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Open Range

Open Range


Compositor : Kamen, Michael
Año : 2003
Distribuidora : Hollywood Records

Bueno
Tracklist:
  1. Holding All My Love for You (3:16)
  2. Open Range (2:36)
  3. Card Game (1:24)
  4. Wagon Wheel (1:58)
  5. Cattle Drive (1:15)
  6. Ride to Town (3:27)
  7. Decade (1:45)
  8. Spooks on the Hill (1:21)
  9. Starry Night (3:02)
  10. Wounded Button (0:58)
  11. Laudanum Dream (2:12)
  12. Charley and Sue (1:44)
  13. Boss Convinces Charley (2:15)
  14. On the Porch (2:33)
  15. Cat and Mouse (4:09)
  16. Baxter Taunts Charley (1:31)
  17. Face Off (1:35)
  18. Gunfight (3:35)
  19. Aftermath (2:22)
  20. Charley Rides Off (3:03)
  21. Proposal (3:31)
  22. Teapot (1:58)

Años de vapuleos inmisericordes por parte de crítica y público -en parte merecidos- condujeron a que Kevin Costner volviera al terreno en que mejor se mueve y que elevó su prestigio hace ya más de una década, cuando sorprendió a propios y extraños con sus buenas artes como director gracias a aquella gran película titulada Bailando con lobos. Que las malas lenguas extendieran el rumor de que su amigo Kevin Reynolds tuvo un importante papel en ello no viene ahora a cuento.

Evidentemente, me refiero al western, género que estaba entonces de capa caída y que él resucitó en parte, con la ayuda posterior de Clint Eastwood y su magnífica Sin perdón. A lo largo de los noventa hubo otros intentos de mantener resucitado el género, pero con resultados más que discutibles. Sin embargo, y tal vez contra todo pronóstico, Costner ha recibido con su nueva película de vaqueros, Open Range, el beneplácito de la mayor parte de la crítica y unos resultados de taquilla más que aceptables.

Open Range, como lo fuera Sin perdón, es un western crepuscular, como el cielo que se ve en su póster y en la portada de su banda sonora. Nos habla de una forma de vida, de unos valores morales sólidos, cincelados en piedra en el personaje de Boss, magistralmente interpretado por Robert Duvall, un cowboy de la tercera edad de intenciones pacíficas, que no cree en la violencia innecesaria, pero sí en la justicia, y que no dudará en apretar el gatillo si cree que lo que hace es lo correcto. Más impulsivo es el personaje de Costner, Charley, que aprendió bien la lección de matar hombres en la pasada guerra civil norteamericana, pero que ve a su jefe Boss como su guía espiritual y un símbolo de integridad.

Les acompañan un adolescente, Button (Diego Luna) y un hombretón grande, barbudo y bonachón, Mose (Abraham Benruvi). Pero tendrán la desgracia de adentrarse con el ganado en pastos que son propiedad del malo, un terrateniente tirano llamado Baxter (Michael Gambon), cuyos hombres le dan una paliza a Mose la primera vez que se dirige al pueblo. A partir de ahí, ya la tenemos liada, y no es difícil vaticinar que todo acabara a tiro limpio entre buenos y malos. No falta tampoco el ingrediente romántico, entre Charley y la hermana del médico, Sue (Annette Bening).

Pese a parecer un argumento bastante simplista, la película es efectiva y no le falta profundidad. Costner ha hecho un western clásico al más puro estilo, contemplativo, a veces un tanto lento, con hermosos paisajes a la manera de John Ford y retratando sobre todo un estilo de vida que tenía los días contados.

Pero vayamos a la música, que es de lo que se trata. En primer lugar, se pensaba que el elegido para componer la partitura sería James Newton Howard, que ya trabajó para la segunda película como director de Costner, Mensajero del futuro, y para otras en las que intervino como actor, caso de Waterworld. Sorprendió entonces el anuncio de que el compositor sería Basil Poledouris, el mismo a quien quiso en un primer momento para Bailando con lobos antes de cambiar de idea y optar por John Barry. Finalmente, el baile de músicos, que no de lobos, acabó con la elección de Michael Kamen, autor de la banda sonora de Robin Hood, príncipe de los ladrones, que hasta la fecha es la película más taquillera de todas en las que ha participado Costner.

En cierto modo, también era una elección sorprendente, dado que Kamen se enfrentaba a su primer western mientras que Poledouris ya había tocado el género en más de una ocasión, si bien su piano debe de estar comido por la carcoma últimamente por falta de trabajo. Pero para todo hay una primera vez y Kamen, que no componía para el cine desde X Men en el año 2000, salió con un notable alto del desafío.

La partitura de Open Range no se acomoda a las normas musicales del género que establecieron en su día Aaron Copland o Jerome Moross. En lugar de adaptarse al típico sonido americano, Kamen se trajo el oeste a su territorio y trabajó la música desde su propio estilo, sensibilidad y experiencia, aunque con ciertas concesiones al género, representadas sobre todo por la guitarra acústica, alguna trompeta y algún puntual pasaje melódico. Con estas excepciones, que nadie espere una partitura claramente identificativa del oeste, con ritmos a lo Wyatt Earp o Los siete magníficos.

En la obra destacan dos temas. El principal es de carácter grandilocuente y nos lo presenta magníficamente en “Open Range”, justo cuando se sobreimpresiona en la pantalla el título de la película sobre una gran pradera. No obstante, y esto es una opinión, suena más grandioso y espectacular en el corte “Wagon Wheel”. Tras una melodía tradicional de violín que acompaña la imagen de los hombres empujando una carreta a través del río, el joven Button levanta la vista y ve venir a Boss con una manada de caballos. El tema central suena ahí majestuoso, ofreciendo al espectador uno de los momentos más bellos en que se funden música e imagen.

El otro tema destacado es el romántico dedicado a Sue y su relación con Charley. Además, es de resaltar que no hay en toda la película una escena de amor como tal, sino miradas, gestos y palabras que nos ponen en evidencia el romance sin que el espectador sea testigo de un solo beso hasta casi finalizada la proyección.

Pero en esas miradas, gestos y palabras, la música lo dice todo. Kamen ha compuesto un bello tema de amor. Se escucha por primera vez en el CD –si exceptuamos la canción “Holding All My Love For You”- en el corte “On The Porch”, aunque está insinuado en la película ya antes en varios momentos. Se trata, sin embargo, de una versión dramática, y contenida, ya que acompaña a la conversación entre Charley y Sue en la que el primero le explica que han ido a buscar justicia y habrá muertes. Está interpretado como una despedida, con delicadas cuerdas que avanzan en un tono agridulce hacia una posible tragedia. Aparte de este corte, sonará de distintas formas en repetidas ocasiones a lo largo del filme y del disco, protagonizando en éste los tres últimos cortes, y saboreándose con su máxima sensibilidad en el titulado “Proposal”.

Pero la banda sonora no se queda sólo en dos temas. Toda la primera parte de la obra es una buena muestra de las buenas maneras de Kamen, que creó bellos pasajes para ilustrar la forma de vida de los vaqueros, como la sosegada melodía de piano en “Card Games” –que, por cierto, no se utilizó en la película, sino sólo la segunda mitad del corte-, una bella fusión de orquesta con guitarra acústica y trompeta solista en “Cattle Drive”, un tema más rítmico y sobrio en el tramo central de “Ride To Town”, que viene a ser una variación del tema central y que acompaña la cabalgada de Charley y Boss al pueblo en busca de Mose, o las primeras imágenes del ambiente de la localidad subrayadas con “Decade”.

Toda esta primera parte de la banda sonora es más agradable para su escucha. A partir de aquí, se vuelve más oscura y sombría, dejando claro que se avecina la tormenta. También hay que apuntar que, si bien hay música en la película que no está recogida en el disco, hay asimismo en el CD temas y fragmentos que no se escuchan en el filme. Aunque también puede ser que yo no estuviera todo lo atento que debiera. Se puede afirmar que, en el disco, la guitarra acústica –con Neill MacColl a la púa- es protagonista de diversos cortes, pero no se aprecia así al ver la película, donde su presencia parece mucho menor. De hecho, “Wounded Button”, versión para guitarra del tema que aparece en “Ride To Town” y más tarde en “Gunfight”, es inexistente en la cinta. Tampoco se escuchan como en el disco -o repito, a mí me pasó desapercibido- cortes como el dramático “Cat And Mouse” y el descriptivo “Spooks On The Hill”, así como el primer tramo de “Laudanum Dream”.

Llegados al momento cumbre del filme, el duelo a tiros entre buenos y malos, que abarca bastantes minutos, y tras haber dejado atrás tensos pasajes musicales que advierten de la inminente matanza, tenemos prolongados planos sin música, con el único sonido de los disparos. De tanto en tanto suenan breves adagios de cuerdas que aportan más dramatismo a la escena, sin machacar la idea de acción en ningún momento. La música hace una aparición más evidente en el desenlace del duelo, primero con “Face Off”, siguiendo con la primera parte de “Gunfight” –se corta en el momento en el que debería sonar la guitarra, según el disco-, y rematando la secuencia final, rodada a cámara lenta, donde la partitura reinterpreta –con un sonido más propio del western- el tema más rítmico, aunque con tempo más lento, ya oído en “Ride To Town” mientras Boss se dirige a saldar cuentas con Baxter.

“Aftermath” ilustra musicalmente las consecuencias de la carnicería, con los vecinos saliendo de sus casas para observar a los muertos.

Los minutos que restan de película se centran ya definitivamente en la relación entre Charley y Sue, por lo que el tema romántico lo tenemos los tres últimos cortes, sonando finalmente en “Teapot” el tema principal como colofón.

Ya en los títulos de crédito podemos escuchar la voz de la prima de Kamen, Julianna Raye, en la canción que inicia el CD, “Holding All My Love For You”, que es una más que correcta versión del tema romántico.

En conclusión, se trata de un muy buen trabajo del malogrado compositor, que resolvió el desafío de enfrentarse a un western desde sus propios parámetros artísticos, y deudor de obras anteriores como Hermanos de sangre o Robin Hood. Este score, sin poder decirse que sea original, tiene variedad, es épico donde debe serlo y delicado donde toca, pues Kamen fue innegablemente un maestro a la hora de dotar de sensibilidad a su música. Hay quien criticó que es una composición demasiado plácida para un western duro como éste. Yo no lo veo así y considero que su tono melancólico y dramático es el que mejor se ajusta al concepto que Costner ha querido expresar. Podemos así asegurar que el último trabajo de Kamen para una obra estrenada en vida constituye un trabajo de madurez digno de figurar entre sus mejores creaciones.

Lo mejor: Excepto momentos musicales descriptivos que tienen su funcionalidad, es un trabajo que se disfruta tanto aislado como con el visionado de la película.

Lo peor: Por lo que sea, la cinta ha pasado de largo algunas ideas interesantes que sí aparecen en el CD y ha restado protagonismo a la guitarra.

El momento: “Wagon Wheel”, cuando suena el tema principal acompañando a Boss con la manada de caballos.

Óscar Giménez

 
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