Tracklist:
- Space Murder (9:18)
- The Lab (2:05)
- Meet Hector (4:44)
- The Brain (2:08)
- Blue Dreamers (2:42)
- Hector Mimics Benson (1:25)
- Peeping Toms (7:15)
- Adam’s Target (2:00)
- Benson Is Off (2:16)
- Training Hector (3:13)
- Adam Rescues Alex (2:39)
- Hector Loses It (6:52)
- The Run (1:48)
- A Head for Hector (3:31)
- Alex Alone (2:06)
- The Big Dive (4:37)
- End Credits (3:22)
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Hablar de Saturn 3, y hacerlo bien, es complicado. No es una buena película, pero tampoco es que sea nefasta... creo que ha entrado en ese terreno vedado y conocido como “película Freak”. Kirk Douglas, con más de 65 años, enseñándonos el culo y en plan atleta, Harvey Keitel más robotizado que el propio robot de la película (Héctor), y una Farrah Fawcett luciendo palmito gratuitamente (y eso que dicen quitaron escenas de desnudos...), son elementos a añadir a un total que forman un Cocktail cuanto menos extraño. Pero sus 88 minutos pasan volando y si ves la película desde esta perspectiva, incluso te ríes y te diviertes (aconsejable ver con algún colega). Si no, apaga y vete. Ni lo intentes.
Por lo menos, queda el gran sabor de boca que deja el inspirado y oscuro trabajo de Elmer Bernstein para Saturn 3, cuya creación musical se vio mutilada por el equipo de producción, que decidió a su antojo recolocar la música en algunas partes y eliminarla en otras. Gracias a Douglas Fake y compañía, esta World Premier Edition de la casa Intrada (todo un lujo por el contenido y los apuntes del folleto) viene a rellenar un hueco realmente importante en la discografía de Bernstein y en la de toda colección de Sci-fi que se precie, haciendo justicia al estupendo trabajo que había llevado a cabo Bernstein.
Saturn 3 – Un Mal Parto (¿y Reparto?)
John Barry hacía su debut (el otro John Barry) como director tras escribir el guión de la película. Pero iniciado el rodaje, se fueron dando una serie de problemas que derivaron con la marcha de Barry y la (sorprendente) llegada de Stanley Donen. Y digo sorprendente porque ver a Donen, el mismo de Charade, Arabesque, Two for the Road, Singin’ in the Rain o Seven Brides for Seven Bothers, en una del espacio con dosis de terror tiene tela, pero que mucha tela. Y el resultado final fue tan desigual, que aún hoy uno no llega a entender muy bien por qué se metió en este percal.
La película posee algunas escenas bastante bizarras, como la que da comienzo a la película. Un piloto se prepara para realizar un vuelo a la estación biológica Saturno 3, para entregar un robot que será entrenado para poder ayudar a los habitantes de la estación espacial, en su misión de suplir a la Tierra de alimentos y otros productos necesarios, pero nunca llegará a tomar ese vuelo, porque Benson (un Keitel pasado de rosca, pero aún así bien), en una escena bastante cruda y violenta, expulsa al piloto al exterior de la nave nodriza, lanzándolo contra unas cuerdas metálicas que lo despedazan convirtiéndolo en picadillo. Acto seguido Benson toma el vuelo dirección a Saturno 3.
Para empezar, los efectos especiales de la película, en algunos momentos (y no tan puntuales como se desearía) parecen sacados de películas de 20 años atrás. Estamos en 1980, y después de ver Star Wars, Star Trek, Planet of Apes y 2001, por poner ejemplos (especialmente las dos primeras), es poco justificable la calidad de los F/x en la película, y es que si estuviéramos hablando de una serie B quizás perdonaríamos un poco el conjunto. Sólo faltaba la típica mano empujando la nave por detrás... Además, después del batacazo de Raising the Titanic, la productora recortó el presupuesto a Saturn 3 (y se nota...).
Kirk Douglas es Adam, el mayor de la estación en Saturno (Mayor por graduación... y por edad, porque hablamos ya de 60 y pico años), y junto con Farrah Fawcett, como Alex, viven un idilio en la estación. Son felices y comían perdices (el amor no tiene edad...) hasta que llegó el psicópata de Benson, Mr. Keitel, que da la sensación de haber perdido la chaveta completamente. Todos forman un extraño triángulo, donde Benson no deja de quitarle el ojo a la pobre Alex, haciéndole todo tipo de insinuaciones a las que ella se niega.
Adam está bastante bien definido, pero es un papel que a Douglas, por su edad, no le pega (lo que contrariamente le sucede en The Final Countdown, donde sí está lograda su caracterización, o The Fury). Se demandan escenas de acción y una réplica de galán para Alex, pero el pobre no está para estos trotes. Alex es el rostro guapo de la película, un personaje cándido e inocente, cuya mayor función en la película es alegrar la vista del personal con algún destape; una lástima que en el montaje final se cargasen más escenas de desnudo. Sin embargo, el trasero de Douglas con no pocas arrugas, lo vemos bastante claro y sostenido en el tiempo.
Héctor, el robot, es “extraño” cuanto menos (su amorfa cabeza con esos ojos que parecen bombillas, sus finos brazos... es desproporcionado completamente). Da la sensación de no dar peligro, pero en el momento en que la masa cerebral humana que reside en el cuerpo metálico del robot se conecta al cerebro de Benson, su creador, todo se tuerce.
Cabe suponer qué hubieran hecho otros directores (un Carpenter o un Hooper), enfocando el terror de una manera más psicológica, y perfilando un mejor guión. Pero a Donen se le fue todo de las manos, y nos encontramos con un producto tirando a regular o mediocre, con interpretaciones a ratos buenas, un guión bastante pobre, y unos F/x que quitan el hipo.
Acercamiento Musical y Uso del Score
Si tuviese que definir el score de Saturn 3, lo haría como un trabajo de Elmer Bernstein en clara vertiente Goldsmith. Es un score donde reconocemos el sonido de las partituras de Bernstein, pero donde el autor se embarca en esa clase de sonoridades oscuras y a veces atonales próximas a lo que Goldsmith podría haber hecho (conocida es la buena relación que ambos compositores mantenían). Y es que si tomamos como punto referencial el género de terror espacial, Alien es el máximo exponente en cuanto a partitura a tener en cuenta.
Alien supuso la creación de melodías que cabalgan entre lo misterioso, lo agresivo y lo abstracto. Creando atmósferas inquietantes, de ambiente insano, sin concesiones a la galería. Este Saturn 3 tiene bastantes aproximaciones a Alien en ese sentido, pero contiene un par de cortes propios de la época, concesiones probablemente ajenas al trabajo del compositor (en especial una de ellas, solicitada por Donen, como se pude leer en el folleto de Intrada).
Bernstein creó toda una galería temática, desde lo más oscuro y amenazante hasta hermosas piezas de extrema elegancia y belleza. Él supo leer la película a dos niveles; el que exigía una música suave para narrar la historia de amor entre Adam y Alex (especialmente subrayando la inocencia de Alex), y la música opresiva y de carácter negativa que rodea al amenazante Benson y su robot. Un conjunto heterogéneo que encajaba perfectamente y que suponía algo más de una hora de partitura.
Pero los productores decidieron enfocar la película en la vertiente más oscura, en detrimento de toda la música optimista que Bernstein había creado, de tal manera que prácticamente toda ella fue suprimida en la película. Esto limitaba el trabajo del autor, que veía mutilada parte de su creación. De todas maneras, Bernstein guardó bien este material para crear el maravillo tema de Taarna en Heavy Metal, una delicia (superior a este Saturno 3 que nos ocupa, en mi humilde opinión).
Space Murder – Suite de Presentación
Abre el compacto el corte “Space Murder”, de nueve minutos escasos, donde Bernstein recoge musicalmente las ideas básicas de su trabajo para Saturn 3, y que desarrollará a lo largo de la partitura.
El corte, tras unos segundos de misterio, abre con una espectacular fanfarria al estilo del Also Sprach Zarathustra (Strauss) de 2001: A Space Odyssey, un tema que evoca deliberadamente la grandeza del espacio y la aventura en la que nos va a embarcar la película (que al final, en lo que a celuloide se refiere, se queda en poco), mostrándonos el espacio y la aparición en pantalla de una enorme nave espacial (como gustaban de abrir las películas por aquella época de esta manera).
Tras un minuto de presentación (será este el leitmotiv que cierre y abra el trabajo de Bernstein) en el compacto le sigue una pieza ligera de música estilo años 70, música discotequera, que aunque servidor disfruta de esta clase de música (fusión de ritmos discotequeros y orquesta) este corte es una importante trasgresión en la banda sonora, y rompe un poco los esquemas musicales que desarrollará posteriormente. Según pone el folleto de Intrada, esta pieza fue concebida musicalmente como requerimiento de Donen, pues enfocaba la preparación de la nave insectoide como una especie de coreografía musical (qué esperabais, es Donen, el creador de Singin’ in the Rain y Seven Brides for Seven Brothers).
Gracias a Dios, finalmente se decidió suprimir en la película (hubiera sido un contraste salvaje, después de la excelente apertura de la película, con esa fanfarria oscura y evocadora) y se incluyó música de otro corte, precisamente del Track 7, “Training Hector”. Y realmente, a juzgar por los resultados, he de decir que esta recolocación fue exitosa; se ajusta perfectamente a las imágenes de la preparación del lanzamiento para el viaje a Saturno 3. En ésta recolocación, oímos el tema de Héctor, el amenazador robot creado por Benson, un corte que bien podría haber firmado el mismísimo Jerry Goldsmith. Son seis notas, tocadas con guitarra eléctrica, en grupos de tres, que definan al diabólico engendro artificial, con unos coros masculinos realmente inquietantes y maléficos. Sensacional.
Volviendo a “Space Murder”, tras esta melodía ligera, un poco fuera de lugar (para mí el único error de esta gran partitura), volvemos a enganchar con el tema que abre el corte, esa espectacular fanfarria, coincidiendo con la llamada del piloto por parte de la Estación para dar comienzo al viaje. Aquí Bernstein nos ofrece música vibrante para la preparación del piloto, con una gran percusión (tambores y xilófonos), muy al estilo de la que nos suele tener acostumbrados, pero que poco a poco va sonando más amenazadora. Benson está por los alrededores, y en el momento en que abre la esclusa, y es lanzado al exterior, siendo despedazado por un entramado de cuerdas metálicas, Bernstein nos ofrece un pasaje violento y agresivo. Posteriormente, Benson se dirige a la nave, suplantando al piloto y escuchando de nuevo la espectacular fanfarria.
Tras el despegue, y en el mismo corte, Bernstein nos ofrece una de las mejores piezas musicales que ha creado a lo largo de toda su carrera, que tristemente, los productores decidieron nuevamente sustituir, y aunque los resultados no fueron ni por asomo malos, se cargaron una hermosa pieza, que a la postre, sirvió para redefinir la idea que tenían los productores con esta partitura, que no era otra que la de acercarse a un estilo musical frío, oscuro, deshumanizado y agresivo, sin ningún tipo de pieza musical optimista y lírica que entorpeciera la ambientación que buscaban.
Hablamos ni nada más ni nada menos que del gran y reconocidísimo tema de Taarna (reciclado y reutilizado por Bernstein en Heavy Metal, con unos resultados espectaculares). El viaje de Benson se inicia con un espectacular tema, de un impresionante lirismo que ralla la perfección, con la voz de una soprano como el elemento principal del corte, describiendo con gran belleza el viaje de Benson a la estación espacial de Saturno 3, con una amplia sección de arpa y flauta; delicado y de una belleza suma, es un tema magistral. Cerrando el largo corte “Space Murder”, de nuevo la evocadora fanfarria anunciando la llegada de Benson a Saturno 3 (Comienza la aventura).
En la película, sala de montaje, amputación y recolocación de la parte final del penúltimo corte, “The Big Dive”, pasaje más oscuro, menos lírico, pero también evocador y misterioso. La diferencia es sutil pero evidente; viendo la película y poniendo ambas piezas musicales para comparar, esta última refuerza la idea de la amenaza que se cierne sobre la estación espacial de la presencia de Benson. Mientras que la idea original de Bernstein suponía narrar el viaje a Saturno 3 a través de hermosos pasajes musicales, casi angelicales (que hermosa voz), para cerrar la llegada de Benson a la estación espacial con la fanfarria que abre la película, para alertarnos de la presencia del peligro que se cierne sobre Saturno 3.
Es quizás este corte el que requeriría un mayor análisis por suponer la apertura de la película, y de donde van a ir surgiendo no sólo los diferentes temas de la película, sino de donde parte la diferencia entre la visión de Bernstein y la de los productores. Desde luego, partiendo de las imágenes existentes, y de que poco podía mejorar el resultado final, si es cierto que la propuesta musical de Bernstein completaba mucho más el cuadro de personajes y situaciones, mostrándonos la belleza e inocencia del personaje de Alex, la relación amorosa entre Alex y Adam, y los hermosos pasajes musicales para la llegada a Saturno 3.
Terror En Saturno 3 – Hector’s Rules
El cuerpo restante del score trabaja musicalmente la idea de la génesis de Héctor, el amenazador robot, cuyo alumbramiento tiene lugar en Saturno 3 de la mano de Benson para ayudar a Adam y Alex en sus investigaciones. Bernstein crea pasajes musicales oscuros, e incluso atonales, como el corte “The Lab”, ambiental y atmosférico, con un uso del piano marca de la casa Bernstein, y el arpa y los xilófonos para acentuar el misterio.
Para definir el carácter maléfico, obsesivo y psicópata de Héctor, Bernstein utiliza muchos recursos. Por ejemplo, los coros masculinos destacan su maléfica y peligrosa presencia, humanizándolo (de hecho todas sus obsesiones son de carácter humano, pues provienen de la mente psicótica de Benson) mientras que el uso de campanas (en diferentes escalas) delata también su inquietante presencia, pero de una manera menos agresiva, más sutil.
Y dentro de estos recursos, sobresale, y de magistral manera, el leitmotiv creado para Héctor, que en la edición de Intrada hace aparición en el tercer corte “Meet Hector”, la génesis del robot, y que alcanza su máximo esplendor cuando Benson va programando al robot en “Training Hector”. La guitarra eléctrica forma seis notas musicales, a las que acompañan coros masculinos agresivos y oscuros, para enfatizar la diabólica presencia del ser artificial. Es un ritmo pulsante y que da sensación de peligro. Sensacional.
Destacable también es “The Brain”, que tras una hermosa apertura, los xilófonos nos van acompañando para mostrarnos a Benson introduciendo la masa cerebral en Héctor y posteriormente cómo le da la vida. Bernstein, un genio, utiliza la orquesta como si estuviéramos en un ensayo previo a un concierto, para narrarnos musicalmente como una serie de fluidos comienzan a recorrer el cuerpo de Héctor, a modo de riego sanguíneo. Un gran recurso. Posteriormente, una serie de campanas suenan para anunciarnos la creación de Héctor, siguiéndole una melodía siniestra.
Tenemos una pieza diegética, “Blue Dreamers”, que en la película aparece tan sólo breves segundos. Es una pieza estilo a la que fue eliminada de “Space Murder”, estilo discotequero años 70, mucho más alegre y bailable, pero por el momento en el que tiene lugar, es mucho más justificable (Adam y Alex comparten una pastilla llamada Sueños Azules, para pasar un buen rato...).
Dos largos temas de desarrollo, mutilados en algunas secciones, con pasajes oscuros y agresivos, dan cuerpo a este score. En “Peeping Toms”, Benson y su discípulo Héctor asisten a una sesión de espionaje-vouyerismo de Adam y Alex (especialmente de Alex). Es un tema bien desarrollado, que recoge varias ideas musicales, con los coros masculinos nuevamente destacando la infernal presencia, pero de una manera más atonal, y con pasajes iniciales de cuerda muy conseguidos. Contiene mucha música ambiental y oscura, con alguna explosión musical especialmente agresiva, y algún momento melódico. Mientras, “Hector Loses It” es una pieza cercana al concepto musical del juego del gato y el ratón. Es otro corte bien desarrollado, con una melodía inicial que ya es introducida en el corte “Adam Rescues Alex”.
Un corte de acción destacado es “The Run”, con la huida de Alex y Adam hacia la nave espacial de Benson para escapar de la estación, pero Héctor se anticipa y la hace explosionar. Baterías, tambores y xilófonos marcan el ritmo, apremiando a los personajes en su huida. Éste tema de acción es previamente escuchado en “Adam Rescues Alex”, como el motif de persecución del robot sobre los humanos. Este corte no fue utilizado más que en los créditos del final, y contiene abundante material de acción muy bueno (la melodía principal que abre el corte “Hector Loses It”, el corte de acción que se escucha en “The Run”, y las famosas campanas que definen parte del carácter maléfico de Héctor).
Mientras, “A Head for Hector” (otra escena bizarra tirando a gore), tras siniestras melodías, con ritmos pulsantes y apremiantes (Héctor reclama la presencia de Alex y Adam, con sorpresa incluida), pasamos a un precioso pasaje pastoral al final del corte, eliminado de la película. Una delicia. Algo similar sucede con el corte “Alex”, donde tras escuchar la fanfarria inicial, escuchamos una triste y sentimental melodía para describirnos la penosidad que atraviesan los protagonistas, esclavos en la estación y la situación de Adam, con injertos en su nuca para permitir la conexión a Héctor (Neo, no sabes la suerte que tuviste). El tema es nostálgico y triste, con un estupendo sólo de violín.
Este corte da origen al desenlace en “The Big Dive”, donde Adam decide enfrentarse a Héctor y acabar con todo de una vez. El corte permanece misterioso e inquietante, y tras una breve pausa, con la voz de la soprano sonando en la lejanía, para recalcar la sensación dramática del momento, tiene lugar el desenlace, con una gran pieza musical de Bernstein donde los instrumentos de viento cobran auténtico protagonismo, dando sensación de auténtico huracán sonoro (los denominados Glissandos, una técnica muy empleada con el arpa para conseguir sonoridades fantásticas), con las trompetas sobresaliendo sobre la vorágine musical, encajando perfectamente con las imágenes en el climático desenlace. Es un gran final musical, y una gran pieza, que a modo de elegía, cierra el combate humano-robótico, y que recoge, en su segunda parte, la música del viaje de Benson a Saturno 3 (recolocación ya comentada en la suite de “Space Murder”). Es un corte excepcional, un perfecto clímax musical para una película fallida a muchos niveles.
El “End Credits” recoge el inicio y en el final la conocida fanfarria al estilo de 2001, ofreciéndonos el famoso tema rechazado de Alex, que, por supuesto, no aparee en los créditos (el lirismo fue completamente erradicado en la película). Un buen cierre que de nuevo nos muestra las dos ideas básicas de la película; pasajes musicales delicados y mágicos, con pasajes más oscuros y siniestros.
Conclusión Final
Saturn 3 es, sin duda alguna, una de las partituras más complejas escritas por Bernstein para una película. Contiene gran variedad temática, y salvo dos piezas diegéticas, el conjunto final es muy elaborado y original, donde se observa que Bernstein puso toda la carne en el asador.
Es una hora de duración, que en su primera escucha podría defraudar al buscador de música trepidante y más reconocible (no es mi caso), pero que en sucesivas escuchas va ganando, y vas captando más y más detalles, y muchas líneas melódicas, algunas realmente poderosas, con recursos propios de un maestro como fue Elmer Bernstein. No alcanza la perfección de Heavy Metal, pero se aproxima.
Lo mejor: La complejidad de la construcción de esta brillante composición, que refleja la capacidad de Bernstein como creador de pasajes oscuros e inquietantes, y tmabién bellas y hermosas piezas musicales, brillando especialmente la delicadeza del tema que capta la inocencia de Alex y el viaje a Saturno, así como el leitmotiv amenazador de Héctor, aplicando varios recursos propios de un genio.
Lo peor: Su complejidad musical puede alejar a más de uno (no debiera). Es una construcción temática heterogénea que, sin embargo, se fusiona perfectamente, salvo los cortes diegéticos, que sin ser malos, rompen un poco la audición y suponen lo peor de esta seria composición (en especial, el contenido en “Space Murder”).
El momento: “Space Murder” recoge a la perfección el cuerpo del trabajo de Bernstein (salvando esa pieza discotequera de los 70), y añadiría “Training Hector” y “The Big Dive”, que contienen la instrucción de Héctor y el clímax final respectivamente.
Ruben Franco Menéndez (patton_goldsmith)
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