Tracklist:
- Haunted Summer (02:57)
- Menage (04:45)
- Villa Diodati (03:43)
- The Night Was Made For Loving (07:12)
- Polidori's Potions (04:19)
- Ariel (02:11)
- Confrères (02:12)
- Geneva (01:34)
- Alby (02:41)
- An Unquiet Dream (05:34)
- Hauntings: Hotel d'Angleterre/In The Caves Of Chillon/Incubus/Mont Blanc (18:26)
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1. Un verano encantado: la gestación de El Vampiro y Frankenstein.
Hacia el año 1812, Lord Byron había adquirido una destacable notoriedad en la sociedad londinense. El autor de Childe Harold's Pilgrimage y Don Juan, poeta anglo-escocés y sexto barón Byron, de nombre George Gordon, fue educado en Harrow y Cambridge, y se llegaría a convertir en una de las figuras más importantes del movimiento Romántico. Su popularidad, no obstante, se vio ensombrecida por los constantes rumores que lo acusaban de promiscuidad e incluso de haber mantenido relaciones homosexuales. Ahí no terminaba la cosa, sino que también se rumoreaba que había cometido incesto con su hermanastra Augusta Leigh y que la separación con su mujer Anne Isabella Milbanke se debía no sólo a su infidelidad, sino también a los malos tratos y a la crueldad con la que el poeta maldito la había tratado durante el tiempo que duró su convivencia. Por todos estos motivos, y pese a la popularidad tan grande de la que gozaba por aquel entonces en Inglaterra, Lord Byron estaba abocado al ostracismo social, razón por la cual decidió exiliarse en el año 1816 e iniciar una suerte de viajes por toda Europa que durarían hasta su misma muerte.
De todos esos viajes y estancias en países extranjeros, sin duda el más recordado, comentado, y también el que más ha estimulado la imaginación de escritores y directores de cine en la actualidad es su famoso encuentro con Percy Shelley y Mary Wollstonecraft, los cuales se habían conocido en 1814, enamorándose el uno del otro y dándose poco después a la fuga, pese a que el poeta Shelley estaba ya casado por aquel entonces con Harriet Westbrook, la cual fallecería, según se especula por suicidio, en el año 1816, año en el cual los dos enamorados contraerían finalmente matrimonio. En su huida por Europa, Mary Wollstonecraft y Percy Shelley tuvieron que aceptar el acompañamiento de la hermanastra de Mary, Claire Clairmont, la cual mantendría un affaire con Lord Byron en Suiza, y fue mediante Claire que Byron llegó a conocer a Mary y Percy Shelley. Lo que acontecería después, en aquel verano de 1816, ha inspirado una gran cantidad de relatos y películas, como ésta que nos ocupa, Haunted Summer.
Lord Byron decidió alquilar la famosa Villa Diodoti, que se encuentra en las orillas del lago Ginebra, y donde el mismísimo John Milton, el autor del Paraíso Perdido, había estado de visita en el año 1600. Lo acompañaba su médico particular, el atormentado John William Polidori, el cual, pese a su formación profesional, siempre había deseado fervientemente destacar en el campo de las letras y labrarse una sólida carrera literaria como la de sus autores preferidos. Desgraciadamente, todo lo que había escrito había sido recibido con desdén y sorna por parte de Lord Byron, el cual se burlaba abiertamente de sus intentos por emularlo. Los Shelley, por su parte, se alojaban en la vecina Campagne Chapuis, y dicha cercanía sin duda consolidaría la amistad entre ambos poetas.
El tiempo dejó de ser hermoso y veraniego para volverse dramáticamente violento, con lluvias torrenciales y temibles tormentas. Dichos fenómenos meteorológicos se intensificarían en la noche del 16 de junio, lo cual provocó que Claire, Mary y Percy no pudieran regresar a la Campagne Chapuis, obligándolos a pernoctar en la Villa Diodoti con Byron y Polidori. Y qué mejor manera de pasar el tiempo en una noche tan escalofriantemente espectral como aquélla que leyendo en voz alta una colección de historias fantasmagóricas conocidas como Fantasmagoriana ou Recueil d'Histoires d'Apparitions de Spectres, Revenans, Fantomes, etc.; traduit de l'allemand, par un Amateur 1812 by Baptiste Benoit Eyrie.
Alentado e inspirado por aquellas historias, especialmente por una en la cual un grupo de viajeros se narraban los unos a los otros experiencias sobrenaturales que habían experimentado, Lord Byron desafió a todos los allí presentes a escribir una historia de terror, lo cual los mantendría ocupado, según explica James Rieger en su obra Dr. Polidori and the Genesis of Frankenstein, algo menos de una semana. Los resultados no pudieron ser más dispares. No deja de resultar paradójico que los relatos menos interesantes e influyentes fueran los escritos, precisamente, por los dos grandes poetas del grupo, Percy y Byron. Por su parte, Mary quería crear una historia que tratara de los miedos de la naturaleza y que despertara verdadero pavor, pero por desgracia la escritora no estaba inspirada aquella noche, y durante los próximos días se encontraba incapaz de empezar su historia. La inspiración le vino con una terrible pesadilla, auspiciada muy probablemente por un tema que había sido objeto de discusión y debate en el grupo una de aquellas noches: "Si el principio de la vida podía ser descubierto y su los científicos podían galvanizar un cadáver fabricado con partes humanas". Y el resultado de aquella pesadilla cristalizaría en su famosa novela Frankenstein, o el Moderno Prometeo. De hecho, en una introducción a una futura edición de su obra en el año 1831, la misma autora recogería las circunstancias que habían llevado a la creación de Frankenstein:
"En el verano de 1816 visitamos Suiza y nos convertimos en vecinos de Lord Byron. (...) Pero resultó ser un verano húmedo y desagradable, la lluvia incesante nos impedía con frecuencia salir de casa. Unos volúmenes de historias de fantasmas, traducidos del alemán al francés, cayeron en nuestras manos. (...) No he vuelto a leer aquellas historias desde entonces, pero permanecen frescas en mi mente, como si las hubiese leído ayer.
"Cada uno de nosotros escribirá una historia de fantasmas", dijo Lord Byron, y su propuesta fue aceptada. Éramos cuatro. (...)
Yo me urgí a mí misma a pensar una historia, una historia que pudiese rivalizar con las que nos habían arrastrado a aquella empresa. Una historia que hablase de los misteriosos temores de la naturaleza y que despertase el más intenso de los terrores, una historia que creara en el lector miedo a mirar a su alrededor, que helase la sangre y acelerase los latidos del corazón. Si no conseguía todas esas cosas mi historia de fantasmas demostraría ser indigna de ese nombre. Pensé y reflexioné, en vano. (...) ¿Has pensado ya una historia?, me preguntaban cada mañana, y cada mañana me veía forzada a replicar con una mortificante negativa.
La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear desde el vació, sino desde el caos (...). La invención consiste en la capacidad de atrapar las posibilidades de un tema y en el poder de moldear y dar forma a las ideas que sugiere.
Muchas y largas fueron las conversaciones entre Lord Byron y Shelley, a las que yo asistía como una devota pero, casi siempre, silenciosa oyente. Durante una de esas conversaciones, se discutieron varias doctrinas filosóficas y, entre ellas, las referidas a la naturaleza del principio de la vida, y también la posibilidad de que dicho principio llegara a ser algún día descubierto y divulgado. Hablaron de los experimentos del doctor Darwin (...).
Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada no pude dormir, tampoco podría asegurar que estuviese pensando. Mi imaginación, sin yo requerirlo, me poseyó y me guió, dotando a las imágenes que surgían en mi mente de una intensidad que estaba más allá de las fronteras del sueño. Vi - con los ojos cerrados, pero a través de una aguda visión mental -, vi al pálido estudiante de artes diabólicas arrodillado al lado de aquella cosa que había conseguido juntar. Vi el horrendo fantasma de un hombre yacente, y entonces, bajo el poder de una enorme fuerza, aquello dio señales de vida y se agitó con un torpe, casi vital, movimiento. Era espantoso (...).
La idea había tomado posesión de mi mente de tal manera que el miedo recorría todo mi cuerpo como un escalofrío y traté de cambiar las fantasmales imágenes de mi fantasía por la realidad que me circundaba. (...) Al día siguiente anuncié que había pensado una historia."
Y a la mañana siguiente, Mary Shelley empezaría a escribir las líneas que abren el capítulo IV de su obra, "It was on a dreary night of November", completando la novela un año después, en mayo de 1817, la cual a su vez sería publicada, en principio de manera anónima, en marzo de 1818.
Pero Frankenstein no fue el único resultado de aquella noche tormentosa. De hecho, y pese a la inclusión del monstruo de Frankenstein en el Olimpo de los grandes monstruos de todos los tiempos, en realidad la novela de Mary Shelley difícilmente podría considerarse "de terror" en el sentido más estricto del término, constituyendo más un ejemplo de novela gótica existencial y reflexiva. El monstruo de Frankenstein, como tan bien retrató el gran Boris Karloff en las dos películas dedicadas al personaje por la Universal y dirigidas por Whale, es más una criatura trágica, incomprendida, antes que una bestia sanguinaria. Es el resultado de los intentos fútiles y patéticos del ser humano por desafiar a dios, en este caso concreto los intentos del doctor Frankenstein por crear vida, como un moderno prometeo, de ahí el título de la novela. Recordemos que Prometeo, según la mitología griega, fue el Titán que robó el fuego de los dioses para dárselo a los humanos. La analogía entre Prometeo y el doctor Frankenstein, por tanto, es evidente, como explica Ricardo Accurso: "Desafiando al dios supremo, el celestial Zeus, Prometeo intenta favorecer a los hombres entregándoles el fuego -robado a los dioses-; elemento esencial no sólo en el sentido material (como punto de partida fundamental para avances ulteriores en el desarrollo de la civilización) sino también en el orden espiritual, pues el fuego es el símbolo de la vida, de la energía, de la inteligencia que mueve a los humanos." Es decir, la misma vida que el doctor Frankenstein intenta inyectar en la patética criatura.
Más terrorífica resulta, sin lugar a dudas, la contribución del último personaje del grupo, el doctor John William Polidori, por su relevancia en la literatura de los no muertos. Nos referimos, por supuesto, al relato corto El Vampiro, cuyo vampiro principal, Lord Ruthven, es un claro antecedente del Drácula de Bram Stoker, no en vano la importancia de este relato radica en la creación de la imagen prototípica del vampiro: al igual que la (esta vez sí) mítica criatura del género de terror creada por Stoker, Lord Ruthven se nos revela como un ser aristocrático con grandes posesiones, refinado, sofisticado, frío, seductor, y al mismo tiempo perverso, sanguinario, con poderes sobrenaturales y muy cruel. Es la encarnación del Mal con mayúsculas.
No son pocos los que intuyen en el personaje una cierta y camuflada referencia al flaco, pálido, disoluto, odioso y mezquino Lord Byron. De hecho, no es una coincidencia que decidiera escribir un relato de vampiros para volcar su reprimida animadversión hacia Byron: Polidori estaba a la sombra de Byron, y era objeto continuo de su desdén y sarcasmo. En ese sentido, la figura de Byron podría asociarse con la de un vampiro psíquico, de esos que se alimentan de la energía, de la vitalidad, de las ganas de vivir de sus víctimas, impidiendo que estos puedan salir adelante y llevar una vida realizada y satisfactoria a todos los niveles. En ese sentido, no es de extrañar que, en lo más profundo de su ser, el médico pudiera albergar un odio y un resentimiento reprimidos hacia el poeta, aunque nunca lo hubiera exteriorizado. La escritura de este relato, por tanto, supuso una importante catarsis para el médico, especialmente si tenemos en cuenta, además, la popularidad que llegaría a tener dicho relato, frente a la poca atención que suscitó el relato de Byron. El alumno despreciado, por una vez, había conseguido superar a su maestro.
Curiosamente, durante algún tiempo se llegó a pensar que el relato había sido escrito por Lord Byron, hasta que, posteriormente, la autoría de Polidori quedó totalmente demostrada, pese a los intentos del "vampiro" Byron por ensombrecer los méritos de su médico y adjudicarse la autoría del mismo. El Vampiro es un relato apasionante y terrorífico, y que además cuenta con el honroso honor de haber sentado de las bases del género literario de vampiros. Se trata, en definitiva, de una pequeña e indispensable joya de la literatura de terror del siglo XIX.
Referencias
2. Interpretaciones cinematográficas.
Como es evidente, unos sucesos tan apasionantes y relevantes en la historia de la literatura, especialmente por todos los detalles escabrosos que rodean al personaje de Byron y a la gestación de las dos obras anteriormente descritas, no podían pasar desapercibidos para el cine. Sin ir más lejos, en la segunda mitad de la década de los 80 encontramos no una, ni dos, sino tres películas basadas más o menos libremente en dichos acontecimientos. La primera de ellas es Gothic (1986), del autor maldito del cine inglés por excelencia, el inefable Ken Russell, autor de joyas del fantástico como Viaje Alucinante al Fondo de la Mente, The Devils, y películas inclasificablemente bizarras como La Pasión de China Blue (con una estupenda Kathleen Turner), La Guarida del Gusano Blanco, The Fall of the Louse of Usher, Lisztomania y Tommy. Esta fallida y psicotrónica película cuenta con Gabriel Byrne en el papel de Byron, el mediocre Julian Sands en el papel de Percy, Natasha Richardson como Mary Shelley, y Timothy Spall como Polidori, y la banda sonora fue compuesta por Thomas Dolby. Aunque una versión de aquel encuentro mítico a cargo del personal Ken Russell podría haber dado mucho de sí, por desgracia la película se resiente de todos los excesos característicos del cine de este autor, multiplicados por diez. Una película histérica e histriónica, que parece haber sido concebida bajo los efectos de más de una sustancia alucinógena, a consecuencia de lo cual el visionado de esta película se convierte en una experiencia próxima a la lobotomía.
Dos años más tarde se estrenarían dos películas, una española y otra americana. La española es Remando al Viento, dirigida por Gonzalo Suárez e interpretada por Hugh Grant (Lord Byron), Lizzy McInnerny (Mary Shelley), Valentine Perka (Percy), y José Luis Gómez (John Polidori), y con música de Alejandro Massó; y la americana se tituló Haunted Summer, dirigida por Ivan Passer e interpretada por Philip Anglim (Lord Byron), Alice Krige (Mary), Eric Stoltz (Percy) y Alex Winter (John Polidori), y con música de Christopher Young.
Si bien no he visto ninguna de estas dos películas, por lo que parece ninguna de ella cuenta con el agrado unánime de la crítica, y están consideradas como películas fallidas, las cuales no llegan a aprovechar el potencial de la historia. Afortunadamente, una de ellas, la película americana de Passer, tuvo el acierto de contar con la colaboración del Maestro de la música de cine de terror por antonomasia, Christopher Young, con resultados que, como veremos a continuación, rozan lo sublime.
3. Haunted Summer de Christopher Young
(...) Ivan Passer's film "Haunted Summer" is not only a beautiful period piece about the interactions of these two radical romantic poets, but is also poetic itself. It imaginatively conjures up the thoughts, words and actions of the characters and successfully seduces us into particupating in their lives. Most importantly, I feel, the film expresses the youthful effervescence of the obsessive love of life shared by a quintette of creative thinkers. During my meetings with Ivan he repeatedly stressed his hopes that the music might gently capture and reflect this passion. It was his feeling that since the film addressed the subject of youth and youthfulness (the oldest member of the group was 28, the youngest 18) the musical vocabulary need not be true to the period. Rather, he felt it could act as a sort of musical time tunnel in which these past events could take on a contemporary guise. Excluding the source music, the score ultimately became the only element of the film which was not historically pure. To create a score which would credibly serve a film set in 1816 and simultaneously be semicontemporary was truly a challenge.
We finally chose to use a small ensemble of synthesizers and a handful of acoustic instruments (including Swiss Alphorns). The material in general is very tonal, written in simple closed form homophonic structures, emphasizing 4 and 8 bar melodies. I felt that in order to retain a sense of warmth in the score I would primarily use samples of acoustic instruments for the synthesizer sound sources. Though the harmonic vocabulary encompasses a wide variety of periods, the majority of it, oddly enough, was inspired by the Lute music of the Rennaissance. Christopher Young
Pocas veces un trabajo me ha hechizado (¿o debería decir mejor "encantado"?) del modo en el que este mágico score de Christopher Young lo ha hecho. Toda una sorpresa de un compositor del que, hasta este momento, todo lo que había escuchado, con la excepción quizás de Invaders from Mars, sacaba a relucir el poderío y la magnificencia orquestal con la que Christopher Young ambienta las pesadillas cinematográficas en las que trabaja. Pero claro, Haunted Summer no puede considerarse una película de terror, y como declara el compositor en los comentarios incluidos arriba, el tono de la película requería algo de otra índole, algo atemporal que refleje el mundo interior de los protagonistas, sus miedos y deseos, su pasión por la vida en definitiva. Y vaya si lo consigue.
Haunted Summer es un trabajo concebido casi exclusivamente para sintetizador, con los cuales el compositor recrea, desgrana, construye, extiende... un paisaje atemporal, en ocasiones mágico, onírico, de fábula... y en otras ocasiones misterioso y espectral. Es una obra embriagadora en su belleza, de ésas que te atrapan y te transportan a un mundo de ensueño en donde todo puede ser posible. Se trata de una música con un fascinante e irresistible poder evocador. Desde el primer corte hasta el último formula un hechizo que nos atrapa y envuelve en su red, no devolviéndonos a nuestras vidas cotidianas hasta que se hace el silencio... y aún entonces perduran en nuestro interior ecos de un viaje interior mágico y sobrenatural. Tal es el poder de esta Obra Maestra absoluta.
Este componente mágico de la música se sustenta en el uso de, como antes mencioné, bellas pero simple melodías mecidas en estimulantes e imaginativas atmósferas y paisajes sonoros para sintetizador, como puede apreciarse en el primer corte del score, titulado Haunted Summer, que volverá a aparecer posteriormente como por ejemplo en los cortes 3 (Villa Diodati) y 11 (Hautings: Mont Blanc). Este motivo nos transporta atrás en el tiempo, a una remota villa junto a un lago de ensueño, nos presenta a los personajes, de cuyas plumas surgieron tantas y extraordinarias obras. Es necesario cerrar los ojos, tumbarse cómodamente en algún sofá o en la cama, y dejarse llevar.
El siguiente corte, Menage, presenta uno de los temas más hermosos y sublimes del score, interpretados por el violín, y que también volverá a hacer acto de presencia, en este caso interpretado por una flauta, en el corte 9, Alby. Una vez que Young ha capturado nuestra atención nos seduce con una exquisita y delicada melodía cargada de melancolía ante la que es imposible mantenerse indiferente. Es el material del que están hechos los sueños.
Pero lo mejor está aún por llegar. Nos referimos al corte cuatro, The Night Was Made for Loving. ¡Dios, qué música más hermosa! Delicada, intimista, sin buscar excesivo protagonismo, ni destacar, ni epatar... simplemente conmovernos con su infinita dulzura y la magia que transmite. Resulta difícil hacer justicia a este tema, en mi opinión personal uno de los mejores de toda la carrera de Christopher Young, pese a encontrarse en las antípodas del tipo de música que lo ha convertido en uno de los grandes compositores de música de cine. No esperéis melodías grandilocuentes, ni coros... sólo el dulce, cristalino y titilante sonido del sintetizador, esbozando una melodía encantada ante la que es imposible mantenerse indiferente. Este tema supone uno de los momentos más intimistas, románticos y bucólicos del score.
A continuación viene uno de los escasos momentos oscuros y opresivos del score, Polidori's Potions, cargados de efectos desasosegantes, inquietantes y misteriosos. En el minuto 2:00 se introducirá una siniestra melodía para violín que volverá a hacer acto de presencia en el último y magistral corte del álbum. Pese a lo terrorífico que resulta, el tema nunca recurre a la disonancia estruendosa de otros trabajos suyos como Leyenda Urbana, por poner un ejemplo. La música inquieta, te provoca escalofríos, pero nunca resulta incómoda o insoportable de escuchar. Es un terror más sutil, metafísico.
El siguiente corte, Ariel, rescata las melodías y ambientes oníricos del primer corte, como una ingenua canción de cuna que nos mece con dulzura hasta que cobra una mayor intensidad, zarandeándonos y zambulléndonos en profundos océanos formados por sueños. Este viaje por el interior de nuestros sueños prosigue en el siguiente corte, Confreres, en un tono muy similar al anterior, hasta la presentación de un nuevo motivo para flauta poco antes de llegar al minuto 1 del corte. Todo rezuma delicadeza y ensimismamiento.
En el siguiente corte, Geneva, dedicado al famoso lago, las cuerdas presentan un nuevo y bellísimo motivo musical, inspirado en la música renacentista, y que volverá a hacer acto de presencia también en el último corte. Es un tema corto, sencillo, muy bonito, y que evoca a la perfección una tradición musical pasada.
Antes de llegar al épico corte que cierra el cd nos encontramos con el soberbio An Unquiet Dream, que supone una nueva e irresistible invitación a un fascinante viaje interior. Una maravilla más.
Y llegamos al final, el antológico Hauntings, corte de épica duración (18 minutos) y estructurado en cuatro partes: 1) Hotel d'Angleterre; 2) In the Caves of Chillon; 3) Incubus; 4) Mont Blanc; del cual el propio compositor comenta en las notas del cd:
The selection "Hauntings" is a collage of material recorded for the film and later electronically manipulated via stereo sampling. I see it as, perhaps, a musical reflection of Mary Shelley's point of view - the music and sounds she may have experienced, reactions to her environment and events that summer, nightmares that may have given birth to "Frankenstein", and finally her own joy of life. Christopher Young
El corte empieza con un bucólico y muy hermoso ostinato para piano, que evoca ensoñación y romanticismo. Pasado el primer minuto, se introducen dos motivos, uno que ya había aparecido en el corte Polidori's Potions, y el que constituía el corte titulado Geneva. El efecto es espectacular. La música deja ya de sonar idílica, los distintos motivos se superponen, sonando a la vez, cada uno por su lado, ignorando el resto, y consiguiendo un efecto terrorífico y malsano, como si la autora Mary Shelley estuviera teniendo una horrible pesadilla, la misma pesadilla que germinará en Frankenstein. Este sutil y escalofriante enfrentamiento melódico se prolongará hasta el minuto 5; a partir de este minuto la música se tornará atmosférica y asfixiante, con nuevos efectos sonoros pavorosos que describirán el desarrollo de la angustiosa pesadilla de la escritora. El nombre "Chillon" hace referencia de hecho a un castillo erigido sobre un islote del lago Lemán, y que constituye uno de los monumentos más populares de Suiza. De hecho, su ideal ubicación entre el lago y la montaña le confiere un encanto irresistible al que sucumbieron numerosos autores románticos. Llegados al minuto 9 vuelve el motivo siniestro para violín presentado en el corte Polidori's Potions, acompañado de cantos fantasmagóricos y otros efectos sonoros. La música parece querer salir de aquella pesadilla en el minuto 11, como anunciando el fin del horror, y vaticinando el futuro resultado de aquella experiencia sobrecogedora. De este modo, en el minuto 13 empieza a cobrar fuerza el tema que abriera el score, en el corte Haunted Summer, dispersando la oscuridad precedente, volviendo a bañarnos en aquella prístina luz, y cerrando un álbum perfecto de la misma manera que lo abrió, en un torbellino luminoso que nos devuelve a la monotonía de nuestras vidas tras aquel extraordinario viaje, prometiéndonos nuevas experiencias, nuevas aventuras sonoras más allá del tiempo.
Poco más que añadir, realmente. Haunted Summer puede que no sea un trabajo para todos los gustos, y que los fans de la vertiente más orquestal del compositor no lleguen a conectar con esta extraordinaria propuesta sonora, pero en lo que a mí respecta nos encontramos ante una de las obras imperecederas del autor, y una joya de la música de cine que nos recuerda la importancia de los sueños y nos invita a dejarnos llevar por ellos, ya sea dormidos o durante la vigilia, justo como aquellos poetas y escritores románticos que confiaban en el poder inspirador de los sueños para dar vida a sus más célebres e inmortales creaciones.
Lo mejor: Todo.
Lo peor: Nada.
El momento: Por citar uno, The Night Was Made for Loving.
Luis Fernando Rodríguez Romero
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