Tracklist:
- Main Title (2:08)
- Flying (3:32)
- Learning to Fly (3:10)
- Tinkerbell (4:45)
- Is That a Kiss? (1:41)
- Peter's Shadow (1:23)
- A Note from the Teacher (2:49)
- Build a House Around Her (1:23)
- Come Meet Father (2:33)
- Fetch Long Tom (1:31)
- Mermaids (1:42)
- Fairy Dance (5:24)
- Set Them Free (3:05)
- I Do Believe in Fairies (2:44)
- Poison (1:43)
- Please Don't Die (1:52)
- Flying Jolly Roger (1:15)
- Peter Returns (1:41)
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Rodar
una nueva versión para el cine del cuento clásico de Peter
Pan es toda una osadía desde el momento en que Disney grabó
a fuego su propia visión animada en la memoria de los niños
de medio mundo. Algunas generaciones después, el propio Rey Midas
de Hollywood, Steven Spielberg, estuvo a punto de zozobrar con piratas
y todo en Hook, una continuación libre de la leyenda de Peter
Pan y el capitán Garfio. Con estos precedentes, las productoras
Universal y Columbia se embarcaron en una superproducción para
celebrar el centenario de la publicación del cuento original
y no escatimaron gastos en ello, algo de agradecer a la vista del espectacular
diseño de producción y despliegue de efectos especiales
como pocos se han visto. A buen seguro que los que invirtieron su dinero
no estarán tan satisfechos, vista la fría acogida por
parte de la taquilla.
Desde
luego no niego que niños y mayores conocen ya el cuento de sobra,
casi siempre mediante la versión Disney, con lo cual el componente
sorpresa queda eliminado y con él la intriga y el interés
por conocer la historia. Esta es, muy probablemente, la razón
del escaso interés que ha levantado entre el público.
Sin embargo merece la pena acercarse a esta última revisión,
por cuanto ofrece una visión más adulta -no conozco el
texto original como para corroborar su fidelidad al mismo- que las preexistentes.
Es más evidente la reflexión dicotómica entre la
obligación natural de crecer y madurar contra el deseo de mantenerse
en la infancia libre de preocupaciones y responsabilidades. También
aborda la relación entre Peter y Wendy desde una perspectiva
más adulta, transformando la habitual relación de amistad
en una relación casi amorosa, algo que justifica con más
énfasis los celos de Campanilla hacia Wendy. El contrapunto negativo
se centra en el plano e insípido retrato del capitán James
Garfio, pese a que los rasgos angulosos de Jason Isaacs le vienen como
anillo al dedo.
En
todo caso, el punto fuerte de este Peter Pan es el despliegue de medios
visuales, la imaginativa puesta en escena y una producción artística
esmerada en todos sus aspectos: Decorados, vestuario, iluminación,
etc. La imagen está tan tratada y retocada que por momentos es
difícil distinguir si es una película real o de animación
digital. Además, a pesar de ser evidente el rodaje en estudios,
casi nunca sentimos la sensación de agobio y encierro habitual
en este tipo de localizaciones.
Entrando
en materia musical merece la pena hacer nuevas comparaciones. En esta
ocasión el referente principal no es la versión Disney,
pues si bien las canciones pueden perdurar en el recuerdo, la banda
sonora incidental no tenía ninguna enjundia y solo buscaba una
enfatización constante de las imágenes, como era norma
en aquella época dentro del género de animación.
Empero, los aficionados mantenemos en el recuerdo más vívido
la inconmensurable e irrepetible partitura que John Williams legó
para la película de Spielberg. Y no es casualidad este hecho,
pues en realidad dicha partitura tuvo una génesis de largos años,
durante los cuales fue un proyecto de ballet que nunca llegó
a ver la luz. En su lugar, Williams reescribió el material existente
para adaptarlo al estilo cinematográfico, de ahí la abundancia
cuantitativa y cualitativa de temas musicales.
Conociendo
las colaboraciones previas entre P.J.Hogan y James Newton Howard no
es de extrañar la elección de este último como
músico en el equipo de la película. Al contrario, Newton
Howard nos ha concedido auténticas maravillas en películas
de aventuras, como Waterworld, Dinosaurio o la reciente Hidalgo -¿Océanos
de qué? ¡Anda y no inventéis títulos!-. Decir
que la banda sonora de Hook no ha influenciado sobre el trabajo de Newton
Howard es una insensatez, pues ahí están ambos discos
para que el aficionado juzgue por sí mismo. En el mismo arranque
de la película la sonoridad etérea e inocente (cuerdas,
viento madera y la inclusión de arpa y celesta) remite a la partitura
de Williams. Pero en realidad, si vamos más lejos encontraremos
influencias comunes de ambos trabajos hacia los ballets de Tchaikovsky,
en concreto El Cascanueces, así como hacia la música impresionista.
El tema de Campanilla, de factura floreada y muy ágil, es otra
muestra de la mencionada inspiración.
Para
ser justos, el tema principal se aleja de estas influencias, sumergiéndonos
en el muestrario sinfónico propio a Newton Howard, incluyendo
la adición de algunos sintetizadores para darle un toque más
comercial. Este tema, construido sobre una base rítmica sencilla
y pegadiza, tiene dos momentos de lucimiento: El vuelo hacia el país
de Nunca Jamás -Flying- y la resurrección de Campanilla
-I believe in fairies-, dos escenas que son verdaderas peritas en dulce
para cualquier músico, pues es evidente que la música
domina el montaje en ambos casos. Es uno de esos temas musicales que
acaban convirtiéndose en una pieza clásica para los trailers
de otras cintas.
No es
éste el único momento de simbiosis plena entre música
e imagen, máxime en una película tan cuidada en el aspecto
visual: Desde la delicadeza y candidez del baile de las hadas y los
propios Peter y Wendy -Fairy dance- hasta el dramatismo romántico
de la muerte de Campanilla -Please don't die-, son varias las melodías
que destacan a lo largo de este disco. El resto de los fragmentos
incluidos en el disco cuentan con la ventaja de ser piezas muy ornamentadas
y descriptivas, como es común en el cine de corte infantil, y
por ello mantienen el interés de forma constante. Aun siendo
aceptables sus 45 minutos de duración, no hubiera costado ampliar
la duración de algunos cortes, o el número total de los
mismos pues su escucha nos deja con ganas de más, en especial
de las secuencias finales con escasa representación en el disco.
Lo Mejor: La inventiva melódica de Newton Howard y la maestría
subyacente de sus orquestadores habituales: Brad Dechter y Jeff Atmajian
para llenar de magia sinfónica esas melodías.
Lo Peor: Las maravillas que puedan haber quedado ocultas
en la hora de película ausente del disco.
El Momento: Sin ánimo de blasfemar, la muerte -Please,
don´t die- y resurrección -I do believe in fairies- de
Campanilla.
Ignacio Pérez
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