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The Lake House

The Lake House


Título en español: La Casa del Lago
Compositor: Portman, Rachel
Año: 2006
Distribuidora: Lakeshore Records
Duración: 49:12

Muy bueno
Tracklist:
  1. This Never Happened Before -Paul McCartney- (3:26)
  2. (I Can't Seem To) Make You Mine -The Clientele- (3:38)
  3. Time Has Told Me -Nick Drake- (4:26)
  4. Ant Farm -Eels- (2:13)
  5. It's Too Late -Carole King- (3:57)
  6. The Lakehouse (3:17) *
  7. Pawprints (1:21)
  8. Tough Week (1:09)
  9. Mailbox (0:59)
  10. Sunsets (5:01)
  11. Alex's Father (6:46) *
  12. Il Mare (3:00) *
  13. Tell Me More (2:23)
  14. She's Gone (1:15) *
  15. Wait For Me (3:02) *
  16. You Waited (1:38)
  17. I Waited (1:41) *
* Los mejores temas

Portman, un estilo, un género, y sus variaciones y combinaciones

Con Rachel Portman nos encontramos ante un caso curioso, una compositora, que cual actor, actriz, director o guionista, se encuentra encasillada en un género, el drama. Un género en el que podemos encontrar matices, pero siempre albergando en sus historias dos elementos esenciales, romanticismo y clasicismo, con la opción de la tragedia, la comedia, o ambas, para combinar con las anteriores.

Rachel PortmanHemos de reconocer que la compositora se mueve como pez en el agua en estas variantes, pero su talento, elegancia y clase la sitúan por encima de etiquetas como las anteriormente señaladas. Porque por lo que destaca Mrs. Portman, por encima de todas las cosas, es por su capacidad de transmitir, de implicar al espectador en las historias a las que su música acompaña, y de proporcionar tridimensionalidad a sus personajes y humanidad a sus actos, dando igual que se trate de una historia de Dickens (Oliver Twist o Nicholas Nickleby), una novela de John Irving sobre un buen doctor al cuidado de un orfanato en Maine, Nueva Inglaterra (The Cider House Rules), un cuento sobre las cualidades humanas que una buena cata de chocolate puede hacer resurgir (Chocolat), una historia épica en un campo de concentración durante la II Guerra Mundial (Hart's War), o las aventuras empresariales del inventor de los Corn Flakes (The Road To Wellville).

Lo cierto es que, mientras la compositora prosiga su aventura adoptando la elección de una orquestación clásica, una creación de melodías variada y su virtud de llevar la emoción al oyente, no nos importará que su estilo tan marcado y sus recursos eternos a la sección de cuerdas y el piano se repitan una y otra vez. Si Portman te gusta, te sentirás intrigado por cada nueva obra que componga, pero si no te atrae su modus operandi, quizá no te veas nunca atrapado en sus redes.

O quizá sí, quién sabe, y sólo haya que darle una oportunidad...

Un viaje a la melancolía

Para The Lake House, Rachel Portman colaboraba por primera vez con el director chileno Alejandro Agresti, un autor caracterizado por dar un ritmo y una densidad particular a sus películas y personajes (El Viento Se llevó Lo Que, no, tranquilos, no sufren dislexia, éste es el título del film por el que ganó la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián), y aunque éste pueda ser catalogado de premioso, y aquéllos de arquetipos, no hay duda que se dedica con pasión a proveer de alma y poso a su último film. Su mala suerte es contar para ello con la inexpresividad de sus dos actores protagonistas, que tan sólo cumplen, cuando la historia les daba pie a destacar en sus roles, y mucho.

The Lake HouseLa instrucciones eran claras, la historia requería una atmósfera particular, la melancolía, apatía y pesar de unas vidas que lejos de ser plenas, no encuentran su lugar en el mundo, debían encontrar su reflejo musical..

La compositora se dedica a rodear las acciones y la rutina de los protagonistas con melodías a las cuerdas, aportaciones del piano y apariciones estelares de guitarra, arpa y oboe. No era necesaria una gran orquesta, era obligado desnudar a la música de florituras, alcanzar los sentimientos a través de la composición sin buscarlos, dejando que la emoción fluya, para solamente desbordarse en el clímax, donde todo se perdona, ¿se entiende? (la trama es un pelín retorcida, jugando con el tiempo, sus paradojas y la fantasía en que debemos creer para que todo tenga sentido) y adquiere su significado.

La sección de cuerda, apoyándose en la entrada del piano, y con un protagonismo esencial de los violines nos introducen en la trama durante unos títulos de crédito a base de bellas estampas bucólicas, en "The Lakehouse". A partir de los 51 segundos se nos presenta ya el motivo central, de carácter suntuoso y lírico dando pie a variaciones y desarrollos a lo largo de la partitura (particularmente bella es la conclusión del tema a partir del 2:26, en un crescendo  de violines y cellos que alcanza una gran intensidad).

El leit-motif aparece igualmente al inicio de "Pawprints" apoyado en la guitarra, con protagonismo de piano, cello y arpa en "Mailbox", o de carácter trágico y definiendo la relación amarga entre el protagonista y su padre en "Alex's Father" (abruma la forma en que la música nos da toda la información sobre el estado de ánimo de los personajes al cruzar sus miradas por primera vez en mucho tiempo, a partir de 0:53 y hasta el 1:33). 

El tema "Sunsets" (Portman en estado puro) provee de carácter costumbrista primero y luego magia a las escenas que acompaña, a través de una marcheta cómica que va transformándose sin que nos demos cuenta en el tema principal, interpretado esta vez por guitarra solista, con el contrapunto de las cuerdas.

Es reseñable la consideración que para con la música tiene este director, al tener siempre presente dejar que la película respire, controlando desde el rodaje hasta el montaje, los momentos en apariencia muertos (sin diálogos, de situación, basados en miradas y/o silencios), a los cuales la música dotará de vida, momentum y sentido.

Queda perfecta constancia de ello en el desarrollo musical de Portman para temas como "Il Mare", donde el violoncello subyuga y emociona sin ambages, siendo apoyado por la melodía al piano del tema principal, y el anteriormente citado "Alex's Father" o "She´s Gone", gracias a una sección de cuerdas de gran sensibilidad y sutileza en la interpretación.

Un trayecto a la esperanza a través de la añoranza de un futuro no vivido

Hasta este punto la historia requería que la música nos ofreciera su vertiente más contenida, que fuera fiel reflejo de la indefensión de los personajes ante el mundo y los sucesos que marcaron su vida, su nostalgia y pesar.

The Lake HouseSin embargo, los acontecimientos inexplicables de un cruce de dimensiones temporales a través de un buzón de correos, que les permitirá comunicarse desde dos épocas distintas, les hará ver una luz de esperanza en sus existencias, y consecuentemente una posibilidad de encontrar la tan perseguida felicidad, si logran concretar un encuentro, en el tiempo y en el espacio, comunes a ambos.

La composición se torna apremiante ("Wait For Me") mediante un ostinato circular a las cuerdas que va ganando intensidad y fiereza, encogiéndonos el corazón a partir de los 49 segundos, en que un acontecimiento perfectamente pautado por la música y que no revelaré, tiene lugar. Es uno de esos instantes, esos momentos, que definen una partitura, que emocionan y perduran en el recuerdo por encima incluso de la película, hasta...

...Estallar en una conclusión no apta para espíritus curtidos ni almas insensibles, pues no ofrece sino redención, amor, paz espiritual y muchos, muchos besos y abrazos, entre personas que se encontraban solas en el mundo y al fín han conseguido dejar de estarlo. Y qué es esto, sino una búsqueda inherente al ser humano, a todos los seres humanos.

Portman se despliega en una Suite de los temas creados en esta banda sonora, con un desarrollo preciosista y lírico del motivo principal en "You Waited" y "I Waited", donde todos los instrumentos anteriormente nombrados entran en juego, suave piano, en solitario, o como contrapunto a las cuerdas, arpa, guitarra, oboe.

La compositora nos abandona con la más absoluta de las sonrisas, con la sensación de que nos hemos creido una historia imposible, y con una cara sonriente ante un mundo que en ese instante nos sentimos dispuestos a afrontar con todo el espíritu que quepa en nuestros corazones. Sí, eso es, hemos creido.

Lo mejor: La placidez, relax y paz que proporciona una partitura, sin muchas ambiciones ni complicaciones, pero creada para ser paladeada y saboreada, a pesar de que nos deje un poso de tristeza entre brumas de melancolía y esperanza. “The Lakehouse”, “Alex’s Father”, “Il Mare” y “Wait For Me”, denles una oportunidad.

Lo peor: Que parezca más de lo mismo, y que a pesar del cariño con que se percibe, se ha compuesto, lo sea. La calidez en ocasiones puede confundirse con sosería, la ternura y entrega, con debilidad y/o inocencia. Desgraciadamente éste es uno de esos casos.

El momento: Dos, la revelación que tiene lugar en un restaurante llamado “Il Mare”, punto de reunión de dos personas en busca de un imposible, a los sones de unos violoncellos de una riqueza melódica exquisita, y el clímax, desde “Wait For Me” hasta “I Waited” (no hace falta decir más, descúbranlo).

Asier G. Senarriaga

 
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