Million Dollar Baby

Compositor : Eastwood, Clint
Año : 2005
Distribuidora : Varese Sarabande
Duración : 34:47

¿Una Obra Maestra?

Antes de nada quiero expresar mi respeto antes las opiniones que elevan esta última película de Clint Eastwood al grado de obra maestra.
Mi opinión es bastante contraria.
No considero que "Million Dollar Baby" sea una mala película, creo que es una muy buena película que por un giro dramático, a mi gusto, innecesario, malogra una historia que hasta entonces llevaba un nivel bastante elevado gracias a sus impresionantes interpretaciones.

Por eso no puedo decir que "Million Dollar Baby" es una "masterpiece" o una obra maestra en nuestro castellano, pues primero, para que una película sea una obra maestra tiene que marcar estilo y ser un referente claro en el cine venidero, y dudo mucho que "Million Dollar Baby" se convierta en un "Blade Runner", un "Gladiator", que, con sus deficiencias evidentes, ha marcado estilo y es un referente en la actualidad, solo hay que ver películas como "Troya" o "El Reino de los Cielos", un "Ben Hur" o un "Ciudadano Kane" trasladado a tiempos más remotos.

De hecho, aunque no me gustó excesivamente "Mistic River" sí considero que dicha película es la obra cumbre de Clint Eastwood, y no esta "Million Dollar Baby".

Hay varios elementos que considero innecesarios en "MDB". El primero de ellos es su tufillo de producto destinado a arrebatar todos los premios habidos y por haber. Es un tipo de cine que se ajusta al gusto de obra sentida, calmada y madura, que tanto atrae a los jurados de los distintos festivales de cine.

Esto ya es una percepción personal (como casi toda esta reseña, es cierto), pero no aguanto estas películas que parecen prefabricadas para desatar una determinada reacción en el público.

Está claro que éste es otro de los elementos que me hacen configurar mi pensamiento sobre "MDB", una película que busca la reacción con planos detallados (cómo Eastwood arregla la nariz a su joven protagonista en un combate, después de romperla en un golpe), que busca la sorpresa de éste (ese giro final inesperado para muchos, donde vemos cómo Maggie rompe su cuello sobre un lateral de una silla), y la lágrima fácil (con ese regodeo en el mal de la protagonista, sacando todo el drama vivido en sus últimos días, ya sea por culpa de su deficiente familia, como la progresiva degeneración física que ésta sufre, demasiado gratuita para mi gusto).

Por último no entiendo cómo esta película que para nada es original (¿Alguien dijo "Mar Adentro" en su último tramo?) y que queda en tierra de nadie (Ni drama deportivo, ni drama lacrimógeno), se confiere como un referente en la Filmografía de Eastwood. Cuestión de gustos.

Pero está claro que, como he dicho, esta película es una muy buena cinta. Es por ello que varios elementos destacan por méritos propios.

Por un lado la fotografía y la dirección artística, llenas de un claroscuro deprimente omnipresente que hacen que el ritmo se ralentize hasta niveles de plena realidad (y es que en el cine a veces se corre demasiado).

Las actuaciones son impecables, pero no descubro nada diciendo esto. Cualquiera que se aproxime a esta cinta puede comprobarlo en escasos 10 minutos de visionado.

Y otro punto fuerte es su banda sonora, mucho más conseguida que en otras realizadas por el compositor-director, donde la música se posiciona en un segundo plano al servicio exclusivamente de las imágenes, algo realmente inusual en la música de Eastwood.

Una banda sonora idónea

La palabra que describe esta partitura realizada íntegramente (salvo una pequeña colaboración de Michael Stevens) por Clint Eastwood es Sencillez.

Aquéllos que son compositores de música de cine o simplemente creadores saben de buena tinta que aparentar sencillez no es algo tan fácil. De hecho las composiciones más decididamente difíciles son aquéllas que en su sencillez esconde una gran efectividad e idoneidad con las imágenes.

"Million Dollar Baby" se adapta como un guante a las imágenes, pasando en muchos momentos prácticamente desapercibida, pero dejando un poso de sabor inconfundible que confiere a toda la película un sentimiento muy claro y determinado, realmente inconfundible.

Esa efectividad se ve reafirmada en una escucha aislada, donde podemos desgranar un mayor leitmotiv que se divide a su vez en otro dependiendo de la instrumentación que se utiliza.

Esta instrumentación descansa en dos instrumentos con protagonismo propio: el piano, totalmente melancólico y descriptivo, que se queda para el sólito el leitmotiv principal, tal vez un leitmotiv que describe la vejez y la sabiduría... además de la delicadeza de nuestra protagonista. El otro instrumento es la guitarra acústica, tocada con cierto aire sureño, muy blusero, que conecta con la vida diaria, con esa pequeña aventura que es enfrentarse a la realidad más dura y mundana.

Después Clint echa manos de las cuerdas, una formación pequeña, que se destina a la mayor intensidad en la relación fraternal entre los dos protagonistas. Ese amor desmedido y no recibido por sus reales hijos y padres, que encuentra un fácil destinatario entre los dos compañeros de camino, Maggie y Frankie.

La partitura es una joya de la delicadeza, de la simplicidad y de la efectividad. Temas como el blusero "Blue Diner", el piano y el violín de "Deep in thought", la belleza de las cuerdas del momentazo "Frankie´s Dilemma" o la dramática escena "Maggie´s Plea" con esas tonalidades ciertamente ennegrecidas, hacen de esta composición la confirmación de que Eastwood es un compositor a la altura de los "habituales", por mucho que mucha gente lo desmerezca en un ejercicio similar al que se hace con Alejandro Amenábar o John Carpenter.

Por primera vez reparo más en una partitura de Clint Eastwood que en su cine. Algo que dice mucho de este ejercicio de sobriedad que es "Million Dollar Baby".

Lo mejor: La simpleza tan efectiva de la que hace gala.

Lo peor: Tal vez la acusada repetición del tema principal.

El Momento: El blues "Blue Diner".

DDBSpawn (David Doncel Barthe)