos conocida como la Franja Amarilla. Como garantía del pacto, el sultán entrega a sus dos hijos, Saleeh y Auda para que sean criados por el emir. Todo cambia cuando con el paso de los años un empresario de Texas descubre petróleo y promete al emir grandes riquezas. El único problema es que el oro negro se encuentra bajo el territorio de la Franja Amarilla, lo que provocará un último enfrentamiento por el control de ese territorio.
Con este planteamiento, Annaud nos cuenta la historia a través del joven Auda, el más joven y pacífico de los hijos del sultán que es criado por el emir y que se enamora de la hija de este, la princesa Leyla, desde su infancia, y que debido a los acontecimientos que se desarrollan emprende un viaje que le acabará convirtiendo en un hombre diferente.
Para abordar esta historia tanto Annaud como Horner optan por una aproximación clásica. Toda la producción rezuma un sabor muy artesanal y la música no es una excepción. Horner compone de nuevo un hermoso tema principal con un ligero tono arábigo. Una de esas melodías al puro estilo Horner, llena de lirismo, que es el autentico hilo conductor de la partitura y esta presente en la mayoría de las pistas del disco. El principal uso de este tema es para el personaje de Auda y su historia de amor con la Princesa Leyla. Esta idea central unifica toda la partitura y le otorga un sentido clásico de la narrativa. Es una melodía retentiva que al oírse un par de veces se hace notar lo suficiente para reconocerla a través de sus múltiples variaciones que recibe en el transcurso de la cinta. Hay dos elementos protagonistas que destacan en esta partitura: las voces y el piano. Es en los momentos íntimos de la cinta donde Horner opta por el uso del piano, interpretado en esta ocasión por él mismo, acompañado por la voz aportando mas profundidad a las escenas. La orquesta queda reservada para los momentos épicos y más emocionales. Horner siempre usa las voces para dar colorido a sus piezas y en este caso, como ya hizo en la anterior, Las cuatro plumas, recurre a solos de voz para dar el tono exótico propio del lugar donde ocurre el relato. Existe ademas un tema secundario usado principalmente para la relación de Auda con el mundo que dejo atrás y su padre. Para estos segmentos, Horner hace un uso prominente de las voces, representando el aspecto mas tribal y antiguo del otro lado de la historia. Las voces suelen aparecer en las situaciones mas dramáticas y acompañan a otros instrumentos solistas a modo de lamento. En algunos casos parece como si Horner pretendiera darle una voz al desierto que se lamenta ante los sucesos que tienen lugar.
Un viaje por Oriente a través de la música
El disco arranca con los «Main Titles» para los que Horner ha contado con la colaboración de un famoso solista, Fahad Al-Kubaisi. Su voz ayuda a introducir al espectador y/u oyente en el lugar donde ocurre la historia. Después en menos de un minuto Horner introduce el piano, el otro protagonista de la banda sonora y presentandonos el tema principal de la película acompañado por otra voz, en este caso la de Susheela Raman, a la que se une de nuevo la de Al-Kubaisi para terminar de presentar el leitmotiv de la obra; melodía, voces y el piano.
Tras esta breve introducción Horner pasa a la segunda parte de la pieza que sirve para narrar la secuencia del pacto entre el emir y el sultán, en la que este último entrega a sus dos hijos para sellar el acuerdo. En esta parte del corte, Horner opta por una música ambiental y oscura, con una breve aparición de su tema secundario para el sultán y sus hijos, manteniendo siempre el tono tenso y dramático.
En el segundo tema del disco («Horizon to Horizon») Horner da rienda suelta a su melodía principal para describir el paso de los años, la infancia de Auda y su relación con la Princesa Leyla. Al principio Horner juega con la melodía usando el piano, y deja la orquesta en un plano más discreto esperando a tomar el relevo en la primera gran rendición del tema con la orquesta completa. En las múltiples variaciones de las que hace uso del tema, suele recrearse con la segunda parte del mismo para propinar el colorido exótico y arábigo, como ocurre al cerrar esta pista.
Con el tercer tema del disco («The Wonders of Wealth») Horner nos regala una de esas piezas, como ya hiciera en The Karate Kid, que recuerdan al puro estilo del Horner mas clásico. Como ocurre en la mayoría de las secuencias con un montaje en las que se observa el paso del tiempo, suelen ofrecer un escenario perfecto para que el compositor se luzca y Horner no desaprovecha la oportunidad. En este caso, es el único tema donde podremos oír un ligero tono cómico en la música, que acompaña perfectamente los cambios que acontecen en la ciudad gracias a las riquezas producto del petróleo. Horner crea un tema breve lleno de energía y júbilo, en el que prescinde de su idea central para dar a la secuencia una personalidad única, ya que no se encontrarán más momentos como este en el resto de la película.
El siguiente tema («I Have Chosen You») es uno de esos momentos íntimos para los que Horner prescinde de la orquesta, por completo al principio, dejando al piano en solitario. Esta idea le ayuda a crear un instante muy efectivo teniendo en pantalla a la pareja en su noche de bodas. Al comienzo de la escena el piano en solitario acompaña el íntimo diálogo entre la pareja. Auda cree que su matrimonio concertado significa que Leyla no le quiere y esta le confiesa que es ella la que eligió casarse. Es en ese momento de la declaración de amor cuando Horner irrumpe suavemente con su melodía principal y deja entrar a la orquesta suavemente, hasta que al final, de forma tímida, se apropia de la melodía central brevemente para cerrar el corte.
Para el corte «You Were a Prince», Horner se adentra de nuevo en el terreno oscuro y dramático con la muerte de uno de los personajes, mantienendo el sonido orquestal reducido y el empleo de voces para el aspecto mas dramático y étnico de la historia que suele ir vinculado al mundo del sultán que representa el lado mas tradicional de la historia. Destacan los solistas exóticos y el empleo de voz cuando la noticia del fallecimiento se revela.
El corte 6, «Leaving as an Emissary», es sin duda alguna un auténtico punto álgido del disco. Esta es una de esas escenas en las que Horner demuestra el excelente músico de cine que es, sacando el máximo partido a la secuencia. El emir encarga a Auda que viaje como emisario a visitar a su padre para evitar el inminente conflicto. En esta escena, la Princesa Leyla acompaña a Auda en el coche mientras sale de la ciudad y usan ese tiempo para despedirse apasionadamente. Para esta despedida, Horner escribe la versión del tema central mas bella de todas (minuto 2:10), para simbolizar la pasión contenida de la pareja para pasar al momento de la despedida final donde nos brinda la versión mas grandilocuente del tema. Destaca en esta interpretación la figura de los metales.
Para el corte de «Father and Son» Horner retoma el tema que anoto brevemente en el primer corte del disco que sirve para personificar el otro lado de la historia. El lado del sultán, mas tribal, tradicional y étnico. A partir de este momento de la historia comienza el viaje de Auda hacía sus raíces, donde verá la otra cara del conflicto. Para esta parte de la partitura Horner mantiene el sonido orquestal tenue y de fondo, para trabajar sobre todo con grupo reducido de solistas y voces dando un lado más reflexivo e intimo a las escenas. En el caso de «Father and Son» construye el tema más singular de toda la partitura. Con unas percusiones étnicas, el piano, solo de cuerda y voz crea la versión más intima de este leit motiv, con un sonido mas rústico, que funciona perfectamente con el montaje en el que el sultán intenta recordarle a su hijo las viejas costumbres.
En los siguientes temas («Phantom Army» y «So This Is War») Horner sigue desarrollando esta idea con el mismo esquema pero prescindiendo del uso de las percusiones y centrandose sobre todo en el piano y la voz. En la pista «So This Is War» Horner consigue llevar esta idea a su punto mas lírico y dramático para la escena en la que el hermanastro de Auda, Ali, reflexiona tras las secuelas de un ataque, sobre el sin sentido de la guerra. En este tema destaca especialmente el uso de la voz, que alcanza un tono desgarrador y bello al mismo tiempo. Uno de los temas donde Horner demuestra que menos es mas, logrando que los momentos mas dramáticos de la película tengan alma, con el uso casi exclusivo del piano y la voz.
En la pista 10, «The Blowing Sands», que narra la marcha del ejército «fantasma» a través de las tormentas de arena del gran desierto, Horner usa la voz y las cuerdas para emular el sonido del tortuoso viento, a la vez que insinúa una versión siniestra y oscura del tema principal. Para terminar el corte regresa a una versión del tema más esperanzadora, cuando finalmente salen de la tormenta para luego retomar su motivo secundario durante los momentos de reflexión entre Auda y su hermanastro Ali.
Enlazando con el tema anterior, «Fresh Water» acompaña la escena en la que exhausto y sediento ejercito encuentra una fuente de agua potable en pleno océano. Aquí Horner nos vuelve a regalar un tema al estilo mas clásico de su sonido, donde juguetea con la melodía principal concediendo un tono jovial y lleno entusiasmo. Estos temas evidencian una vez más la pulcritud de Horner a la hora de escribir para orquesta así como la importancia del uso de una melodía para conducir una historia y conectar al espectador con las emociones que ocurren en pantalla.
Los dos cortes siguientes son los más dramáticos y los que contienen la música de acción que acompañan a las escenas bélicas del film. Ambos contienen excelente piezas de acción, que aunque breves están cargadas de intensidad y brillantez orquestal. En «One Brother Lives, One Brother Dies» Horner tiene que cubrir un amplio rango de emociones ya que ocurren muchas sucesos en poco tiempo y la música tiene que pasar de una emoción a otra sin resultar vacía. Al comienzo de la escena Auda recibe un disparo en la cabeza en medio de una emboscada y parece que ha fallecido. Mientras es atendido por Ali, este recobrará el conocimiento ante los atónitos súbditos que le vitorearan como a un elegido. La música pasa de la tragedia, con un clásico ostinato de Horner, a la alegría con una rápida y épica entrada del tema principal, para pasar al instante de nuevo a la acción cuando el campamento es atacado por una avioneta. Para estos breves momentos de acción Horner recurre a toda la fuerza de la orquesta, percusiones marciales y metales brillan especialmente en estos fragmentos. Después del ataque y como el propio título del corte indica, Horner acompaña el momento de la perdida, con su tema secundario, iniciado por un solo de cuerda que le otorga un tono elegíaco a esta versión en la que los hermanos de sangre se despiden, acabando con la interpretación mas melancólica de tema central.
Con el tema de «Battle in the Oil Fields», en la que Auda entra en escena con su ejercito para unirse a su padre en la batalla contra el las fuerzas del emir, Horner construye en los primeros minutos una música de acción llena de épica y dramatismo. No es para menos, ya que en esta escena Annaud despliega un espectáculo visual aprovechando toda la dimensión del plano para mostrar la espectacular carga del ejército de Auda. Este es otro de los momentos en los que Horner demuestra no solo ser un maestro de la orquesta sino de la música de cine. Mientras tiene lugar esta secuencia, Horner apunta las primeras notas de su motivo central en un tono dramático y heroico. La batalla que ocurre en pantalla se traslada a la orquesta y los metales se enfrentan unos a otros mientras la percusión y las cuerdas le añaden ritmo y energía a la pieza. Horner trae de nuevo, por última vez, el tema central como apunto al principio del corte mientras Auda pelea por sobrevivir en medio del campo de batalla hasta que las cuerdas traen la calma al acabar la batalla y Auda debe afrontar su destino.
Para cerrar el disco y la película Horner escribe un epílogo («A Kingdom of Oil») que enlaza con los créditos finales donde, al más puro estilo tradicional, hace un resumen temático de la partitura. Este tipo de suites resultan tan poco habituales estos días, salvo en contadas ocasiones como en los trabajos de Michael Giacchino, que son todo un obsequio para cualquier aficionado a la música de cine y Horner es todo un maestro creándolas. Una excelente forma de cerrar el disco. El disco de la Varese con una duración de 55 minutos deja un espléndido sabor de boca ofreciendo una cantidad más que representativa del trabajo de Horner para esta película en la que faltarían tan solo algunos momentos incidentales.
Cabe destacar que como es habitual en los discos del Maestro los cortes están en orden cronológico lo cual ayuda a apreciar el sentido de la narrativa y sobre todo de estructura, algo que pocos compositores hoy día aportan a sus trabajos. En este trabajo como en todos los de Horner se evidencia la labor de un artesano de la música de cine, donde los temas son el hilo conductor de los personajes y las emociones y evolucionan con ellos. Además de otorgar una coherencia musical a toda la partitura. Sirva de ejemplo, la forma en la que Horner comienza la partitura con la voz como protagonista y la cierra de la misma forma pero un solista diferente para aportar el sentido apropiado al cierre de la historia. Es por esta y otras muchas razones por la que trabajos tan artesanales como este de Horner para Oro negro han de ser valorados más allá de gustos o predilecciones personales. En los tiempos que corren actualmente no es fácil encontrarse con este tipo de trabajos tan elaborados en la industria de Hollywood si no estamos ante un John Williams, un Danny Elfman y un corto etcétera.
Oro negro puede no ser una de las mejores bandas sonoras de James Horner, pero si es una de las buenas. Música de cine de calidad, un trabajo solido, con un tema principal de los que se quedan en la cabeza dando vueltas unos días y ademas ofrece un lado fresco y diferente al que uso en Las Cuatro Plumas, en el empleo de la voz y orquestaciones de oriente medio. Hay poco material de acción pero el que existe luce por su calidad orquestal. Para algunos Horner ya no es el que era, yo creo que deben ser ellos los que han cambiado porque trabajos como The Karate Kid y este Oro negro demuestran que esta en plena forma y aun tiene mucho que ofrecer. En el 2011 realizo dos trabajos, Cristiada (Un cinta que aun no se ha estrenado) y este Oro negro que ha visto la luz a principios de este año. Actualmente se rumorea que podría ser el encargado de componer la nueva película de Spiderman. No se vosotros pero Horner haciendo una de superhéroes, y de Spiderman nada menos, es algo para estar expectante. |
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