Tracklist:
- Cargo (3:23) (*)
- The Market (1:56) (*)
- The Ship (2:26) (*)
- The Hold (1:52) (+)
- Herman (4:17) (*)
- The Drawing (2:20) (+)
- The Killing (4:15) (*)
- Gull (3:18) (*)
- The Search (7:03) (*)
- Chris (3:07) (*)
- Gull Time (4:48) (*)
- Brooks, Subira and Chris (4:04) (*)
- Remember (3:54) (Cheikh Mamadou Ndiongue)
(*) Atribuido a Stephen Warbeck
(+) Atribuido a Sergio Moure
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Sinopsis
Chris (Daniel Brühl) es un joven europeo que se encuentra vagando por África occidental. Comete un pequeño hurto en un mercadillo y un altercado con la policía le deja sin pasaporte, por lo que decide meterse de polizón en la bodega del “Gull”, un desvencijado barco carguero que parte rumbo a Marsella con una carga de dudosa legalidad y una siniestra tripulación que esconde un terrible secreto. Durante la travesía Chris es descubierto y tendrá que enfrentarse a las diferentes neuras de los marineros y a extraños sucesos que tienen como origen la misteriosa bodega.
La película
Co-producción entre Reino Unido, España y Suecia con un presupuesto final de unos ocho millones de euros. Dirigida por Clive Gordon, quien afronta su primer largometraje de ficción tras realizar varios documentales de prestigio como The Unforgiving o The Betrayed. El guionista Paul Laverty también es muy conocido por sus colaboraciones con Ken Loach, y los intérpretes incluyen entre otros al británico Peter Mullan y al español Luis Tosar como el capitán y el cocinero respectivamente que intentarán proteger a Chris del drama que les atenaza. La película fue rodada entre febrero y abril de 2005 en Barcelona y Accra (Ghana). En la ciudad condal se consiguió alquilar un barco semiabandonado que hubo que poner en condiciones para navegar, aunque secuencias como las que transcurren en la bodega fueron rodadas en estudios de la misma ciudad.
Impresión general
Extraña película en la que la sinopsis que presentamos acaba derivando en una mezcla de géneros de resultados irregulares. No vamos a desvelar aquí ese gran secreto que navega con el “Gull”, pero si decimos que encontramos aventuras, suspense y thriller psicológico con asesinatos incluidos hasta desembocar en dos intensos dramas (uno familiar y otro social) quizás el lector se quede un poco confuso, pero es que esa precisamente es la sensación con la que uno termina el visionado. Teniendo en cuenta que es el fruto de un director de documentales y el guionista de Ken Loach, parece lógico que finalmente la historia se quede más cerca de la realidad que de la ficción, pero por lo visto el guión fue objeto de numerosas modificaciones y la producción estuvo sujeta a muchas incertidumbres, quizás por ese deseo de transmitir un mensaje de denuncia social muy claro combinándolo con apuntes de géneros mucho más comerciales. Lo malo es que al gran público pocas veces le gustan las medias tintas, con lo que la película no ha tenido el éxito esperado. En cualquier caso resulta entretenida, está muy bien ambientada, cuenta con excelentes interpretaciones (sobre todo Mullan y Tosar) y es absolutamente recomendable.
La música: complicado proceso de creación
Un mes antes de iniciarse el rodaje la productora gallega Vaca Films fichó al coruñés Sergio Moure, y poco después la buena relación de los productores británicos con Stephen Warbeck condujo a la intervención del músico inglés. Ambas partes consolidaron su participación llegándose al consenso de la creación conjunta, así que estamos ante uno de esos casos extraños pero muy interesantes de dos compositores trabajando para un mismo proyecto; vienen a la memoria títulos como el clásico Sinuhé el Egipcio y otros más recientes como El último mohicano, Gods and Generals, Sin City o Batman Begins. La co-producción internacional ha proporcionado esta curiosa pareja, a priori con estilos diferentes pero con varios puntos en común; un veterano y respetado Warbeck consolidado en la industria internacional, sobre todo desde que ganara el Oscar por Shakespeare in Love, y un joven Moure comenzando una prometedora carrera con su nominación al goya por Inconscientes. Ambos músicos aceptaron rápidamente la colaboración, Moure encantado de trabajar con el prestigioso Warbeck, y éste igualmente haciendo fáciles las circunstancias con su personalidad humilde y afable. Los dos han demostrado su buen carácter a BSOSpirit en sendas entrevistas y además Sergio Moure ha participado en los Congresos de Música de Cine de Úbeda en los que entre otras cosas habló de esta banda sonora, así que no sorprende que el trabajo común haya sido agradable e inspirador para los dos profesionales, aunque ambos coinciden en que compartir proyecto no es la situación más deseable para un compositor. A pesar de la buena voluntad de los dos músicos, el diseño de la banda sonora se complicó muchísimo al comprobar que el diálogo con el director Clive Gordon iba derivando desde una postura inicial que parecía muy clara hacia otras instrucciones no tan claras que daban a entender a los músicos que no estaban haciendo lo que se les pedía. Posiblemente el propio director pudo dudar en sus planteamientos sufriendo las presiones propias de un proyecto con un presupuesto semejante, o quizás influyó que no dominara aún lo que debe ser la música para historias de ficción. Tampoco ayudó nada que el montaje fuese alterado en varias ocasiones ni hubo facilidades para que los dos autores se reunieran durante el proceso de creación, con lo que se hace evidente que la experiencia debió tener sus momentos frustrantes. A pesar de todos estos contratiempos los dos músicos cooperaron, se reunieron cuando pudieron (unas veces en España, otras en Inglaterra), llegaron a su punto de entendimiento para que sus respectivas composiciones tuvieran la cohesión adecuada y por último se repartieron secuencias. En el montaje final la primera mitad de la película es la que más puede considerarse de creación conjunta, y la segunda parte es más territorio Warbeck. La grabación de la música se realizó en septiembre de 2005 y contó con 53 músicos, llevándose a cabo principalmente en A Coruña con la Real Filharmonia de Galicia bajo la dirección de Ernesto Briceño, aunque una parte (sintetizadores, guitarras…) se registró en los estudios Abbey Road de Londres.
El resultado de juntar dos genios
Llegados a este punto ya podemos decir que la banda sonora es magnífica. La película ofrece una trama tensa, oscura, claustrofóbica, y en buena parte logra sus objetivos gracias al trabajo sonoro (música y efectos). Desde su primer plano con la voz en off del atormentado capitán Brookes hablando de muerte y oscuridad sobre la desenfocada imagen de las calles africanas, la composición huye del colorido para ofrecer un tono gris, discreto pero efectivo (“The Market”, en el disco). Poco después Chris sigue sigilosamente a los marineros hasta el barco, y aprovechando la nocturnidad sube a bordo como polizón (“The Ship”). En esa secuencia la aparición del “Gull” ya nos ofrece una de las características más sobresalientes de la partitura: el uso de percusiones inspiradas en el propio barco, con sus compuertas, cadenas y paredes metálicas; para sugerir sus sonidos se utilizaron artilugios que incluyen cubos y planchas de metal, sartenes, un bidón, un viejo archivador de oficina o la puerta de un coche. Warbeck ya había probado alguno de estos “instrumentos” en Charlotte Gray, pero en este caso la música parece fusionarse excepcionalmente bien con el navío y sus continuos, amenazadores ruidos reales. Las imágenes de transición entre una secuencia y otra, con el barco avanzando en su triste singladura, son hábilmente subrayadas por pasajes con el tono sombrío y fatalista, y según evoluciona la trama por el gótico laberinto de pasillos, escaleras y bodega, va viéndose enrarecida por esas percusiones destinadas a minar la mente del espectador. La creación de atmósfera opresiva es continua, especialmente cuando los protagonistas están en esa bodega, núcleo y origen de todas las calamidades (“The Hold”). Y mucho más cuando la pista de sonido incluye todos los efectos de los pájaros tropicales que transportan, muy capaces de desquiciar a cualquiera. Aunque a los dos músicos les hubiera gustado enriquecer armónicamente la partitura, respetaron la decisión del director dejando una sonoridad homogénea durante toda la obra. En ese oscuro recorrido musical destacaríamos el primer corte del disco, “Cargo”, donde se plasman esas sonoridades metálicas tan acertadas y que en realidad corresponde a los títulos finales de la película; pero también el momento en que Chris descubre unos siniestros dibujos del capitán (“The Drawing”), la secuencia de búsqueda por el barco (“The Search”), el tenso y persistente ritmo propio del mejor John Carpenter en “Gull” o el sentido tema que acompaña la secuencia final, ya con la trama al descubierto y tres personajes enfrentados a su destino mientras las cuerdas, después de la presión metálica, aportan un sereno lamento (“Brookes, Subira and Chris”). La única música del film y del CD ajena totalmente a los dos compositores es la nostálgica canción de raíces africanas “Remember”, compuesta e interpretada por Cheikh Mamadou Ndiongue, un senegalés afincado en Barcelona desde 2001 que con su Cheika Band está fusionando sus orígenes con ritmos y estilos de otras culturas, y que llamó la atención de Clive Gordon en una actuación callejera de la misma ciudad. La canción aparece al comienzo de la película, justo en los títulos iniciales mientras vemos a Chris vagando por las calles; su entrada en el bar donde encontrará a la tripulación nos confirma que estamos ante un tema diegético, ya que en el local veremos actuar al cantante y su música prosigue de fondo durante la conversación del chico con los marineros. Una segunda canción, “Sama Yaye”, no se incluye en el disco.
Los créditos, el disco y el dvd: despropósitos varios
Hasta aquí hemos comentado el trabajo compositivo y su presencia en el film. Pero debemos aludir a ciertas cuestiones “formales” que parecen dignas de mención. Es cierto que en el montaje definitivo de la película hay más cantidad de música del compositor inglés que del español, pero llama la atención que los créditos iniciales de la versión estrenada en España atribuyan la música a los dos por igual, mientras que la versión para el mercado anglosajón expresa “music by Stephen Warbeck, additional music by Sergio Moure”. Parece que ciertos intereses han prevalecido sobre el sencillo hecho de que el esquema general de la música fue creado por los dos músicos contratados. También el CD indica en su portada que la música es de Warbeck, y con letra algo más pequeña que la adicional es de Moure. El dato es más interesante al saber que precisamente la intervención del compositor británico ayudó a que el nombre del español no quedara excluido de la portada. Se hace evidente que “los despachos” han tomado la decisión de aprovechar al máximo la presencia del autor de Shakespeare in Love en un intento de potenciar la venta de discos, ante una obra que a la vista de los comentarios de los dos músicos debe considerarse composición conjunta. Si a todo ello añadimos que de los doce cortes instrumentales (el décimotercero es la canción ajena a ambos) diez se atribuyen exclusivamente a Warbeck (42:39 minutos) y dos a Moure (4:10), y que el texto del interior de la carátula es descaradamente desigual en sus versiones inglesa y española (en inglés apenas se alude a Moure, dando todo el protagonismo a Warbeck), pues queda una impresión de maniobra comercial algo descarada y ciertamente poco elegante. Tan poco elegante como omitir el dato de que la dirección de orquesta corrió a cargo de Ernesto Briceño. El “olvido” hacia el compositor español prosigue en el Making of que incluye el DVD, con un breve apartado sobre la banda sonora en el que se le puede ver trabajando… aunque el director, que se refiere a la música como “una banda sonora increíble”, sólo menciona el nombre de Warbeck. Simplemente podemos decir que la carrera como compositor de cine de Sergio Moure apenas está empezando, y a la vista del reconocimiento oficial que ya tiene su música, su juventud, su interés por el medio y sus evidentes aptitudes, puede alcanzar las mayores cotas en esta industria, así que bien pudiera ser que quienes en este caso han decidido reducir el protagonismo de su aportación a esta banda sonora en el futuro tengan que arrepentirse de su decisión. En conclusión, Cargo es una banda sonora inteligente y muy eficaz, especialmente interesante por su pareja de creadores y que siendo un paso normal de calidad en la estupenda filmografía de Stephen Warbeck, supone aún más para la de Sergio Moure, ya que confirma la versatilidad de un compositor que como mínimo va a ser todo un lujo para el cine español.
Lo mejor: El adecuado tono sombrío y los efectos de percusión, en fusión con la sonoridad metálica del barco y bien mezclados con los graznidos de los pájaros de la bodega. Y la amistad nacida entre los dos músicos, que van a prolongar su colaboración a través de proyectos académicos y lo que surja en el futuro.
Lo peor: Aparte del menosprecio hacia la labor de Sergio Moure en la promoción oficial, quizás ver desaprovechados momentos clave como la secuencia bajo el agua, fundamental.
El momento: Uno de los de mayor intriga y tensión; con cuatro miembros de la tripulación desaparecidos, el resto buscando “palmo a palmo” y llegando al mismo punto clave: la bodega (“The Search”).
Heriberto Navarro
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