Tracklist:
- Navidad, 1970
- Madrid
- La llamada
- Circular 1
- Circular 2
- La primera vez
- David espía
- Ensayo de un crimen
- El flechazo
- La ventilla
- Ti sono molto vicino
- El fontanar
- Carne de cañón
- Por eso te disparó
- Fuego
- Tema de amor
- Clara y Sancho
- La carta
- Arrastrándome
- Navidad, 1996
- Somos
- Sufre como yo
- El rosario de mi madre
- Ay mi perro
- Whirl y reel 2
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Hablar
de Alberto Iglesias es hablar del compositor español de música
de cine con más proyección de futuro e internacional hoy día (sin menospreciar
a otros grandes artistas españoles como es el genial Roque Baños).
Iglesias se ha convertido desde hace unos años en el compositor
fijo de Pedro Almodóvar, director del cual sí se puede asegurar
que es el estandarte internacional del cine español (aunque su cine
no deje nunca de estar plagado de polémica, pues al igual que tiene
grandes seguidores, también tiene fuertes detractores). Y son estas
colaboraciones quizás las que le han permitido a Alberto Iglesias
conseguir una fama y un reconocimiento notable en el mundo de las bandas
sonoras. Reconocimiento indudable en el ámbito del cine español, pero
cada vez más al otro lado de nuestras fronteras.
Quedarse
simplemente en esta conclusión sería erróneo e injusto, pues el nivel
entre crítica y público que han alcanzado las obras de este compositor
no se debe sólo a sus habituales colaboraciones con Almodóvar o
con Julio Medem, sino también a que
estas relaciones siempre han estado apoyadas en hermosas y sobresalientes
partituras. En el año 2003 Alberto Iglesias celebró un concierto
en el Teatro de la Maestranza de Sevilla al que tuve la suerte
de poder asistir. En dicho concierto, la interpretación de las obras
de Iglesias se dividían en dos partes cada una referenciadas
a los directores anteriormente citados. Y con sólo asistir a dicho concierto,
cualquier aficionado a la música de cine se daría cuenta que la fama
que atesora actualmente Alberto Iglesias no se debe a las películas
en las que ha colaborado, sino a la calidad de su obra y a un estilo
clásico en su música siempre agradable al oyente.
Carne
Trémula es una de esas colaboraciones del compositor con el oscarizado
director manchego. En este caso para una película que narra una historia
dura, de la mala suerte que a veces nos impone la vida, del sentimiento
de culpabilidad que podemos generar ante los hechos que nos acontecen
y, sobre todo, una historia de amor a varias bandas, donde una vez más
serán los celos los auténticos protagonistas.
Ante
semejante relato, lo que el compositor nos muestra con su música son
melodías sobrias, de marcado carácter minimalista, con bellas y evocadoras
melodías que pese a esto, siempre proyectan cierta tristeza. No estamos
ante una comedia, estamos ante un drama, ante una historia de amor,
de tal forma que la música son estos sentimientos los que va a reflejar.
Iglesias desarrolla un tema central que podemos escuchar ya desde
el segundo corte del disco, “Madrid”, pero que a lo largo de
la partitura se irá recuperando y lo podremos disfrutar en sus distintas
variantes, las cuales suelen diferenciarse por el tipo de instrumento
que lo interpreta.
Y
esta es una característica general de Carne Trémula, los distintos
temas que crea Iglesias para las distintas situaciones y personajes
de la película, se nos irán mostrando bajo diferentes instrumentaciones,
de tal forma que un mismo tema puede llegar a representar perfectamente
situaciones bien dispares. Sin ir más lejos, en el primer corte, “Navidad,
1970”, podemos percibir claramente esto, donde el tema que abre
la película aparece interpretado a cuerda y a piano.
Sin
embargo, el disco contiene una serie de cortes que carecen de un mayor
interés por parte del oyente al consistir en una música más ambiental,
más de situación, cuya escucha dista de ser tan disfrutable como los
anteriores temas, y donde es el piano el instrumento básico para generar
esa tensión en la escena. Un ejemplo es el tercer corte, “La llamada”,
o la segunda parte del corte “David espía”, donde también se
recurre a unas melodías más rápidas para generar tensión en la escena.
Destaca
por su originalidad dentro de la partitura el corte número trece, “Carne
de Cañón”, pues, alejándose del estilo del resto del score, son
en este caso las percusiones las únicas protagonistas de la música,
interpretado con timbales.
Los
últimos cinco cortes del disco son canciones, por lo que los 60 minutos
que dura el mismo no es todo score de Iglesias. Estas canciones
son de estilo tradicional, salvo la última, “Whirl
and reel 2”,
que consiste en una música celta, interpretada con gaita, percusión
y música electrónica, cuyos autores son The Afro-Celt
Sound System (de un estilo muy parecido al de Hevia). La verdad es que sorprende encontrarse con
este tipo de música que desentona en demasía con el estilo del resto
de canciones y, sobre todo, con la música de Alberto Iglesias.
Las otras cuatro varían entre boleros (“Somos”, de Chavela
Vargas), rancheras o flamenco.
En
resumen, un bello score de Iglesias, muy en la línea musical
de este compositor, pero que no llega a ser sobresaliente en ningún
momento. Destaca la variedad temática del mismo y el uso de los diferentes
instrumentos, que permiten generar variaciones en los temas siempre
interesantes que impiden que el disco se haga repetitivo. La banda sonora
flaquea en aquellos cortes de música más ambiental y de situación.
Lo mejor: que es un disco que mantiene un buen nivel
constante a lo largo de su audición, con distintos temas bellos, que
parten de la misma base.
Lo
peor: que el nivel pese a ser bueno, no llega a ser sobresaliente
en ningún momento. Y los cortes más ambientales.
El
Momento: todos los temas son bellos, pero si tenemos que elegir
uno, ese será el “Tema de amor”, corte dieciséis.
Miguel
del Chicca (Alias: Zorro X)
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