Tracklist:
- The Visitor Overture (05:04)
- Walter’s Etude No.1 (02:20)
- Walter The Professor (01:24)
- Walter Drives Through New York (02:28)
- Meeting Mouna (03:48)
- Trip To The Detention Center (03:13)
- Tarek Arrested (01:44)
- Walter Plays Half Of His Etude No.1 (Piano Solo) (02:30)
- Evening With Mouna (02:25)
- Waiting For Tarek (01:11)
- Looking At The Liberty Statue (01:25)
- The Loneliness (01:45)
- The System Says NO (03:14)
- Walter And Mouna Together (05:18)
- Walter Feels Alive Again (02:39)
- Back To The Detention Center (02:17)
- Walter Plays Etude No. 2 With Almost No Mistakes (06:14)
- Je’Nwi Teni (Don’t Gag Me) (05:05)
Written and Performed by Fela Anikulapo Kuti
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"Tocar y componer música habían sido para mí como una religión; ahora son simplemente un oficio." --Jan A.P. Kaczmarek
Thomas McCarthy encargó la partitura musical de su segunda película como director a uno de los músicos más eclípticos del panorama hollywoodiense: Jan A.P. Kaczmarek.
Creador de ambientes musicales muy próximos a los de Glass o Nyman, en los que el piano absorbe siempre un ostentoso primer plano, Kaczmarek no se desmarca del bullicio académico (hasta el punto de haber fijado su residencia en Los Angeles), pero está claro que va a su bola.
Su principal industria en estos momentos es la puesta en marcha de una iniciativa pedagógica y promocional en su Polonia natal: la creación de un instituto para jóvenes talentos melocinematográficos, el Rozbitek, inspirado en el Sundance Institute de Robert Redford. A través de becas, concursos, congresos, ciclos y seminarios, Kaczmarek pretende labrar allí una cantera de nuevos músicos de cine, de una música de cine nueva, más cerca de la calle, de la gente, de la tierra, del mundo. Una música creativa, sincera y sostenible, sin demasiados ropajes técnicos ni exuberancias rítmicas u orquestales, a la medida de cuartetos o quintetos instrumentales; una música igualmente capaz de intrigar, instigar o emocionar al espectador y al oyente, una música elaborada en base a métodos estrictamente musicales, de, por y para artistas músicos y que, sin embargo, bebe en las fuentes de una tradición inaugurada por músicos centroeuropeos como él que, también como él, emigraron al Nuevo Mundo: Korngold, Steiner, Herrmann, Previn, ...
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El Instytut Rozbitek de Kaczmarek, una academia musical inspirada en el Sundance Institute de Redford, orientado a los jóvenes valores y los circuitos no comerciales |
La música de las soledades
"A mis soledades voy,/ de mis soledades vengo,/ porque para andar conmigo/ me bastan mis pensamientos./ ¡No sé qué tiene la aldea/ donde vivo y donde muero,/ que con venir de mí mismo/ no puedo venir más lejos!/ Ni estoy bien ni mal conmigo;/ mas dice mi entendimiento/ que un hombre que todo es alma/ está cautivo en su cuerpo..." Lope de Vega podría haber escrito perfectamente el guión de The Visitor y dar vida incluso al papel que Richard Jenkins (protagonista de la serie televisiva Six Feet Under) borda en esta película.
Walter Vale (Jenkins) es un viudo que da clases de economía en Connecticut y para quien la vida ha perdido todo sentido a excepción del solitario placer de tocar y escuchar música. Un buen día regresa a la Nueva York de su juventud, donde todavía conserva un viejo estudio (loft) y sorprende allí a una pareja de inmigrantes ilegales viviendo en plan okupa. Se trata del joven Tarek, un percusionista sirio, y su novia senegalesa Esi. Walter traba una curiosa convivencia con la pareja, que se trunca de golpe cuando Tarek es arrestado por la policía bajo la falsa acusación de colarse en el metro y descubriendo que no tiene los permisos de residencia en regla. Tanto Walter como Mouna (la madre de Tarek) deberán colaborar codo con codo por defenderle y procurar su libertad.
Walter contrasta su occidentalismo a la orientalidad de Mouna o Tarek, descubre que la "Tierra de los libres" que reza el himno estadounidense no lo fue tanto bajo la presidencia de George W. Bush y que el siglo XXI acabará imponiendo una ética y una estética alejadas de los cánones del XX.
Se trata de una película triste, en la que el piano ideado por Kaczmarek calza a modo de guante la soledad de Walter (también pianista aficionado)
McCarthy, el director, urga en la herida. Los Estados Unidos de después del 11/09 no son lo que tal vez fueron en otro tiempo. Las políticas de control de la inmigración o la alegalidad (que no ilegalidad) infringen a menudo los derechos humanos que se fraguaron en este mismo suelo. Walter, protagonista de la serie, vive a lo largo de esta cinta triste, desoladora, la impotencia de no poder aplicar el sentido común a casi nada y la tensión de averiguar que la justicia no es tan ciega como pintan.
No es ningún misterio que una película tan buena fuera un fiasco en taquilla. Ocurrió lo mismo con otras cintas "hirientes", como Syriana, Charlie Wilson's War o An Inconvenient Truth. A los europeos nos encanta que el cine nos hable de lo mal que nos portamos en el pasado; a los americanos, no. En el mensaje de The Visitor, además, la música desempeña un papel esencial. La amistad que Tarek y Walter entablan tiene a la música por lenguaje común. Es el viejo pianista estadounidense quien ubica el tambor del joven percusionista sirio entre sus piernas e intenta sacar de él un S.O.S. cultural, a modo de señal de humo en la lejanía... Algo anda mal en nuestra civilización, lo que huérfanos de civilizaciones más antiguas tratan insistentemente de hacernos ver y oír.
La riqueza de las relaciones que entablan los personajes sublima la pura reivindicación política de unas deportaciones sin ton ni son. La música universaliza sentimientos y sensibilidades. Kaczmarek y McCarthy vienen a decir que si los funcionarios tocaran las teclas de un clavicémbalo, en vez de las de un ordenador, y si los policías colgaran de su cinturón una armónica, en vez de una porra eléctrica, el mundo no sería mejor, pero mucho más humano. Ojo al dato: una cuarta parte de los presos del mundo habita en cárceles estadounidenses, teniendo en cuenta que en Estados Unidos sólo reside un 5% de la Humanidad.
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Kaczmarek, en plena sesión de grabación de The Visitor |
McCarthy no busca la épica en su cinta. Ni Walter ni Tarek son héroes de nuestro tiempo. La banda sonora no incluye himnos antiheroicos al puro estilo de Bruce Springsteen o Eddie Vedder. Incluso el tambor que tanto tañe en la película aparece casi ahogado en la música del disco; porque lo que queda es la tristeza, la derrota, la soledad. Kaczmarek hilvana un melancólico relato musical con el que acompañar los cuadros con los que Edward Hopper retrató las soledades de la América interior; o atardeceres univerales, perdidos entre recuerdos y añoranzas.
Kaczmarek, abogado
Como le ocurre al Walter de The Visitor, Kaczmarek buscó en la música un instrumento de refugio y de protesta. El compositor polaco truncó de joven su carrera como abogado y diplomático por enfrentamientos políticos, y se dedicó a escribir música "como ejercicio de libertad de expresión". Su "Orquesta del Octavo Día" que le granjeó el primer reconocimiento universal se fundó a la vez como un propósito artístico y un compromiso intelectual. De hecho, su filmografía (Total Eclipse, Bliss, Washington Square, Aimée and Jaguar, The Third Miracle, Lost Souls, Edges of the Lord, Quo Vadis, Unfaithful, Finding Neverland y Evening) está compuesta de películas en las que la soledad del protagonista requiere de un tratamiento artístico especial, películas en las que la música fluye como la sangre de una herida o las lágrimas de un ojo.
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Kaczmarek conversa con Roman Rewakowicz, director de la Orquesta de la Radio Polaca, y con el pianista Leszek Mozdzer |
Pese a residir en el corazón de la América de celuloide, Kaczmarek compuso en el 2005 su Cantata for Freedom, para celebrar el 25 aniversario del sindicato Solidaridad, y un año más tarde se descolgó con Oratorio 1956, en recuerdo de un levantamiento popular contra el régimen comunista que tuvo lugar en Poznan, Polonia, medio siglo antes.
Se espera que a lo largo de este mismo año (2009) el músico polaco ponga en marcha su proyectado Instytut Rozbitek, del que los amantes de la música de cine aguardamos muy buenas noticias.
Lo mejor: La posibilidad de fraguar una banda sonora perfecta con escasez de medios y agendas ajustadas.
Lo peor: La escasa presencia de las percusiones de Tarek en el disco, puesto que en la película tienen tanto peso dramático como el piano (Walter).
El momento: Tarek enseña a Walter a tocar el tambor, y éste descubre mucho más que un sonido.
Jordi Montaner
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