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Proof

Proof


Título en español: La Verdad Oculta
Compositor: Warbeck, Stephen
Año: 2005
Distribuidora: Varese Sarabande
Duración: 41:55

Compra este CD en Zona K
Muy bueno
Tracklist:
  1. Proof (4:08) *
  2. Hope (2:29) *
  3. Catherine (3:53) *
  4. The Kiss (1:10) *
  5. Writing the Proof (4:53) *
  6. The Chapel (2:39)
  7. Lost Days (2:27)
  8. Testing the Proof (3:45) *
  9. You Imagined You Wrote It (2:29)
  10. The Airport (5:45) *
  11. Line By Line (7:51) *
* Los mejores temas

La Fórmula debe superar la prueba más dura, ser aceptada por el mundo

Hay ocasiones en que se puede señalar, sin temor a equivocarse, que, dentro de los diferentes niveles de creación artística, independientemente de la rama a la que ésta pertenezca, el autor, artista, o creador individualmente, se enfrenta a su obra desde la soledad más absoluta, luchando desde su interior para obtener el fruto apetecido, su objetivo, su creación.

El momento en que una tarea comienza, el situarse frente al folio en blanco por ejemplo, puede parecer inabarcable, hasta el preciso momento en que la inspiración aparece. Nos vamos acercando entonces al objetivo poco a poco, casi como el depredador otea anhelante la presa, hasta atisbar el instante en que atravesamos el punto sin retorno y avizoramos gozosos el horizonte al que nos dirigimos, sintiendo la meta más próxima, y más fácil ya, llevar a término nuestro objetivo que la mera idea de afrontar el camino de vuelta.

PósterEs en ese preciso momento de satisfacción, al concluir el trabajo, la investigación o la obra, en que se presenta ante la persona la tarea más ardua, más complicada en sí, que haberla realizado, el darla a conocer. Pero plantéense esta cuestión, cómo reaccionarían si el fruto de sus estudios, trabajos y desvelos, una vez terminado, no es aceptado como propio. Y si nadie creyera en nuestra capacidad para crear aquello que hemos llevado a cabo.

¿Cómo afrontaríamos esa frustración, si nuestro padre fuera un eminente matemático que sentó cátedra, de carrera brillante y colosal, y nosotros hubiéramos superado su obra con las conclusiones de nuestro trabajo, pero nadie nos creyera?. Desamparo, sensación de fracaso, sentirse incomprendido y aislado, quizá ¿locura?. En definitiva, la historia de Proof.

Todo ello, esos sentimientos y sensaciones, esa desorientación por no encontrar nuestro lugar en el mundo, y esa necesidad de demostrar nuestra verdadera valía, a pesar del universo en contra, es lo que el director John Madden, los actores Gwyneth Paltrow, Anthony Hopkins, Jake Gyllenhaal y Hope Davis, y el compositor Stephen Warbeck, nos hacen sentir y comprender. A veces con crudeza y realismo, pero siempre con convicción.

Esta vez las piezas encajaron, la Demostración pasó las pruebas de Comprobación, y se tornó en Fórmula.

Música para la introspección. Emoción y comprensión de personajes

Warbeck afronta el reto de una película enteramente dialogada y sin apenas movimiento, introduciéndose en la cabeza de los protagonistas, consiguiendo definir sus caracteres y personalidades con la música.

Las melodías se tornan cíclicas, en continuos bucles van creciendo en intensidad, desligándose de su origen y regresando a él con presteza huidiza mediante las melancólicas cuerdas de “Catherine” (en la tradición del recordado Georges Delerue), dominando el espectro sonoro con variaciones circulares, ligeramente obsesivas “Proof”, o mediante la reiteración de notas a los violines y cellos, y la incorporación paulatina de instrumentos, en una representación metafórico musical perfecta de los avances en la creación y los estados anímicos cambiantes que ella suscita, “Writing the Proof” (atentos a la orquestación y al crescendo progresivo de esta pieza, realmente palpitante).

ProofLa partitura nos va envolviendo, sumergiéndonos en el corazón de la historia subrepticiamente, haciéndose notar solamente lo necesario, conquistando nuestro inconsciente, hasta el momento en que las melodías de Warbeck, una vez nos han ya atrapado, nos emocionan sin remisión (las variaciones del tema principal en “Lost Days”, encogiéndonos los corazones al mostrarnos los flashbacks de un Anthony Hopkins enfermo, con ocasionales arrebatos de ¿falsa? lucidez).

Aunque la estructura de la música, o quizá lo original de la misma nos resulte extraño, cuando nos vamos habituando a ella, nos recompensa con creces, haciéndonos sentir como propios todos los sentimientos comentados en la introducción.

La indefensión y ternura mediante el suave y minimalista solo de piano desnudo en “You Imagined You Wrote It”. Tal vez falta de confianza en uno mismo, o fragilidad psicológica, tornada en autoconvencimiento en nuestras propias posibilidades, y demostración de la fuerza que todos poseemos en nuestro interior parta sobrevivir, en “The Airport” (atentos al cambio de la música, se pasa del aparente caos musical y mezcla de instrumentos, a la melodía a partir del 1:24, en un crescendo orquestal demostrativo del cambio del personaje de Gwyneth Paltrow, Catherine, y su decisión final, mostrada musicalmente a través de la suavidad de las cuerdas –a partir del 3:18-).

Todo ello sin efectismos, sino ciñéndose a las necesidades de la historia, lo cual dice mucho de la generosidad de Stephen Warbeck, no buscando en ningún momento el lucimiento personal, y consiguiendo por ello, una partitura notable.

Por ello la obra, consecuentemente concluye, con una recapitulación recurrente de los temas ya expuestos, con un matiz más optimista, otorgado por el aumento en el ritmo de la interpretación “Line By Line”, a la par que el personaje protagonista se fortalece mentalmente y se enfrenta a la vida con madurez, habiendo superado y crecido psicológicamente durante la historia.

La fragilidad y la indefensión dan paso paulatinamente a la madurez personal y mental de Catherine, mostrado fielmente por Madden y Warbeck con precisión de cirujano. Aunque luego digan que es teatro filmado, si todas las adaptaciones fueran como ésta, ¡que viva el teatro filmado!.

Lo mejor: La manera en que Warbeck describe con su música a los personajes y se introduce en su cabeza, consiguiendo que les entendamos o al menos empaticemos con ellos, de una manera sutil y elegante, sin dejar por ello de acompañar adecuadamente la historia (“Catherine”-perfectamente podría venir firmado por Georges Delerue- , “Writing the Proof”, “The Airport” o “Line by Line”).

Lo peor: Que se la pueda tildar de minimalista, cuando es mucho más. Que no es el estilo de partitura por la que el compositor se ha venido creando un nombre hasta la fecha. No busquen aquí otra variante de Shakespeare Enamorado o La Mandolina del Capitán Corelli, dos de sus más hermosas creaciones, Proof es, sencillamente diferente.

Los momentos: Sin lugar a dudas, cuatro. “Writing the Proof”, o cómo dar profundidad a las imágenes sin hacerse notar (la modestia de la música la convierte en sublime), la perfecta descripción musical del personaje de “Catherine” y los 14 últimos minutos de “The Airport” y “Line by Line”. Irreprochables.

Asier G. Senarriaga

 
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