The Duchess

Compositor: Portman, Rachel
Año: 2008
Distribuidora: Lakeshore Records
Duración: 42:00

La compositora británica regresa por la puerta grande a las composiciones para dramas de época, con esta medida y cuidada creación para The Duchess. Una historia que se encarga de dar el protagonismo a una Keira Knightley en busca una vez más de reconocimiento y premios a sus cualidades como actriz, tras sus notables trabajos para Atonement o Pride & Prejudice, con una sincera y entregada interpretación dando vida a Georgiana, la Lady Di de su época, Duquesa de Devonshire, confidente íntima de ministros y de la Casa Real, icono de la moda, madre adorada e influyente adalid política del partido liberal, pero falta de lo más trascendental y necesario, el verdadero afecto y el amor.  Hasta que en el verdadero instante en que lo encuentra, éste le es arrebatado por los principios y reglas de la aristocracia, y un humano, pero intransigente y sumamente egoísta marido (un Ralph Fiennes que se hace odioso a lo largo del metraje), incapaz de comprenderla, y lo que es peor de ponerse un solo instante en su lugar, algo tristemente, propio de la época, a pesar de caer él mismo en los mismos imperdonables errores, de los que con saña y vehemencia, acusa a su esposa.

Portman, convertida ya en primera opción  en este tipo de producciones, tras obtener el Oscar en 1995 por la adaptación de Emma de Jane Austen para Douglas McGrath, con quien volvería a colaborar esta vez con Dickens y su Nicholas Nickleby, creando dos soberbias composiciones llenas de belleza, lirismo y magia orquestal, prosigue en esa línea en esta ocasión, como también hiciera para el Oliver Twist de Roman Polanski o la bellísima The Legend of Bagger Vance, para Robert Redford.

En The Duchess, predominan las melodías reposadas, la cuerda como elemento primordial de la orquesta, y una búsqueda de que la partitura alcance poso conforme la composición avanza. Aunque en primera instancia parezca una música bella pero con poco calado, éste va haciendo entrar al oyente progresivamente en la narración, y desde la presentación motívica de temas centrales al inicio, “The Duchess”, ”Mistake of Your Life”, “I Think of You All the Time” (aunque estos dos últimos están situados ya avanzada la historia, su presentación inicial en el Cd, aún sin respetar el orden cronológico nos ofrece una acertada representación temática del total de la partitura), la música va adquiriendo significado, cohesión y trascendencia conforme la trama se desarrolla, logrando algo tan difícil de conseguir como la genuina emoción y la identificación con los personajes por muy alejados que éstos se encuentren del espectador del film y oyente de la composición.

Con “The Duchess”, Portman crea una obertura perfecta para la partitura, de orquestación cuidada y preciosista, y consiguiendo el calado en el oyente por su ligereza a la par que solemnidad, que lo hace retentivo y agradable a la escucha, en sus sucesivas rendiciones durante la composición. Sin embargo, el tema por antonomasia de la obra se encuentra en “Mistake of Your Life”. Desde su inicio reposado y lánguido, no esperamos que su desarrollo alcance tal nivel de emotividad y fuerza lírica (violas, violines y cellos al unísono alcanzan el clímax musical de la partitura), aunque en el film es perfecta su conjunción con las imágenes, hasta coincidir el crescendo final, con uno de los instantes más desgarradores y dramáticos en la vida de Gee. En “I Think of You All the Time” es el piano el que nos sitúa en la mente del personaje, y su trágico amor imposible, a través de cuya renuncia, alcanzará finalmente el equilibrio, y aún a través de la concienciación y la pérdida, el perdón hacia Bess y su propio marido. El címbalo es en ese sentido un elemento de la orquesta perfecto para definir los momentos de duda y dolor del personaje.

El tema de Georgiana alcanzará asimismo instantes de gran belleza en tracks como “Gee and Grey Make Love”, en un desarrollo circular obsesivo característico de Portman, así como de otros compositores que lo hacen su razón de ser, como Michael Nyman o Philip Glass, “Bess’ Sons” con presencia destacada del violín solista, en el que se recrea psicológicamente a través de la música el ardiente deseo de felicidad de Georgiana, que ve reflejada en el reencuentro de su rival y amiga con sus hijos,  “Gee isTaken to The Country” (de exacerbado lirismo a las cuerdas), o “Gee Gives Up Baby”, en el que la emotividad de la música y el lirismo de los violines alcanzan la línea de flotación del oyente, o los “End Titles”, pero también encontramos otros más alegres y juguetones como los presentes en  “Gee and GreyTogether in Bath” o “Six Years Later”, muy característicos de la compositora.

Una excelente creación en resumen, que merece nuestra atención, y más si está apoyada en dos momentos en piezas clásicas de Haydn y Beethoven convenientemente indicadas en el Cd, que aún le otorgan más preciosismo y una pátina clásica al conjunto.

Lo Mejor: La belleza de los leit-motifs que acompañan al personaje central y su historia a lo largo de la partitura (el suntuoso tema principal, “The Duchess”), los juegos orquestales y variaciones preciosistas de los mismos (“Bess’ Sons”, “Mistake of Your Life”) y las esplendidas orquestaciones (“Gee Gives Up Baby”). Pero por encima de todo, el estremecedoramente lírico “Mistake of Your Life”, un tema que una vez escuchado no se olvida.

Lo Peor: Que es muy Portman, si ello pudiera ser un punto negativo, y aquellos que no comulguen con el estilo de la compositora tengan dificultad para entrar en el mundo sinfónico que nos propone. Que se acopla al cliché manido de partitura de época, si eso significa algo, y la belleza melódica fuera criticable.

El Momento: Dos por encima de todo, una entente música- imágenes que hiela el alma en dos instantes difícilmente olvidables, la extraordinaria decisión que la protagonista se ve obligada a tomar ante el ultimátum del Duque de Devonshire, el inolvidable “Mistake of Your Life”, y la renuncia final del personaje a la felicidad amorosa, implicando trágicamente a su hija recién nacida, “Gee Gives Up Baby”, sencillamente imborrables.

Asier G. Senarriaga