Tim Burton's Nightmare Before Christmas
Por fin es Halloween... Otra vez
Arboles retorcidos acariciando nubes que vuelan a ras del suelo, oscuridad ridícula y carcajadas irónicas de profunda malevolencia. Seres de pesadilla portando calabazas encendidas. Es Halloween, gritos para niños, sustos para mayores... ¡¡¡Miedo para todos!!!.
Pero cada año se repite un mismo círculo, tedioso, aburrido... donde los sustos, los gritos, los llantos no producen el mismo efecto en el rey de Halloween, Jack Skellington. ¿¿Que mérito tiene asustar a los niños en una fecha como Halloween?? Se pregunta.
Su vida sigue una regla que él no entiende ni comprende. ¿Por qué no cambiarla? ¿Por qué no asustar cuando todos piensan en amar, en compartir? ¡Eh, espera! ¡¡Ése es el camino!!, se dice.
¿Por qué no ser el rey de la Navidad? Una Navidad oscura, terrorífica, con sustos por doquier, con llantos, susurros acallados en esquinas tenebrosas de habitaciones infantiles. Cabezas saliendo de regalos de Navidad. ¡¡El principio de una nueva Navidad!!
¿Pero cómo conseguirlo?- Se dijo el rey de todo lo terrorífico. Secuestraremos a Santa Claus, ese viejo orondo y risueño, y suplantare su lugar. Un plan maestro... la mejor Navidad nunca hecha.
Tim Burton, un Genio de Mil Caras
Tal vez Tim Burton fuese el verdadero Jack Skellington, un niño que vivía esperando la cabeza reducida de un miembro de cualquier tribu amazónica, al lado de sus calcetines de Navidad. Y es que Burton siempre fue, es y será un tanto rarito.
Con sus origenes en el campo de la animación, este creador (más que director) vivía a duras penas dentro de un mundo creativo con unas normas y estilo muy claros. En la Disney, Burton se sentía como en la sociedad, un bicho raro, un punto negro en un fondo blanco, donde todo se estandariza, donde la persona es un numero y no una cualidad. Y Burton siempre escondía un verdadero luchador dentro de un cuerpo de un tímido atroz, de una rareza de feria que se veía como un tumor en un cúmulo de igualdades aburridas y enfermizas. Ese freak que protagonizara posteriormente varias de sus películas, el muñeco con vida propia pero con tijeras en lugar de manos, el niño incapaz de asimilar la muerte de su perro en la búsqueda de devolverle la vida, el director aficionado al travestismo que rodaba películas sin un mínimo de calidad, o el ridículo detective privado que se ve inmerso en una historia inverosímil de un jinete sin cabeza.
Burton es el cúmulo de sus personajes, aunque sinceramente, sea más cercano a ese Eduardo Manostijeras, inocente, sensible, pero con una fuerza creativa interior desmedida. Burton es capaz de dar su personalidad en magníficas pinceladas a todas sus obras, independientemente de que la gran mayoría sea encargos, o proyectos alimenticios.
Tod y Toby gozó de su participación, aunque una participación apagada, suplantada por ese mecanismo vertiginoso de comunidad, donde lo individual no vale. Hormigas que construyen un edificio común y donde las más talentosas deben de frenar su ritmo por el bien de una comunidad, un bien a veces relativo, pero a todas luces lejano de un mayor triunfo.
Así Burton destapó su frasco de esencias en una de las películas más ambiciosas de la Disney, y sobre todo uno de los fracasos más sonados de la compañía. Taron y el Caldero Mágico, supuso el descubrimiento del Burton que todos conocemos, un creador, más que un director, y un magnífico diseñador gráfico de personajes. Para la película desarrolló en papel bastantes personajes, a cual más estrambótico... mejor dicho, más "burtoniano" (ya que éste es un adjetivo, totalmente válido a día de hoy), muchos de los cuales reciclaría para una obra maestra de lo visual llamada "Pesadilla antes de Navidad", que extrañamente nos ocupa.
Estos diseños tan personales supongo que horrorizaron y sorprendieron a partes iguales a aquellos responsables de Taron, más acostumbrados a diseños convencionalmente establecidos que a sorpresas vanguardistas como ésas. De todas formas hay que reconocer que cierto trabajo de Burton pudo quedar en el resultado final de esta pieza de culto, que no todos sus diseños fueron descartados, encontrándonos ante una película inmerecidamente fracasada, con una textura oscura y tenebrosa inigualable, cercana a películas de culto tan olvidadas, pero tan reivindicables como El Dragón del Lago de Fuego, o Tygra, Fuego y Hielo.
Burton no sólo aportó su granito de arena de forma no acreditada en Tod y Toby, sino que también lo hizo en una gran obra de culto, Tron, una obra de arte en cuanto a imagen sintética, la verdadera pionera de lo que después supondría la unión entre ordenador y celuloide, si bien es cierto que a nivel argumental cerraba su círculo a personas demasiado sensibilizadas con el tema de la inteligencia artificial, siendo un producto un tanto singular, y no apto para todos los gustos.
La importancia de Burton como animador o creador, no empezó en Taron y el Caldero Mágico... y es que gracias a algún directivo que creyó realmente en el talento de este director, Burton pudo desarrollar sus sentimientos personales en varios cortos, que supondrían la directriz básica que seguiría en posteriores trabajos.
Vincent, el Alter Ego de un Genio
Si hay un precedente claro de Pesadilla antes de Navidad, ése es Vincent. Pero recordemos un hecho muy claro, Vincent no fue el primer corto de animación de Burton, pues ya hizo en su tiempo dos obras increíblemente codiciadas en la actualidad que no han tenido ningún tipo de difusión en DVD o VHS. Así tenemos el primer trabajo de Burton en 1971, "The Island of Doctor Agor", y el muy considerado "Stalk of the Celery" de 1979. Evidentemente ambos en el estilo de oscuridad y terror que tanto caracterizan al autor.
Vincent se desarrolló después de un encargo de imagen real que Burton tuvo que realizar con bastante pocos medios, y supongo con no demasiado entusiasmo. Un episodio para la magnífica serie, que pudimos disfrutar en España, "Faerie Tale Theatre", con una presentadora ideal para la ocasión, la delgadísima Shelley Duvall (que pudimos ver con el pésimo doblaje de Verónica Forqué en El Resplandor, o por qué no, en Vincent). Burton se encargó del episodio de Aladino y la lampara maravillosa, con James Earl Jones como genio y Robert Carradine como Aladino, con múltiples problemas que le supusieron un desgaste evidente.
Ahora sí, Vincent sería un proyecto que centraría su carrera allá por 1982. Uno de los trabajos más personales del autor, y es que sencillamente Vincent es Burton a una edad temprana.
Vincent vive inmerso en su aburrida vida, en su solitaria niñez. E imagina que es el gran Vincent Price, capaz de ser el protagonista de sus historias terroríficas y angustiosas. Pero esa excesiva fantasía provoca en Vincent una situación donde no puede diferenciar entre realidad y fantasía, llevándole a un desenlace realmente trágico.
Uno se pregunta cómo demonios se dio luz verde a este proyecto, más cuando tenemos una historia que puede ser peligrosa por sus malas ideas a una determinada juventud, o eso pensarían algunos sesudos moralizadores. Burton responde a muchas de estas posibles preguntas: "La gente de la Disney pensaba que moría, pero en realidad sólo se quedaba alli tumbado. ¿Quién es capaz de decir si está realmente muerto o está tan contento en su pequeño mundo de ensueño? Querían que se encendiera la luz y se viera al padre diciendo: "Vamos a un partido de fútbol o de beisbol". Ése fue mi primer encuentro con el síndrome del final feliz".
Tal vez nadie pensó en su momento que este tal Burton tendría una carrera tan avalada críticamente, y que tal vez, sólo sería un proyecto personal más, para contentar a un conformista trabajador, dar luz verde al proyecto, y luego callarlo (cuando todos sabemos que Burton no se ha caracterizado por perder su estilo en favor de unos requerimientos en producción).
Menos mal que este magnífico corto fue rescatado en DVD, dentro de la INDISPENSABLE edición de Pesadilla antes de Navidad, donde podemos encontrarlo junto al de Frankenweenie.
Uno de los puntos más importante de este artístico corto (una especie de pequeño tarro de las esencias), es que su narrador es el propio Vincent Price, con una voz inigualable que homenajeando de paso a un escritor clave para Burton, Edgar Allan Poe, llega a nuestro subconsciente, sin ningún tipo de esfuerzo. El propio Vincent Price comento al respecto sobre este corto: "Me impresionó el encanto amateur de Tim. Quiero decir amateur en el sentido francés: enamorado de algo. Tim estaba enamorado del medio y entregado a él. Vincent es una de las cosas más gratificantes que me ha ocurrido. Es la inmortalidad. Mejor que una estrella en Hollywood Boulevard".
Rodado en blanco y negro, Vincent ya evidenciaba las mejores virtudes de su director, los diseños y la utilización única de la luz, con unos desconcertantes angulosos planos.
Vincent es una pieza a descubrir, y un viaje a los verdaderos orígenes de Tim Burton.
Frankenweenie, o Mi Madre no quiere ver a mi Perro
Si Vincent supuso el despertar de un Burton que abría su mente al mundo exterior (supongo que un ejercicio bastante complicado para un tímido redomado), Frankenweenie sería la continuación evidente de este primer corto, y el segundo proyecto realmente personal de Burton.
Y cómo no, Burton retomaba su infancia en la piel del protagonista, el actor Barret Oliver (que fue el protagonista de otra historia fantástica, La historia interminable, o de Cocoon de Ron Howard), un joven que no soporta la muerte de su perro y busca revivir a su preciada mascota por medio de la electricidad. Sin duda, estamos ante un reflejo de la niñez de Burton, y una vez más, de un homenaje, no para Vincent Price (una persona referente en toda la filmografía de Burton, en un caso similar al de Bela Lugosi y Ed Wood), sino a Mary Shelley, la creadora de Frankenstein, y más concretamente un homenaje a James Whale, el director de la película sobre este clásico Monstruo. Aunque Burton no parecía tan seguro sobre ese homenaje bastante evidente, todo hay que decirlo: "Aunque en Frankenweenie hay cosas de Frankenstein, para mí es muy importante que no se establezca una relación directa entre ellas. Nunca me sentaré con alguien a mirar una escena de Frankenstein para decir: "vamos a hacer esto"; ni siquiera como homenaje. De hecho, si alguna vez he hecho algo directamente ligado con otra cosa, he intentado tener claro que no fuera una cuestión de "copiemos esto", sino más bien de "¿Por qué me gusta esto? ¿Cuál es el contexto emocional del nuevo formato?".
Frakenweenie no vino a continuación de Vincent, y es que Burton tuvo dos proyectos de transición: Luau (1982) y Hansel y Gretel, éste último para televisión, muy en la línea del episodio ya comentado para Faerie Tale Theatre.
Frankenweenie sirvió para asentar los temas recurrentes de Burton. Un personaje infantil, incomprendido por sus padres e inmerso en una comunidad de locos e insanos, que viven en desconfianza total a todos los que les rodean, aunque también es cierto que el final es más moralizador y a la vez más suave con el vecindario que en otras obras posteriores. Frankenweenie es el precedente claro de, tal vez, la obra maestra de Burton, Eduardo Manostijeras. De hecho, la propia comunidad vecinal ataca encolerizada al protagonista en las dos historias, llegando a un molino, o un castillo, según el caso, con un desenlace eminentemente trágico. Es el monstruo incomprendido, o el creador de dicho monstruo, dentro de una sociedad que esconde sus verdaderos monstruos dentro de sus convencionales cuerpos. Una influencia clara de otros productos de culto, clásicos y tal vez bíblicos para Burton, como pueden ser "Los Invasores de Marte" (1953 - William Cameron Menzies), o "La invasión de los Ladrones de cuerpos" (1956 - Don Siegel), una sociedad perversa oculta en sus normales rostros, persiguiendo a aquéllos que en verdad no son como la comunidad. Algo que nos da qué pensar en un mensaje global del cine de Burton, "¿No es más Freak la comunidad que el ser único y solitario que es perseguido por la misma?".
Frankenweenie termina de matizar este mensaje, y es capaz de girar hasta lugares un tanto extraños para el autor, donde la comunidad se redime y acepta el concepto de rareza, pues todos somos únicos y raros. Tal vez un final que establece un claro contraste con el presentado en Vincent, amargo, seco y sin concesiones. Un Burton que tenía más reconocimiento en la industria como creador único, y eso que aún no había realizado ningún largometraje, algo que derivaría tal vez, en un final más "para todos los públicos".
Uno de los puntos fuertes de este cortometraje, además de los evidentes (fotografía, diseño artístico, iluminación...), fue la magnífica composición de David Newman, tal vez una de las mejores de toda su carrera, un precedente del sonido Elfman.
La banda sonora es el núcleo central de un recopilatorio promocional del compositor, el Film & TV Music, donde tenemos trabajos de Televisión de todo tipo, Little Monsters, Madhouse o la propia partitura de Aladdin para el episodio hecho por Burton para el Fairie Tale Theatre, una rareza de obligada posesión, aunque poseedora de un sonido un tanto deficitario para la era digital que vivimos.
Y Llegaron los Largometrajes
- Pee Wee's Big Adventure
Precedentes: Paul Reubens, un humorista de esos americanos que sólo Dios sabe por qué triunfan en un espectáculo televisivo (ya no digamos en el cine), tuvo un día la genial idea de crear un personaje, del cual comería durante muchos años. Éste no es otro que el singular Pee Wee (y el adjetivo singular se utiliza siendo bastante benevolente). Un personaje que parece sacado de cualquier comedia italiana neorrealista, con su bicicleta inseparable, pero con un horroroso sentido de la estética. Supongo que allí estará la gracia, aunque yo sinceramente no se la veo. Un personaje tan "singular", tan "freak", no sería extraño que tuviese su representación cinematográfica (cosas peores se han visto), y sobre todo, que fuese Burton el director que llevara a cabo un intento a todas luces fracasado, el de dotar de cierto significado a todo este tinglado.
Toque Burton: Todo el universo de Pee Wee, junto a algunos personajes estrafalarios.
Habla Burton: "Es difícil imaginar una primera película, a menos que la hubiera creado yo mismo, con la que me hubiera podido entregar tanto como lo hice con Pee Wee. Me encanta la película y me siento muy vinculado a ella, porque en el proyecto había un monton de la imaginería que me gustaba. Añadí algunas pequeñas cosas, pero tuve la suerte de entrar en una sintonía muy estrecha con Paul. Había visto su show y me había encantado, porque entraba de lleno en el asunto del eterno adolescente, y yo conectaba muy íntimamente con todo aquello. Lo que a él le gustaba, la mayoría de las veces me gustaba a mí; lo que me gustaba, la mayoría de las veces le gustaba a él."
Lo mejor: La banda sonora de Elfman.
Lo peor: Es una película sin interés, a veces inaguantable.
Música: Por fin tenemos a Elfman emparejado profesionalmente con Burton, y eso es una muy buena idea, viendo los trabajos que posteriormente nos regalarían. Aquí Elfman, recién salido de su grupo pop "Oingo Boingo", utilizó sonidos que muchos describirían deudores del gran Nino Rota, y no está para nada equivocada esta apreciación, pues ya hemos dicho que hay cierto toque de comedia italiana. El propio Elfman lo reconocía publicamente: "Pee Wee´s Big Adventure está ciertamente muy inspirada en Nino Rota. Bernard Herrmann es quien más ha influido en mi decisión de convertirme en músico de cine. En Pee-Wee, yo quería que la música tuviera una sonoridad europea. La comedia hollywoodiense está ilustrada a menudo por un jazz de moda que no aporta gran cosa. Siendo Pee-Wee un personaje muy universal, me gustaba la idea de dar al film un color europeo."
- Bettlejuice (1988)
Precedentes: Después de realizar el encargo del paso de Pee Wee al cine, Tim Burton tuvo que volver a la televisión, con la dirección de un episodio de la serie Alfred Hitchcock Presents, un intento de puesta al día de la clásica serie del director inglés, utilizando inclusive segmentos de las historias antiguas, donde el propio Alfred Hitchcock presentaba el episodio. El episodio fue The Jar, y contó con la suerte de tener de nuevo a Elfman en la partitura, eso sí, una partitura demasiado ambiental y tediosa.
Algo más amena fue la participación de Burton en la serie Cuentos Asombrosos, también una especie de revisitación de En los límites de la realidad, producida por Spielberg, pero con peores resultados artísticos (y eso que el nombre de muchos responsables era de infarto). Así Burton diseñó los personajes de Family Dog, un corto de animación, una rareza en la serie, que sería de lo mejor de ésta, y que daría lugar a una serie televisiva centrada exclusivamente en los personajes, aunque con resultados en todos los niveles infinitamente inferiores a la historia original.
Toque Burton: Sin duda, toda la película tiene un toque Burton indiscutible, aunque nos podemos centrar en varios elementos. El más allá, así como la aparición de un gusano gigante eminentemente burtoniano, el hombre de la cabeza reducida que espera su turno, o el propio personaje de Beetlejuice, un cúmulo de palabras malsonante y pedorretas continuas. Un malvado freak idóneo para un cómic de Burton.
Habla Burton: "Si lees el guion de Beetlejuice te lo puedes imaginar hecho de muy diferentes maneras, y creo que eso es lo que fascinaba a la gente. (..) Nunca tuvimos un verdadero final, así que rodamos varias alternativas y mostramos al público un par de ellas; ellos eligieron. Pero la película era tan aleatoria que nunca tuvo realmente un final".
Lo mejor: El viaje del matrimonio de difuntos protagonistas al más allá.
Lo peor: Puede ser lo mejor para muchos, pero hay excesiva locura, un Burton desmedido que obliga a no tomarse excesivamente en serio esta película.
La música: Soberbia. Una locura musical de Elfman, con un protagonismo desmedido de los violines, en un tema principal a retener. Tal vez una de las mejores partituras de su compositor. Indispensable.
Consecuencias: Una serie de televisión sobre los personajes, divertida, con un diseño de personajes del propio Burton. El tema principal fue reconvertido por el propio Elfman en una versión más movida del original. Muy recomendable.
- Batman (1989)
Precedentes: Una historia entera en las espaldas de uno de los personajes de cómics más populares de la historia, y tal vez el mejor para muchos. Para Burton la influencia es clara: El regreso del señor de la Noche, y Año Uno, dos obras de Frank Miller (la muerte de los padres de Bruce Wayne, con el collar de perlas avalanzándose sobre el asfalto, es influencia directa de estos trabajos de Miller). Aunque es cierto que un precedente claro NO fue la serie de televisión de Batman, bastante patética por cierto (aunque con magníficos actores invitados). Burton no tomó ni un ápice de información de esta serie. De hecho él reconocía abiertamente el magnífico trabajo de Miller o de Alan Moore para el personaje: "No creo que orientar mi adaptación por el terreno de la nostalgia hubiese sido lo correcto. Creo que tanto Frank Miller como Alan Moore han ampliado los horizontes del personaje, han trabajado a fondo profundizando en la idea de Batman. Es este sentido, si bien no sería exacto decir que mi película se inspira directamente en sus historias, lo cierto es que los trabajos de Miller y Moore me han sido muy útiles".
Toque Burton: El Joker, el freak por excelencia (siempre hay uno en una película de Burton), un Beetlejuice con buenas formas. El Joker es uno de los mejores personajes de la filmografía de Burton, y uno de los mejores villanos de la historia. Su mayor influencia está en la obra maestra del cómic, Batman: La Broma Asesina, obra de Alan "Dios" Moore.
Batman también es un personaje con evidentes maneras burtonianas, con esa magnífica secuencia agarrando del cuello a un ladrón y soltando su genial "Soy Batman", o con esas recurrentes neuras, propias de un héroe torturado freaky total que es capaz de dormir boca abajo como los murciélagos.
Habla Burton: "Lo más negativo para mí era trabajar en algo que se estaba rodeando de tanto revuelo, porque yo soy de esas personas -y hay un porcentaje de población que es como yo- que, si oye hablar demasiado de algo, ese algo deja de interesarle. Y era raro trabajar en algo que yo mismo habría dicho: "Estoy cansado de oir hablar de eso. No voy a ir a verla porque he oído hablar demasiado de ella". Eso fue lo más inquietante. Pero no habia forma de controlarlo. Y luego viene la inevitable reacción en contra. Mi principal preocupación era que la película se juzgara por sus propios méritos, y que no se convirtiera justo en eso. Pero no puedes hacer nada. Me ayudo estar en Inglaterra, incluso aunque allí hubiera gran atención de la prensa, porque no era mi país, así que me centré en hacer la película y no pensé en nada más".
Lo mejor: Es una película perfectamente planificada, de las mejores adaptaciones de un héroe de cómic al cine. Y por supuesto, el Joker, así como la BSO de Elfman.
Lo peor: A veces se hace aburrida, a causa de una serie de bajones en el ritmo narrativo.
La música: Una de las mejores bandas sonoras de Elfman, con un tema principal antológico. Una pieza indispensable en todos los sentidos, muy superior a la banda sonora de canciones de Prince (que tampoco estaba mal, todo hay que decirlo, aunque poco tenía que ver con la película). Un momento alto en la carrera del compositor, y más, sabiendo la composición que realizaría después para el mismo director.
Consecuencias: Una magnífica serie de animación para televisión, de las mejores (si no la mejor) que ha dado la producción americana, con permiso de los Simpsons. Una serie muy superior a todas las películas del personaje, y que condicionó argumentos y personajes en las propias series regulares del cómic, así como películas para televisión desarrollándose en la propia trama argumental (indispensables, Batman: La Máscara del Fantasma, o Batman: Subzero).
Y no olvidemos también que el Batman de Burton propició una irregular saga, gracias a su magnífica recaudación, y la "Batmanía" que originó.
- Eduardo Manostijeras (1990)
Precedentes: Años y años desarrollando diseños, ideas y temáticas relacionadas con este proyecto personal de Burton. Tal vez un proyecto de una vida, donde el protagonista es un Vincent reconvertido, es decir, es el propio Burton.
Los diseños de esta película rozan una lírica poética desmedida, una belleza extrañamente escondida en los dibujos oscuros y grotescos de Burton. Un cuento de Navidad de proporciones prodigiosas que bebe directamente de Vincent y de Frankenweenie a nivel argumental, sin olvidarse de Frankenstein, y de la propia vida de Burton.
Toque Burton: Toda esta película es Burton, tal vez la más próxima a su mundo junto a Pesadilla antes de Navidad. Desde las manos de tijera de Eduardo, que se aproxima a una cierta tragedia por su imposibilidad de ser como los demás, de nuevo, un freak, entendido por una sola parte de la sociedad. El amor de un monstruo hacia una princesa de cuento de hadas. Una comunidad de vecinos calcada a la de Frankenweenie, pero con actitudes infinitamente más hostiles. Pero sobre todo un ser con una creatividad personal a la altura del propio director. Y no olvidemos la magistral aparición del genio que crea a Eduardo, Vincent Price, el alter ego de Burton, que nos deja claro que estamos ante un proyecto totalmente personal.
Habla Burton: "...también las películas anteriores tenían al menos una parte de mí, pero en esta ocasión lo que hay dentro son muchos recuerdos personales de mi infancia y, en este sentido, es la que resulta más cercana de todas".
Lo mejor: Todo. Ésta es la pieza clave del director.
Lo peor: Nada, aunque para muchos esta película puede rozar la sensiblería más barata... supongo que personas que han perdido el significado de la palabra "sentimientos". Son caso perdido.
La música: Estamos ante la mejor banda sonora de Elfman, con permiso de Pesadilla antes de Navidad, ambas, dos obras maestras incontestables de este genio pelirrojo. Una banda sonora de una sensibilidad desmedida, llegando a alcanzar el adjetivo de "celestial". Unos coros como nunca insertados en una banda sonora del compositor, y un tema principal prodigioso. Obra maestra.
- Batman Returns (1992)
Precedentes: Después del éxito de la primera parte, Burton tuvo la posibilidad de hacer una segunda parte, eso sí, mucho más Burtoniana, tal vez lo que podrá pasarnos con el Spiderman 2 de Raimi.
Toque Burton: Excesivo. Esta película tiene el inconveniente de tener una sobredosis de las neuras Burtonianas, algo que puede gustar a los que aprecian a este genio desbordado, aunque a mí personalmente me gusta el contador de cuentos e historias y no el Burton neurótico. Esta película supone no una secuela de Batman, sino en realidad, una disección de lo que en verdad gusta a Burton, los villanos, estando Batman en un muy segundo lugar, algo que realmente no entiendo (¿Por qué no llamarla Catwoman, o El Pingüino, más que Batman Vuelve?). Catwoman a manos de Michelle Pfeiffer sin duda lo mejor de la función junto a (de nuevo) Christopher Walken, aburriéndonos soberanamente con el Pingüino (es cierto también que este personaje es uno de los peores villanos de Batman), salvo en un prodigioso principio que es lo mejor con diferencia de la película junto al ataque de Batman en las alcantarillas del final de la cinta (¡¡¡acción por fin!!!).
Habla Burton: "Mirando hacia atrás, no creo que la Warner estuviera muy contenta con la película. Me da esa sensación. Les hice pasar por todo, pero sólo intentaba darles una buena película. La primera tuvo mucho éxito y eso tiene un montón de trampas, pero intenté no pensarlo demasiado y hacer una película divertida, buena. Tuvieron mucho que ver las proporciones de la producción. Siempre quieren que vayas más rápido, que te des prisa. Este tipo de producciones son enormes; no es una ciencia exacta, y en esos momentos tuve que soportar un montón de cosas. Pero es probable que influyeran más los problemas personales. Había muerto un buen amigo mio, tenía problemas de pareja y, a veces, hasta que no pasa un tiempo no te das cuenta de que es lo que falla. Pensé que era el rodaje infernal de esta película, y eso no ayudaba en absoluto a la situación. Pero la película me gusta realmente. Me gusta más que la primera. Para muchos, resultó demasiado oscura, pero para mí era mucho menos oscura que la primera".
Lo mejor: Catwoman, Christopher Walken... y la dirección, con esa estética gótica y oscura, que sería el precedente claro de Sleepy Hollow y que marcaría un oscurecimiento de la mitología de Batman en general, algo que perfeccionó notablemente al personaje en todas sus vertientes artísticas.
Lo peor: El ritmo irregular, lo aburrido de la trama, el Pingüino (salvo su magnífico origen), y una falta evidente de "magia Burtoniana".
La música: Tal vez una de las bandas sonoras más incomprendidas de Elfman, no sin razón, pues, ajustándose totalmente a la película, la BSO también puede hacerse aburrida e irregular, con momentos soberbios, como el prólogo o el ataque de Batman a las alcantarillas con el Bat-wing con esa espectacular fanfarria de Batman mezclándose con el tema del Pingüino con aires militares. El resto, muy apagado, monótono, tal vez por el excesivo protagonismo de Catwoman que aunque teniendo un magnífico tema ajustado al personaje, no se puede decir que sea demasiado melódico. Con todo, un score mucho más oscuro y gótico que su predecesor, y por lo tanto de obligada posesión aunque sólo sea por esos magníficos momentos comentados anteriormente.
- Ed Wood (1994)
Precedentes: Antes de realizar esta genial película, Burton estuvo inmerso en la producción (y mucho más) de la película que requiere nuestra atención, Pesadilla antes de Navidad, de la que hablaré más extensamente más abajo.
Ed Wood tiene unos precedentes claros, la desbordada afición de Burton por Ed Wood, el director considerado por muchos como el peor de la historia, y sobre todo, la plasmación de una relación idílica entre Ed Wood y Bela Lugosi (excepcional Martin Landau en el papel de Lugosi, por el que ganó un Oscar), símil de la suya con Vincent Price.
Toque Burton: Sobre todo en los excepcionales títulos de presentación, dejando claro que éste no es un biopic típico. Y no es para menos, estamos hablando de Tim Burton. No falta en esta presentación una pequeña animación de un pulpo gigante con la técnica de stop-motion que perfeccionase el señor Harryhausen, otra debilidad de Burton.
La elección del blanco y negro es otro toque Burton que acerca esta película a los clásicos de los años 50 que le influenciaron tanto, La humanidad en Peligro, Los Invasores de Marte, La tierra contra los platillos volantes (cuya estética tomaría para Mars Attacks!)... y por qué no, En los límites de la Realidad.
Los personajes, más que ser un fiel reflejo de la realidad, son interpretaciones muy burtonianas de las figuras representadas, con unas neuras desmedidas, pero eso sí, con una magia y sobre todo con un cariño hacia ellos bastante evidente, algo raro en un biopic, un genero que siempre busca lo zafio, fácil y polémico. Una película que en verdad es un homenaje a todos aquéllos que realizan cine a un nivel de aficionado donde la ilusión y el amor por el medio superan cualquier falta de recursos. Tal vez Ed Wood sea el momento más elevado en todos los sentidos (fotografía, guión, actuación, banda sonora...) del director hasta la fecha, empezando a partir de aquí, un claro descenso en su capacidad creativa, con proyectos, algunos, muy por debajo de su capacidad. Tal vez el reconocimiento crítico que tuvo por parte de muchos sectores fuese la verdadera causa de este punto de inflexión.
Habla Burton: "En muchos aspectos es algo subjetiva, es el reconocimiento de que no hay un núcleo claro. Me limito a coger cosas y a tratar de proyectar una determinada clase de espíritu. La película es dramática, y tambien tiene cosas divertidas, pero no chistosas. Estoy con ellos. NO me río de ellos".
Lo mejor: La sensación de cariño con la que está realizada toda la película, con una naturalidad de los actores que a veces llega a ser sorprendente.
Lo peor: Desde mi punto de vista, que esta película no llegue a ser entendida y por lo tanto, menospreciada... pero eso no es culpa de ésta, ni de su creador, sino, otra vez, de la sensibilidad del espectador.
La música: Elfman tuvo una muy comentada discusión con Burton, algo que lo alejó totalmente del proyecto en favor de Howard Shore, uno de los compositores más competentes que podemos encontrar en la actualidad. ¿Se echó en falta al compositor habitual de Burton? Por mucho que me guste Elfman debo de decir que NO. El trabajo de Shore alcanza unos sonidos Elfmaníacos dificilmente igualables (sólo por Elfman, claro), y si no viésemos su nombre en la portada del CD, pensaríamos que estamos escuchando al mismo Elfman pero con seudónimo. Eso sí, Shore conserva su estilo en determinados momentos del film, demostrando que es un compositor de inusitado talento. Una BSO muy recomendable.
- Mars Attacks! (1996)
Precedentes: Tim Burton quería llevar a la pantalla una historia sobre dinosaurios a partir de unos cromos que coleccionaba cuando era niño. Cosas peores se han visto. Ante la imposibilidad de hacerse con los derechos de estos personajes, fijó su mirada en otra colección de cromos, que fue censurada en su época por la excesiva violencia de sus imágenes: Mars Attacks!, donde unos alienígenas buscaban mutilar al ser humano y experimentar con ellos incorporando partes de su cuerpo a animales... entre otras lindezas. Misteriosamente, se enfocó todo como un rival para la película del verano, Independence Day, siendo ambas películas muy diferentes.
Toque Burton: De nuevo excesivo, aunque aquí, inaguantable. Mars Attacks! evidencia lo peor de un director que parece colocado con LSD al hacer esta película sin pies ni cabeza. Los críticos sesudos, portadores de la verdad absoluta, defendieron, y defienden, esta película alabando su falta de seriedad, su crítica social. Hay muchas formas de hacer crítica social, pero Mars Attacks! no lo es, ni mucho menos, o por lo menos no es lo que pretende el director. El guión no va a ninguna parte, la primera media hora es inaguantable (con un Jack Nicholson sobre-sobre-sobreactuado, y una Annette Benning inaguantable), con una aparición absurda de Tom Jones (que a muchos les hizo gracia... glups), y con un final realmente simpático, pero una vuelta absurda a un conjunto sin pies ni cabeza. Muy buenos actores, muchos, personajes estereotipados en una película que si no gusta, es sencillamente, porque no se entiende (o eso es lo que quieren hacernos creer muchos). Sin duda una caída espectacular después de una obra tan conseguida como era Ed Wood.
Habla Burton: "Simplemente pensé que sería divertido ver a grandes estrellas hechas trizas. Es como todas esas películas de antes en las que nunca se sabe quién va a morir. Recuerdo haber visto a Robert Wagner envuelto en llamas en The Towering Inferno. No me lo esperaba. De alguna manera es Catártico".
Lo mejor: Los alienígenas, con mucho. Sus gracias, y su retorcida moral, con una mala leche a espuertas, amenizan lo aburrido del resto de la función. Y por supuesto la banda sonora de Elfman, magistral.
Lo peor: El resto. Los personajes de los humanos, inaguantables, el excesivo metraje, lo irregular del mismo, y sobre todo la finalidad de esta película, que a veces no se toma en serio y otras sí, pretendiendo ser una crítica a los humanos, otras una comedia, otras un divertimento comercial de acción, y otras un Independence day descafeinado. En definitiva, muy lejos de una película que Burton homenajeaba de pasada, La tierra contra los platillos volantes (de hecho el diseño de los platillos volantes es calcado al de Harryhausen).
La música: De lo mejor en cuanto a colaboraciones Elfman-Burton. Una partitura que homenajeaba sin ocultarlo la otra maestra del género, Ultimátum a la tierra (When the earth stood still), a manos del compositor que más ha influenciado a Elfman, el gran Bernard Herrmann. Elfman retoma las ideas de Herrmann y las reutiliza con un aire más gamberro y desenfadado, teniendo un momento magistral en los títulos de crédito, con ese grupo de platillos volantes dirigiéndose a la tierra. Impresionante. Otra joya de Elfman a tener (sobre todo en su promo completo).
- Sleepy Hollow (1999)
Precedentes: Basada en la historia de Washington Irving, "The Legend of Sleepy Hollow", sobre un jinete sin cabeza que hacía de las suyas en unas pequeñas comunidades americanas. Una especie de hombre del saco, que misteriosamente debía de matar a los pobres lugareños por motivos no desvelados.
Toque Burton: Es una película que retoma lo mejor de Burton y lo peor, aunque en mayor proporción de lo primero. La estética de esta película es inigualable, la mejor conseguida por Burton en toda su carrera. Una fotografía impecable, un decorado gótico único, donde un árbol retorcido brilla con luz propia, y un jinete sin cabeza es el centro de la función. Si observamos Burton va dejando de lado a los seres incomprendidos y verdaderos freaks, que centraban sus mejores obras. Una pena, pues el jinete sin cabeza no alcanza ese sentido trágico e incomprendido que sí pudiera alcanzar Eduardo Manostijeras, el Joker o la mismísima Catwoman.
Habla Burton: "Mi objetivo no era realizar una reconstrucción histórica precisa. Sabía que la película debía ser una especie de cuento de hadas. Me acerqué al cine por sus posibilidades visuales. Soy un incondicional de los films de terror de la Hammer no solamente por su puesta en escena, sino porque cada una de sus imágenes camufla una idea substancial".
Lo mejor: Visualmente inigualable. Un verdadero cuento, pero en las antípodas del otro cuento de Burton, Eduardo Manostijeras. Y de nuevo, la BSO de Elfman.
Lo peor: El guión, que en su desenlace hace aguas con la inconveniente aparición de la bruja convirtiendo al jinete sin cabeza en un vulgar peón, eso sí, con la capacidad de revelarse y demostrar todo su potencial. Y también el excesivo histrionismo de Johnny Depp, a veces, inaguantable.
La música: Acusada en su tiempo de poco conseguida, y muy dura a la escucha, la partitura de Elfman es toda una maravilla gótica, una perfección de la partitura que hiciese para Nightbreed (Razas de Noche), con unos violines para el jinete sin cabeza que describen milimétricamente su naturaleza maligna. Los coros de nuevo son los protagonistas, creando una magnífica ambientación en los últimos temas. Digan lo que digan, un score fundamental en Elfman, y de una oscuridad irrepetible.
- El Planeta de los Simios (2001)
Precedentes: Primero, la novela de Pierre Boulle, y segundo la soberbia película de Franklin J. Schaffner, todo un clásico de la ciencia ficción inteligente, con una de las mejores (que tampoco es mucho mérito) interpretaciones de Charlton Heston. Con esos antecedentes... muy difícil lo tenía Burton, algo que se lo dejaron bien clarito los miles de aficionados no sólo de la ciencia ficción, sino del cine en general.
Toque Burton: Sinceramente, muy poquito. Ésta es la película de Burton que más evidencia la falta de personalidad de su creador... algo directamente proporcional a la magnitud comercial de la misma. Es un encargo en el que Burton se implicó desde un principio por su amor a la película original... pero que evidenció sin ningún tipo de cortapisas la crisis creativa de este realizador que comentaba anteriormente y que empezó después de Ed Wood.
Lo único que podremos encontrar es la relación interracial o interanimal (según se quiera) entre el patético actor Mark Wahlberg, y la interesante Helena Bonham Carter, y algunas gracias "made in Mars Attacks!" que sólo parecen divertir al propio Burton.
Habla Burton: "Lo que me interesaba en realidad era regresar a aquel mundo. Al igual que a mucha gente, la película original me produjo un gran impacto. Permanece en mi recuerdo como una leyenda mitológica o un cuento de hadas. Volver a recrear aquel mundo mitológico me resultaba apasionante".
Lo mejor: Aparte del excepcional trabajo de Rick Baker, la soberbia interpretación de Tim Roth, con mucho, lo mejor a nivel de actuación de la película, y por supuesto, la incomprendida, pero magistral banda sonora de Elfman, que con el paso del tiempo va demostrando aún más su perfección. Y por encima de todo, es cuanto menos divertida.
Lo peor: Es una película intrascendente e innecesaria, y muy por debajo de las posibilidades reales del Burton de Ed Wood, o Eduardo Manostijeras. Además, hay momentos realmente decepcionantes, más gracias a un actor principal tan patético que la película no aguanta con su sola presencia ningún minuto. Sin carisma para un protagonista, mal lo llevamos.
La musica: Un tema principal excepcional, de los mejores de Elfman, pero eso sí, alejado totalmente de los grandes trabajos del compositor para el director de mediados de los 80, principios de los 90. Todo a base de un uso incomparable (tal vez solo por Goldsmith y la prodigiosa primera versión de esta historia) de la percusión, que ha tenido mucho menos defensores de lo que se podía preveer en un principio. Sólo el tiempo colocará esta BSO en su sitio, que no es otro que en lo más alto de las composiciones de Burton, igual que está pasando con la que realizara para Sleepy Hollow (en su tiempo menospreciada, ahora reivindicada).
Lo que nos depara el Destino
Tim Burton es un creador en evidentes horas bajas. No más hay que visionar sus tres últimas obras para darse cuenta que muchas cosas se han perdido en el camino. Pero un elemento indiscutible es la MAGIA. Sus películas ya no tienen magia, eso es algo que se puede notar en cada una de esas escenas de acción que parece insertar de forma desganada, como un requerimiento del productor de turno que ha logrado que el genio se haya domado y esté trabajando dentro de un círculo vicioso y apenas talentoso que es la gran industria Hollywoodiense, donde es difícil que un Outsider puede decir "esta boca es mía".
Burton ha pasado de ser un freaky total, un Eduardo Manostijeras, a un director con millones de seguidores a sus espaldas, un nuevo Spielberg que vive tranquilo en su placentera plataforma, allá por el cielo, convirtiéndose en un ángel adulado.
Pero extrañamente Burton ha recibido su merecido mucho antes de lo esperado, con un remake, totalmente innecesario, que evidenciaba su intención de redimirse de fracasos tan sonados como Mars Attacks!. Siguiendo la técnica de no arriesgar haciendo una película comercial a más no poder, algo que ya criticó en Batman.
Ahora está en entredicho por la gran mayoría de personas que lo consideraban un autor no sólo excepcional, más bien único. Ahora todos pensamos que cualquiera podría haber realizado El Planeta de los Simios de la forma en que él lo hizo, convirtiéndolo en un director que se vende al mejor postor, independientemente de su amor desmedido por la historía original de Pierre Boulle.
Y Burton no es tonto, eso lo sabe, no hay duda. Y sabe que su próxima película debe de devolver el entusiasmo a los millones de fans que han perdido las ganas de ver de nuevo una película suya. Por eso, cada escena, cada adelanto de su próxima película Big Fish, es un paso sin frenos al mejor Burton... y si no me creeis sólo teneis que esperar unos mesecitos para contemplar, sin duda, una vuelta a los orígenes, una vuelta al Pee Wee, mezclado con su obra más alabada a nivel de crítica, Ed Wood.
Y lo mejor de todo, Burton ha sabido elegir a su actor principal, un Ewan McGregor que es sin duda, uno de los actores más sobresalientes de su generación.
¿Habra magia? Mucha, sin duda... a toneladas. Y a toneladas las habrá en su posterior proyecto, otro remake de una película un tanto excesiva, irregular y torpe... aunque mágica: Charlie and the Chocolate Factory, la nueva versión de la simpática cinta basada en la novela de Roald Dahl, de nuevo con Johnny Depp haciendo de Willy Wonka, el papel que tan bien representó Gene Wilder, en Willy Wonka & the Chocolate Factory.
Sin duda, la magia, volverá con nosotros.
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