Tracklist:
Gladiator:
- Progeny (02:15)
- The Wheat (01:03)
- The Battle (10:02)
- Earth (03:02)
- Sorrow (01:26)
- To Zucchabar (03:16)
- Patricide (04:08)
- The Emperor Is Dead (01:21)
- The Might Of Rome (05:18)
- Strength And Honor (02:10)
- Reunion (01:14)
- Slaves To Rome (01:00)
- Barbarian Horde (10:33)
- Am I Not Merciful? (06:33)
- Elysium (02:41)
- Honor Him (01:20)
- Now We Are Free (04:14)
More Music from Gladiator:
- Duduk of the North (05:32)
- Now We Are Free (Juba's Mix) (04:47)
- The Protector of Rome (01:25)
- Homecoming (03:35)
- The General Who Became a Slave (03:02)
- The Slave Who Became a Gladiator (06:11)
- Secrets (01:59)
- Rome Is the Light (02:43)
- All That Remains (00:54)
- Maximus (01:08)
- Marrakesh Marketplace (00:42)
- The Gladiator Waltz (Original Synth Demo Version) (08:24)
- Figurines (01:01)
- The Mob (02:22)
- Busy Little Bee (03:47)
- Death Smiles at Us All (02:29)
- Not Yet (01:32)
- Now We Are Free (Maximus Mix) (03:51)
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Crítica 1:
Con la salida al mercado discográfico del segundo volumen de la música de Zimmer para la película de Ridley Scott, con la colaboración de Lisa Gerrard, antigua componente del grupo Dead Can Dance, todo el mundo pensaba que Zimmer recogería de nuevo la estatuilla dorada a la mejor partitura. Pero no fue así, como en los últimos años. La sorpresa es la premiada en este apartado, y sobre todo el debut, en este caso de Tan Dun como su primera nominación, y en otros años a Anne Dudley por Full Monty (ganando a la muy superior Men in Black), a Rachel Portman por Emmay Nicola Piovani por La Vida es Bella.
Pero sin duda, aunque Zimmer no recogiera la estatuilla, ya era vencedor moral, y sobre todo comercial, de ahí la explicación de editar un segundo volumen de la música de Máximo.
El primer volumen sorprendía a propios y extraños por una música "sintetizada" que iba en contra totalmente del convencionalismo en la música de romanos. Más que seguir a maestros como Alfred Newman o Bernard Herrmann, Zimmer era fiel a sí mismo. La voz de Gerrard era protagonista en los momentos más líricos y dramáticos, destacando el ultimo tema del disco. De todas formas Zimmer no dejó de ser una persona polémica por su obra y recibir distintas acusaciones de plagio, por la similitud con "Los Planetas". Digámoslo seriamente, Zimmer es de esos compositores como Horner que son atacados unánimemente por sus detractores y defendidos fanáticamente por sus seguidores. Lo bueno es mantenerse en ese tipo de línea donde nadie se decanta por una persona, sino por su obra, por trabajos, por su calidad musical, y donde lo menos importante es descalificar a alguien por gustos que no son propios (lo que yo llamo "Fascismo de ideas"). Lo importante es hasta donde nos llegue una música, se quede o no. Gladiator es un tipo de música que rompe con el estilo del "Romano". Eso, como todo lo que no sigue una tradición, es síntoma de discusiones a favor o en contra, pero con una mayor intensidad para aquéllos para que las cosas tienen que hacerse según una manera, sin poder innovar.
Zimmer tal vez no haya innovado, más que nada porque ese tipo de música ya estaba allí. Sencillamente ha adaptado la música de Romanos a su estilo (y no al revés), ya que Gladiator tiene todo lo que ha utilizado Zimmer en su carrera, toda la metodología de composición, con lo cual rompe con lo anteriormente hecho por maestros de la música de cine. ¿Eso es bueno o malo? Joder, sin duda alguna, la bondad o la calidad de una composición (y más de cine) no depende de equipararla con otras obras, depende de lo bien que quede con las imágenes. Debemos recordar en todo momento que esta música tiene una unión, un lastre hacia unas imágenes que son de vital importancia. Tal vez Zimmer acometiera esas imágenes con una composición no muy ideal en un primer visionado, en un primer momento. Pero está claro que la causa es el "convencionalismo" que se halla en nuestra cabeza: La música de romanos tiene que sonar así, como hacia Rozsa y todos tienen que seguir ese estilo, más que nada porque fueron el propio Rozsa o el Maestro Tiomkin los que investigaban las raíces de esas músicas en la historia. Que Zimmer haya olvidado ese trabajo histórico no conlleva a mi entender una falta de respeto, significa una evolución a unos tiempos actuales, la música se debe a unas imágenes, y está claro que Ridley Scott utiliza un montaje (esencial para una BSO) muy distinto al que utilizasen en las grandes superproducciones antiguas. Por lo tanto, ese montaje con continuas alteraciones de la velocidad, con numerosísimos planos, debe ser acompañado por una música igual de innovadora, de una fuerza aplastante. Y la BSO de Zimmer rebosa Fuerza por todos lados.
De ahí que encontremos maravillas en este segundo CD editado como "The Gladiator Waltz", sonido cien por cien Zimmer, que nos recuerda al tema de "El Pacificador", no por su estilo sino por su contundencia.
De todas formas, también encontramos momentos en los que la música de Zimmer se muestra atemporal, y eso es muestra de una falta de ajuste con las imágenes, por una búsqueda de alegrar al oído en una audición independiente de las imágenes. Pero la verdad es que son las menos.
Tanto la primera como la segunda edición realizada para difundir la música de "Gladiator" muestran un enorme esfuerzo por parte de Zimmer, tal vez una consideración de pieza clave en su carrera, encontrando la segunda edición de More Music From Gladiator mucho más acertada, debido a su fácil audición, una música para nada farragosa o densa, donde los resultados afloran en las primeras escuchas y, para variar, sin falta de contenido... y cuanto menos banales. Debajo de esta música se encuentra un gran trabajo, concienzudamente realizado.
Gladiator:
Lo Mejor: La fuerza que destila la composición de Zimmer.
Lo Peor: A veces suena atemporal.
El Momento: Now Were are Free.
More Music from Gladiator:
Lo Mejor: Es una experiencia gratísima para el oído.
Lo Peor: Los diálogos.
El Momento: The Gladiator Waltz.
DDBSpawn
Crítica 2:
Un suave viento nos conduce al pasado, Zimmer no arranca la partitura de una forma potente y heroica, al contrario, la melodía se deja caer suavemente transportándonos a muchos siglos atrás, retrotrayéndonos hacía una hostil antigüedad, que hasta cierto punto resulta inquietante. Unas severas cuerdas nos advierten de la oscura historia. La melancolía se deja notar ensalzando el recuerdo del hogar con una triste voz femenina. El punteo de una guitarra española nos presenta al protagonista, Máximo el Hispano. Seguidamente una leve percusión nos indica que el protagonista guarda sus recuerdos para sí y se prepara para la batalla. Empieza el tema heroico, los vientos y coros masculinos muestran la naturaleza noble y valerosa del general, con un cierto aire de respeto. La percusión y otra vez la guitarra nos devuelven al plano de la contienda, una sombría y exótica voz masculina nos advierte del peligro. Nuevamente la guitarra nos prepara para la lucha y esto se reafirma con unas cuerdas que le dan una réplica airada, un latigazo de furia, cada vez se tornan más diabólicas y se le añaden vientos de igual intención. La música va aumentando su amenaza, el momento cada vez está más cerca, el sonido sube como un oleaje cada vez más fuerte. Unas trompetas inician la batalla...
Lo que sigue a continuación es un despliegue orquestal considerable, la música entra en una farragosa lucha de notas, densa, violenta, reflejando, levemente, el caos de los soldados inmersos en la refriega. Con todos los instrumentos agolpándose los unos a los otros, la orquesta toca en plena ebullición y energía, se percibe como una masa de trompetas, tubas, trombones, violines, contrabajos, etc, rugiendo con bravura, vociferando consignas de guerra. En medio de esta "tormenta" acústica (que no por tormenta deviene en alboroto confuso y sin sentido), Zimmer trabaja la percusión introduciendo martilleos metálicos (un poco en la línea "Conan"), mientras los platillos marcan los golpes de efecto y los timbales acompañan al conjunto. Hacia la conclusión de la pieza, en lugar de terminar con una fanfarria final, Hans opta por desplegar una melódica voz acompañada de cuerdas. Él mismo explica que ese es un recurso para grandes momentos. Cuando hay imágenes tan colosales se puede permitir hacer una música suave, en contraposición con lo que se ve, de ese modo crea una especie de tira y afloja hipnótico que sublima el sentido de la batalla. Con esa voz femenina (de Lisa Gerrard), algo solemne y de agridulce triunfo, se cierra el corte "The Battle".
Estos tres temas introducen a la perfección lo que se va a desarrollar a lo largo de toda la obra, una partitura de vigorosa fuerza, con unas lágrimas de melancolía y tristeza, un espacio para la tragedia, y un reflejo de la gloriosa grandeza de Roma.
El sonido musical de esta composición tiene una textura ciertamente de antaño. A pesar de que Zimmer utilice sintetizadores y demás, la música tiene ese aire primitivo, como "de antes", pero no entendido en el sentido de que recuerda a las partituras de las viejas películas de romanos, sino que transmite esa sensación que hace que uno no pueda imaginarse este tema para un film enmarcado en otra época. No obstante Hans le imprime ese estilo "fresco" que le evita caer en lo obsoleto y esa audición moderna que le otorga una deliciosa contradicción. Pero las contradicciones no terminan aquí. Zimmer quería mostrar la batalla como algo brutal y salvaje, pero también quería transmitir la idea de que esa barbarie estaba perpetrada por una sociedad que se consideraba la génesis de la civilización y la cultura. Esa dualidad se insinúa en el tema del combate gracias a la utilización de un ritmo de vals en la estructura base (1,2,3; 1,2,3; 1,2,3), mezclado con una atronadora, y por momentos apabullante, descripción musical de la contienda, con unos vientos muy potentes y una gran profusión en la percusión.
En resumen, unos primeros cortes del compacto que, en el habitual estilo "Zimmeriano", se enlazan entre sí para una progresión sonora ininterrumpida, y que os meterá de lleno en la batalla, preparándoos para sentir la adrenalina de la arena del Coliseo.
Los Momentos: Progeny, The Wheat y The Battle.
Jordi Castellvi Parellada
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