Revolutionary Road

Compositor: Newman, Thomas
Año: 2008
Distribuidora: Nonesuch Records
Duración: 45:47

Revolutionary Road parte de unas expectativas erróneas que lastran desde su primer minuto de metraje a toda la película. Es un error básico de promoción, que ya se ha cobrado más de una victima en el cine actual.

Y el error es vender la cinta como el reencuentro de sus dos estrellas principales desde que intervinieran en ese Blockbuster mastodóntico que fue Titanic.

Es cierto que esa premisa no falta a la verdad. Pero plantear ese sentimiento de nostalgia (o de rechazo, ya que hay bastantes espectadores a los que la palabra Titanic les produce una reacción alérgica), que a su vez esta ligado a la relación romántica que mantuvieron los personajes de esa exitosa cinta, es ciertamente, el elemento negativo que lastra a esta película de Sam Mendes.

Y es que Revolutionary Road es una película de desamor, mas que de amor. Los personajes se tiran los trastos a la cabeza, se traicionan, son infieles, y bueno, el final no es que mejore mucho las cosas.

Los trailers y la campaña de promoción de la película han jugado demasiado con Titanic y su historia de amor, para que luego el espectador se encuentre viendo una película que es diametralmente opuesta a lo que esperaba.

Fuera de expectativas creadas antes de ver la cinta, Revolutionary Road no deja de ser una obra menor de Sam Mendes, muy deudora de su pasado como director teatral. Una historia dramática sustentada únicamente por las grandes interpretaciones de dos de los mejores actores de la actualidad, (por mas que algunos les pese en el caso de Leonardo DiCaprio), sus dos actores protagonistas y un excelente actor secundario Michael Shannon, que bien podría haber sido un telefilm de mediodía, pero que al tener involucrados estos nombres propios, da el salto al celuloide y se convierte en una película menor, lejos de las cintas anteriores del director (sobre todo de American Beauty), pero con genialidades como el brutal enfado del personaje de Leonardo DiCaprio que precipita la huida por el bosque del personaje de Kate Winsley.

Esta corrección en las formas, con destellos de genialidad por las interpretaciones, no tienen igual correspondencia en el trabajo de Thomas Newman.

Revolutionary Road es un trabajo realizado desde una aparente desgana. Y digo aparente por que tal vez, en verdad, el estupendo compositor americano, ha acometido este trabajo con los cinco sentidos. Pero intención aparte, los resultados son más de lo mismo, no aportan nada nuevo en la carrera del compositor.

Es mas, Revolutionary Road es una piedra mas en un saco excesivamente lleno, un saco pesado que está lastrando en demasía la carrera de un compositor creador de un estilo propio. Precisamente un estilo que ha producido el crecimiento de imitadores como champiñones. Creaciones musicales miméticas del estilo de Thomas, surgidas incluso de la creatividad de compositores reconocidos, en la cima de su carrera profesional (ver Frost/Nixon de Hans Zimmer).

Por lo tanto ese saco no solo esta lleno de composiciones del propio compositor que explotan su propio estilo sin aportar nada nuevo, sino de pequeñas piedrecillas de otros compositores que han seguido con la explotación de este estilo que desde mi punto de vista ha llegado a su fecha de caducidad.

Tomas Newman es un grandísimo compositor, tal vez el mejor de su talentosa familia (los nostálgicos pondrán el grito en el cielo, a sabiendas de que Alfred Newman fue un verdadero peso pesado en la música de cine, pero reconózcanme que el estilo de Thomas ha sido mucho mas determinante, no solo para otros músicos sino para toda una generación de música de cine). Pero como todo, los compositores tienen que saber evolucionar, cuanto menos reciclarse (ver los casos de Danny Elfman, Patrick Doyle, James Newton Howard o Hans Zimmer).

Thomas Newman sigue utilizando a día de hoy el mismo estilo que en American Beauty con copy pastes tan descarados como la olvidable Pay it Forward o tan mediocres como White Oleander. American Beauty se realizó en 1999. Diez años después Thomas Newman nos entrega Revolutionary Road, una composición que calca planteamientos y que tristemente, recuerda en demasía a White Oleander, con una composición anodina sustentada en un tema a piano que se repite hasta la extenuación.

Por eso Revolutionary Road es una decepción para el oyente, que busca encontrarse de nuevo con el compositor que en poco mas de dos años entregó composiciones de la calidad de Oscar and Lucinda, The Horse Whisperer, Meet Joe Black, The Green Mile o la comentada American Beauty, escuchando una partitura ramplona, que cumple (estamos hablando de Thomas Newman, no de un recién llegado, que menos que consiga cumplir), pero que no aporta nada nuevo, algo que se esperaría de una película tan promocionada como esta y de un director que sin duda tiene un peso especifico en la industria cinematográfica.

Lo mejor: Si nos detenemos en su tema principal, sin ligarlo a los años de trayectoria profesional de Thomas Newman, no deja de ser bonito.

Lo peor: Es mas de lo mismo. Una banda sonora hecha con el piloto automático que desgasta un estilo que necesita urgentemente de un lavado de cara.

El momento: Los títulos del final.

DDBSpawn (David Doncel)