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Les Granges Brûlées

Les Granges Brûlées


Compositor : Jarre, Jean Michel
Año : 1973/2003
Distribuidora : Disques Dreyfuss

Bueno
Tracklist:
  1. La chanson des granges brûlées (2:45)
  2. Le pays de rose (2:03)
  3. L'helicoptère (1:29)
  4. Une morte dans la neige (1:43)
  5. Zig-zag (2:15)
  6. Le juge (1:17)
  7. Le car / le chasse-neige (1:24)
  8. Théme de l'argent (1:08)
  9. Rose (2:15)
  10. Hésitation (1:00)
  11. La perquisition et les paysans (2:35)
  12. Reconstitution (0:55)
  13. Les granges brûlées (3:14)
  14. Descente au village (0:27)
  15. La vérité (0:56)
  16. Générique (2:44)

Jean Michel Jarre: Tradición y Vanguardia

Posiblemente haya quienes se sorprendan de encontrar a Jean Michel Jarre en una página sobre bandas sonoras. Sin embargo, y al igual que otros compositores de trayectoria equiparable, como Yanni, Kitaro o Vangelis, Jarre también ha tenido alguna experiencia en el mundo del cine, aunque esta relación no deje de ser algo puntual e incidental en la carrera musical del compositor galo.

Conocido internacionalmente por su discografía de música electrónica, consideramos pertinente realizar un breve recorrido por la inconmesurable obra musical de este genio, la cual contempla algunos trabajos para el cine realizados en su mayoría en sus comienzos, y que ya anunciaban el brillante porvenir que le esperaba en el mundo de la música.

- Los Comienzos

Nacido en Agosto de 1948, Jean Michel Jarre es el hijo de Maurice Jarre, el prestigioso compositor de bandas sonoras tan célebres como Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago, La Hija de Ryan y Ghost. Esto sin embargo no ayudó a Jean Michel a la hora de dar sus primeros pasos en la música, debido al poco contacto que siempre ha habido entre ambos compositores. Esto se debe al divorcio del compositor y la madre del joven Jean cuando éste no tenía más de 7 años. Jean Michel fue educado exclusivamente por su madre en Europa, mientras que Maurice marchaba a los Estados Unidos.

El primer contacto de Jean Michel con los sintetizadores se produjo en 1968, año en el que empezó a trabajar para la Radio France. Previamente había formado parte de las bandas "Les Mystères 4" y "The Dustbins", con la cual compuso la música para la película de Etienne Perier "Des Garçons et des Filles" en 1967.

El primer trabajo de repercusión en la incipiente carrera del joven Jean Michel fue "La Cage / Erosmachine" (1969), un trabajo hermético y de difícil audición, y que es hoy día una pieza de coleccionista debido a las pocas ediciones que se publicaron de dicho trabajo. En 1971 Jean Michel Jarre se convirtió en el primer compositor en introducir música electrónica en el Paris Opera House.

En 1972 Jarre sacó a la venta su primer album, titulado "Deserted Palace", un disco muy experimental y vanguardista, y que no recibió demasiadas buenas críticas por parte de la prensa especializada.

En 1973 compondría la banda sonora de la película que nos ocupa, Les Granges Brûlées, un film de Jean Chapot interpretado por Alain Delon y Simone Signoret.

La música de este período surge de la inquietud de Jarre por experimentar con unos sonidos e instrumentos que llegarían a marcar una nueva concepción musical gracias a artistas como Kraftwerk, Vangelis, Tangerine Dream o Kitaro. Hay que tener en cuenta que en esta época la musica electrónica ya contaba con importantes referentes, la mayor parte de los cuales se remontan a finales de la década de los 60, aunque sería en los 70 que la música electrónica vivirá una época dorada, gracias a la contribución de artistas como los anteriormente citados. Esta música electrónica supuso una atractiva alternativa a la música rock, optando Jarre por un vehículo de transmisión musical basado en instrumentos electrónicos y que renunciaba además al uso de letras en pos de una música instrumental que bebía de las fuentes de la música electrónica de finales de los 60 y 70, convirtiéndose en una figura representativa de este tipo de música.

- Oxygène (1976)

Aunque durante toda la década de los 70 Jean Michel Jarre había compuesto música para innumerables anuncios, óperas, ballets, películas, e incluso letras para canciones, sería en 1976 cuando llegaría la madurez creativa y artística del compositor con la publicación del que sería el álbum que marcó su carrera y su proyección internacional, así como también el álbum que le dio a conocer en todo el mundo, "Oxygène". En él ya se apreciarían los sonidos y ritmos que llegarían a caracterizar el mundo musical de Jarre. "Oxygène" es un álbum embriagador, muy ambiental y repleto de sonidos y efectos especiales de marcado carácter cósmico, con una clara vocación ecológica, y que vendió 10 millones de copias. Este excelente trabajo permitió a Jarre explorar las infinitas posibilidades sonoras que ofrecían instrumentos como el ARP, el AKS, el VCS3, Harmonic, Eminent, Mellotron y el ya célebre Farfisa, obteniendo un resultado de gran riqueza. Llegados a este punto se hace necesario añadir que este álbum fue interpretado única y exclusivamente por el propio Jarre en su estudio. Planteado como un trabajo conceptual, al igual que la mayor parte de sus posteriores trabajos, "Oxygène" fue concebido como un único tema dividido en 6 partes, sin ninguna separación entre ellas. Si bien fue la parte cuarta la que dio éxito internacional a Jean Michel Jarre, es la segunda parte la que merece realmente la consideración de obra maestra sin conceciones. Este tema de larga duración (ocho minutos) está dividido en realidad en varias partes, con una primera mitad más dinámica y cargada de efectos espaciales, y una segunda más etérea y celestial, con coros angelicales y sonidos envolventes. Oxygène II es, en opinión del aquí firmante, el sgundo mejor tema de toda la discografía de Jean Michel Jarre. "Oxygène" permitió a Jarre explorar una constante en toda su discografía, esto es, la relación entre música y arquitectura, logrando crear así paisajes sonoros en un fascinante derroche de imaginación.

- Equinoxe (1978)

En 1978 Jean Michel Jarre publicó su segundo gran trabajo, con el que prosiguió la línea iniciada en su anterior álbum, titulado esta vez "Equinoxe". Este interesantísimo trabajo supuso un paso adelante en la maduración del compositor. Inspirado igualmente en la naturaleza, "Equinoxe" supone una experiencia sonora de mayor riqueza si cabe que el anterior trabajo. Planteado también como un único tema dividido en varias partes, en este caso de 8, es en esta ocasión la parte cuarta la que destaca principalmente, si bien en su conjunto nos encontramos ante uno de los mejores trabajos del autor, tan inspirado como "Oxygène", recibiendo también una gran acogida por parte del público.

En 1979, Jarre daría en la Plaza de la Concordia de París el que sería su primer espectáculo al aire libre, un concierto en el que interpretó, con la ayuda de todo un equipo de los más diversos sintetizadores, temas de sus dos grandes éxitos internacionales, entrando por vez primera en el libro Guinness de los Records al reunir a una concurrencia de un millón de espectadores, si bien en esta ocasión el atractivo no estaba tanto en la parafernalia de luz, sonido e imágenes a las que recurriría en posteriores macroespectáculos como en poder escuchar la música del compositor en un marco semejante.

- Les Chants Magnetiques (1980)

En 1980 se publicó el tercer trabajo de relevancia en la incipiente carrera del genio francés, "Magnetic Fields", un álbum que marcaría una desviación significativa en la línea musical desarrollada en sus dos previas obras. La música de "Magnetic Fields" es mucho más dinámica y terrenal, en oposición al tono etéreo y surrealista de "Oxygène", y por lo tanto cobran más relevancia los ritmos electrónicos que los ambientes, alcanzando en temas como la primera parte de este trabajo una riqueza realmente apabullante. El atrevimiento de Jarre le llevó a dividir esta obra en cinco cortes, la primera de las cuales tenía una extensión de nada más y nada menos que 18 minutos, en los que se sucedían ininterrumpidamente los más vertiginosos ritmos y ambientes, que hacen de éste uno de los temas más sorprendentes e inabarcables del autor, dividido en tres partes claramente diferenciadas. Sin embargo, y pese a que fue la parte 2 la que tuvo más difusión en los medios, será la parte 4 en la que Jarre demostrará una vez más su capacidad para crear hermosas e inolvidables melodías con cada nuevo trabajo, arropadas en cálidos ritmos y sorprendentes texturas electrónicas de envergadura. Un trabajo imprescindible.

- China

Ese mismo año Jarre fue invitado a dar una serie de conciertos en la China comunista post-Mao. Tras una serie de problemas técnicos con la electricidad, que impidieron que se pudiera hacer ningún tipo de ensayo previo, Jarre se convirtió en el primer compositor occidental en celebrar un concierto en Pekín ante una concurrida audiencia formada por oficiales y representantes gubernamentales. Su siguiente actuación, en Shanghai, sería muy distinta, gracias a que Richard Dreyfuss y el mismo Jarre tuvieron la feliz idea de comprar ellos mismos entradas para el concierto y regalarlas a los ciudadanos, lo cual hizo que el público asistente a este nuevo concierto respondiera con una mayor calidez y entusiasmo a aquella nueva música venida de Europa que lo que se les permitía a los que acudieron al concierto de Pekín. Para estos conciertos Jarre compuso ad hoc algunos temas nuevos tales como "Arpegiator", "Night in Shanghai", la famosa "Orient Express" y "Fishing Junks at Sunset", un prodigioso tema de 9 minutos de duración en el que Jarre fusionaba, y de qué forma,la música electrónica que él representaba con la música folclórica oriental del país de acogida, en un acto de hermanamiento y fusión cultural sin precedentes. Parte de la música interpretada en este excelente evento fue recogida en un doble álbum titulado "Les Concerts de China", publicado en 1982. Fue en estos dos conciertos donde Jarre experimentó por vez primera con una versión experimental de su célebre "harpa láser".

- Zoolook (1984)

En 1983 se subastó una única copia editada de "Music for Supermarkets", una auténtica pieza de coleccionista que se había convertido en uno de los trabajos más buscados por aficionados a la música del compositor. Esta copia fue vendida por 10.500 euros, convirtiéndose en el álbum más caro de la historia. Sin embargo, el propio Jarre se encargó de que el disco se pudiera escuchar íntegramente en la emisora francesa RTL, de modo que todo el país pudo tener acceso a la música inédita de este trabajo que jamás llegó a publicarse oficialmente.

En 1984 salió a la venta el cuarto trabajo de estudio, titulado “Zoolook”. Este trabajo puede considerarse como una experimentación de principio a fin, al utilizar toda una gama de muestras en infinidad de idiomas que convirtieron a este trabajo en uno de los álbumes con más samplers hasta la fecha. El resultado de este premiadísimo álbum es en mi opinión más bien irregular. El tema que abre el disco, Ethnicolor I, es otra de las grandes obras maestras de Jarre. En él Jarre se permite experimentar y jugar con la voz humana, utilizando samplers en lenguas tan dispares como el español, el inglés, el swahili, el chino e incluso el hindi. Una experiencia alu cinante que reforzó de nuevo el carácter inquieto de su música, en una constante búsqueda de nuevas formas de expresión. La diferencia cualitativa entre esta maravilla y el resto del álbum, sin embargo, es demasiado alta, y la magia de los primeros trabajos, desgraciadamente, se había perdido, apostando este álbum por una música mucho más comercial.

- Rendez-Vous (1986)

En 1986 Jean Michel Jarre dio un memorable concierto en la ciudad de Houston, en colaboración con la NASA, y en homenaje a los astronautas que fallecieron trágicamente a bordo del Challenger, entre los cuales se econtraba un amigo íntimo de Jarre, Ron McNair. McNair debía interpretar en directo y desde el espacio una parte de uno de los temas con su saxofón, lo cual, unido a la tragedia de la muerte de los astronautas, provocó que Jarre decidiera suspender el concierto, si bien la NASA acabó convenciéndolo para que hiciera de aquel espectáculo un homenaje a los fallecidos. Este concierto fue muy especial por diversos motivos. En primer lugar, por haber reunido a un millón y medio de espectadores, récord que le mereció entrar por segunda vez en el libro Guinness; en segundo lugar porque fue donde utilizó el nuevo diseño de su "laser harp", que había sido creada en 1981 por el técnico francés Bernard Szajner, siendo modificada posteriormente por Philippe Guerre; en tercer lugar, por el carácter emotivo y sentido del evento; y finalmente, porque sería el marco de presentación de su nuevo trabajo, “Rendez-Vous” (1986). Y fue con este trabajo que Jean Michel Jarre alcanzó lo que en mi opinión es la cima de su madurez creativa y artística. “Rendez-Vous” es no sólo, desde la opinión del aquí firmante, el mejor trabajo que ha compuesto hasta la fecha el genio francés, sino también uno de los mejores álbumes de música electrónica que haya podido escuchar, una maravilla que aúna emotividad y tecnología. “Rendez-Vous” recupera al Jarre más inspirado de todos los tiempos, y lo hace a lo grande, pues es un trabajo inconmesurable en su genialidad, de princip io a fin. Por supuesto, y como no podía ser menos, este trabajo cae, como todos los demás, en la típica concesión a la comercialidad en la parte 4, pero esto acaba por pasar desapercibido en un trabajo que engancha como pocos. Obra conceptual por antonomasia, dividida en seis partes, Rendez-Vous es la fusión de clasicismo y tecnología, la prueba palpable hasta qué punto se puede, tomando influencias clásicas y modernas, crear una obra atemporal en su belleza, y a la vez tremendamente futurista. Nada más empezar, “Rendez-Vous” apela a los sentimientos del oyente, y de qué modo. Pocas veces ha sonado la música de Jarre tan emotiva, tan conmovedora. Sin embargo, esto no es más que el principio, un prólogo que nos introduce de lleno en lo que es en mi opinión el mejor tema de Jarre. La segunda parte de Rendez-Vous es una pequeña sinfonía pero a la vez grandiosa, exultante, apoteósica, una suite visionaria ante la que es imposible mantenerse indiferente. Dividida en varias partes, el segundo movimiento nos traslada a un mundo de fantasía y ensueño, embriagándonos con sus bellos sonidos y melodías, hasta llegar a su apocalíptico crescendo final... Después de una maravilla semejante, es difícil mantener el tipo. Sin embargo, Jarre, en vez de optar por más concesiones a la superficialidad y eccentricidad, tal y como hiciera en "Zoolook", prefiere investigar y seguir soñando, y eso es lo que nos propone, con temas tan geniales como la quinta parte y la sexta, dedicada a la memoria de Ron McNair. "Rendez-Vous" demostró lo mucho que aún tenía que decir este genial compositor galo. "Rendez-vous" recibió los premios Victoire de la Musique y Instrumental Album of the Year.

- Revolutions (1988)

En 1988 se publicó "Revolutions", álbum que suponía un primer acercamiento del compositor a la cultura, instrumentación y sonidos árabes. El álbum, que está dedicado a todos "los hijos de la revolución", no puede tener mejor comienzo. El tema "Revolution Industrielle" es otro de los clásicos imperecederos del músico, una obra maestra absoluta. El tema está dividido en una overtura, y tres partes, en todas y cada una de las cuales Jarre vuelve a sorprender con la genialidad y riqueza de su música. Célebres son ya las partes 1 y 2 de esta colosal suite de 16 minutos de duración. Desgraciadamente, y tal y como ocurriera con su álbum "Zoolook", una vez más el álbum parece zozobrar una vez que termina este tema, y es que "September", "Computer Weekend", "Tokyo Kid" o "The Emigrant" no están a la altura de lo esperable en un álbum con tan prometedor arranque. Una vez más, la comercialidad malogra un álbum que podría haber dado mucho más de sí.

Jarre presentó el álbum en directo en los muelles de Londres bajo unas condiciones meteorológicas infames, lo cual no impidió que reuniera a más de 250.000 espectadores, entre los cuales se encontraba la Princesa Diana.

- Waiting for Cousteau (1990)

En 1990 sale a la venta el trabajo "Waiting for Cousteau", álbum cuanto menos sorprendente, dividido en cuatro temas. Los tres primeros toman su nombre de barco del oceanógrafo francés Jacques Cousteau, gran amigo de Jean Michel Jarre, "Calypso". Estos tres temas conforman una primera mitad floja y sin especial interés, debido una vez más a su carácter comercial y conformista.

No es por lo tanto sorprendente el hecho de que lo más sobresaliente y destacable de este trabajo sea el tema con menos repercusión en los medios radiofónicos. Este tema, titulado “Waiting for Cousteau”, es una colosal e inabarcable pieza de 46 minutos de duración que supone un interesante acercamiento del mago de los sintetizadores a la música más ambiental y relajante. Con un marcado carácter ecológico,esta increíble pieza nos invita a explorar vastos y hermosos paisajes submarinos de gran fuerza evocadora. Es una música atemporal, profunda, e irresistiblemente cautivadora en su sencillez y aparente simplicidad.

Jarre presentó este trabajo en su concierto "Paris La Defense-Une Ville en Concert", con el que volvió a batir su propio record al reunir a más de dos millones y medio de espectadores en el que sería su espectáculo más espectacular hasta la fecha.

En 1992 se puso a la venta el recopilatorio "Images", un recopilatorio mediocre y de lo más decepcionante, en el cual la selección de temas se realizó siguiendo criterios comerciales, por lo que al final no se trató de un album con lo mejor de Jarre, sino más bien un álbum con los grandes éxitos de ventas de Jarre, lo cual es muy distinto. Sólo eso explica que temas tan decepcionantes como Calypso 1, London Kid, Computer Weekend, Moon Machine o Band in the Rain fueran incluidos. Para mayor desgracia de los aficionados a la música de Jarre, temas que sí son obras maestras, tales como Oxygène II, y Rendez-Vous II, fueron incluídos en versiones reducidas o mutiladas, lo cual no hizo sino agravar la chapuza. El álbum incluía tres piezas inéditas, la surrealista, experimental y carente de mucho interés "Moon Machine", la floja "ElDorado" y "Globe Trotter", sin duda lo único afortunado de tamaño desastre. Tanto "ElDorado" como "Globe Trotter" habían sido compuestos por Jarre ex profeso para un concierto llamado "Teotihuacán" que iba a tener lugar en México el 11 de Junio de 1992 con motivo de un eclipse solar. Desgraciadamente, dicho concierto fue cancelado, por lo que dichos temas no pudieron ser interpretados en directo antes del lanzamiento de "Images".

- Chronologie (1993)

Después de dos trabajos tan discretos como habían sido "Revolutions" y "Waiting for Cousteau", Jarre volvió a demostrar que aún tenía recursos suficientes para acallar a aquellos que decían que atravesaba un bache creativo en su faceta de compositor. En 1993 se puso a la venta "Chronologie", un álbum excelente que recuperaba al Jarre majestuoso, sorprendente e inspirado del pasado. Inspirado en la obra del físico Stephen Hawkins, "Chronologie" es un viaje por la evolución y mecanismos del Tiempo. Desde su grandioso comienzo, que evoca al Jarre grandilocuente de "Rendez-Vous", hasta la sorprendente parte sexta, Jarre volvió a crear un álbum grandioso para el recuerdo, repleto de frescas melodías.

Por vez primera en su ya dilatada carrera musical, Jean Michel Jarre presentó este trabajo no en un único concierto, sino en una gira llamada "Europe in Concert" que le llevó a actuar en ciudades tan distintas como Sevilla, Berlín, Budapest, o Barcelona.

En 1995 Jarre se convirtió en Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO, y poco después sería galardonado "Caballero de la Legión de Honor" por el gobierno francés.

- Oxygène 7-13 (1997)

Su siguiente trabajo de estudio sería "Oxygène 7-13" (1997), interpretado exclusivamente por el propio Jarre utilizando los sintetizadores originales empleados en su primer álbum, con algunas sorpresas. Es un trabajo interesante, correcto, sin más, en el que destacan piezas tan arrolladoras como la parte 12, toda una exhibición de genialidad a la hora de crear ritmos y sonidos de carácter cósmico acompañados de frenéticos ritmos y extraordinarios efectos especiales. Con todo, de alguna manera este trabajo no satisfizo del todo las expectativas levantadas.

Ese año Jarre ofreció un nuevo macroespectáculo en Moscú que volvió a merecerle una entrada más en el Libro Guinness de Records, al reunir en esta ocasión a tres millones y medio de espectadores en un homenaje a los 850 aniversario de la ciudad, así como también al sufrido pueblo ruso y a su afán de progreso y modernidad sin precedentes.

- Metamorphoses (2000)

Este concierto compitió en espectacularidad con el célebre Concierto del Milenio, llamado "The Twelve Dreams of the Sun", celebrado a los pies de las grandes pirámides cerca de El Cairo la última noche de 1999. Este sorprendente espectáculo, que duró desde la puesta de sol hasta el primer amanecer del nuevo milenio, aunó talentos e instrunentos de distintas civilizaciones, ofreciendo una paleta musical de gran riqueza, que abarcaba desde la árabe tradicional hasta la electrónica, pasando por la música sinfónica. Fue durante este concierto que Jarre presentó el que sería su nuevo trabajo, titulado “Metamorphoses”. Se trata de un trabajo vocal en mi opinión personal carente del menor interés, de poca originalidad y gusto, en el que Jarre parece haber perdido el rumbo, pese a sus muy escasos aciertos. Nadie puede preveer por qué camino discurrirá la música de Jarre en el nuevo milenio. Lo que sí sabemos es que nos encontramos ante un compositor que hunde sus raíces en la tradición y que a la vez es tremendamente vanguardista, un genio de los sintetizadores en constante búsqueda y experimentación, que lo convierten en un referente ineludible de la historia musical europea del siglo XX.

(Gracias a Josep Maria Soler por sus invaluables notas y correcciones respecto a esta parte del texto)

Les Granges Brûlées

Les Granges Brûlées es una producción francesa de 1973 dirigida por Jean Chapot.

Este drama cuenta la historia de un juez, interpretado por el actor Alain Delon, que debe hacerse cargo del posible asesinato de una joven, en el que parecen estar implicados dos granjeros, Rose y Pierre, interpretados por Simone Signoret y Paul Crauchet respectivamente. En realidad se trata de una película no muy conocida, estrenada en Estados Unidos con el título The Burned Barns, y de la cual es bastante difícil encontrar información, incluso por internet, la mayor parte de la cual tiene que ver con la música de Jarre antes que la película misma.

Se trata realmente de uno de los primeros trabajos de Jarre, si bien no fue ésta su primera banda sonora, ya que en 1967 había compuesto la música para la película de Etienne Perier titulada "Des Garçons et des Filles". Posteriormente, en 1981, el director Peter Weir utilizaría algunos fragmentos de la obra "Oxygène" para la película bélica "Gallipoli".

Les Granges Brûlées es una interesante muestra del tipo de música con la que el joven Jarre empezó a experimentar en sus principios, a la búsqueda de un estilo personal y definido que no empezaría a cobrar forma hasta "Oxygène". En ese sentido, nos encontramos ante un trabajo menor en la discografía del genio galo, pero no exento de interés. La banda sonora cuenta con un delicioso tema, de corte melancólico, triste, que combina el sonido de los sintetizadores de la época con una hermosa voz de mujer en una conmovedora fusión de electrónica y canto de France Vanier. Este tema, titulado La Chanson des Granges Brûlées, y que bebe de la tradición de la canción francesa es el leit motif de la banda sonora, y va repitiéndose regularmente a lo largo del breve score, con ligeras variaciones en cuanto a la sonoridad empleada. Es una pena, ya que realmente hay poco más reseñable en esta selección reeditada por Disques Dreyfus casi treinta años después de su primera aparición en LP. Algunos cortes, los menos, tienen una función principalmente ambiental, y permiten al compositor experimentar con las posibilidades sonoras ofrecidas por los sintetizadores de la época, ofreciendo extraños y surrealistas ruidos y atmósferas, como en Le Pays de Rose, Une Morte Dans la Neige, Hésitation y Reconstitution. Destacamos el corte número cinco, Zig-Zag, cuyo single fue un pequeño hit en la época, y que constituye uno de los momentos más divertidos y desenfadados en la trayectoria musical de Jarre, con una melodía pegadiza y ritmos juguetones. De especial interés resultan también los cortes 6, Le Juge, y 15, La Vérité, principalmente porque incluyen un tema muy anticipatorio del tipo de música que encontraremos posteriormente en futuros trabajos del compositor galo. Más concretamente, este tema en cuestión me recuerda muy especialmente al tercer movimiento de Rendez-Vous, tanto por la melodía como por el tipo de sintetizador utilizado en algunas partes concretas. El resto del álbum está formado por revisiones del tema principal, que constituye, y con diferencia, lo único realmente destacable para el aficionado a las bandas sonoras.

Dentro de la carrera musical de Jarre, esta banda sonora no ocupa realmente un puesto muy destacado, aunque no está exenta de interés como indicativa de la evolución que experimentaría el compositor en los próximos años, tanto formalmente como en términos de composición, la cual le llevaría, en lo sucesivo, a trabajos con una mayor riqueza y complejidad sonora y a un mayor aprovechamiento de su creatividad y talento para la creación de bellas e inolvidables melodías.

La música de Jarre, no debemos olvidarlo, pese a estar sustentada exclusivamente en el uso de teclados, posee ese toque europeo que comparten países como España, Grecia e Italia, y que es en buena parte responsable de que su música nunca llegue a ser demasiado fría o extravagante en exceso. A diferencia de Tangerine Dream, cuya música puede resultar algo dura e incluso fría, la música de Jarre siempre se ha caracterizado por una calidez y humanidad muy equiparables a la de la música de Vangelis o Yanni. En ese sentido, "Les Granges Brülées" es un bonito trabajo cuya principal baza es esa paleta de sonidos irrepetible en nuestros días, y que hacen de ella un interesante y siempre apreciable testimonio de un tipo de música única que estaba atravesando, en aquellos años, por un momento de esplendor irrepetible en la historia.

Lo Mejor: El elemento nostálgico. La maravillosa década de los 70 y lo que todavía estaba por venir: Oxygène de Jarre, Silk Road de Kitaro, Silence is the Answer de Deuter y tantos y tantos otros. El espléndido tema principal.

Lo Peor: Que aparte de dicho tema, hay poco más de interés en un score que, pese a su brevedad (menos de treinta minutos), acaba por hacerse largo.

El Momento: La Chanson des Granges Brûlées.

Luis Fernando Rodríguez Romero

 
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