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Life

Bright Star


Compositor: Bradshaw, Mark
Año: 2009
Distribuidora: Lakeshore
Duración: 23:27

Muy Bueno
Tracklist:
  1. Negative Capability (3:55)
  2. La Belle Dame Sans Merci (2:28)
  3. Return (0:58)
  4. Human Orchestra (1:48)
  5. Convulsion (0:52)
  6. Bright Star (1:49)
  7. Letters (3:49)
  8. Yearning (2:24)
  9. Ode To A Nightingale (5:24)

Esta es la primera banda sonora del australiano Mark Bradshaw. Una obra menor, considerando la escasa cancha que Jane Campion concede al apartado musical en esta película y la humildad con que Bradshaw entreteje sus composiciones con recitaciones de los personajes, acentos de ruiseñor y versiones de temas clásicos de Mozart y Bach (también en el disco). Un acontecimiento, si atendemos a la pureza con la que el joven compositor acoge el encargo de ilustrar la tensión romántica de la cinta con el menor ropaje musical posible.

De hecho, Campion tiene una tirada por las películas históricas con tension romántica apoyada en músicas nada convencionales. En The Piano propició a Michael Nyman la banda sonora de su vida. En Portrait of a Lady buscó la versatilidad de todo un Wojciech Kilar. Para Bright Star, sin embargo, una película escrita y dirigida por la propia Campion en base a una biografía sobre John Keats de Andrew Motion con diálogos difíciles y muy tensos, la realizadora exige silencios y muy poco juego musical. Bradshaw se circunscribe a tales exigencias e hilvana temas de un preciosismo sutil, ofrece una lección de melocinematografía.

¿Qué papel tiene la música en una película? Esa es la lección. Bradshaw se acoge al propio discurso de Bright Star, donde Fanny Brawne (Abbie Cornish) pregunta a John Keats (Ben Whishaw) cuál es el objeto de la poesía en la vida ("Negative Capability")… El poeta inglés sale con esta parábola: “El propósito de bañarse en un lago una dulce tarde de verano no es cruzar a la otra orilla ni ejercitar los músculos con la natación; sino disfrutar de un momento mágico, irrepetible, suspendido en el tiempo sólo para el placer de tus sentidos…”

Bradshaw se documenta y se sumerge en la atmósfera romántica del Londres de 1818 y recrea unas músicas que ejerzan una vigencia perfecta en aquel marco. Los clásicos como Mozart o Bach tenían una vigencia indiscutible, pero en aquel tiempo no había radio ni tocadiscos y, fuera del ambiente cortesano, era impensable poder oír a una orquesta en plena ejecución. En las fiestas, en los bailes, solo uno o dos instrumentos hacían las funciones de un equipo, y en ocasiones toda la música era interpretada exclusivamente con la voz. De forma magistral, Bradshaw ejecuta el tema "Scotch Reel and Bonnie Highland Laddie", compuesto por Thomas Wilson en 1816 utilizando tan sólo tazas y cucharas de té y las palmas de la mano (lamentablemente esta pieza no se incluye en el disco).

Un joven valor de las antípodas

Mark Bradshaw encandiló a Jane Campion como músico y compositor de cortos: The Lady Bug, The Mirage y The Water Diary. Graduado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sidney, este joven músico ha colaborado ya en coros vocales, cuartetos de cuerda y orquestas. Su más reciente aventura músical fue una gira por Australia liderando un grupo de cuerdas, voces y electrónica denominado Mark Bradshaw And The Like.

Su dominio de las cuerdas le permite invadir los momentos de tórrida emoción temperamental con un violín desfrenado, tormentoso, como el que Hilary Hahn ejecutaba en The Village a las órdenes de James Newton Howard, o el que Brad Ellis ejecutaba en The Assassination Of Jesse James… y The Road a las órdenes del también australiano Nick Cave. En piezas como "Convulsion" y "Return", por fuerza breves, Bradshaw muestra de qué es capaz y atrapa el ojo (o el oído) de los críticos de bandas sonoras hacia posteriores entregas. La pieza que cierra el disco y la película, "Ode to a Nightingale" ("Oda a un ruiseñor") sumerge al aficionado melocinematográfico en toda una experiencia poética y romántica:

“Perderte a lo lejos, deshacerte, olvidar
que entre las hojas tú nunca has conocido
la inquietud, el cansancio y la fiebre
aquí, donde los hombres tan sólo se lamentan
y tiemblan de parálisis postreras, tristes canas,
donde crecen los jóvenes como espectros y mueren,
donde aún el pensamiento se llena de tristeza
y de desesperanzas, donde ni la belleza
puede salvaguardar sus luminosos ojos
por los que el nuevo amor perece sin mañana…
Suave es la noche, y tal vez en tu trono aparezca
pronto la luna, rodeada de mágicas estrellas…”

Lo mejor: La capacidad de este compositor novel para plantear una banda sonora muy personal, sin guiños ni la influencia de clichés ajenos.

Lo peor: La impermeabilidad de Campion en las escenas de mayor emoción romántica a servirse de la música. Lejos de apoyar los diálogos, el silencio disuelve muchos de estos momentos en la película y estoy convencido de que Bradshaw los hubiera salvado con el simple apoyo de un violín o un piano.

El momento: "Human Orchestra", una pieza en la que el propio Bradshaw se incorpora a los actores en un cameo para interpretar la Serenata en Si bemol K361 que Wolfgang Amadeus Mozart compuso en 1781 sólo con voces (a capella).

Jordi Montaner Maragall

 
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