Tracklist:
- Duermen los niños - Andrés Calamaro
- Love - Buika
- Cuello de Eva
- Llegada a casa
- Primeras noticias
- Bienvenidos al sex-shop
- Sex-shop
- Música de cine
- Paseo al taxi
- Nana de mamá
- El sofá
- Habanera del viejecito
- El lío y el agua
- Cinco minutos de gloria
- Casa Cosme
- Ese árbol al final de la calle
- Harold en Italia
- Wiegen lied
- La huída
- Blues de Madrid - Andrés Calamaro
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Siempre he pensado que David Trueba es un director que sabe lo que tiene entre manos. Al menos sus películas anteriores así lo hacían pensar. La Buena Vida, Obra Maestra, Soldados de Salamina... Pero esta comedia que ahora nos ocupa, a pesar de una labor de dirección que se hace notar encierra una serie de defectos de entre los cuales destaca uno poderosamente: carece de una banda sonora de verdad.
Si en La Buena Vida era el experimentado Antoine Duhamel el compositor contratado (con cameo además), desde luego no extrañaba. Para nada, pues era una lógica recomendación por parte del ilustre Fernando Trueba, el oscarizado director que por entonces ya acudió a Duhamel en alguna ocasión. Luego vendría Obra Maestra, donde Roque Baños logró una excelente banda sonora que obligaba al director a haberse replanteado volver a contar con él. Pero uno no logra entender cómo un creador que parece tener una personalidad y que se rodea de gente capaz puede encargar la composición de una banda sonora a alguién como Javier Limón. Supongo que todo comenzaría a la hora de pedirle un puñado de canciones comerciales y que, automáticamente recaería sobre el mismo Limón el musicar las imágenes. No me explico otro modo de descuidar tanto un aspecto tan importante como una banda sonora.
Pero vayamos por partes. Encontramos varias canciones. "Duermen los Niños", compuesta por Limón, Calamaro y el propio Trueba. Una nana "moderna" totalmente olvidable. "Blues de Madrid", compuesta por el dúo Calamaro-Limón, que abre la película, así como "Love", de Buika. Ninguna de las tres merece la pena. Claramente se trata de una maniobra comercial que roza el ridículo. Pobre de aquél que compre el compacto porque le sonó bien alguna de estas canciones.
En plano instrumental, a cargo del primerizo Javier Limón se puede calificar de chapuza. Hay que destacar que sólo hay un par de momentos de aire fresco en medio del despropósito, claro que son temas de Berlioz y Schubert. El resto es para evitar a toda costa, pues roza momentos de verdadero castigo auditivo.
Cuando uno ve la película y capta el martilleo de un piano sin ningún sentido ("Cuello de Eva", "Primeras Noticias") o unos acordes de guitarra que cualquiera es capaz de ejecutar en el sofá de su casa ("Llegada a Casa"), no puede evitar pensar que le están tomando el pelo. Si además esa pretendida banda sonora no logra nada junto a la imagen ya la cosa se puede calificar de bodrio.
Resulta especialmente significativo el corte "Música de Cine", donde el autor de esta mal calificada banda sonora nos muestra lo que él piensa que es una música para la imagen: martilleo de teclas sin ton ni son. Para el momento de cierta tensión que presenta el tráfico de bebés, el autor ha debido contratar los servicios de un par de percusionistas de estos que tocan por las calles para que hagan algo de ruido ("La Huida").
Tan insufrible trabajo transcurre entre temas interminables que cualquiera podría ejecutar en casa, así como algunos más o menos animados para situaciones variopintas: bajo, punteos de guitarra y piano para "Paseo al Taxi" o una base moderna que podría ser el embrión de una canción ("Sex-Shop").
En resumen: un trabajo de aficionados que no hace más que demostrar la falta de consideración que a veces se tiene hace el oficio del compositor de cine, encomendando a cualquiera que se encargue de una partitura y, para más inri, sin rechazar el penoso resultado cuando aún se está a tiempo. Una verdadera desgracia.
Sergio Hardasmal
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