Tracklist:
- Dead Already (03:18)
- Arose (01:05)
- Power Of Denial (01:44)
- Lunch W/ The King (02:25)
- Mental Boy (01:43)
- Mr. Smarty-Man (01:11)
- Root Beer (01:05)
- American Beauty (03:05)
- Bloodless Freak (01:36)
- Choking The Bishop (01:51)
- Weirdest Home Videos (02:02)
- Structure & Discipline (03:05)
- Spartanette (00:59)
- Angela Undress (01:43)
- Marine (01:34)
- Walk Home (01:19)
- Blood Red (00:38)
- Any Other Name (04:06)
- Still Dead (02:46)
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El sentido y la música de American Beauty
Fíjate bien...
En 1999, Sam Mendes nos deslumbró con su opera prima en la dirección cinematográfica. La película en cuestión se llamaba "American Beauty" (podría traducirse como Belleza Americana, pero también es un tipo de rosas) y contaba con un gran reparto, tanto artístico como técnico, destacando entre los primeros el actor Kevin Spacey, y dentro del segundo el veterano iluminador Conrad L. Hall y el compositor Thomas Newman.
El guión fue llevado a cabo por el también debutante Alan Ball (ganador del Oscar por este trabajo). El propio Spielberg leyó el guión y se lo encargó personalmente a Sam Mendes, con la condición de que no cambiara nada -el propio director dijo que le ofrecieron el proyecto porque sería el que menos cobraría-. Finalmente, por acuerdo entre guionista y director, se suprimieron secuencias y se alteró el final, según confesó el propio Alan Ball en una entrevista tras ganar el Oscar.
El film no fue un rotundo éxito, pero ni mucho menos fracasó, por supuesto, su recaudación aumentó tras sus 8 nominaciones y sus posteriores 5 galardones (toda película ganadora del Oscar recauda un 25% más en taquilla, sin contar con una mayor venta de derechos y recaudaciones en vídeo), a pesar de que su carrera comercial estaba casi terminada.
Spielberg -a través de su productora Dreamworks- se anotó de nuevo un tanto gracias a su ojo clínico (¿recuerdan al rey Midas?) para elegir guiones y talentos. Recordemos que Mendes era director teatral y que montó "The Blue Room" con Nicole Kidman como estrella absoluta. De nuevo su reconocido instinto le reportó dividendos y prestigio; la película sólo costó 15 millones de dólares, lo cual es una auténtica miseria, si tenemos en cuenta que una producción media de Hollywood cuesta entre 40 y 50 Millones de dólares.
Kevin Spacey ganó el Oscar por su recreación de Lester Burham, Alan Ball lo ganó por su magnífico guión, Sam Mendes hizo lo propio con su buena dirección y Conrad L. Hall vio recompensada su gran labor como operador con un segundo Oscar (el primero lo ganó con su fotografía para "Dos hombres y un destino"), gracias al toque blanquecino que transmite a la película, resaltando el rojo de las rosas y haciendo destacar el blanco de las paredes de la cocina de los Burham. Conrad L. Hall falleció recientemente (el cinco de Enero de 2003), pero eso no ha sido obstáculo para que ganara su tercer Oscar por la impresionante iluminación para la otra película de Mendes, "Camino A La Perdición".
El montaje de Tariq Anwar, Annette Benning y el score de Thomas Newman quedaron finalistas. Probablemente todos los galardones fueron justos y recompensaron la gran labor de producción de todo el equipo, aunque hubo sórdidas excepciones que no se entienden muy bien (ese Oscar vilmente robado a Thomas Newman... es increíble).
Pero, ¿qué tenía esta película para agradar tanto a la conservadora academia? Pues... Nada. Porque conservador es el último adjetivo que se emplearía para definir American Beauty, ya que daba un gran palo al famoso "American Way Of Life" y al no menos famoso "American Dream".
El guión de Alan Ball (antes de este film, sólo había hecho guiones para televisión) estaba repleto de acidez corrosiva, de denuncia, de hipocresía, de humor negro, de falsedad, de crítica contra el sistema, contra las instituciones, contra el dinero y los cambios que este produce en el ser humano, a todo esto se le sumaba que contenía un par de desnudos adolescentes, quedando ya completa la provocación. En relación con los desnudos es curiosa la carta que apareció publicada en un periódico de tirada nacional en la que se ensalzaba la película, pero se arremetía contra los desnudos al ser "completamente innecesario para el desarrollo de la trama la aparición de esas dos chicas desnudas y la recreación en esa desnudez".
Todos ocultan algo en el mundo de "American Beauty", nadie se muestra como es, incluso Jane guarda dinero para una operación de pecho. Es la historia de la destrucción del matrimonio y de la familia Burham, un matrimonio hipócritamente perfecto que se esconde como la podredumbre debajo de la alfombra. Como ya se ha dicho, esta hipocresía se extiende a todos los personajes, ocultando todos una parcela importante de su ser, todos ocultan su verdadera personalidad, sus frustraciones y sus problemas, hasta que Lester no puede aguantar más, se quita los corpiños que le tenían atrapado y se muestra como quiere, haciendo lo que le viene en gana. De este esquema se sale Ricky (Wes Bentley), con la paradoja de que es él el considerado como "Freak" (Así en la V.O), como "pirado", siendo en realidad el único que se muestra tal como es, grabándolo todo con su cámara de vídeo, simplemente porque le gusta grabar cosas. Incluso confiesa abiertamente que lo más bello que ha grabado en su vida es una bolsa siendo llevada por un remolino de viento ("Hay tanta belleza en el mundo... que a veces siento que no lo aguanto"), una confesión de inocencia, de candor, de realidad, de integridad, una confesión que lleva a Jane a enamorarse de él. Ricky no piensa en los demás, no sucumbe a la sociedad, a sus gustos, modas u opiniones, simplemente se viste con su gorro, coge su cámara y filma la realidad, la vida tal y como se le presenta; la extraña realidad que siempre supera a la ficción ("Weirdest Home Videos"). No le importa que le rechacen, o le insulten, su integridad le permite estar por encima de todo eso, sabe que su fachada no es convencional, pero no pretende entrar en este mundo de mentiras y engaños. Ricky es un "Outsider", no quiere entrar en las convenciones sociales y se muestra como es, sabiendo que si tiene que gustar a alguien, será porque le guste como es, no quiere representar a alguien que realmente no es.
En esta película no sólo el guión era tremendamente sólido, sino que además el hilo conductor de la puesta en escena era realmente original: Las rosas (ya se ha dicho que American Beauty es un tipo de rosa).
¿Qué representan realmente las rosas? Sam Mendes nunca se pronunció acerca del contenido o significación de las famosas rosas, así que no nos queda más remedio que especular. Acerca de este tipo de símbolos existe una anécdota muy graciosa a cargo de Buñuel (ese gran talento del absurdo), que al ser preguntado en una ocasión por el significado de unas ovejas que aparecían en un film suyo respondió airado: "¡No lo sé!. ¡Pregúntenle a los críticos, ellos lo saben todo!".
Esta divertida anécdota nos muestra la inutilidad de buscar razones y sentido a todo lo que aparece en un pantalla de cine, a cada plano, a cada diálogo.
Las rosas aparecen diseminadas por toda la casa y en las secuencias más relevantes, lo que le da un aire de juego. Carolyn cultiva rosas y nos muestra sus secretos para cuidarlas, en este sentido podrían enlazar el recuerdo que guarda Lester de su joven y, por aquella época, liberal esposa (se paseaba desnuda en su juventud) con el despertar que siente en su vida y en sus instintos al conocer a la sensual y exuberante Angela. Así, las rosas harían de motivo conductor entre el recuerdo del deseo por su joven esposa de los setenta y el nuevo deseo renovado y encarnado en la joven Angela.
Aunque al hablar de estos significados semióticos podemos caer en la tautología, o peor aún, en la anécdota de Buñuel... En cualquier caso, suponemos que la las rosas sirven para algo más que para tapar la desnudez de Mena Suvari.
Volviendo a los personajes y a sus secretos, aquéllos que no ocultan nada, es porque se encuentran incapacitados para hacerlo, siendo paradigmático el caso de la madre de Ricky, incapacitada mentalmente para hacer nada, quedando junto con su hijo como los únicos restos de integridad de la película. A pesar de que Ricky sí esconde algo (su adicción a las drogas blandas), aunque este caso no lo hace por hipocresía o corrupción moral, sino por obligación ante la rigidez tanto paterna como social. Su padre (interpretado por el reciente ganador del Oscar Chris Cooper) esconde su sexualidad detrás de la hombría intachable de un coronel retirado de los "Marines", atacando la homosexualidad hasta en sus aspectos más sinceros y cariñosos.
Esto es lo que Freud denomina "Proyección", el individuo proyecta en su odio a lo homosexual un rechazo hacia su propia homosexualidad, no reconociendo su propia condición. Éste es sin duda el personaje que más oculta y el que más difícil de imaginar resulta, pero el resto también lo hace: Carolyn oculta un matrimonio fracasado, Angela oculta su virginidad tras una máscara de "devora hombres", "el rey del inmueble" esconde también otra farsa matrimonial, escudándose para ello bajo su estúpido lema: "Para tener éxito hay que proyectar una imagen de éxito".
Pero el gran protagonista de la cinta es Lester Burham, magistralmente encarnado por Kevin Spacey, en una transformación física y mental excepcional, reflejada en sus muecas, su forma de caminar cargada de espaldas, su absoluto sometimiento a su mujer, sus maneras de un hombre acabado y hastiado de la vida, rasgos todos transformados al conocer a Angela y liberarse de las correas que le atan.
Comienza el film con la voz de Lester aclarando que "Yo ya estoy muerto, aunque eso, claro, aún no lo sé", ahondando después en su propia mortalidad ya en vida al afirmar que, "en cierto modo, yo ya estoy muerto". Es el propio Lester, desde el cielo, el que nos adentra, con un bonito plano cenital y una cuidada iluminación, en una característica urbanización estadounidense de clase media-alta, en la que, estamos seguros, detrás de cada casa, se esconde una historia similar a la desarrollada por la película en la figura de Lester.
Prosigue Lester en su narración (ribeteada por la excelente partitura de Newman) mientras en cámara se nos muestra su anodina y amargada vida cotidiana, que alcanza su punto culminante cuando se masturba en la bañera ("Para mí, el mejor momento del día" -"This is the Highlight Of My Day", en la V.O.- la misma frase que empleó al recoger el Oscar). Lester se rebelará ante esta situación en la famosa secuencia de la cena familiar, en la que estalla la ira contenida tras tantos años, sin perjuicio del punto de inflexión previo que supone una de las maravillosas frases del guión de Alan Ball: "Es genial comprobar que todavía tienes la capacidad de sorprenderte a ti mismo". Aunque quizá la frase más definitoria de la película es la que pronuncia el propio Lester a su jefe de sección : "Sólo soy un tipo corriente que no tiene nada que perder", es tan definitoria que muchos podrían verse reflejado en ella.
La tarea de componer la partitura para la película recayó en Thomas Newman, hijo del famoso compositor, director musical, y autor de la fanfarria de la fox, Alfred Newman, que ya había sido previamente candidato al Oscar al menos en dos ocasiones y que había demostrado su valía en composiciones como "Cadena Perpetua", "¿Conoces A Joe Black?", "El Hombre Que Susurraba A Los Caballos" y "Esencia de Mujer" (con una calidad inversamente proporcional a la de los filmes que servía de soporte, excepción hecha, claro está, de "Cadena Perpetua").
Realmente, desconocemos por qué Newman fue el elegido, pero tras ver los resultados, sabemos que era el músico y compositor más adecuado y que nadie habría sabido como transformar la historia y las imágenes en una partitura musical que complementa la película en una simbiosis perfecta.
En el que, seguramente, es el mejor trabajo de toda su carrera (una injusticia manifiesta que no ganara el Oscar), Newman optó por aplicar su personal estilo, pero con particularidades. No utilizó la orquesta-sabia decisión- en favor de extraños y exóticos instrumentos no utilizados normalmente, pero que daban una dimensión extra a la película. Utiliza Newman instrumentos de cuerda extraorquestales como banjos, ukeleles, mandolinas, así como guitarras, tanto eléctricas como acústicas. El mejor ejemplo lo encontramos en el corte nº 1 del cd editado del score: "Already Dead", en el que también se emplean percusiones y membráfonos como el tam-tam (que marca un excelente ritmo), mientras que la melodía principal es llevada por una especie de xilófono, instrumento que es el primero en entrar, seguido en contrapunto imitativo de los citados cordófonos.
El corte en cuestión rebosa ironía por los cuatro costados y se adapta a la perfección a la secuencia inicial de la película (ya comentada), haciéndonos reír ante la inutilidad y el sometimiento de Lester a todo lo que le rodea. Newman sabe captar perfectamente que música e instrumentación debe emplear en todo momento, creando una expectativa de comedia que no se mantendrá a lo largo de la película, ya que sus cambios de registro son constantes.
Posteriormente, y siguiendo el orden de los cortes del CD, nos encontramos con un corte titulado "Arose", que pertenece a la primera ensoñación erótico-festiva de Lester tras conocer a Angela en el partido de baloncesto. La música asociada a esos momentos oníricos y al personaje de Angela es de extrañas sonoridades, con percusiones metálicas (Cfr. el corte llamado "Spartanatte") que producen un extraño efecto al ser contemplada la secuencia. El citado corte "Arose" contiene unos particulares tintineos metálicos (podrían ser triángulos) en una contrastación de la asociación comentada. Esta asociación metálica de Angela se romperá en una de las secuencias clave de la película, el encuentro entre Lester y Angela en el que están a punto de consumar el acto sexual. Aquí la música de Newman es sustituida por una bonita canción de Annie Lennox (no incluida en ninguno de los dos cd's), tal vez porque ya hemos salido de ese mundo onírico y entrado en la realidad, y en esta realidad, Angela cae a los encantos de Lester, rompiéndose la fantasía y entrando en el verismo, en la realidad, en la que, por fin, cae seducida.
Otra de las virtudes que hallamos es el uso de la música, halago que Newman deberá compartir con Sam Mendes, ya que hay secuencias que encajan perfectamente con las canciones que Mendes seleccionó e incluyó en la película. Podríamos poner como ejemplo la secuencia de la rebelión de Lester en la cena: Cómo un ser anodino y pusilánime impone su ley sacando la rabia y la furia que llevaba tanos años guardando. Aquí no hubiera funcionado ningún tipo de música incidental extradiegética que subrayara las imágenes y sus sentimientos, el uso de la música diegética en esta secuencia supone un contrapunto irónico y cómico a la subyacente crudeza de la escena, permitiendo incluso que los propios personajes hagan comentario hilarantes acerca de la música que escuchan en la "sabrosa y nutritiva cena".
En este sentido, Mark Russell y James Young dicen: "Las eclécticas texturas instrumentales de Thomas Newman se integran perfectamente con las diez canciones seleccionadas, sin perturbar en absoluto el equilibrio de la tensión dramática" ("Bandas Sonoras . Cine" / "Screencraft Film Music"), de Mark Russell y James Young, ed. Océano, 2001).
Otro momento destacado de la música es el excelente y apacible corte "Walk Home" que nos sumerge en el inicio de la relación entre los dos vecionos adolescentes, filmado con un plano lejano de los chicos, plano que nos muestra hileras de árboles y un coche fúnebre, mientras que la música nos hace sentir la quietud del momento, la paz.
El gran momento donde Newman utiliza su maestría para el sentimiento y la introspección, su maestría para hacernos sentir lo que los personajes sienten, la emoción del momento, y lo hace, por supuesto, con su instrumento favorito: El piano (Newman se especializó en este instrumento tras sus estudios de música).
El corte en cuestión es el denominado "American Beauty" en el Cd y posteriormente repetido como "Any Other Name", este corte constituye una de las mejores muestras de los ya clásicos temas de piano de Thomas Newman, quizá su marca de la casa, su sello, que lo hace distinguible del resto, su estilo, su razón para componer.
La música consigue crear una atmósfera perfecta (otra de las grandes virtudes de Newman es crear sonidos atmosféricos, que se ajustan como un guante a las imágenes, mediante el uso inteligente del sintetizador), mientras vemos en pantalla el ir y venir de una bolsa movida por el aire, a la vez, la voz "en off" de Ricky nos advierte que "Hay tanta belleza en el mundo..." Esta secuencia nos demuestra el cambio producido en Jane, desde el desprecio inicial, pasando por el interés y terminando en el amor, su cambio es palpable mientras escucha las palabras de Ricky y se da cuenta de la autenticidad de este chico, como lo es nuestro descubrimiento del sentimiento de la chica, primero con la mirada, después, con un beso.
La secuencia es la cumbre de la película, la secuencia por la que será recordada en un futuro lejano, la secuencia que mejor describe la película, la que resume todo el argumento, la que nos demuestra la virtud de la ingenuidad y la inocencia y la capacidad que tienen de despertar sentimientos, de despertar el amor.
Y es la belleza de la melodía (y del piano) la que nos hace evocar todas estos sentimientos, la que nos recuerda que seguimos vivos, que no vivimos para sofás italianos, ni para chalets adosados, sino para las relaciones con las personas, para el amor, para la honestidad, para la integridad, para creer en los demás, para entregarnos.
La belleza y sentimiento del ambiente se vuelven pura opresión y expectativa (con la utilización de los mismos instrumentos que en el corte comentado anteriormente) en el corte "Structure And Discipline", en el cual, se ven los planes de todos los personajes, envueltos en la noche. Planes de futuro, (los adolescentes y su fuga), planes de inmediatez (la sexualidad del Coronel Fitts) y planes homicidas (Carolyn, aunque no llega a consumarlo). Aquí, la música nos prepara para el desenlace, tanto de la secuencia, como de la película, creando una sensación opresiva y malsana, que nos hace estar atento al excelente montaje paralelo, mientras esperamos con impaciencia, sensación remarcada por el ritmo lento y cansino de la melodía interpretada por el piano, una sensación que se suma a la sensación de atmósfera ya comentada, pero una atmósfera que se torna en opresión tras la tranquilidad y la apacibilidad de los cortes anteriores.
Por último, ya bastante iniciados los créditos finales, vuelve el corte número uno, aquí llamado "Still Dead" y arreglado con una mayor presencia de los banjos y de la percusión, que le da un aire más divertido aún.
Es sintomática la fama alcanzada por este score fuera de los círculos de aficionados y coleccionistas, ya que ha trascendido los círculos de aficionados para incrustarse en el colectivo popular. Buena muestra de ello es la utilización del corte llamado "American Beauty" en una campaña televisiva navideña de una conocida cadena de televisión nacional y la remezcla del título principal realizada por Yakatta. En este sentido, también habría que comentar la gran influencia que ha ejercido esta banda sonora, y por ende el estilo de Thomas Newman, en otros compositores, entre los que destacan John M. Keane, compositor de la serie de televisión "C.S.I: Crime Scene Investigation", y el español Víctor Reyes, que prácticamente ha plagiado la instrumentación y las orquestaciones de Newman en su banda sonora de "En La Ciudad Sin Límites", partitura que le valió una candidatura al Goya. También pueden detectarse sus influencias en numerosos anuncios publictarios.
En definitiva, "American Beauty" es una de las mejores composiciones de Thomas Newman, en la que supo sacar todo el partido posible a su estilo y aplicarlo a una historia absolutamente contemporánea que no debe limitarse o ceñirse al consabido retrato de la doble moral americana y de la sociedad estadounidense. Amigos, el género humano es igual, sin distinciones, en todas partes del mundo. Pero... como diría Lester: "Seguro que no tienen ni la menor idea de lo que les estoy hablando".
Lo Mejor: Toda la partitura de Newman, la fantástica orquestación y producción (del compositor con su habitual productor, Bill Bernstein) y el magnífico guión de Alan Ball.
Lo Peor: Que le fuera vilmente arrebatado el Oscar a Thomas Newman y que todavía no se haya hecho justicia. Que sacaran primero el disco de canciones y hubiera que esperar a escuchar completa la magnífica obra de Newman.
Ricardo Torres
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