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Avanti

Avanti!


Compositor: Rustichelli, Carlo
Año: 1972
Distribuidora: Quartet Records
Duración: 55:22

 
Muy buena
Tracklist:
  1. Intro (00:16)
  2. Main Title (01:57)*
  3. To Ischia (02:16)*
  4. Grand Hotel Excelsior (02:37)*
  5. Miss Piggot (01:23)
  6. The Morgue (04:39)
  7. Cha-cha-chá (03:18)
  8. 'A tazza 'e café (02:20)
  9. A Tribute To Them-dinner (02:49)*
  10. Sunrise Over Mount Vesuvius (03:25)
  11. Willie & Kate (03:21)*
  12. Bruno's Theme (00:32)
  13. The Sicilian Waitress (02:19)
  14. A Walk Around Ischia (03:32)*
  15. The Stolen Photos (00:42)
  16. Wendell & Pamela (02:00)
  17. Suite 121-122 (05:11)*
  18. Permesso? (01:10)
  19. Coffee And Croissants (00:56)
  20. A Burial Front The Sea (01:50)*
  21. Finale (01:19)*
  22. Main Title (Alternate Version) (01:59)
  23. Outtake 1 (01:12)
  24. Outtake 2 (00:33)
  25. A Walk Around Ischia (Alternate Version) (03:30)
  26. Intro (Alternate Version) (00:16)
  27. *Los mejores temas

Unos días en Italia, la Isla de Ischia,
y un amor que cambiará dos vidas para siempre

Avanti cartelRecuerdo como si fuera ayer mismo, el día que vi por primera vez este filme, y al conocer su reparto, Jack Lemmon, Clive Revill, Juliet Mills, o quién se encontraba tras las cámaras como director y guionista, mi adorado Billy Wilder, junto a nada más y nada menos que su compañero de fatigas habitual I.A.L. Diamond, con quien escribiera y creara maravillas del calado de El Apartamento (The Appartment), Primera Plana (The Front Page) o En Bandeja de Plata (The Fortune Cookie), una premonitoria sensación de alegría ante lo que se presumía iba a ser una experiencia inolvidable, invadió a este cronista. Y voto a bríos, que diría un corsario a punto de abordar un paquebote cargado de tesoros, que aquella película, fue un ídem para mí.

La historia, en apariencia simple y sin mucha complicación, nos narra cómo un empresario americano millonario fallece en Italia, en la isla de Ischia, y su hijo acude al lugar para arreglar los papeles y la burocracia y repatriar el cadáver para su entierro en Baltimore (al que por cierto asistirán la plana mayor del gobierno estadounidense y muchos altos cargos mundiales), pero una vez allí, se encontrará con una confluencia de pequeñas complicaciones, cada más importantes y en aumento exponencial, que le llevarán, primero a ampliar su estancia aún a regañadientes, y segundo, a darse cuenta de muchas cosas que desconocía de su Padre y de su propia vida, a conocerse mejor a sí mismo, y a alcanzar la verdadera felicidad, renovando sus ilusiones perdidas en una vida apagada, de levedad y conformidad, gracias al amor. Conociendo a la verdadera mujer de su vida, a esa persona que hace que nuestros ojos se iluminen y brillen con un fulgor mágico cada vez que entra en una estancia en la que nosotros nos encontramos, y que llena nuestro interior de una luz especial, de una calidez, de la que nuestra vida carecía, y de lo que ni siquiera nos dábamos cuenta. Para Wendell Ambruster Hijo, un nuevo comienzo abría sus puertas ante él.

Pero para que la mezcla fuera no menos, sino perfecta, la conjunción de todas las piezas debía ser una composición musical que nos hiciera sentir la comedia, el drama, la magia, el amor, la luz de Italia, la alegría de vivir mediterránea, y sostenernos en un equilibrio sin igual, sin dejarnos caer nunca, haciendo que las piezas se fusionaran en una medida sin mácula. Y el Maestro Carlo Rustichelli fue el elegido por Wilder para acompañar esta historia, y aún no le hemos agradecido suficiente por haber tomado tal decisión, porque al hablar de Avanti!, la partitura, tres palabras nos bastan para que ésta sea definida,

una obra maestra.

Billy Wilder: Permesso? …
Carlo Rustichelli: Avanti!

Imagen Avanti!Wilder deseaba recoger un pedacito del alma italiana en el score de su película, y al plantearse qué decisión tomar para con la música del film, tras conocer a Carlo Rustichelli, esta decisión, como el mismo se encargaría de señalar, fue sencilla.

El autor italiano, nacido en 1916, llevaba componiendo para el cine desde 1939, y su corpus artístico ya era legendario antes de encontrarse con Wilder. Tras convertirse en colaborador habitual de multitud de directores italianos, de la calidad de Pietro Germi (Divorce Italian Style, Il Bravo, il Bello, il Cattivo), Gillo Pontecorvo (Kapo), Mario Bava (Kill Baby Kill) Mario Monicelli (The Organizer), Ken Annakin (Call of the Wild), Bruno Corbucci (Boccaccio), o Dino Risi (In the Name of the Italian People), y recorrer prácticamente la totalidad de géneros existentes, incluso el western, el fantástico o los péplums, recoger el guante del director vienés nacionalizado americano, fue un absoluto deleite.

Signore Rustichelli vio con agrado la posibilidad de lograr con esta partitura una especie de compendio de la visión de Wilder del alma italiana a través de sus melodías, y la selección que éste le había propuesto, no le parecía otra cosa sino, deliciosa.

No obstante no todo iba a ser una mera adaptación, pues el compositor iba a dejar su estilo en cada pieza, en cada nota, en cada página del pentagrama, y cada track grabado llevaba marcado a fuego la pátina de Carlo, pero aún así, aún habría espacio para un toque personal…

El Maestro Rustichelli adapta melodías y canciones preexistentes y consigue una partitura inolvidable

Como hemos señalado, Avanti! no es una composición original per se, se trata más bien de una partitura obtenida en base a adaptar una gran cantidad de piezas preexistentes, de canciones y melodías famosas en Italia, piezas que enamoraron paulatinamente a Billy Wilder durante el rodaje del film. No obstante, una vez trabajadas por el compositor, y mezcladas en su alambique de talento y sensibilidad, el resultado, se puede decir sin temor a equivocarnos, es otra cosa, una creación musical que trasciende sus orígenes formando un todo, absolutamente embriagador, y fascinante, un conjunto made in Carlo Rustichelli.

Imagen Avanti!Para Wilder, la canción “Senza Fine” debía ser una parte fundamental de la composición, y aunque ya empleada anteriormente en un filme como El Vuelo del Fénix (Flight of the Phoenix) de Robert Aldrich, el director la quería como perfecta descripción melódica del amor de los dos nuevos amantes. No podemos por menos que decir que se trata de una composición bellísima, que muchos años después ha sido asimismo utilizada en multitud de otros films, como Mi Vida sin ti (My Life Without You) de Isabel Coixet, o incluso de Ghost Ship, de Steve Beck, un film de terror sin pena ni gloria donde la presencia de la canción era uno de los pocos instantes destacados.

Al igual que “Senza Fine” para acompañar el amor romántico de Lemmon y Mills, Rustichelli también fue recogiendo otras melodías de hondo calado italiano, como el clásico “Palcoscenico”, que se convertiría en el tema de comedia de la película, aquel que reflejara la visión de los protagonistas sobre las curiosas costumbres de la isla, las digamos experiencias chocantes de las que los extranjeros que llegan a Ischia son testigos, la canción “Un ora sola ti Vorrei” para acompañar el recuerdo de los padres de los protagonistas en la cena homenaje a su recuerdo, que Wendell y Pamela tributan a sus progenitores, y en la cual la chispa del amor surge entre ellos (“A Tribute to them-dinner”). El tema “La Luna” se transforma asimismo, en el underscore de la pasión, digamos mejor, del deseo sexual más apasionado, dotándolo de un timing romántico de primer orden por el compositor en “Willie & Kate” para armónica, cuerda y gran orquesta, o “The Stolen Photos”, donde una melancólica mandolina marca la pauta.

No podemos tampoco olvidarnos del tema de la alegría de vivir, que Rustichelli recrea mediante el tema “A Tazza ‘ e café” orquestándolo con toda clase de instrumentos identificadores de la esencia mediterránea, como la mandolina, el acordeón, la bandurria y la guitarra clásica. Lo cierto es que la sola escucha de este tema nos traslada a otro lugar y casi consigue, bueno, sin el casi, que nuestros pies empiecen a moverse y nuestro cuerpo comience un alegre baile.

La combinación de todos estos motivos, la adaptación y re orquestación, y la dirección musical de Carlo Rustichelli, llenan la película de momentos para el recuerdo, de instantes que quedan fijados en la retina, como la llegada de Mr. Ambruster al Hotel Excelsior, dirigido de manera inolvidable por el manager Carlo Carlucci (Clive Revill), a los sones de “Senza Fine”, indicándonos subliminalmente, que en aquel lugar, en aquella isla, va a encontrar el amor, de nuevo. Pero el momento donde el tema crece y se fusiona con la historia de manera más bella es en el homenaje que los personajes de Mills y Lemmon realizan a sus progenitores, un tributo a su recuerdo, en el que el compositor arregla “Senza Fine” para una pequeña formación orquestal, con la cuerda y la mandolina en primer término, logrando empapar al oyente del recuerdo, quizá de algo no vivido por nosotros, pero sin duda, de algo que nos hubiera gustado vivir. A éste le sigue una nueva rendición en “Sunrise over Mount Vesubius”, donde una voz femenina nos introduce la melodía para que una variación de seda del Maestro nos conduzca a imaginarnos las estampas de la Isla de Ischia, desde el mirador del hotel, mientras nuestros ojos se funden con los de Wendell, quedándonos totalmente embobados ante la magia del lugar. La mandolina nos lleva al final del tema, mientras el acordeón y el violín entran y salen en un juego preciosista que emociona muy de veras.

Imagen Avanti!Rustichelli nos ofrece entonces un par de piezas de su propia cosecha, componiendo una especie de parodia cómica de la música de Nino Rota para El Padrino, con el pimpante “Bruno’s Theme”, para después mostrarnos la antítesis trágica de éste con “The Sicilian Waitress” a modo de representación sarcástica de estos Amantes de Verona de baja cota que suponen Bruno el botones y la camarera de pisos siciliana, quien amenaza sus sueños de volver a América, por un descuidado uso del amor (sic). El tema es de una belleza desgarradora, pero al pasarse por el tamiz cómico descarga gran parte de su tono elegíaco y trágico provocándonos la carcajada. Gran efecto el conseguido por el compositor.

Al auspicio de Wilder, encontramos otra de las secuencias inolvidables del film, el paseo por la isla de Pamela Piggot, con el impresionante “A Walk Around Ischia”, en el que a modo de Mickey Mousing costumbrista, Carlo se pega a las imágenes con la melodía de “Palcoscenico” como maestra de ceremonias, para acompañarnos en un viaje tronchante por toda la localidad, por sus gentes, sus calles y su vida inalterable al extranjero, que ve todo con asombro y encanto ante otra cultura. En este tema, justo cuando el carruaje de Miss Piggot pasa junto a un cine italiano en el que se proyecta Love Story, la música refleja las notas centrales del tema principal de Francis Lai, para inmediatamente regresar al “Palcoscenico” y provocarnos una sonrisa de satisfacción ante la magia que la música logra en su soberbia integración con las imágenes.

Y no podemos por menos que destacar otros muchos instantes inolvidables dentro de la partitura, como son el viaje a la isla, “To Ischia”, la descripción musical del hogar de Carlo CarlucciGrand Hotel Excelsior” (donde sólo se duerme en invierno), a los sones de una hipnótica versión del “Senza fine” al arpa, cítara, mandolina y violines, la ya señalada magia romántica de “A Tribute to them-dinner”, “Wendell & Pamela” (con una extasiante presentación del tema “La Luna”) o “Room 121-122”, donde la sencillez de los diferentes solos de instrumentos alcanzan una sublime definición de la belleza del amor cuando al fin llega, y éste es pleno, desinteresado y …

perfecto.

Cada año …
Del 15 de julio al 15 de agosto
Habitación 121-122

Imagen Avanti!Y si en alguna ocasión se encuentra con la Familia Trotta, procure no estrellarse en su viñedo, si tiene la fortuna de alojarse en el Gran Hotel Excelsior, pregunte por Carlo Carlucci, y dígale que es un amigo de Willie y Kate, no deje de cenar en su mirador restaurante al atardecer, eso sí, no pregunte que Pasta hay en la carta o el año que viene todavía estará escuchando una interminable lista de variantes de spaghetti, ravioli o lasagna, y báñese desnudo al alba en el mar sin preocuparse de que algún lugareño pueda hacerle fotos. Si luego se da un pequeño chantaje por ello, sonría y pague, quizá sea el único modo para esa persona de viajar a América.

Pero sobre todo, cuando alguien llame a su puerta y diga:

Permesso? …”

Prepárese para lo que pueda pasar si dice

Avanti!”

Quizá su vida cambie para siempre. Las de Wendell Ambruster Padre, e Hijo, lo hicieron.

Lo Mejor: El aroma Mediterráneo, delicioso, (“Main Title”), las límpidas melodías, (“A Tribute to them-dinner”, “Suite 121-122”), el encanto de la ligereza, y la belleza de la aparente sencillez, (“A Walk Around Ischia”), que se trata de un score durante muchos años olvidado que merece estar entre los clásicos de la comedia de toda la historia. El hacernos recordar para siempre unos días en la isla de Ischia, y conseguir que nos enamoremos sin remedio de una luz, unas costumbres y una forma de vida, a través de la música (“A Burial Front the Sea”).

Lo Peor: Que esta maravilla no haya tenido una edición discográfica en condiciones, hasta ahora. Pero afortunadamente, eso es algo ya solucionado, ¡gracias Quartet Records!.

El Momento: La historia culmina, dos personas se han enamorado ya, para siempre, la cámara en plano general se aleja pudorosa en travelling lateral mostrando al fondo el Mar Mediterráneo, y una melodía del Maestro Rustichelli nos hace estremecernos de emoción, “A Burial front the Sea”. Sublime, soberbio, inolvidable, magistral.

Asier G. Senarriaga

 
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