Tracklist:
- Main Title; The Van Helsing Prologue (07:20)
- Scary German Guy (00:19)
- Bat in the Hold (01:35)
- Let It Begin (00:39)
- Lock Me Up!; Wolfman Wakes Up (01:32)
- At Phil's (01:11)
- Monster Music (00:51)
- Class Reunion (03:24)
- Mr. Alucard; Making Plans (03:25)
- Mummy's Gone (00:13)
- Phoebe Meets Frank (00:43)
- Van Helsing's Diary; Monsters (01:57)
- Walking Dead Guy (01:12)
- Scary Mask; Phil's #1 (02:59)
- The Old Wolfman Russe; Not Clark Kent; Twinkie Creature (02:21)
- At the Mansion; On All Sides (03:08)
- Phil's #2 (01:06)
- Recovering the Amulet (02:10)
- Goodbye Bandaid Breath (01:42)
- At Sean's House; The Vampire Killed; Kill a Wolfman (07:28)
- Creature Carnage (01:29)
- Phoebe and the Count; The Final Vortex & Finale (09:35)
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Otros tiempos
Allá por 1987 aquéllos como el que escribe que centraban su ocio en todo lo que tuviera que ver con el cine o la televisión, asistíamos asombrados a un sinfín de producciones que se apoyaban más en un guion imaginativo y a veces hasta inocente, que en grandes efectos especiales.
Así comprobamos estupefactos el cambio de look de Michael Jackson (y los que le quedaban) en el video musical dirigido por Scorsese, Bad, nos asustábamos de coches con vida propia por culpa de John Carpenter y su Christine, de un ser alienígena que atacaba mercenarios americanos en la jungla gracias a John McTiernan y su joya, Depredador, o aprendíamos a grabar en video, todo por culpa de series de televisión como la animada de Las Tortugas Ninja.
El video estaba de moda, y uno vivía como ratón de biblioteca en los videoclubs, más concretamente los viernes, esperando la llegada de esa novedad tan ansiada por todos que nos alegraría los dos días del fin de semana.
Si uno vivía en ciudades pequeñas o pueblos, las películas del fin de semana se convertían en el único entretenimiento (salvo La Bola de Cristal por las mañanas los sábados y Dragones y Mazmorras los domingos durante la sobremesa).
Era cuando encontrabas películas poco publicitadas en su salida en cine, que llegaban a veces directamente al videoclub y que te sorprendía por su singular y arrebatadora portada.
Y es que las portadas podían hacer que eligieras una película por encima de otra. Así recuerdo tener un miedo profundo al ver la de Posesión Infernal (con los años se convirtió en una de mis películas favoritas) o de quedarme en estado catatónico intentando averiguar qué demonios se escondía detrás de ese huevo debajo del titulo Alíen.
No sé qué es lo que me atrapó de la portada de Una pandilla alucinante, pero seguramente no fuese su calidad artística. Era un montaje fotográfico más bien rudimentario, con los jóvenes protagonistas en un primer plano, y los monstruos dibujados por detrás con Drácula a la cabeza.
Tal vez me convenciese el hecho de que el mismo actor que interpretaba Drácula, Duncan Regehr, había participado en mi serie favorita por aquel entonces, V, interpretando al pérfido personaje de Charles.
En fin, que ese fin de semana disfrute de una peli de las que me hacían vibrar durante meses, con ese sabor tan parecido a una de mis películas favoritas de entonces, Los Goonies.
Y es que durante los ochenta, cualquier película infantil tenía ese algo, esa magia, que tal vez lo daba la edad, que te hacía pensar que esos monstruos, y esa pandilla alucinante, estaban a la vuelta de la esquina.
Convencionalismo mágico
Monster Squad no dejaba de ser una película convencional, siguiendo unos parámetros muy marcados de monstruos atacando la civilización con aspiraciones de dominar el mundo y cómo un grupo de niños incapaces de hacerles frente, aparentemente, descubren ser unos adversarios inigualables precisamente gracias a esa inocencia que les hace creer en la existencia de seres increíbles, y así anticiparse a sus movimientos.
A pesar de ese convencionalismo, de ser tan predecible, la película no llega a ser tan superficial como para andar de puntillas por las evidentes atrocidades que pueden llegar a cometer los monstruos. Se centra en ellas con el fin de dar pavor al espectador (sobre todo aquél de reducida edad), pareciendo haber sido confeccionada por un artesano de serie B de terror ochentera.
Y precisamente ésa es la etiqueta que podríamos plantarle en la camisa a Fred Dekker, un director y guionista curtido en el mundo de terror palomitero de los ochenta, involucrado en películas como El Terror llama a su puerta (Night of the Creeps, 1986), House, una casa alucinante (escribiendo su guion) y algún que otro episodio para Tales from the Crypt (olvidémonos mejor de su última película, la terrorífica, en todos los sentidos, Robocop 3).
Gracias a estas tablas en este tipo de producto cinematográfico, el director echa carnaza en las escenas más terroríficas, resultando un producto de cierto convencionalismo mágico, que lo hace distanciarse de otras producciones infantiles que mezclan terror con divertimento para toda la familia (ver la nefasta The Haunted Mansion por poner un ejemplo).
El reparto estaba exento de cualquier cara conocida, salvo para aquellos que disfrutamos con V, el caso comentado más arriba de Duncan Regehr.
Tampoco importaba. Los actores se ajustaban a sus estereotipados personajes y cumplían con creces. Cada integrante de la pandilla alucinante parecía sacado del casting de Los Goonies, y precisamente gracias a esa analogía con la película de Richard Donner, Una Pandilla Alucinante poseía una efectividad total con el publico joven.
Otro punto a favor de la película era sus más que evidentes virtudes en labores de maquillaje. A la cabeza del grupo de maquilladores estaba Katalin Elek que a día de hoy sigue trabajando en producciones de cierto presupuesto (la última, La Dalia Negra) y que ha participado en producciones tan conocidas como Independence Day, Indiana Jones y La Última Cruzada, Alíen Nation, Leviathan o formando parte del equipo de Rob Bottin en la magistral en este terreno, Legend. Pero lo que realmente nos encandiló fueron los magníficos diseños de unos de los gurús de esta parcela artística, el gran Stan Winston.
Y no olvidemos un último dato interesante:Rob Cohen fue su productor ejecutivo, mucho antes de que nos divirtiese con su Dragonheart o metiese a Sylvester Stallone dentro de un túnel sin salida en Daylight.
Música para una película de terror
Escuchando de nuevo la partitura de Bruce Broughton después de haber gastado un pirata con nefasto sonido que circulaba por los circuitos habituales, uno tiene muy claro que el compositor no compuso la partitura para un publico infantil.
Y es que ésta se distancia totalmente de otras partituras para toda la familia en la que el compositor ha puesto su talento.
Su referente claro es la música de compositores tales como Frank Waxman, Charles Previn o Hans J. Salter, aquéllos que poblaron musicalmente la imaginería de los monstruos de la Universal.
Así centra el ochenta por ciento de su partitura en los monstruos y pasa de puntillas por los jóvenes protagonistas.
Desde el primer corte del disco, el "Main Title", el compositor presenta el dramático y a la vez oscuro tema de Drácula. Nos encontramos en un muy conseguido flashback donde Van Helsing intenta matar al maestro de los vampiros. El tema de Drácula se apoya indispensablemente en los metales y la percusión, y es el más reconocible del compacto junto a otros dos que veremos a continuación.
Uno de ellos es el que el compositor asigna al amuleto que puede abrir un portal dimensional que absorba a los monstruos y los aleje de nuestra dimensión. El leitmotiv está apoyado por unos sobrenaturales coros femeninos que elevan así al objeto a un nivel celestial. Es en ese momento donde uno observa que el compositor pierde las riendas de esos sonidos clásicos que lo inspiraron para crear el tema de Drácula para retomar sonidos ochenteros más propios de John Williams y aquellas producciones fantásticas de la Amblin.
Ya en el presente, asistimos a la presentación de los miembros del Monster Squad, sorprendentemente sin ningún acompañamiento musical. Ningún leitmotiv que los identifique como grupo, algo que sin duda se echa en falta (y más después de recordar su claro precedente, Los Goonies, pandilla que sí tenía un tema asignado).
Lo único que encontramos son cortes, diegéticos, que conectan con el sonido de la época. Es el caso de "At Phill´s" que no parece para nada sacado del estilo del compositor y que se centra en el sonido de fondo de la hamburguesería frecuentada por nuestros jóvenes protagonistas. Es cuando recordamos que un compositor está al servicio de la historia y de un director por lo que tiene que componer todo aquello que se le pida. Ese corte es uno de ellos y tampoco hubiese pasado nada si no lo encontrásemos en la edición discográfica.
El tercer tema en importancia es el asignado a la pequeña Emily y el monstruo de Frankenstein. Es el más melódico de la partitura y está construido a partir del piano. Éste nos recuerda en una de sus variantes al tema del mapa del tesoro de Los Goonies que compuso en su día Dave Grusin. De todas formas es un tema que desarrollado es cien por cien Broughton, y lo comprobamos al final de la partitura con la despedida entre Emily y Frank.
Casi toda la partitura está sustentada en el tema de Drácula que con su manto cubre musicalmente al resto de monstruos.
Así, la partitura se hace dura de escuchar en más de una ocasión por su pleno sentido de música descriptiva, acompañando, eso sí, perfectamente a las imágenes.
No es la mejor composición de Broughton ni mucho menos. Podría haber sido mucho más recordada precisamente por lo comentado anteriormente de incorporar uno de esos míticos temas que el compositor se suele sacar de su chistera, que sería asignado al grupo de niños. Sin embargo, tenemos una partitura eficaz y con algunos buenos momentos, pero bastante ramplona y olvidable en otros.
De todas formas, hay que elogiar la labor de Intrada que poco a poco nos va completando nuestra colección de este gran compositor americano, actual presidente honorario del Congreso Internacional de Música de Cine "Ciudad de Úbeda". Y como muestra, la recién salida edición de otro titulo muy solicitado del compositor, Harry y los Henderson.
Lo mejor: El tema de Emily y Frank, así como el de Drácula, aunque este último cueste un poco más ser degustado en toda su extensión.
Lo peor: No hay un tema musical asignado al Monster Squad. Una verdadera lástima y algo que realmente se echa en falta viendo las imágenes.
El momento: "Phoebe and the Count: The Final Vortex & Finale", porque en él está contenido todo lo mejor de la partitura y sobre todo, porque encontramos un excepcional desarrollo del tema de Emily y Frank.
DDBSpawn (David Doncel)
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