David Arnold ha confesado en varias entrevistas que su decisión de dedicarse a la música de cine vino influida desde su infancia por las sensaciones que ésta en pantalla, producía ante el espectador, esa capacidad de influir en el film y aportar sentimientos, evocaciones, en definitiva de fascinar. Cuando el joven músico visitó por primera vez una sala cinematográfica, el film que recibió el honor fue You Only Live Twice ("Sólo Se Vive Dos Veces"), la quinta aventura Bond, y ese instante cambió su percepción y por ende su vida, él quería hacer aquello que un compositor llamado John Barry realizaba en aquel film, él quería hacer música de cine, él quería poder componer una Bond movie.

Ya en los inicios de los 90, una vez el director Danny Cannon le concedió su primera oportunidad en The Young Americans, y la fama y calidad de obras como Stargate, Independence Day o Godzilla de Roland Emmerich, o Last Of The Dogmen de Tab Murphy le pusieron por méritos propios en el mercado, con una reputación y una capacidad de maniobra adecuada, su primer proyecto personal se puso en pie:

La re-grabación de una serie de canciones clásicas del universo 007, la mayoría del gran Barry, con arreglos orquestales del propio Arnold (que incluso toca el bajo, la guitarra, el piano o la percusión, según qué tema) e interpretación de grupos o solistas actuales como David MCalmont, Pulp, Aimee Mann, o Natacha Atlas, entre otros.

Un cumplido homenaje, que una vez llegó a las manos de Michael G. Wilson y Barbara Broccoli, puso al compositor de Luton como nueva opción para la saga tras el fracaso en el 95 a nivel musical del Goldeneye de Eric Serra.

El Nombre: Shaken And Stirred (1997), su instigador: David Arnold, su consecuencia: el compositor lograba su sueño de infancia, entraba por la puerta grande en el universo 007.

El Mañana Nunca Muere le esperaba con los brazos abiertos.

Tomorrow Never Dies

Título en español: El Mañana Nunca Muere
Año : 1997
Distribuidora: A&M Records
Duración: 53:54

David Arnold accede al mundo Bond

El Mañana Nunca Muere ofrece de entrada la mejor de las oportunidades a un compositor novel en la saga, un film decantado por la acción desde el principio, con multitud de instantes para el lucimiento, localizaciones orientales para mezclar el clásico tema de Bond con melodías étnicas, llenas de sabor exótico, instantes de relajación (no muchos) en los que desarrollar un tema de amor para la chica (en este caso la breve aparición de Paris Carver, un pasado romance de 007) y apoteósicas escenas de puro extasis bondiano, frenéticas, increibles (en todas las acepciones de la palabra) y variadas.

Y David Arnold lo aprovecha, vaya que si lo aprovecha, para crear su mejor partitura hasta el momento para 007 (en espera de disfrutar los nuevos aires del personaje en Casino Royale), y una de las cimas de la segunda parte de los noventa en cuanto a música espectacular, de acción, o directamente épica.

El Mañana Nunca Muere: La Partitura

El compositor no se guarda ningún as en la manga ya desde el comienzo, y el despliegue de furia, clase y emoción se abre con el espectacular "007 Logo / White Knight". Desde el mismo comienzo Arnold se desata, tiene seis meses para componer, y se nota su interés y esfuerzo en cada nota, por darlo todo ante la oportunidad de su vida, rendir pleitesía ante su héroe de infancia y hacerse merecedor de la bendición de su maestro, John Barry.

Los últimos dos minutos del tema, desarrollan además, el leit -motif  propio de esta aventura (Arnold crea un leit motif independiente para cada film aparte del recurso del tema clásico para las escenas de acción) a la manera más arrebatadora, con fuerte entrada de los metales y apoyo percusivo masivo, hasta la rendición final del tema de Monty Norman, de una epicidad estremecedora.

Son destacados dentro de la densidad de la obra (casi dos horas al igual que el film), el citado tema romántico presente en "Paris & Bond" o "The Last Goodbye" (donde merece una atención especial la profundidad emocional que el compositor consigue con la entrada de la guitarra española, en una interpretación desgarradora), el homenaje al Bond musical de toda la vida, que Arnold ejecuta con maestría en "Company Car", la percusión incesante de la huida del periodico de Carver (malvado de la función para más señas) en Hamburgo, en "Hamburg Break-Out", la huida imposible del garaje con el coche, conducido desde el asiento de atrás, en "Backseat Driver II" (memorables las entradas del tema principal del film y el sonido de la guitarra del tema de 007; cuando hace su aparición, Bond siempre demuestra porqué es el mejor), o la apasionante descripción musical al detalle de la caza por Saigón de la motocicleta que James conduce esposado a su compañera de aventuras, en "Saigon Motorcycle Chase / Backseat Driver III" (cómo se engarzan percusiones, motivos, rítmos, los aumentos de intensidad progresivos, se trata de una partitura cuidada y trabajada al detalle y se nota).

Dentro de la parte ambientada en Vietnam, sobresale como la música nos imbuye del ambiente de las localizaciones, los aires exóticos y la aparición del gamelán, el violín vietnamita y el erhu en "Chopper To Saigon" o el inicio de "Bike Shop Fight"(desplegando el tema de Tomorrow Never Dies), la instrumentación de "Escape From CMGN Tower", la melodía inicial de "Ha Long Bay" (bellísima) o la percusión oriental a base de taiko en el citado "Bike Shop Fight".

Sin embargo hay que saber cerrar el conjunto con un buen sabor de boca, y tampoco en esto fracasa Arnold al conseguir una conclusión sinfónica trepidante primero en los adrenalínicos "The Countdown", "Abandon Ship" o "Stealth Destruction", y finalmente abocado al lirismo más desbordante con "Mission Accomplished" (también conocido por "All In A Day´s Work"). Digno colofón a la primera aventura Bond en que se veía envuelto con un más que sobresaliente resultado.

No podemos dejar de comentar asimismo, que el compositor es proverbial autor de dos canciones para el film, no así de la que acompaña los créditos iniciales (obra de Mitchell Froom y Sheryl Crow). Éstas son "Tomorrow Never Dies" (con el mismo título de la canción principal, pero que fue desestimada y no utilizada finalmente en la película -en el Complete Promo es el último track del Cd-2, sin estar acreditada la cantante-), y "Surrender". Si bien su preferida, la segunda, no pudo ser la principal del film por motivos comerciales, al ser la intérprete de la primera, Sheryl Crow, mucho más conocida de cara al gran mercado, por encima de K.D. Lang. Eso a pesar de que el desarrollo temático de la partitura está basado en las notas de la canción interpretrada por Lang, y de que es, aunque esto es solamente una opinión, infinitamente más Bondiana y lograda que aquélla. El marketing pudo una vez más.

Lo mejor: La clase y la épica de "White Knight", cómo recurre al tema Bond en los poderosos "Backseat Driver" en sus tres partes, el lirismo del tema de Paris ("The Last Seduction", "Paris & Bond") y sobre todo el climático "Stealth Destruction / Mission Accomplished". Chapeau!.

Lo peor: No lo considero algo negativo de por si, ya que la partitura es muy larga y variada tematicamente, pero quizá, el tema Bond recibe una sobreexposición, al ser ésta más una película de acción y querer Arnold resaltar a la manera clásica, el poder de 007, para salir de lo más imposible, cada vez que tiene que hacerlo.

El Momento: Casi cada instante en que el tema Bond clásico invade el espectro sonoro, la sensación es embriagadora en manos de Arnold, pero sobre todos los demás, la parte final de la resolución de la aventura, con 007 haciendo un último rescate bajo el agua, "Mission Accomplished". Sencillamente, "Nobody Does It Better".

Gradación BONDiana de la partitura: Al rojo vivo.

The World is Not Enough

Título en español: El Mundo Nunca es Suficiente
Año : 1999
Distribuidora: MCA
Duración: 68:03

Bilbao, Londres, disparos, saltos al vacío, atentados políticos, persecuciones en lanchas motoras, y todo antes de los créditos

Quien domine el mercado del petroleo dominará el mundo, o al menos eso piensa un nuevo villano Bond, dispuesto de nuevo a hacerselas pasar canutas a 007. Y si esta vez la conspiración puede partir de dentro, con relativas sorpresas argumentales acerca de la ingenuidad de ciertos elementos jerárquicos de la Inteligencia Británica, miel sobre hojuelas.

La secuencia pre- créditos de este film es un nuevo Tour de Force apabullante de casi un cuarto de hora, de acción incesante y planteamiento argumental original, lástima que en la única edición discográfica hasta el momento de este trabajo no se conserve el inicio en Bilbao, con Brosnan paseándose ufano por las calles de mi ciudad. Resumiendo, Bond ha vuelto, Arnold lo hace con él.

The World Is Not Enough: La Partitura

La edición comercial de la composición obvia Bilbao como hemos señalado, para comenzar a desplegar el trabajo de Arnold, una vez nos hemos transladado a Londres. "Show Me The Money" y "Come In 007, Your Time Is Up" nos adentran en la acción desde el mismo comienzo. Se nos sumerge en la primera gran persecución del film con frescura, intensidad y prestancia, presentándonos el nuevo leit- motif para el film en cuanto las lanchas se lanzan a hacer cabriolas por el Támesis. Señalar la inclusión de un pasaje épico a los metales ya presente en Tomorrow Never Dies (más concretamente en la escena de la motocicleta), cuando se le cierra el paso a 007 y debe sumergir su lancha bajo un puente levadizo, justo antes de una nueva y potente rendición al tema Bond, con una entregada participación de la guitarra.

Es sin embargo, en los temas de ambientación de las diferentes localizaciones en que el agente se moverá, donde Arnold se juega sus bazas esta vez.  "Welcome To Baku" (atentos a los aires eslavos del tema de 007 al inicio y a la hermosa y sugerente entrada de la voz femenina), "Casino" recreación musical del lujo y la sofisticación de raigambre jazzy, o el "Elektra´s Theme" romántico y Barryniano (uno de los mejores temas de amor del compositor junto al "Daniel & Shauri" de Stargate), continuando lo ya dibujado en el anterior.

En los temas de acción, a pesar de su talento y pericia habitual, esta vez no se encuentra tan atinado, casos de los fuegos de artificio orquestales de "Ice Bandits", mezclando ya samplers y electrónica, o la larga Set-Piece de "Caviar Factory", donde recicla ideas ya expuestas en otros de sus trabajos de acción, asi como en el repleto de suspense musical "Going Down / The Bunker".

Más adrenalina consiguen hacer implosionar los más efectivos "Pipeline" con un crescendo en intensidad al piano y las cuerdas (atentos a la entrada de la trompeta a partir del 3:30), conforme el tiempo se agota para detener una bomba en el oleoducto, y sobre todo, aquel donde el compositor se deja definitivamente la piel para dejar un buen sabor de boca en esta su segunda partitura bondiana, la Pièce de resistence inacabable titulada "Submarine".

El tema comienza con aires marciales en intensidad creciente, frenando ésta para variar la melodía, introducir nuevas notas y continuar de forma novedosa, siempre evolucionando en ritmos, pero sin nunca detenerse, con instantes álgidos como aquel a partir del 2:16, en que Arnold comienza su ascenso imparable ya hasta el final, de frenetismo desbordado (reseñable la aportación electrónica a partir del minuto siete, con reminiscencias de Dark City, de Trevor Jones).

A la conclusión, sólo queda tomar aire, al igual que Bond tras su zambullida (perfectamente reflejada su falta de oxígeno musicalmente, entre el 5:12 y el  6:31), y dejarnos mecer por el relax ofrecido por el motivo a piano para el personaje de Denise Richards en "Christmas in Turkey", adecuada conclusión a la partitura.

Por último sólo diremos que esta vez se respetó totalmente la opinión del autor para con la canción inicial, componiéndola junto a los miembros del grupo Garbage, teniendo ocasión esta vez de incluir su melodía central en la misma, dejando para los créditos finales la presencia de "Only Myself To Blame", canción secundaria interpretada al estilo crooner por Scott Walker, recogiendo el tema de Christmas.

Lo mejor: La plena forma del compositor para dar una vuelta de tuerca más a su anterior partitura Bond y seguir aportando clase y poder sonoro al agente al servicio secreto de su majestad. Los imponentes "Show Me The Money", "Come In 007, Your Time Is Up" (donde Bond demuestra una vez más la razón de su doble cero), el fascinante "Welcome To Baku", el Barryniano "Elektra´s Theme" y la portentosa pièce de resistence final, "Submarine", de más de 10 minutos.

Lo peor: Que Arnold ya lo dejó practicamente todo dicho sobre Bond en su anterior composición, y ésta parece ser tan sólo un "aparentemente" más de lo mismo. La no existencia aún de un Complete Promo de esta obra que incluya, por ejemplo, el 007 Logo o las escenas de Bilbao.

El momento: La entrada en juego de la voz femenina en "Welcome to Baku" (embriagadora), la definición musical del personaje de Elektra, y cómo Bond resuelve una situación peliaguda con su lancha modificada en plenas calles de Londres, "Come In 007, Your Time Is Up".

Gradación BONDiana de la partitura: Muy alta.

Die Another Day

Título en español: Muere Otro Día
Año : 2002
Distribuidora: Warner Bros.
Duración: 55:01

Otra gran secuencia de apertura, de cómo Bond es capturado y repudiado por el MI-6

Tras tres años sin Bond, el agente con licencia para matar regresaba en el 2002, en un no va más tecnológico que incluía coches invisibles, tecnologías de cambio de cara y Palacios de Hielo a tamaño real, a la par que unos aires de modernización para la Saga, en cuanto al innovador montaje y los cada vez más imposibles Gadgets, que no prosperaría, a la vista del retorno a los orígenes literarios del personaje de la nueva entrega, "Casino Royale" en el 2006.

El no va más del retruecano argumental correspondía en esta ocasión al recurso de la captura y posterior tortura del agente, ahora repudiado por su propio gobierno y hundido en una carcel coreana, que sin embrago, cómo no, sabrá resurgir cual Ave Fénix, de sus cenizas, para obsequiarnos con un más dificil todavía, una vez más. Y como no guiado en las lides musicales por David Arnold de nuevo, regresando en su tercera aproximación al personaje.

Die Another Day: La Partitura

Los productores pidieron especificamente al compositor un modernización en sus composiciones, sin querer decirlo, le solicitaban un toque más rockero y sampleado que encandilara a los más jovenes para ir al cine. Afortunadamente, Arnold atendió estas reclamaciones, pero sólo a medias, porque si lo hubiera hecho como le pedían, hubiera roto con el estilo clásico Bond (algo que no se le perdonaría) y convertido a 007 en un pastiche. Pero si algo caracteriza al autor, es su capacidad para salir con bien de enbolados peores (que se lo digan sino a sus exquisitos trabajos para Godzilla o The Musketeer) y procurando respetar la tradición, dar lo mejor de sí, consiguiéndolo en parte.

Si bien su entrada en materia con el "007 Logo / The Surfers" prevee un Arnold en plena forma, y no es que no lo esté, hay otros instantes, en que esta petición específica de los productores, "Hovercraft Chase", "Bond Vs. Zao", "Virtual Reality Training" lastran los resultados un apice. Cuando nos encontramos con bucles sin fin, cortes de sonido de decimas de segundo (caso del primero), incluso rasgados sobre el propio audio (al más puro estilo scratch), nos sentimos fuera de onda, y con razón.

No obstante, el compositor sabe contentarnos y darnos nuestra ración del Barry más elegante ("Bathing Beauty", "Jinx & James´ Bed Scene") con el tema de Jinx (Halle Berry), nuestra acción con el toque mágico del tema Bond clásico, pasado por el tamiz latino ("Ford Fairlane Drive"), marcial ("Diamond Thief "), y emocionante ("Iceland Mission"), nuestra épica bondiana, y "con coros"("Escape Artist On Ice"-qué último minuto-, "Teaming up / The Antonov Takes Off", "Final Confrontation / Icarus Disconnected") y nuestro tema diferenciador del film (en este caso el citado "The Surfers" por ejemplo, o la primera parte de "Escape Artist On Ice").

Donde tenemos que mostrarnos indignados es en la nefasta canción interpretada por Madonna, y con la que nada tiene que ver el compositor, sólo faltaría. Es sin ninguna duda en absoluto la peor canción del universo Bond en toda su historia, dudoso honor otra vez logrado en base a cuestionables criterios de marketing. Si Madonna incluso, tiene que reconocer lo pésimo de su ¿canción?, que ya es decir.

Arnold se desentiende, como debe hacer, de la falta de sentido común del responsable en esos menesteres, y aún estando lejos de los niveles de calidad hollados con Tomorrow Never Dies, nos entrega esta Die Another Die, como su última aportación a la saga, antes del regreso a los orígenes orquestales y sinfónicos, de su más madura y excelente "Casino Royale".

David Arnold Will Return ...

Cada vez que sintamos la necesidad de inbuirnos en el mundo de 007, a través de sus cuatro composiciones, que esperemos sean muchas más, para el Agente Británico más famoso del mundo, un doble cero del MI-6, al servicio secreto de su Majestad.

Lo mejor: Que haya aún capacidad de sorpresa en la inusual forma de afrontar la partitura por parte de Arnold, con un cariz techno sampleado y de electrónica muy acusado, junto a la orquesta tradicional. La entrada de Bond en el film "The Surfers", el "Hovercraft Chase", el duelo a espada en "The Sword Fight", los toques latinos de "Streets Of Havana", o los potentes ritmos de "Final Confrontation" son buena muestra.

Lo peor: La nefanda canción, ¡qué horror, Dios mío!. Que esta vez al compositor le da por experimentar en exceso con samplers y la electrónica sustituye por momentos el buen hacer de la orquesta. Secciones dentro de "Hovercraft Chase" o "Bond Vs. Zao" por ejemplo llegan incluso a descolocar.

El Momento: la poderosa entrada en escena de Bond, subido a una tabla de surf a lomos de una imponente ola de 4 metros a los sones de "007 Logo / The Surfers" y el antológico y sorpresivo instante Swashbuckling de "The Sword Fight".

Gradación BONDiana de la partitura: Entre media y alta.

Casino Royale

Año : 2006
Distribuidora: Sony Classical
Duración: 74:07

David Arnold se decanta de nuevo por el lado más sinfónico y puramente orquestal en su nuevo y renovado acercamiento al universo 007, para acompañar el regreso a los orígenes del mito, un viaje a los inicios del agente secreto, cómo se forjó su forma de actuar, cómo obtuvo el doble cero, y mostrarnos como James se transformó en Bond.

Arnold realiza un acercamiento puramente Barry en los temas para los personajes femeninos del film ("Solange" o "Trip Aces" para la novia del sicario del villano, aficionado a perder al Poker,  y "Vesper", con variaciones en "Dinner Jackets", "I´m Yours" o "City Of Lovers", para la mujer que marcará a fuego el carácter de Bond), suntuosos y románticos.

Sin embargo, donde de verdad se suelta el pelo, es en los desaforados y portentosos temas de acción, que literalmente dejan sin aliento. "Miami International", con sus doce apasionantes minutos sin respiro a base de crescendos constantes, "African Rundown", un tour de force adrenalínico, o "Stairwell Fight" hipnótica descripción sinfónica de una pelea a machetazos como nunca habíamos visto,  todos ellos plenos de ritmo, percusiones poderosas, orquestaciones salvajes y un uso maestro de toda la orquesta.

No podemos dejar de dar las gracias a Arnold, quien los ha hecho estar disponibles, por tener la ocasión de disfrutar de una serie de Bonus Tracks, a través de I-Tunes para descarga directa, que completan la totalidad de lo grabado para el filme. No son los momentos más representativos del mismo, pero sí sirven para ampliar el disco oficial y conformar un Complete Score de la partitura.

Entre ellos podemos encontrar la música de la escena pre-créditos, caracterizada por el suspense musical, la creación de atmósfera (las secuencias transcurren en un granulado blanco y negro) y los golpes de efectos musicales, para acompañar cada patada y puñetazo de Bond, "License: 2 Kills"; la percusión étnica de "Mongood Vs. Snake", la entrada en escena del villano en "Reveal Le Chiffre", la sorpresa que da el personaje de Jeffrey Wright en un momento crítico ("Brother From Langley"), la acción final en Venecia en "Running To The Elevator", o el romanticismo de la variación del tema de Vesper, en "I´m Yours", de una belleza acentuada por los hermosos exteriores del Lago Como (Italia) en los que se encuentran los personajes.

Donde encontramos no obstante el alma de la partitura de Arnold para Casino Royale es lo que podríamos llamar una especie de buceo en los orígenes musicales del agente, al componer una especie de precedente del tema original clásico de John Barry/Monty Norman, que a lo largo de variados desarrollos durante la composición, acaba finalmente transformándose de forma totalmente orgánica en el citado inmortal tema para Bond. Este nuevo tema principal lo encontramos, impactante a partir de los 0:47 de "African Rundown", excitantemente Bondiano en "Blunt Instrument" (donde está mezclado e integrado con maestría en el tema clásico), apoteósico en "I´m The Money", o pleno de glamour, en las orquestaciones de "Aston Montenegro".

De este nuevo tema para Bond es precisamente, de donde está obtenida la canción ("You Know My Name") que Chris Cornell (quien fuera cantante de Soundgarden o Audioslave) interpreta en los créditos,. Y es que el tema Bond de toda la vida solamente se escucha en un par de momentos, y sólo en su totalidad, cuando el mito se conforma al final del film, cuando Bond es ya Bond, y la leyenda se fragua.

Es entonces cuando el compositor da el do de pecho, primero mezclándo el tema clásico con una versión trágica del tema de Vesper, integrándose ambos de forma natural en "The Bitch Is Dead", antes de explotar en el último tema, acompañando uno de esos planos y frases finales, no por menos conocidas menos magníficas, que el cine nos regala de vez en cuando, con una versión del tema de 007 sinfónica y apabullante, con el añadido de una percusión a base de bongos simplemente brutal, sirviendo de inmejorable colofón a este recorrido musical, por la creación y orígenes de un agente secreto, de nombre Bond, James Bond.

Lo Mejor: La apuesta nuevamente sinfonica de un hombre que se ha transformado ya, en el segundo compositor que más títulos ha compuesto para la saga. Los apoteósicos "African Rundown" y "Miami International", los dos temas para las chicas del film, "Solange" y "Vesper" y el romanticismo y momentum del muy Arnoldiano "City Of Lovers".

Lo Peor: Que el tema Bond de Barry-Norman, y del que todos los fans del personaje estamos enamorados aparezca tan poco. Algunos temas de ambientación como "Bond Loses It All" o "Bond Wins It All", que no aportan mucho fuera de las imágenes.

El Momento: La canción de Arnold-Cornell "You Know My Name", que gana con cada escucha, la llegada de 007 a Las Bahamas en "Blunt Instrument" y los excelentes arreglos del compositor en el resolutorio y, una vez más, impactante, "The Name´s Bond, James Bond".

Gradación BONDiana de la partitura: A pesar de la escasa utilización del tema de Barry/Norman, al rojo vivo.

Quantum of Solace

Año : 2008
Distribuidora: j records
Duración: 61:06

Daniel Craig regresa como James Bond 007, el agente con “recién adquirida” licencia para matar, al servicio esta vez, no de su Majestad Británica, sino de sus propios intereses en busca de venganza. La acción arranca apenas unos minutos después de donde la dejara su predecesora Casino Royale (se diga lo que se diga, una de las mejores entregas, sino la mejor, con una antológica dirección de Martin Campbell, e interpretaciones, que serán difícilmente igualables, de todo el elenco), introduciéndonos en una compleja trama a niveles mundiales, en la que el MI6 descubre una Organización a todos los niveles, que maneja muchos más hilos de los que debiera, incluidas ramificaciones en el servicio secreto inglés, y que es la máxima responsable de la traición y posterior  pérdida de Vesper. Su nombre Quantum. Desde este instante, Bond no cejará hasta acabar con ella, hasta los cimientos.
Una vez presentada la trama, la madeja empieza a desplegarse poco a poco, a través de multitud de países y varios continentes. En esta entrega 007 luchará contra el magnate y filántropo Dominic Greene (Mathieu Amalric), miembro destacado de Quantum, y contará con la ayuda de una persona tanto o más herida aún que él y en busca de venganza, Camille (Olga Kurylenko), para empezar a dar caza a todo aquel implicado en los acontecimientos del anterior film. Y esta vez, Bond estará solo, “M” le retirará los apoyos, y pondrá su nombre en busca y captura.  

David Arnold regresa tras Casino Royale.
Quantum of Solace: la Partitura

Tras lo conseguido hasta ahora para la franquicia 007, a David Arnold, afrontar la composición para un nuevo film le ofrecía varios senderos por los que transitar. Podía ceñirse a la adaptación para los diferentes acontecimientos de la trama del tema clásico, e imprimirle un nuevo vigor a lo ya creado en anteriores partituras, o podía partir de cero, y crear un score totalmente nuevo, en el que el tema de John Barry y Monty Norman permaneciera en segundo término y sólo apareciera en instantes contados a lo largo de la narración, para dar protagonismo a nuevos ritmos, nuevos temas de acción, y nuevas texturas. Porque no debemos olvidar, que hasta esta película, Bond se encuentra en un proceso que le llevará a ser ese agente que todos conocemos, pero aún no lo es, por ello el compositor toma la acertada decisión de no dar rienda suelta al motivo clásico, mantenerlo en la recámara y crear una partitura nueva, que tenga entidad por si misma.

Para ello, y como ya hiciera en Casino Royale, crea un breve motivo para ubicarnos en la trama de esta película, que nos haga diferenciarla musicalmente del resto. El tema se presenta por primera vez en el primer track “Time To Get Out” a partir del 2:58 acompañado de las notas del tema Bond de toda la vida, y en plena persecución por los tejados de Siena en “The Palio”, aproximadamente hacia el minuto dos y a un ritmo de mil demonios, y con más desarrollo por ejemplo, en el breve “Talamone” con intervención de una bella mandolina, o en el conclusivo “I Never Left” otorgándole una mayor elegancia aún y sentido del pathos.

No podemos obviar tampoco lo bien que Arnold engloba la acción a lo largo del mundo, sirvan de ejemplos la llegada de 007 a Puerto Príncipe en “Bond in Haití” y “Somebody Wants to Kill You” (con una bella aparición de la guitarra clásica), Austria, con ese impresionante “Night At The Opera” (vibrante descripción musical de las operaciones de 007 para desenmascarar a los miembros de Quantum durante una representación de Tosca), Italia con el anteriormente reseñado “Talamone”, o Bolivia, en “Bolivian Taxi Ride” (adaptando el tema Bond con guitarra y percusión) o el bellísimo “Camille’s Story”.

Sin embargo, los momentos que confieren personalidad, excitación y profundidad al conjunto, son los magníficos temas de acción, y los momentos en que el compositor ata esta partitura a la de Casino Royale, y nos recuerda que la historia del proceso de transformación de James Bond en el mejor agente secreto de la historia, aún no ha concluido.
De entre los segundos podemos señalar los emotivos “What’s Keeping You Awake”, con una emocional rendición a piano y cuerdas del motivo de Vesper, o “Forgive Yourself” acompañando uno de esos instantes que hacen que la nueva concepción de la saga sea tan aplaudida.

Entre los primeros, encontramos el dinamismo de los adrenalínicos “Time to Get Out”, pleno de fuerza y vibración sonora,  “The Palio” (atentos a partir del min.2, la pura definición de emocionante), “Somebody Wants To Kill You”, con guitarra española y percusión exótica hipnótica para glosar el primer enfrentamiento (de muchos) del agente en Haití, o el original “Pursuit At Port Au Prince”, con un inicio pausado con el tema que podríamos llamar de investigación (retomado por Arnold con brillantes resultados en “Night At The Opera”), y una entrada de las trompas puramente Bondianas que recuerdan al mejor John Barry para centrarse en la guitarra eléctrica como creadora de ritmos en el resto del tema, o los soberbios “Target Terminated” y “Perla de las Dunas”.
En cuanto al tema clásico, Arnold lo sitúa como ya hemos ido indicando en lugares estratégicos a lo largo de la trama, lo encontramos por ejemplo a modo de coda del tema inicial, mezclado con la melodía de la infausta canción, en la única aparición de la misma dentro del score) en el pleno de clase “Field Trip” (y es que la pésima canción no merece otro apelativo, a pesar de encontrarse mejorada en su versión en pantalla con respecto a la del disco, donde literalmente da grima), en el climático “Oil Fields” cuando 007 es arrestado(donde se puede escuchar semi-enmascarado conforme Bond escapa, hasta que surge con fuerza cuando su huida se consuma) o con cariz exótico en las escenas del taxi boliviano.

De lo que no podemos permitirnos dejar de hacer mención, es de la gran labor del compositor consiguiendo una integración perfecta con las imágenes. Instantes tan acertados como los de persecuciones y peleas ya se presuponen en la saga, pero la genialidad de momentos como la confesión de Camille a Bond y el posterior regreso al hotel a través del desierto  descubriendo la infame labor de Greene para dejar sin agua a todo un país recibe por parte de Arnold un  inigualable tratamiento musical, de una emotividad y lirismo bellísimos, y que hacen sobrevolar a esta partitura muy por encima de otras creaciones del género de acción en la actualidad.

Y es que como dicen los títulos de dos míticas canciones del universo del agente con licencia para matar, el compositor nos sabe mantener “All Time High”, y está muy claro que, sencillamente, desde el glorioso John Barry, “Nobody Does It Better”.

Lo mejor: La capacidad de David Arnold para no estancarse y seguir creciendo en calidad, en esta su V composición ya para la saga, la brillantez de los temas de acción, la adecuación de la música a los diferentes países en que tiene lugar la trama, y el bellísimo acompañamiento musical del origen de una venganza, “Camille’s Story”.

Lo peor: Sin duda, la canción. Tal vez asimismo, la falta de un gran tema de amor, aunque en la trama no tendría lugar esta vez, y que la partitura apenas utilice el clásico tema de 007 salvo en instantes muy contados y siempre en segundo término.

El momento: Muchos, pero lo reduciremos a dos instantes, la descripción musical de la operación que Bond lleva a cabo en Austria, “Night At The Opera” (de antología), y la explicación de Camille en Bolivia del porqué de su venganza (“Camille’s Story”), sublime y me quedo corto.

Gradación BONDiana de la partitura: altísima..

Asier G. Senarriaga