Memento

Compositor : Julyan, David
Año : 2001
Distribuidora : Sire

En el triste panorama cinematográfico en el que vivimos, encontrar un guión que mínimamente sea bueno, ya no digo que sea una obra maestra, algo que se muestra totalmente una misión descabelladamente imposible, es una tarea que tendría que competer más a los productores de las grandes compañías, que por otro lado parecen más preocupados por saber las ganancias que sacaran con una nueva apuesta, donde "nueva" esconde la frase "usar las mismas reglas que nos hicieron triunfar anteriormente" y pare usted de contar.

En el caso de Memento, el resultado comercial positivo que ha tenido, pero alejado totalmente de los resultados generados por los típicos Blockbusters de la época, ha sido más a consecuencia del boca a boca, algo que a mí personalmente me parece mucho más efectivo, que a posibles promociones imposibles de cualquier compañía alimentaria de dudosas aportaciones nutricionales, o de bebidas cancerígenas que enmascaran en bonitas latas lo que realmente venden.

Memento es, sin duda alguna, la mejor película de este año, y de lejos la mejor en mucho, mucho tiempo. No cuenta con grandes estrellas, no cuenta con un director acreditado, no cuenta con efectos especiales imposibles que de su uso repetitivo pierden toda su gracia (¿A que sí, señora Momia?), y tampoco cuentan con una partitura digna de Oscar oriunda de la mente creativa de un gran compositor que a sí mismo se reconoce como tal.

Pero lo que sí tiene Memento es agua, agua en el desierto de la creatividad, de esa falta de ideas originales que parece dominar todo. No sólo me refiero a la tan manida teoría de que los americanos siempre hacen lo mismo. Sí, también me refiero al cine europeo, al español que tanto nos toca, plagiando una y otra vez ideas, momentos, historias, personajes... Porque sinceramente, salvando a unos pocos autores, que irónicamente, son masacrados... supongo que por su talento (véase Amenábar), que muchos convierten en suerte o peor aún un plagio encubierto, el panorama cinematográfico que más nos envuelve, el español, goza de una originalidad casi nula, como el propio Álex de la Iglesia reconoció diciendo que el cine español era un género, y él pretendía quitar esa etiqueta, algo que desde mi punto de vista no sólo no ha conseguido, sino que en su último tramo creativo ha ayudado a mantener, y que conste, que Álex de la Iglesia, salvo por esa vena morbosamente cómica que no termina de convencer (algo totalmente subjetivo) es uno de los directores españoles más capaces y con un genio creativo incomparable.

Así que llegamos, sin demasiadas ilusiones, esperanzas, para ver una película que encima tiene un nombre que desde luego no es muy pegadizo, y a veces suena mal. Y bueno, es donde encontramos las verdaderas cualidades de Memento. Dos: Su Guión, colosal, y su montaje.... IMPRESIONANTE.

La película es un alarde de montaje, sostenido por un guión que se sale y que por supuesto se ve enormemente reforzado por ese magnifico montaje, una pirueta de estilo, de dominio de una historia que es enormemente enrevesada, pero no por ello floja, por las interpretaciones de los actores, con un colosal Joe Pantoliano, un actor ya visto en Matrix y en El Fugitivo, por una puesta en escena donde el primer plano es esencial, y donde la música, obra de un desconocido David Julyan cumple de igual manera que en dos producciones antológicas y de autor generadas recientemente, Pi y Cube.

La música de Julyan se divide en dos estilos. Uno el que representa a las escenas de color, que son los continuos flashbacks, donde el sintetizador se muestra como director del camino a tomar, pero con una gran aportación del piano. Y en segundo lugar, las escenas en blanco y negro, que tienen lugar al principio de la historia (que no de la película) y que sirven para enlazar los distintos flashbacks, con el domino total, ya sí, del sintetizador, con la cadencia del sonido del corazón, pero con una armonía demasiado electrónica, siendo esta la parte más rotundamente árida de la partitura.

La partitura de Julyan simplemente sirve de hilo conductor de la historia, siendo muy pocas veces la protagonista, y cuando lo es, sin destacar demasiado, enfatizando las imágenes y no la música, como sí ocurre en las grandes producciones cinematográficas. Todo eso se debe a lo que necesita la historia que realmente no son piruetas musicales.

La música de Julyan se ve acompañada en la edición discográfica por los típicos grupos musicales, pero sin invadir para nada el trabajo de Julyan, aunque eso sí, encontramos piezas aborrecibles que mejor olvidar en la aguja láser, como es el caso de Roni Size (realmente para pegarse un tiro), Monc... y Björk que parece pensar que en lo raro y en lo inaudible está el camino de Memento... ¡¡Qué equivocada!!

Por el contrario tenemos grupos o compositores que moviéndose dentro del panorama electrónico siempre están a la altura, como es el caso de Moby, genial en todas sus incursiones al medio cinematográfico (en La Playa era el mejor con diferencia, y en 60 segundos ponia música a los títulos de presentación), y de RadioHead, que crean una textura musical idónea para la parte más reflexiva de la película.

David Bowie cierra la película en los títulos de crédito con su particular estilo, y todo el conjunto apoyado por diversos diálogos de la película, que son muy reducidos para no cabrear a más de uno.

En definitiva, un trabajo que básicamente busca el repetir la historia de Memento pero sin sus imágenes, algo harto difícil, pero que sí es realmente beneficioso si en vez de una función sustitutiva, buscamos una función extensiva en la música de la película... si la magia ha terminado, intentémosla perpetuar con su música.

Lo Mejor: La densidad de la música, la atmósfera, que queda perfectamente en las imágenes.

Lo Peor: Que sin las imágenes no es lo mismo.

El Momento: Memento (Main Theme)

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