Tracklist:
- La caduta degli Dei (Ouverture) (07:06)
- Titoli (02:07)
- Ninna nanna per Lisa (03:20)
- Il ritorno di Herbert (00:50)
- Titoli (ripresa) (00:45)
- La morte di Joachim (02:41)
- Ossessione (05:28)
- La caduta degli Dei (04:26)
- Tema di Martin (03:23)
- L'attesa di Sofia (03:49)
- Ossessione (#2) (01:08)
- Il ritorno di Herbert (#2) (00:51)
- Ossessione (#3) (04:02)
- L'incesto (04:24)
- Il ritorno di Herbert (#3) (03:27)
- La caduta degli Dei (#2) (02:55)
- Il tramonto di Sofia (03:39)
- La caduta degli Dei (#3) (03:55)
- Ossessione (#4) (02:51)
- Tema di Martin (#2) (02:54)
- Ossessione (#5) (01:15)
- Finale (02:00)
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Hay películas que uno descubre tardíamente, películas famosas que muchos ya han visto y que, cuando se hablan de ellas, siempre te encuentras con la archi famosa expresión de… “¡Cómo!. ¿Aún no la has visto?.”. Me sucede con Ciudadano Kane o Casablanca, dos clásicos de aupa, que aún no he podido ver, por diversas y variopintas circunstancias (bien porque no me corren prisa o tuve otras preferencias).
La Caduta Degli Dei (aka The Damned, 1969), traducida con acierto como La Caída de los Dioses, es una de esas películas, dirigida por Luchino Visconti, realizador italiano cuya filmografía abarca títulos indispensables como Rocco y sus Hermano (1960), El Gatopardo (1963), Muerte en Venecia (1974) o Boccacio’70 (1964).
La Decadencia de la Familia Essenbeck en Pleno Alzamiento de Hitler
La película transcurre en la Alemania Nazi anterior al estallido de la segunda guerra mundial, desde febrero de 1933 (con el incendio del Reichtag) a junio de 1934 (la famosa noche de los cristales rotos) y cuenta la degradación moral y corrupción extrema que sufre la familia Essenbeck en su lucha por conseguir el control de la industria siderúrgica.
La noche del incendio del Reichtag (donde Hitler acusa abiertamente a los comunistas, aprovechando la situación para darles caza e ir sumando más poder), el clan familiar se reúne en una gran cena para decidir el futuro del negocio familiar, momento en el que van quedando reflejadas todas las tensiones familiares por alzarse con el poder así como su posicionamiento ideológico y político.
Esa misma noche, el padre de familia, Joachim Von Essenback, es asesinado, recayendo la culpa del crimen en Herbert (un gran Umberto Osini), de ideología izquierdista, quien deberá abandonar a toda prisa la mansión, a sabiendas de su inocencia, y de que todo es una trampa para colgarle el muerto y que el resto de perros del clan familiar se repartan el pastel.
Frederick Bruckmann (un inmenso Dick Bogarde, famoso por The Night Porter, Justine o Morte a Venezia) se alzará con el poder, gracias a la intervención de su pareja Sophia Von Essenback (hija de Joachim), quien intercederá en el ascenso al poder en detrimento de su hermano Gunther Von Essenbeck, miembro de las SA.
Entre el clan familiar destaca, y sobremanera, el hijo de Sophia, un travestido pedófilo llamado Martin Von Essenbeck (magistralmente encarnado por Helmut Berger), una aparente mosquita muerta que se convertirá en la pieza clave de prácticamente todo el juego de poderes y corrupción al que asistiremos durante dos horas y media.
Crímenes, incesto, pedofilia, homosexualidad, traición, adulterio, juegos de poder … todo un cocktail digno del mejor Shakespeare, magistralmente narrado a través del pulso de Luchiano Visconti, con una fotografía barroca y un gran guión, excelentemente desarrollado y ejecutado, y que fue nominado a los Oscar de 1970.
The Damned, como se la conoció en EE.UU., fue la primera película calificada como X en su estreno en la televisión americana, y fue la primera de una trilogía que Visconti dirigió teniendo como tema Alemania. Las otras dos fueron Morte a Venezia (1971), donde Dick Bogarde interpreta a un compositor, Gustave Aschenbach (ligeramente basado en el compositor Gustav Mahler), que viaja a Venecia con la intención de buscar un periodo de reposo artístico, y Ludwing (1972), biografía del rey bávaro Ludwing, desde su coronación en 1864 hasta su muerte en 1886, donde Helmut Berger hace de Ludwing, con el gran Trevor Howard como Richard Wagner.
Entre el reparto de The Damned encontramos a una jovencísima y bellísima Charlotte Rampling (Babylon A.D., Angel, Swimming Pool, The Verdict, Angel Heart) como la mujer del fugado Herbert, pero sobre todo, encontramos a un grupo de actores excelentemente dirigidos y perfilados, donde atisbamos el germen de la podredumbre, un conjunto de almas ennegrecidas que se expanden y contraen a lo largo de dos horas y media, corrompiendo todo el metraje, minuto a minuto, con una excelente puesta en escena, como la dantesca y genial escena de la fiesta de las SA, antológica, donde acaban haciendo acto de presencia las SS con el amanecer del día, o el clímax final, donde Visconti pone toda la carne en el asador, de nuevo con garra y visceralidad, provocándote angustia y una sensación de mal cuerpo y malestar.
Es una de las mejores películas sobre la corrupción y degradación humana en tiempos de la ascensión de Hitler, donde cada una de las piezas (guión, dirección, actuaciones, vestuario, dirección artística, maquillaje, fotografía…) encaja perfectamente, conformando un puzzle que completa, magistralmente, Maurice Jarre, quien compuso una excelente y ajustada partitura, dominada por dos estilos; el suyo propio, identificable especialmente en el waltz que le dedica a Martin Von Essenbeck, realmente enfermizo, y un patrón más común de la música de cine italiana, con música dominada por las cuerdas, creando temas obsesivos y angustiosos.
Jarre Italianizado – 1969: El prólogo a los 70
Corre al año 1969, donde Jarre colabora con uno de los grandes del cine, Alfred Hitchcock, en el thriller de espías Topaz, partitura que increíblemente permanece inédita, y un año antes de su siguiente colaboración con David Lean, en Ryan’s Daughter (1970), magnífica partitura del maestro francés.
A pesar de la gran proyección de Jarre, que le lleva a ganar dos Oscars con sendos proyectos de Lean, Jarre no renuncia a seguir colaborando en el cine europeo, lo que origina que podamos disfrutar de una filmografía rica en calidad y cantidad, desembocando, en 1969, en una colaboración con Luchiano Visconti en La Cadute Degli Dei.
El score sorprende por una razón claramente evidente: mientras que se observa el estilo del compositor, inconfundible, en especial en el uso de las percusiones en clara alusión a la industria, o la melodía enfermiza de Martin, Jarre introduce unas sonoridades muy típicas del cine italiano, mucha cuerda, mucha tensión, muy opresivo, que trabaja magistralmente a lo largo de toda la partitura.
Leitmotiv de Martin y de la Familia Essenbeck – Ossessione
Maurice Jarre nos ofrece un gran motivo central, melódico, muy del estilo del compositor, que reutiliza brillantemente en una serie de variaciones a lo largo del score, oscureciéndolo y envileciéndolo para describirnos el carácter enfermizo y extravagante de Martin, o simplemente creando ambientes tensos e irrespirables.
En su versión más melódica es casi una especie de danza macabra, obscena y enfermiza, un Waltz para Martin, un personaje aparentemente secundario, pero que acabará jugando un papel fundamental en la trama de la película, cosa que la propia música incluso apunta desde el comienzo, otorgándole un gran protagonismo a ese motivo, que aparece desarrollado en todo su esplendor en el corte diez, “Tema Di Martin”, una especie de Waltz-nana, donde el piano y los violines construyen magistralmente el enfermizo y juguetón leitmotiv.
Una excelente variación del tema de Martin es la nana del corte tres, puro Jarre, con reminiscencias de trabajos anteriores y venideros (ese Jarre sinfónico y melódico de Doctor Zhivago, Grand Prix o Ryan’s Daughter). “Nina Nanna Per Lisa” es un motivo que Jarre asocia a una niña que es objeto de deseo por parte de Martin. Jarre convierte el tema de Martin en una variación en forma de nana, donde se fusionan la inocencia de Lisa y la pasión enfermiza de Martin.
Es también la obsesión de Martin, la obsesión por su madre, la obsesión por los niños, y finalmente, una podrida y asquerosa obsesión por el poder. La misma que posee todo el clan familiar de los Essenbeck en su lucha constante por el poder.
En general, el score trabaja fundamentalmente sobre dos motivos; principalmente, el asociado a Martin, y casi de la misma forma, el que podríamos denominar como el motivo conspirativo, o Shakesperiano, el de la familia Essenbeck, el motivo de “los malditos”. Es un motivo muy italiano, denso y dramático, muy oscuro por momentos, donde las cuerdas rasgan la tensión, tejiendo conspiraciones mientras los familiares se eliminan unos a otros.
El primer corte, “La Caduta Degli Dei (Ouverture)”, es una excelente muestra temática de lo que nos encontraremos desarrollado a lo largo del score, en una magistral suite de siete minutos que arranca con el motivo de Martin.
Acto seguido, antes del minuto, Jarre introduce un segundo tema, sepultado y oculto entre golpes de metales, tambores y baterías, conformando casi un sonido industrial y mecánico, en clara alusión a la industria siderúrgica de los Essenbeck. Durante unos segundos, toda esa batería de percusión hace acto de presencia, y, simultáneamente, los vientos van conformando el motivo de los Essenbeck.
Cuando la percusión desaparece, son los violines los que comienzan a desarrollar el motivo conspirativo de los Essenbeck, de una forma muy italiana, muy de la escuela de los compositores estilo Morricone o Donaggio (solo hay que ver incluso el listado del Track List, donde parece uno de los muchos discos del Maestro Italiano Morricone, con un corte como “Ossessione” ofrecido en cinco variaciones). El motivo es oscuro y dramático, un claro anticipo de todo lo que vendrá.
Pasado el minuto tres, Jarre reengancha en esta suite con el motivo de Martin, desarrollándolo hasta el minuto cuatro y cuarenta segundos, donde introduce la bella nana asociada a Lisa, y con un excelente remate final con la repetición de la percusión industrial de la familia Essenbeck.
Ésta suite es un claro y magistral reflejo del score, un buen resumen del mismo, y un buen apunte del material compuesto por Jarre que nos encontraremos a lo largo de la película y del disco editado.
El corte dos sería el que abre la película, “Titoli”, donde de nuevo la percusión de tambores y metales, acompañada de los vientos, construyen un tema agresivo para las escenas de los trabajos en la industria siderúrgica que vemos en pantalla, donde Jarre nos introduce, acto seguido el tema de Martin, para volver a finalizar con ese percusión, emblema del negocio de la familia Essenbeck (una percusión que me recuerda a grandes y magistrales trabajos del compositor, como Lawrence of Arabia o Mad Max : Beyond Thunderdome).
Ésta misma percusión, a modo de brillante cierre, pondrá el broche final en el corte 22, “Finale”, una excelente resolución musical para un brillante y magistral ejercicio cinematográfico.
De los cortes a destacar en el disco, nos encontramos el tema ocho, “La Cadute Degli Dei”, donde los violines, un poco herrmanianos y con ese toque italiano, convierten el aire en irrespirable, espesando el ambiente y viciando, musicalmente, el oxígeno con cada nota musical.
También es de destacar el corte trece, el magistral “Ossessione #3”, donde Jarre construye un excelente tema de tensión, a través de una siniestra percusión militar, muy al estilo de su magistral The Train, introduciendo varios elementos como el piano, para la escena en las que el ejército alemán y las SS se aproximan al pueblecito donde las SA se han reunido para celebrar una fiesta (un momento magistral y enfermizo), que acaba en una antológico escena con orgía sexual entre los miembros de las SA con dramático desenlace.
Conforme se aproximan los soldados al hostal donde se encuentran hospedados los hombres de las SA (excelente la escena de los soldados alemanes cruzando el lago en barcaza para amarrar en el puerto de embarque del hostal) Jarre introduce un cello para añadir más desasosiego a la escena, fiel reflejo de que vamos a asistir a algo realmente violento y dramático, como finalmente sucede. Éste uso del cello me trae a la memoria al de Morricone para generar tensión, como en la magistral The Thing (1982).
El corte catorce, “L’Incesto”, es otro brillante tema donde Martin consumará un incesto de forma violenta y especialmente dramática, arrancando a su madre la poca dignidad que le queda, y destruyendo completamente su integridad moral. Jarre introduce primeramente unas sonoridades atonales a través de percusiones oscuras y militares, para acto seguido, introducir el motivo enfermizo de Martin, desarrollándolo magistralmente, con inclusión de la nana del corte dos, fiel reflejo de la completa destrucción de cualquier signo de inocencia, convirtiendo el momento en un acto deleznable y asqueroso.
“Il Ritorno di Herbert”, corte quince, es una nueva variación dramática del tema central, donde los violines envuelven la melodía principal con un excelente sentido del dramatismo, para la escena donde Herbert retorna a la mansión para entregarse y que liberen a su familia, injustamente encarcelada como cebo para hacerle retornar.
El resto de los cortes son excelentes variaciones de los motivos anteriormente descritos, donde destacan las cuerdas, el piano, algunas baterías militares y mucha tensión y oscuridad musical, con momentos incluso siniestros, siempre con el toque de Jarre, y con un regusto del estilo italiano de composición musical.
Algo huele a podrido en los Essenbeck – Conclusiones
Estamos ante un score denso, complejo y que, a priori, puede parecer algo repetitivo y monótono, pero que trabaja espectacularmente con las imágenes, añadiéndole el toque enfermizo y siniestro que necesitaba el trabajo de Visconti.
Lo primero de todo, recomiendo encarecidamente ver la película, porque estamos ante una excelente puesta en escena shakesperiana en la época de la ascensión al poder de Hitler, con una familia pudriéndose cada vez más y más en su propio estercolero, peleando como animales por llevarse la porción más grande, por controlar la industria de los Essenbeck.
Y lo segundo, y ya enlazando con lo anterior, escuchar el score para poder analizar con uso de razón el excelente, detallado y minucioso trabajo de Maurice Jarre, una estructura musical obsesiva y retorcida, enfermiza y viciada, puro reflejo de la maldad que engendramos los seres humanos en nuestra lucha por el poder y la riqueza, capaces de llegar matar por lograr nuestros objetivos, y ahí, Jarre gana de goleada.
Lo Mejor: Como trabaja el score de Jarre en la película, y el motivo de Martin, digno de figurar entre lo mejor compuesto por Maurice Jarre.
Lo Peor: Quizás cierta sensación de estar ante un score muy parecido, algo monotemático, y cuya excelente complejidad puede no facilitar una audición amena, como tampoco su duración. No obstante, creo que es un mal menor teniendo en cuenta lo bien que trabaja la música de Jarre en la película, siendo fascinante analizar la estructura musical del score en relación con las imágenes a las que acompaña. Pero, “aviso para navegantes”: no es apta para todos los públicos.
El Momento: “Tema Di Martin” y “Ninna Nanna Per Lisa”, magistrales.
Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)
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