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Un Mundo de Pura Imaginación
“El que no cree en la magia nunca la encontrará” (Roald Dahl)
Roald Dahl y su mundo de fantasíaTodo comenzó cuando el pequeño Roald, que estudiaba en Repton, Derbyshire, era invitado junto a sus compañeros de clase a aquella magnífica fábrica de chocolate de Cadbury's que se encontraba muy cerca de su escuela. Mal estudiante, y sobre todo mal escritor, según sus profesores, Roald destacaba sobre todo por su impresionante constitución física (unos dos metros de altura), que lo hacían estupendo para deportes de contacto. Esa mala experiencia en la escuela, y esa infancia de pobreza ocasionada por la pronta muerte de su padre, le colocaron en una posición envidiable para escribir su obra maestra, "Charlie y la fábrica de chocolate". Y son precisamente esas experiencias personales las que enriquecieron notablemente su escritura, convirtiéndolo en un verdadero Willy Wonka. A los 23 años Roald Dahl se alistó como piloto de cazas Gladiator en la RAF, luchando contra los italianos en el desierto de Libia. Después de la guerra, Roald se fue a vivir a Estados Unidos, más concretamente a Washington, donde trabajó como Agregado Militar Aéreo. Fue allí donde empezó su vida como escritor, al publicar unas crónicas sobre su experiencia en la guerra que le granjearían más colaboraciones a modo de historias cortas para revistas y periódicos. En 1943 publicó su primera novela infantil, creando unos personajes que serían revisionados por Joe Dante en su mítica película de los ochenta The Gremlins. Era una historia escrita para Disney, donde presentaba a unos extraños seres que no paraban de realizar destrozos sin que nadie pudiera verlos. Poco después, Roald inició su estupenda relación con el cine, escribiendo los guiones de You Only Live Twice (Sólo se vive dos veces) de James Bond, y la mítica Chitty Chitty Bang Bang, con una imaginería visual tan propia del escritor. Ya sobre los sesenta, Roald pudo disfrutar de éxitos con libros como James and the Giant Peach (James y el melocotón gigante) y sobre todo Charlie and the Chocolate Factory (Charlie y la fábrica de chocolate), siendo este último un bestseller arrollador en todo el mundo, y especialmente en Japón. A estos magníficos libros le siguieron los de Matilda, The Witches (Las Brujas), The Twits (Los cretinos) o The BFG (El gran gigante bonachón). Esta vida de humildad y tesón, representada múltiples veces en sus relatos en defensa del más necesitado, tuvo reflejo incluso después de la muerte de Roald Dahl, cuando su viuda Liccy Dahl creo The Roald Dahl Foundation, aportando becas para la educación de los más necesitados, así como recursos económicos para distintas áreas medicas.
Roald Dahl fue un verdadero Willy Wonka amante del chocolate, la aventura y la fantasía, capaz de conservar a una edad tardía una gran bola confeccionada con el papel metálico que servia de envoltorio a las chocolatinas que había engullido en su infancia. Y es que la vida de Roald convertía lo extravagante y mágico en pura realidad.
Willy Wonka and the Chocolate Factory | Charlie and the Chocolate Factory | ¿Cuál elegir?
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Willy Wonka and the Chocolate Factory
Título en español: Un Mundo de Fantasía
Compositores: Scharf, Walter;, Bricusse, Leslie, y Newley, Anthony
Año: 2005
Distribuidora: MCA REcords
Duración: 36:28
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Tracklist:
- Wonka's Welcome Song (01:03)
- Main title (golden ticket/pure imagination) (02:07)
- The candy man (02:31)
- Charlie's paper run (01:09)
- Cheer up, Charlie (02:39)
- Lucky Charlie (02:06)
- (I've got a) golden ticket (03:09)
- Pure immagination (04:20)
- Chocolate Explorers (02:16)
- Oompa loompa (00:57)
- The wondrous boat ride (03:32)
- Everlasting godstoppers/oompa loompa (03:17)
- The bubble machine (02:56)
- I want it now/oompa loompa (02:49)
- Wonkamobile/wonkavision/oompa loompa (01:48)
- Wonkavator/end title (pure immagination) (03:08)
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La primera adaptación de la novela de Roald Dahl no fue precisamente bien valorada por su autor, a pesar de ser el único escritor acreditado en el guión. Dirigida por Mel Stuart, un director que ha pasado con más pena que gloria por la producción cinematográfica, la película, a pesar de la inconformidad de su autor, es una verdadera joya que marcó a toda una generación. Si Roald buscaba que las personas vivieran ese estado de excitación que experimentan los niños con pasajes y momentos mágicos, la película lo consigue de lejos, a pesar de algunos momentos muy olvidables, algo normal en una película de bastante duración para ser infantil.
Gene Wilder está inconmensurable en el papel de Willy Wonka, centrando casi toda la atención del público sin recurrir a sobreactuaciones, sino más a bien a miradas cómplices con el espectador, creando un personaje con ciertas ambigüedades que a ratos roza lo tenebroso. Sus respuestas a las desapariciones de los distintos niños caprichosos son de una frialdad terrorífica, que se ven compensadas con la magia de todo su mundo reflejada en sus ojos.
Si Gene Wilder está clavado como Willy Wonka, el pequeño y rubísimo Peter Osturm no se queda atrás como Charlie. Para Charlie, Peter presenta un niño lleno de bondad, humanidad a través de sus inocentes ojos, demostrando que como actor joven era un niño plenamente carismático. De ahí que sorprenda que Peter Ostrum no haya realizado ninguna otra interpretación cinematográfica después de su estupendo papel como Charlie, viéndolo por ultima vez en el "así se hizo" de la película de Stuart que acompaña la recomendable edición en DVD (con el español neutro que escuchamos en su momento en nuestro país).
El resto de la película se salda con desigual fortuna. Los Oompa Loompas son lo peor de la función, siendo sus canciones retentivas, pero machaconas y aborrecibles a la vez, una misma canción con variaciones en las letras sacadas de forma más o menos fiel del texto de Roald Dahl . Su caracterización verdosa no hace más que envejecer mal conforme pasa el tiempo.
La correcta dirección artística es también muy deudora de una época bastante nefasta, como fue la época de los 70 para una imaginería visual abarrotada de pelos a lo afro o de pantalones de campana.
En cuanto a la dirección de Mel Stuart, aunque rudimentaria y típica de producción Disney de la época, aportaba momentos
realmente conseguidos, como la parte donde se van descubriendo los ganadores de las tabletas doradas, con ese ritmo desenfrenado de viajes a distintas zonas del mundo.
La Banda Sonora de Walter Scharf, Leslie Bricusse y Anthony Newley
Walter Scharf ha sido un compositor que ha trabajado intensamente a lo largo de su carrera, con más de seis décadas entregadas a la música de cine, que se dice pronto. Este trabajador infatigable no ha tenido, tristemente, un éxito de relumbrón. De ahí que esos sesenta y pocos años de trabajos y dedicación hayan pasado más con pena que con gloria. En Willy Wonka and the Chocolate Factory, Walter hace las funciones de Supervisor Musical.
Anthony Newley aporta una breve carrera para la música de cine, con cuatro proyectos en unos 40 años de músico. Junto a Leslie Bricusse, que se encarga del grueso de las canciones, forman el conjunto musical de Willy Wonka.
El estilo musical de Leslie, creador de las canciones de Victor/Victoria o Doctor Dolittle (la primera versión de 1967), está plenamente representado en la banda sonora, especialmente en la excelente "Pure Imagination", canción que es el timón de mando del resto de la composición.
Willy Wonka and the Chocolate Factory está editada por MCA Records en una edición que, según versa su portada, es especial y conmemorativa de su 25 aniversario. Y muestro cierta ironía sobre el adjetivo especial porque el sonido de la grabación deja bastante que desear, llegando a distorsionarse en más de una ocasión. Se nota la falta de una remasterización en condiciones palpable, sobre todo en las canciones, donde las voces no están bien diferenciadas de la orquesta, y parecen estar formando un bloque.
En cuanto a la partitura, evidencia su objetivo principal, la de ser un musical en toda regla. Así, el CD abre con una obertura "Main Title (Golden Ticket) / Pure Imagination", que es un repaso instrumental por los mejores temas.
Le sigue la estúpida "Candy Man", una canción ciertamente descartable, muy en la línea de las canciones tontas Disney, de algunos subproductos de esta compañía de la época.
El corte "Carlie´s Paper Run" es un diálogo insertado en un breve apunte musical, mientras vemos como Charlie se gana la vida repartiendo periódicos, mientras que "Cheer up, Charlie" es una canción interpretada por su madre, tranquila, melódica, pero poco retentiva. Nada del otro mundo, donde la voz de Diana Sowle no está a la altura.
"Lucky Charlie" describe uno de los mejores momentos de la película, cuando Charlie descubre el ticket dorado. El corte empieza con el tema de Candy Man, la tienda donde Charlie compra habitualmente sus chucherías. La música se vuelve juguetona y finalmente triunfal. Charlie sale corriendo con su ticket en la mano con el tema principal de fondo. Un gran tema.
"(I´ve Got A) Golden Ticket" es uno de los momentos más divertidos de la película y a la vez de la partitura. Canción interpretada estupendamente por Jack Albertson, el actor que da vida al Abuelo Joe, es el tema principal de la película, el leitmotiv del "Golden Ticket" en un aire circense y ciertamente cómico. Otro estupendo corte.
Por fin encontramos a Willy Wonka en "Pure Imagination", la canción estrella del CD, como he comentado anteriormente. La voz de Gene Wilder puede mostrarse como poco agraciada para las dotes melódicas, pero la canción se adapta perfectamente a su peculiar voz, destacando su interpretación en el retentivo estribillo. Willy Wonka enseña a sus invitados un campo abarrotado de golosinas y una cascada de chocolate. El mundo es mágico, de pura imaginación.
"Oompa Loompa" es un tema demasiado pegadizo aunque muy tontorrón y, sobre todo, agobiante. Los pequeños Oompa Loompas, los trabajadores exóticos de Willy Wonka, aparecen cada vez que a un invitado le da por demostrar sus especiales caprichos, desembocando en alguna de las peores paranoias de Willy Wonka hechas realidad.
"The Wondrous Boat Ride" tiene bastante de alucinógeno, describiéndonos el viaje de todos los invitados en una especial barcaza por el río de chocolate. Gene Wilder hace aquí una magnifica interpretación, demostrándonos ese lado terrorífico del que hablábamos anteriormente. El tema es singular y gana en detenidas escuchas.
La aparición de "Everlasting Gobstoppers/ Oompa Loompa" en el CD escapa totalmente a mi razonamiento, porque no deja de ser una acumulación de efectos sonoros de las máquinas únicas de Willy Wonka, capaces de hacer chicles que nunca pierden el sabor, entre otras genialidades. El corte termina de nuevo con los Oompa Loompas llevándose a otro desgraciado niño, en este caso a una hinchada Violet.
"The Bubble Machine" describe el único momento en que Charlie se deja llevar por ese mundo de fantasía, convirtiéndose junto a su abuelo en una verdadera burbuja humana. La música se torna bella y melódica en un primer momento, describiendo el baile aéreo de los dos personajes. Después, ambos están a punto de acabar como el resto de niños invitados, pero el abuelo descubre que a través de los eructos pueden salir de esa delicada situación. Evidentemente, el corte se completa con una colección ejemplar de gases corporales.
En "I Want it Now/ Oompa Loompa", la niña caprichosa, Veruca, protagoniza aquí su momento "Oompa Loompa", es decir, acompaña a sus desaparecidos compañeros. Un corte muy olvidable.
Con solo dos niños para conseguir el premio final, "Wokamobile, Wonkavision/ Oompa Loompa" se presenta como la despedida final de uno de ellos y la declaración definitiva de Charlie como ganador del premio que Wonka le reserva secretamente. El corte, de nuevo, es una acumulación de efectos sonoros y diálogos terminando de nuevo con los Oompa Loompas.
Finalmente "Wonkavator /End Tittle (Pure Imagination)", presenta el triunfo final de Charlie, apartándolo de la pobreza a él y a su familia con un final distinto al libro original, donde se cierra esa amistad futura entre los dos personajes principales, cuando Willy Wonka le cede todo su imperio a Charlie con la posible opción de desaparecer para siempre cansado de tanto trabajo (algo contradictorio, cuando Wonka siempre ha luchado por la magia y la imposibilidad de vivir sin ella, un gran fallo de este final ciertamente precipitado). Un reprise cantado de "Pure Imagination" cierra el disco.
Evidentemente y después de realizar un repaso corte a corte, comprobamos que la partitura de estos tres músicos dista mucho de ser perfecta. Es cierto que toda ella se debe a las virtudes y los defectos de una película, bastante lastrada por la época, pero con la capacidad en algunos momentos de trasladar a los espectadores la magia de la que Wonka o el propio Roald, siempre alardeaban. Es por ello que el CD aporta esa irregularidad al oyente, a pesar de tener momentos realmente conseguidos.
Lo mejor: “Pure Imagination”, una gran canción.
Lo peor: Las canciones de los Loompas, pesadas y reiterativas.
El momento: "Main Title (Golden Ticket) / Pure Imagination"
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Charlie and the Chocolate Factory
Título en español: Charlie y la Fábrica de Chocolate
Compositor: Elfman, Danny
Año: 2005
Distribuidora: Warner
Duración: 54:48
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Tracklist:
- Wonka's Welcome Song (01:03)
- Augustus Gloop (03:12)
- Violet Beuregarde (02:10)
- Veruca Salt (02:15)
- Mike TeaVee (01:34)
- Main Titles (05:03)
- Wonka's First Shop (01:44)
- The Indian Palace (03:18)
- Wheels in Motion (03:20)
- Charlie's Birthday Bar (01:55)
- The Golden Ticket/Factory (03:06)
- Chocolate Explorers (02:16)
- Loompa Land (01:44)
- The Boat Arrives (01:18)
- The River Cruise (Part 1) (01:56)
- First Candy (01:24)
- Up and Out (03:13)
- The River Cruise (Part 2) (01:59)
- Charlie Declines (01:34)
- Finale (03:43)
- End Credit Suite (07:01)
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Willy Wonka, el regreso
Y no, no me refiero a la segunda parte del libro de Roald, Charlie and the Great Glass Elevator, sino al segundo acercamiento cinematográfico a la primera obra y a estos personajes. Y es que si nos ponemos a imaginar un director ideal para un proyecto de este tipo, uno no puede más que dirigirse mental, rápida y velozmente a la persona de Tim Burton, el actual Willy Wonka del cine.
Burton tuvo claro desde un principio que la adaptación de Mel Stuart no era todo lo ideal que un seguidor de Roald Dahl requería.
Para poder beneficiarse del influjo del espíritu creativo de Roald Dahl, el director visitó la casa donde el escritor pasó la mayor parte de su niñez, tomando las dimensiones espaciales de esta para trasladarlas a la habitación de Charlie que finalmente vemos en la película. Tal fue la fidelidad de Burton al espíritu de Roald, que el director obtuvo el apoyo de su viuda, algo que de todas formas ya tuvo en la otra adaptación de un relato del escritor en la que Burton se vio involucrado, James y el melocotón gigante.
Burton se puso manos a la obra planificando casi todo el grueso del rodaje en los míticos estudios Pinewood de Inglaterra. Allí ocupó siete platós donde creó el mundo de Willy Wonka de la forma más artesanal posible, con una cascada de chocolate de verdad en continuo movimiento, decorados pintados a mano, y animatronics en lugar de efectos especiales por ordenador.
Para dar vida a Willy Wonka, Burton contó de nuevo con Johnny Depp un actor que ha manifestado en más de una ocasión que con Burton se encuentra a sus anchas. Burton parecía seguro de que el papel de Wonka era sin duda de vital importancia para que la película despegase a nivel de personajes, de ahí que buscara una persona de confianza que ya le había demostrado en más de una ocasión su facultad para confeccionar seres atípicos. Depp tuvo muy claro que lo interesante en el personaje era parecerse lo menos posible a Gene Wilder, ya que según él, su actuación era insuperable. Así que intentó confeccionar un nuevo Wonka con bastantes elementos típicos en los personajes de Depp: fobias sociales, traumas infantiles, tics y sobreactuaciones comicas. En esta ocasión el personaje confeccionado por Depp no chirría al espectador, convirtiéndose en un nuevo y válido Wonka, aunque no tenga que ver nada con el genial Wonka compuesto por Wilder. Es por ello que Burton inserta originales flashbacks donde el espectador entiende más al megalomaniaco niño contenido en el cuerpo de un adulto traumatizado por los dientes limpios y por su soledad.
Esa falta de afecto es lo que centra la trama de Burton, que prefiere dar una moraleja en torno a la familia y las relaciones fraternales más que una enseñanza sobre la diferencia entre un niño bueno y humilde y un niño malo y caprichoso como hacia la versión de Stuart.,
En cuanto a los Oompa Loompas, Burton pensó utilizar al mismo actor, Deep Roy (que ya trabajó con el director en el magistral cuento Big Fish), duplicado por ordenador, dándole así un aire más cómico a los ya de por sí singulares personajes. En comparación con los Loompas de Mel Stuart, los de Burton producen precisamente lo que el texto de Roald buscaba, descubrir unos seres singulares, cómicos, incluso peligrosos, más que unos enanos con la piel pintada y una peluca naranja de la primera versión.
Y que mejor que otro habitual de Burton para crear su importante banda sonora, donde las canciones interpretadas por los Loompas eran el motor de la historia. Para Danny Elfman, y sobre todo para sus aficionados, la oportunidad de dar música a un relato tan rico y tan complejo a la vez era una de las pocas ocasiones de escuchar uno de los mejores trabajos del compositor.
Burton creaba así una de sus mejores películas hasta la fecha, después de los bajones de calidad de Mars Attacks! o El Planeta de los simios, y la posterior confirmación de recuperación con Big Fish.
Si el chocolate fuese música, Willy Wonka sería Danny Elfman
Uno de los elementos vitales, aparte de la dirección artística y la actuación de Johnny Depp, es el trabajo de Elfman para crear un universo musical sin precedentes.
Y Elfman no lo tenia nada fácil, ya que, precisamente, tenía un precedente claro en la banda sonora de Walter Scharf, Leslie Bricusse y Anthony Newley. Para ello, Elfman parece borrar toda referencia establecida con el trabajo de estos compositores. De ahí que eche mano de su imaginería musical con retazos de Eduardo Manostijeras, Flubber, Spiderman y Big Fish, para confeccionar una nueva partitura que se convierte en referencial de un nuevo sonido "elfmaniaco".
El ritmo es un elemento esencial en la partitura, establecido tanto en el proceso de fabricación en serie del chocolate de Wonka, como en los ritmos selváticos de los pequeños Oompa Loompas. Otro elemento vital en la partitura es el sentido "gamberro" de la música, presente en todas las canciones de los Loompas, o en la canción de bienvenida de los niños a la factoría de chocolate. Estas dos características esenciales, y sobre todo el hecho de que todas las canciones y todas las voces están interpretadas por el propio Elfman, hace que la banda sonora nos haga viajar en el tiempo, más concretamente al momento en que Elfman se desmelenaba con los Oingo Boingo, de ahí que un nuevo Elfman se dé la mano con uno bastante antiguo.
Tema a Tema:
"Wonka's Welcome Song" nos da la bienvenida como primer track del disco. Como canción es pegadiza, alegre, y hasta cierto punto socarrona. En la película queda como un guante cuando los niños descubren un circo animado en miniatura, con pequeñas figuritas que terminan ardiendo. La aparición de Willy Wonka detrás de ellos es tan inesperada como cómica. Las voces distorsionadas de Elfman, más que quedar cutres, son la salsa del track, algo que se extenderá al resto de canciones del compacto.
La siguiente canción tiene lugar cuando Augustus, el niño glotón, es engullido por un tubo succionador gigante. Es la primera vez que los Oompa Loopas de Burton salen y que escuchamos lo compuesto por Elfman para estos personajes. A diferencia de la anterior versión de Mel Suart, las canciones de los Loompas son de lo mejor del CD, variadas y con estilos muy diferenciados. En "Augustus Gloop" podemos comprobar un cierto toque a Flubber, con esas trompetas salseras y festivalera percusión. A uno se le desata una carcajada cada vez que comprobamos las distintas voces que Elfman ha puesto a los diferentes Loompas.
"Violet Beauregarde" continua el recorrido de las canciones de los Loompas. Ahora le toca el turno a Violet, que harta de mascar chicle descubre cómo todo su cuerpo se hincha y se vuelve violeta gracias a una nueva goma de mascar creada por la mente retorcida y a la vez imaginativa de Willy Wonka. El ritmo es muy similar en todas las canciones de los Loompa,s comparándolos como seres primitivos con prácticas tribales en sus canciones. Aquí, Elfman le da un giro al estilo y lo vuelve totalmente funky, con una importante aportación del bajo y la guitarra.
Con la siguiente canción asistimos tal vez a la mejor escena de toda la película, la de las ardillas. Veruca, la niña caprichosa, ve cómo es atacada por las ardillas que la tratan como si de una nuez grande se tratara. La canción es magnífica, con cierto toque del rock americano de los sesenta abanderado por The Byrds, sin olvidar a los omnipresentes The Beatles con esos dinámicos coros.
Con "Mike Teavee", Elfman se vuelve rockero con más que evidentes influencias de Queen y su "Bohemian Rhapsody". El niño es un adicto a la televisión y, haciendo caso omiso a lo aconsejado por Willy Wonka, experimenta sobre sí mismo los efectos de la Wonkavision. Elfman inserta su música atendiendo en todo momento las necesidades musicales que le imponen las imágenes por las que pasa Mike a través de la televisión. De nuevo el compositor demuestra que los Loompas dan para mucho más que una misma canción con distintas letras, como en la versión de Stuart.
Todas las canciones han tenido un proceso de elaboración complejo, primero para la grabación de las distintas voces de Elfman, el retoque de estas y la mezcla, que no ha sido realizada por la misma persona, sino que cada canción ha tenido un ingeniero de sonido diferente correspondiente a los distintos estilos musicales que Elfman utiliza en las canciones. Además todas las letras son textos del propio Roald, que han sido sutilmente adaptadas por Elfman.
A continuación, pasamos al magnifico score, que tal vez no llame tanto la atención en las primeras escuchas como lo hacen las canciones, pero que su efectividad con las imágenes y lo entretenido de su escucha aislada lo hacen uno de los mejores scores compuestos por el compositor en los últimos años.
Como casi siempre en las partituras de Elfman, sus "Main Titles" aprovechan lo mejor del compositor. Musicalmente, Elfman crea la textura de una fábrica de chocolate con sus gadgets, sus cadenas de montaje y, por supuesto, el chocolate fluyendo y solidificándose en las definitivas tabletas de Willy Wonka. Todo este recorrido hasta el reparto final del chocolate por medio de unos camiones de un diseño estilizado, acompañadas de las letras en grande de su creador. Aparte del ritmo vertiginoso de esa cadena de montaje musical, Elfman distorsiona su voz creando un efecto singular que parece revolucionar al oyente, queriéndole dejar bien claro que esta no es una partitura convencional. Son cinco minutos de presentación, que retoman cierto sonido de Spiderman.
"Wonka's First Shop" nos remonta a los primeros días de la fábrica de chocolate de Willy Wonka, con un flashback donde vemos al abuelo de Charlie trabajando en ella. Los violines juguetones nos acercan a Eduardo Manostijeras, añadiéndose la celesta, una especie de piano recortado que el compositor utilizará a lo largo de toda la partitura. Elfman va despuntando levemente el leitmotiv de la relación entre Willy Wonka y su padre (personaje interpretado para la ocasión por el genial Christopher Lee).
El abuelo de Charlie sigue relatando el pasado de Willy Wonka, con un ingenioso flashback. Esta vez cuenta cómo el chocolatero fue contratado por un jeque árabe para que le construyera un palacio de chocolate. "The Indian Palace" describe la creación de ese maravilloso palacio y su posterior destrucción a manos del sol, que derrite inexorablemente esa obra de artesanía culinaria. Elfman añade un instrumento vital en la tradición musical india, el sitar, dando así ese toque necesario para trasladarnos a ese exótico territorio.
"Wheels in Motion" retoma el ritmo acelerado del tema de la fábrica de chocolate, mientras unas extrañas motocicletas van repartiendo publicidad a lo largo de la ciudad. El tema principal de Wonka aparece en un breve apunte.
El concurso de la tableta dorada está en pleno desarrollo, y Charlie fantasea con la idea de conseguir una de esas tarjetas doradas que lo inviten a visitar el lugar de sus sueños, la fábrica de chocolate. En "Charlie's Birthday Bar" su entregada familia le obsequia con una tableta, y con este regalo la magia y la fantasía vuelven a aparecer en la vida de Charlie, apagándose lentamente cuando comprueba que ese no será su día. Elfman desarrolla un tema delicado con una pequeña subida que corresponde al momento en que Charlie abre su tableta. El resto es pausado y descriptivo.
"The Golden Ticket/ Factory", comienza con el leitmotiv de la fábrica de chocolate con ciertos tonos oscuros para detenerse en el descubrimiento que Charlie estaba esperando. Con el dinero encontrado en la calle, Charlie prueba suerte por última vez. El ticket dorado le da la bienvenida. La música se torna mágica y sobrenatural, gracias a los típicos coros femeninos de Elfman.
"Chocolate Explorers" es una extensión perfecta del anterior tema, con los mismos sonidos, pero incorporando sutilmente y sin desarrollarse un breve apunte de los Loompas. Los invitados ya han conocido a Willy Wonka y están visitando las primeras estancias de su factoría, entre ellas el maravilloso “oasis” de chucherías.
Volvemos con los flashbacks en una pieza musical gamberra de Elfman. "Loompa Land" nos describe los primeros viajes de Willy Wonka al país del los Loompas, unos enanos selváticos con costumbres culinarias un tanto atípicas y nauseabundas, que parecen congeniar perfectamente con un joven Willy Wonka, que en busca de la receta perfecta para su chocolate, da con ella en este territorio, aparte de una mano de obra eficiente, trabajadora y barata. Elfman aporta esos sonidos selváticos con su propia voz, estableciendo de nuevo un ritmo esta vez más pausado y machacón, que conecta directamente con la percusion que utiliza para este corte.
Los mismos elementos se ven utilizados en "The Boat Arrives", pero esta vez las voces crean una melodía que mece el bote donde los Loompas van remando. Los Loompas llegan con su galeón de mil remos para llevar a los invitados por el caudal del río de chocolate. El corte conecta directamente sin pausas con el siguiente "The River Cruise". Burton deja esa versión alucinógena de Mel Struart y le da un toque más de montaña rusa, con rápidos y remolinos en el río de chocolate. "The River Cruise - Part 2" retoma los mismos recursos musicales de su antecedente, pero con mayor intensidad en la percusión.
"First Candy" nos devuelve el tema de Willy Wonka, remontándonos de nuevo a su niñez y esa fiesta de Halloween que jamás olvidará, y cómo su padre se deshacía de todos los caramelos que había reunido esa noche. Las memorias de Willy desaparecen rápidamente para dar lugar a "Up and Out", con un ritmo vertiginoso en la música que nos acerca de nuevo a Spiderman. La barcaza se desplaza entre rápidos y lugares propios de un sueño, galerías, talleres donde crea Wonka sus experimentos, etc.
A diferencia de la versión de Mel Stuart, Charlie declina la oferta de Willy Wonka. Es incapaz de abandonar a su familia en favor de riquezas, chocolates, Loompas, y sobre todo, soledad. Willy se sorprende ante la actitud de Charlie y demuestra estar traumatizado por su mala relación paterna. "Charlie Declines" describe estos momentos con suma sutilidad.
En "Finale" asistimos a la reconciliación de Willy con su padre, y finalmente la creación de una amistad imperturbable entre los dos protagonistas, el genio creador de fantasías dulces y el niño fiel, humilde y amante de los suyos. Elfman recurre de nuevo al tema de Willy Wonka en una interpretación bastante melódica que nos recuerda a los mejores pasajes de Big Fish. La historia se despide a la vieja usanza, con un fundido paulatino de la música y la cámara distanciándose del centro de la acción.
El disco se cierra con una estupenda suite para los "End Credits", que comienza con el tema de "Wonka's Welcome Song", sigue con una versión instrumental del "Violet Beauregarde", continúa con otra versión instrumental del "August Gloop", pasando de nuevo a una versión instrumental guitarrera del "Mike Teavee", que nos recuerda a algunas secciones del antiguo trabajo de Elfman, Dead Presidents, y que finaliza con la versión instrumental de "Veruca Salt", al que se le añaden algunos toques hindúes del "The Indian Palace", sin olvidar esas extrañas vocecitas a modo de Loompas que cierran definitivamente el trabajo de Elfman.
Lo mejor: El tono gamberro de toda la partitura.
Lo peor: Que definitivamente no es una partitura muy convencional, sobre todo en lo que respecta a sus canciones, y puede echar para atrás a más de un aficionado poco amigo de estas locuras musicales.
El momento: " End Credits".
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¿Cuál elegir?
La pregunta que parece obligada, después de un repaso detenido como el que hemos hecho por las dos partituras centradas en la obra de Roald, es la de cual de las dos partituras es la mejor. Esta claro que no es una decisión fácil, más cuando ambas se ajustan perfectamente a las exigencias de sus respectivas películas. Es por eso que para nada es interesante establecer un veredicto definitivo, sino más bien un veredicto abierto a los gustos y debilidades personales.
Aquéllos que disfruten de la música única, singular y de marcado sabor propio de Elfman, disfrutarán de una de sus mejores partituras hasta la fecha, un carrusel de excentricidades, gamberradas y ritmos irrefrenables donde lo mismo da utilizar una instrumentación tradicional como otra más inusual. Esa sensación de "pasar de todo" y no imponerse a unas normas preestablecidas en el cine actual, donde todo suena a algo ya hecho (por culpa de los omnipresentes temp-tracks), es una marca del compositor que más valoran sus seguidores y que aquí se ve plenamente reflejada, tal vez en una banda sonora que no tiene un referente claro en su carrera (como poco Flubber, que de todas formas nunca llego al nivel de cachondeo que destila toda la partitura de Charlie y la fábrica de chocolate).
La partitura de la primera versión, realizada por los tres músicos Walter Scharf, Leslie Bricusse y Anthony Newley, es totalmente diferente. Y es que más que arriesgar seguía los patrones establecidos por producciones musicales de la época, tales como Chitty Chitty Bang Bang, o Mary Poppins. Siguiendo esta estela, la música es magnífica, aunque con algunos elementos que no han envejecido nada bien, y que han quedado demasiado en evidencia, sobre todo en una comparación con la excelente aportación de Elfman. Evidentemente, estoy hablando de los Loompas.
Por lo demás, creo que es fácil disfrutar de ambas partituras, al igual que de sus películas, cada una con elementos tan interesantes que confirman el impresionante talento de Roald para la magia. Sin él y sin su estupendo libro, trabajos como el de Stuart o el de Burton jamas hubiesen sido posibles.
DDBSpawn (David Doncel Barthe)
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