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The Fountain

The Fountain


Título en español: La Fuente de la Vida
Compositor: Mansell, Clint
Año: 2006
Distribuidora: Nonesuch
Duración: 46:15

Bueno
Tracklist:
  1. The Last Man (06:09)
  2. Holy Dread! (03:51)
  3. Tree Of Life (03:44)
  4. Stay With Me (03:36)
  5. Work (02:34)
  6. Xibalba (05:22)
  7. First Snow (03:08)
  8. Finish It (04:25)
  9. Death Is The Road to Are (08:25)
  10. Together We Will Live Forever (05:01)

¿Quién quiere vivir eternamente?

Cuántas cosas damos por hecho en el devenir de nuestra existencia. La vida eterna es un sentir mental producto de la cotidianiedad de nuestras vidas. Pero la realidad es bien diferente. Nuestros cuerpos envejecen, se arrugan, achican y comprimen hasta desaparecer. Polvo al polvo, recuerdos de tu existencia que desaparecen en el mismo instante que las personas que poblaban tu vida siguen igual suerte.

Como preguntaba Queen en unas de sus canciones baluarte, "¿Quién quiere vivir eternamente?". La soledad es la muerte en vida. El amor es la única manera de conectarnos directamente con otro ser humano, ya sea a nivel básico o a nivel elevado, emocional o pasional.

La última película del director Darren Aronofsky, The Fountain, autor de películas tan singulares y a la vez polémicas como Pi o Réquiem por un Sueño, busca humanizar esa atmósfera fría y aséptica que mantenía en sus dos anteriores y primeras películas. The Fountain es humanidad por los cuatro costados. La película, dividida en tres historias paralelas, rezuma pasión, nostalgia, y sobre todo trascendencia. La vida eterna, el alma y el amor indestructible... salvo por la enfermedad.

Tres Historias

Uno de los grandes atractivos de The Fountain es sin duda su necesidad de contar una misma historia a través de tiempos y de realidades alternativas. Esa necesidad se explica en el desenlace de la misma: cómo las tres historias recogidas en la película confluyen en un mismo mensaje. El amor conlleva diferentes resultados aunque un mismo fin. Y ese fin es perpetuar el amor, el único sentimiento que hace conectarnos perfectamente con otra persona.

Que las tres historias estén protagonizadas por los dos mismos actores es todo un acierto. Pero éste no es el único elemento básico para juntar los relatos y verlos como uno solo. Desde aquellas palabras que son comunes en los diferentes escenarios ("capitán" o "conquistador") pasando a que una de las historias es narrada en un cuaderno de caligrafía de cuento, creado por Izzy (personaje interpretado por una inconmensurable Rachel Weisz) perteneciente a otro universo diferente y terminado, en esa esfera continente de la almas de dos enamorados, una en forma de hombre y otra en forma de árbol, que se funden para dar vida.

Esa perfecta cohesión entre historias se ve reflejada en la dirección (esos planos calcados que voltean la atención del espectador siguiendo al protagonista masculino, uno a lomos de un caballo en el pasado y otro dentro de un coche en el presente), soberbia, fascinante y sobre todo bellísima.

Acotando visualmente la belleza

Darren Aronofsky ya demostró su particular visión del cine a través de una cuidadísima exposición fotográfica de imágenes en blanco y negro que fue Pi y en un color a veces saturado de Requiem for a Dream.

The Fountain de igual manera potencia una fotografía excepcional, superior a la de sus dos precedentes, configuranda por un espectro de colores cálidos ocres. Esa calidez contrasta sobre todo con la historia de la enfermedad de Izzi, recibiendo una mayor cantidad de planos cenitales de tonalidades más frías que empequeñecen a Tom (Hugh Jackman en la mejor interpretación de su carrera) ante su lucha contra tan titánico adversario: el cáncer.

Pero es sin duda el desenlace de la historia de Tomas y Tommy (pasado y supuesto futuro) el que representa las imágenes más fascinantes, propias de un verdadero genio: El conquistador que atacado por los mayas en un "tubo de piedra" es elevado hasta las alturas del templo que alberga el árbol de la vida. La imagen de la espada en fuego del hechicero maya, precede a una de las postales más fascinantes en una película de ciencia ficción, similar a la que Stanley Kubrick presentase al mundo en 2001: A Space Odyssey con su enigmático monolito: El árbol viviente en la cima del templo Maya.

Tal vez mayor belleza transmite nuestra historia del futuro, con la esfera viajando a través del espacio, con un árbol que alimenta (de amor) a su otro habitante, mientras se dirigen a un decrépito universo, una nebulosa que impregna la visión con una lluvia gaseosa de tonos amarillentos que se funde perfectamente con los protagonistas.

Esas imágenes de Tai Chi fundido con las estrellas, o esas en que Jackman prepara minuciosamente la tinta que impregnará sus brazos repletos de vidas reflejadas en círculos, se ven empequeñecidas en belleza ante LA IMAGEN de la película: la fusión de los dos seres, el árbol y el hombre, en un acto de amor indestructible.

La música de la eternidad

Estamos ante el mejor trabajo de Clint Mansell en toda su carrera. No hay dudas. Para aquéllos a los que Requiem for a Dream fue una obra referencial y una de las mejores composiciones de los últimos años, encontrarán que The Fountain es su perfección.

Una partitura más variada, con el añadido de tener tres leitmotivs circulares (asignados también a las tres diferentes historias) que concluyen en unos excelentes títulos de crédito a base de piano.

El primero, asignado a Tommy, el hombre del futuro, repleto de tranquilidad y sosiego, a base casi exclusivamente del violín. (Escuchar "The Last Man")

El segundo, el de Tomas, el hombre del pasado, el conquistador, que extrañamente recibe el tema con una instrumentación más moderna (guitarras, bajo y batería). El leitmotiv más conseguido, con más presencia y fuerza gracias a la percusión. Tiene cierto toque oscuro pero con un importante magnetismo que funciona perfectamente con el sentido enigmático del árbol de la vida. (Escuchad "Tree of Life").

El tercero, el que más me gusta, es el destinado a Tom, el doctor que en su continua carrera por llegar a la meta, no puede convertirse en el conquistador que el querría, el que conquistará la vida de su esposa quitándoosla de las fauces al cáncer. Este tema, a base de electrónica exclusivamente, es el más evocador de los tres y está conectado a los recuerdos que Tom tiene de su mujer. Gracias a la dirección de Darren y a la música de Clint, estas imágenes se tornan en un sueño para el espectador, un sueño nostálgico de situaciones que han escapado de la realidad y que se anclan en la mente de Tom de una forma en que no paran de afligirle. (Escuchad "Stay with me").

El compositor no se queda en estos leitmotivs y añade otro. El hilo conductor de todas las historias que tiene un nombre claro: Xibalba. El tema, que podemos escuchar en el corte 6 del disco, reúne toda la solemnidad que se le espera a este concepto maya del inframundo, centrado en la muerte como creación de vida. Al mismo se le añade un toque melódico de fuerte carga romántica que conecta con la relación de amor entre Tomas y la reina Isabel. El violín y unos casi imperceptibles coros construyen la atmósfera perfecta para describir esa estrella agonizante, que guía a los personajes a un mismo desenlace: el renacer.

Tres temas se convierte en la joya del disco y son precisamente los finales.

"Finish It" retoma el leitmotiv de Tomas el Conquistador con inusual fuerza, tanto que contagia a la historia de Tommy en el futuro, empujándolo a terminar con el recuerdo de ella y la búsqueda de la liberación.

"Death is the Road to Awe" es el mejor tema del disco precisamente por ese impresionante cambio de ritmo que acompaña a la explosión de Xibalba, un frenético momento musical donde las guitarras eléctricas, la batería, las cuerdas y el coro estalla para dar un momento colosal a nivel tanto visual como musical.

"Together we will live forever" apacigua la explosión de sensaciones del corte anterior por medio de un solo de piano que recorre, por medio de una exquisita interpretación, el tema de amor de Tom e Izzi.

En las mejores manos

Esta magnífica partitura de Clint Mansell le debe mucho a la interpretación que de ella hacen dos formaciones musicales ciertamente opuestas. Por un lado la Kronos Quartet, cuarteto de cuerda fundado por el violinista David Harrington en 1973 y que ya trabajó con Clint Mansell en Requiem for a Dream.

Y por el otro lado el grupo escocés Mogwai de post rock. Para aquéllos que no estén familiarizados con este estilo musical, decir que el post rock se basa principalmente en composiciones de rock instrumentales de fuerte sabor electrónico. Sabiendo esto, uno no se sorprende al encontrar a Mogwai interpretando una partitura cinematográfica, pues están bastante acostumbrados a la música instrumental.

La fusión entre estos dos grupos tan heterogéneos es total, aportando momentos tan espectaculares como el comentado "Death is the Road to Awe".

Fin

Perfecta en su originalidad, inmejorable en su belleza plástica, idónea en su acompañamiento musical, The Fountain es una producción fascinante de principio a fin.

Durante su visionado, las emociones se desatan, capaces de evidenciar la futilidad de la existencia y como nuestro día a día nos insensibiliza de la crueldad que supone la perdida de nuestros seres queridos.

The Fountain es un regalo a los sentidos que se ancla en nuestra memoria acompañándonos días después de haberla visionado.

Y la composición de Clint Mansell funciona con idéntica eficacia. Enigmática, atrayente, oscura, onírica, nostálgica, evocadora y poderosa, el compositor ha compuesto una partitura realmente imborrable.

Lo mejor: Perfecta con las imágenes, muy disfrutable en una escucha aislada. Es una partitura perfecta.

Lo peor: Nada.

El momento: La explosión musical desbordante que supone el final de "Death is the Road to Awe".

DDBSpawn (David Doncel)

 
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