Tracklist:
- Battle with the Cyclops (02:42)
- 12 Watson Road (01:00)
- Professor Crowley (01:52)
- Steam from the Yard (01:39)
- Mysterious Hole (02:12)
- Tentacles (02:39)
- The Black Heart (02:12)
- Reawakening (00:46)
- Kicking Ass (03:00)
- Counseling Session (01:29)
- Many Years Ago (00:52)
- The Classroom (01:30)
- Jack is Ready (02:37)
- The Legend of the Heart (04:06)
- Eve’s Situation (02:06)
- Battle with the Mutant (01:48)
- Battle with the Professor (01:33)
- The Final Showdown (03:23)
- Jack’s New Calling (01:17)
- Jack Brooks: Monster Slayer (04:15)
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Hay pelis malas que suelen divertir, independientemente de que uno cada 10 minutos se pregunte qué demonios hace viéndola. Jack Brooks: Monster Slayer es una de ellas.
Bueno, tal vez no sea para tanto. Es cierto que esta película está por encima de la media de pelis malas. Está bien realizada, algunos efectos de maquillaje están geniales (otros son nefastos), los actores cumplen en su mayoría (sobre todo Robert Englund) y la banda sonora es directamente excelente.
Encontrarse una banda sonora orquestal en una producción de este tipo es una sorpresa bastante agradable. Y sobre todo, comprobar que el compositor sabe desenvolverse con esta, dotando a la película de cierto nivel, precisamente el nivel que no posee, es doblemente admirable.
Jack Brooks: Monster Slayer podría considerarse el episodio piloto de una futura serie, más que una película de bajo presupuesto. Viéndolo así, uno puede pensar en un más que excelente aprovechamiento de las virtudes (que las hay) de su personaje principal, un antihéroe típico de las novelas pulp, que nació cazador de monstruos en clara venganza por el asesinato de sus padres a manos de uno de estos seres abominables.
Jack, fontanero de profesión, con un incontrolable mal humor que en una espiral de rabia interna le convierte en una verdadera máquina de matar, encuentra su verdadera vocación en exterminar seres del averno.
La gracia de la historia radica en el aprovechamiento cómico de tan ridículo y manido origen. Así Jack tiene una relación sentimental con una pija inaguantable que sorprendentemente no es desmembrada en la película (aunque tal vez lo sea en futuras entregas), asiste a la consulta de un inapetente psicólogo con el fin de solucionar sus brotes de ira, ocurriendo la mayoría de ellos durante las sesiones (enfatizando lo ineficaz de la labor del profesional y aumentando aun más el lado cómico del momento) o sobre todo, asiste a clases nocturnas de ciencias comandadas por un profesor majareta.
Son precisamente las escenas que se centra en este profesor interpretado por Robert Englund las mejor resultas y las que consiguen hacernos reír a mandíbula batiente (atención las escenas en que el profesor en sus fases finales de transformación demoníaca, sigue intentando impartir sus clases nocturnas). Son en esos momentos, donde el director mas se centra en el splapstick, un género cómico abanderado por tres comediantes americanos llamados Los Tres Chiflados, que también supo adaptar al género de terror Sam Raimi con su trilogía de Posesión Infernal.
La escenas de posesión del Profesor Crowley no escatiman en elementos viscosos, sangrientos y verdosos, algo que Jon Knautz, el director de la cinta, presenta en toda su película, con esos desmembramientos de los poseídos, conectando directamente con las películas de género de los años ochenta (recordando en este aspecto sobre todo a esa divertidísima The Blob: El terror no tiene forma, que a su vez fue un remake de la cinta del 58, The Blob, protagonizada por un joven Steve McQueen).
Retomando la labor de Ryan Shore para esta película, el sonido de Jack Brooks elimina de un plumazo los prejuicios que se puedan tener ante la mayoría de composiciones musicales que pueblan este tipo de producción.
Los productores querían un sonido orquestal para Jack Brooks, y a Ryan Shore le alegraron el día. Es extraño encontrarse con unos productores que tomen una decisión correcta en el terreno de la música de cine. Lo más normal hubiese sido pedirle al compositor que tirase de sintetizadores y redujese así el coste en su área.
Pero no fue así y la película se vio tremendamente beneficiada por esta decisión, pues la partitura de Shore es espectacular.
Ryan tuvo la suerte de contar con una gran formación orquesta (unos noventa y tantos músicos), la Slovak Radio Symphony Orchestra de Bratislava. Además, según sus propias palabras, los musicos fueron unos excelentes trabajadores, ya que se adaptaron perfectamente a su plan de trabajo.
La música de Jack Brooks, es vibrante, intensa y épica a ratos. Hay tres leitmotivs principales. Uno asignado al mal, a el Corazón Oscuro que propicia la posesión del Profesor Crowley que en los momentos de acción nos recuerda al Aliens de James Horner, otro, el más conseguido, asignado a el Profesor Crowley de claros tintes cómicos y que en los momentos de acción se fusiona con el del Corazón Oscuro y finalmente el del héroe, Jack Brooks, leitmotiv que se va formando conforme avanza la historia (al igual que el propio personaje a nivel argumental) de gran fuerza y que guarda cierta relación con el Depredador de Alan Silvestri.
Como podéis comprobar por sus referencias musicales, Jack Brooks: Monster Slayer es una partitura de gran escala. A diferencia de sus referencias, eso sí, la película que acompaña no está a la altura de las circunstancias. Divertida, pero poco más. Algo es algo, ciertamente, pero comprobando el talento de este compositor, uno espera encontrarle en futuras producciones que estén más cerca de su talento. En fin, la historia de siempre para muchos jóvenes compositores de hoy en día.
Lo mejor: El conjunto. Es una excelente composición.
Lo peor: Da música a una película que sin ser del todo mala, no está a la altura de la composición que Ryan Shore entrega.
El momento: "Jack Brooks: Monster Slayer".
DDBSpawn (David Doncel)
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