Tracklist:
- Flowers In The Attic (06:05)
- The Grandmother's House (03:13)
- Up On The Rooftop (03:08)
- Seventeen Lashes (03:11)
- Bathing (01:10)
- Children Of The Devil (02:07)
- Goodbye, Daddy (02:33)
- One Flower Dies (03:32)
- Sleeping Witch (01:21)
- The Attic (04:19)
- God Sees Everything (04:17)
- The VCA Waltz (02:49)
- May Flowers (02:01)
- End Title (04:44)
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La película que nos ocupa, Flores en el Ático, fue la adaptación cinematográfica del best seller homónimo de la escritora V.C. Andrews, cuyo éxito, no exento de cierta polémica, propició toda una saga de libros centrada en la familia Dollangangen. La película fue dirigida por Jeffrey Bloom en 1987, y contaba con Louise Fletcher en el papel de la mezquina abuela que hará la vida imposible a los indefensos protagonistas. Poco más que mencionar en este sentido. La película no consiguió el éxito de crítica y de público de la obra en la que se inspira, y vista hoy día se asemeja más a un culebronesco telefilm de sobremesa de un canal local más que a otra cosa. Debo admitir no haber leído la obra original, y aunque los fans más acérrimos de la misma criticaron duramente las licencias que se tomaba la película, licencias que, por otro lado, a mí personalmente no me importan lo más mínimo, la verdad es que, después de haber sufrido semejante idiotez de película, nula es mi intención de indagar lo más mínimo en la obra literaria original. Eso que me pierdo. Gracias a dios.
Básicamente, Flores en el Ático narra las vicisitudes de unos pobres hijos cuando su padre muere en un accidente, dejándolos en una situación económica algo precaria, lo cual obliga a su mala madre a tomar medidas drásticas para asegurarse un futuro. Su idea es regresar a la mansión de sus padres, y conseguir que su padre, moribundo, la perdone por el horrible delito cometido por ella tiempo atrás y que la vuelva a incluir en su testamento para heredar. El horrible delito al que antes hacía referencia era, como se revela más adelante, que su difunto marido era realmente familia de ella, su tío creo recordar. Los padres de ella, muy conservadores y religiosos ellos, vieron aquella unión como algo impío y sucio, y aunque no pudieron impedir el enlace, si la excluyeron del testamento. Pero ahora que él ha muerto, ella decide hacer de tripas corazón y regresar a la mansión familiar para conseguir el perdón de su padre. El único "problema", claro está, son sus hijos, concebidos en el pecado y la ignominia, por lo que llega a un acuerdo con su madre de modo que el padre moribundo no llegue nunca a verlos, lo cual podría disuadirlo y suponer un obstáculo para el perdón anhelado. A grandes males grandes remedios, así que la madre de los niños decide encerrarlos en el ático de la mansión hasta que el moribundo fallezca y se asegure de que la ha incluido en el testamento. Las vicisitudes de los cuatro niños, encerrados en condiciones inhumanas y privados del cariño de una madre a la que realmente la salud y el bienestar de sus hijos les importa bien poco, constituyen el cuerpo central de este culebrón infumable aderezado con pésimas interpretaciones y ese tufillo de las producciones televisivas más cutres.
Sin embargo, y pese a todo lo que haya podido despotricar hasta el momento de semejante esperpento, la verdad es que no me arrepiento en absoluto de haber visto el truño, ya que me permitió descubrir una excelsa banda sonora de Christopher Young, la cual cuenta además con uno de los mejores temas de toda su maravillosa e inigualable carrera... ahí es nada. Lo primero que uno podría preguntarse, llegados a este punto, es el motivo de la elección de Young, un compositor como la copa de un pino, curtido en muchos géneros con resultados casi siempre sobresalientes, pero que, y muy especialmente en la época en la que se perpetró la película, estaba muy especialmente vinculado al género de terror, máxime después del tremendo éxito de esas sendas obras maestras absolutas de la música de cine que son Hellraiser y Hellbound: Hellraiser II. Y es que, no nos engañemos, aunque según la imdb la película es una combinación de drama, misterio, thriller (¿?) y... terror (¿????????), en realidad la historia estaría a caballo entre los dos primeros, en una proporción de un 65% de drama y un 35% de misterio. El tostón no tiene nada de thriller y mucho menos de terror, por muy aterradoras que resulten las pintas de Louise Fletcher en el papel de la maligna (nótese el sarcasmo) abuela.
Pero volvamos a la banda sonora, una nueva muestra de la profesionalidad y talento de Christopher Young, el cual da siempre lo mejor de sí, independientemente de los méritos y calidad del film al que acompaña, incluso en subproductos como éste. No sé hasta qué punto es una obra conocida por el aficionado a la banda sonora. La música, editada por Intrada, es ciertamente difícil, muy difícil, de conseguir hoy día, a menos que uno esté dispuesto a pagar cantidades desorbitadas por ella. Sin embargo, realmente, merece la pena. Young saca su lado más lírico y melancólico, el mismo que nos deleitara con obras maestras como The Tower o, muy especialmente, Haunted Summer. Precisamente porque la película es más un drama de misterio que otra cosa, la música resulta en todo momento muy evocadora y melódica, con algún que otro momento de suspense sustentado en un gélido, distante y sobrenatural uso de la voz infantil. Dicho carácter inquietante y fantasmagórico contrasta con la suprema belleza de la por otro lado sencilla melodía que desgrana, y que nos introduce en los recovecos de una mansión que alberga secretos e historias de épocas ya pasadas. La mansión, por los valores recalcitrantemente caducos de sus habitantes, podría perfectamente pertenecer a otra época, como un reducto arcaico que se resiste a avanzar en el tiempo.
Ese tono atemporal, sobrenatural y misterioso de la mansión, como antes mencionaba, está perfectamente retratado en la bellísima melodía principal, interpretada por el soprano solista Evalon Witt, y que puede escucharse desde el minuto 1 al minuto 2 del primer corte del cd, Flowers in the Attic. Es, como antes decía, una melodía sencilla, pero de una belleza sobrecogedora, y que adelanta al mismo tiempo los dramáticos acontecimientos que marcarán el futuro de los niños. Dicha melodía tendrá a continuación un desarrollo orquestal en donde cobrará un especial protagonismo el dulce y lírico sonido de la flauta para describir la inocencia de los niños y lo idílica de su existencia antes de la tragedia. Young vuelve a demostrar nuevamente el extraordinario poder de la música para acompañar una historia. El corte terminará con una nueva y efímera versión del tema desarrollado anteriormente, esta vez interpretado por una caja de música.
Los distintos motivos presentados en el primer corte irán apareciendo más o menos recurrentemente a lo largo del score, en diversos desarrollos y versiones que reflejan a la perfección las exigencias dramáticas de la historia. Como antes comenté, es una banda sonora muy disfrutable y que se escucha de principio a fin debido a ese tono evocador, lírico y melancólico que constituye su principal seña de identidad. A destacar el corte 7, Goodbye, Daddy, que incluye uno de los usos más siniestros y fantasmagóricos del tema principal, en contraste con la exquisita belleza de la melodía interpretada nuevamente por Witt; o el corte 8, One Flower Dies, que arranca con una sublime y triste elegía para cuerdas que acompaña uno de los momentos más dramáticos de la historia... por poner dos ejemplos, ya que realmente Flowers in the Attic es de esos trabajos redondos en los que nada sobra y nada falta, y en donde prácticamente todos los cortes que conforman su edición discográfica cuentan con algún momento destacable.
Por todos estos motivos me atrevería a afirmar que nos encontramos ante uno de los mejores trabajos del Maestro Christopher Young, junto con sus dos Hellraiser, Haunted Summer, Shipping News, Murder in the First y Drag Me to Hell... y, como tal, se trata de una obra indispensable para cualquier aficionado a la música de uno de los más grandes compositores de música de cine de la historia.
Lo mejor: El sublime tema principal en sus distintos desarrollos, tal y como puede escucharse en los cortes Flowers in the Attic, The Attic y End Title. Lo bien que queda la música en la película, destacando por méritos propios en un producto por otro lado mediocre y anodino.
Lo peor: la película a la que acompaña… no merece en absoluto el talento de Young.
El momento: Flowers in the Attic, por poner uno.
Luis Fernando Rodríguez Romero
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