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True grit

True Grit


Título en español: Valor de ley
Compositor: Burwell, Carter
Año: 2010
Distribuidora: Nonesuch Records
Duración: 36:57

 
Excelente
Tracklist:
  1. The Wicked Flee* (02:34)
  2. Father's Gun* (02:57)
  3. Little Blackie* (01:05)
  4. Your Headstrong Ways* (01:22)
  5. A Great Adventure* (01:56)
  6. River Crossing* (01:33)
  7. We Don't Need Him Do We? (00:30)
  8. The Hanging Man (00:55)
  9. A Methodist and a Son of a Bitch (00:49)
  10. Talking to Horses (01:20)
  11. A Turkey Shoot (03:00)
  12. Talk About Suffering* (00:35)
  13. La Boeuf Takes Leave* (02:44)
  14. Taken Hostage (02:00)
  15. One Against Four* (01:37)
  16. The Snake Pit* (03:15)
  17. Ride to Death* (02:28)
  18. I Will Carry You* (01:58)
  19. A Quarter Century (01:23)
  20. The Grave (00:59)
  21. Leaning on the Everlasting Arms (True Grit Version) (01:57)

    *Mejores temas

Los Hermanos Coen cabalgan juntos,
Valor de Ley,
un western a la antigua usanza

True gritPara este remake del film homónimo de 1969 que consiguió la estatuilla dorada para el inolvidable Reuben “Rooster” Cogburn que John Wayne encarnara (y que curiosamente ha conseguido la nominación al Oscar para Jeff Bridges por el mismo papel, caso único en la historia de los remakes), los Hermanos Coen, cineastas a los que quien suscribe, adora por su particular estilo para recrear la realidad y mostrarnos el mundo a través de sus ojos, se entregan en cuerpo y alma, consiguiendo una de sus obras más notables. El film, escrito, montado (bajo el seudónimo Roderick Jaynes) y dirigido por ellos, como de costumbre, se aleja del precedente en cuanto a su mayor apego a la novela de Charles Portis, True Grit, en que se basa, de la que el film original se separaba tras su premisa, utiliza con maestría el sentido del humor de la novela, y a la vez rescata las dos secuencias más memorables de la película de Henry Hathaway, para darles nuevos bríos, y hacer vibrar a la platea a través de tres personajes excepcionales, y tres actores en estado de gracia, que bordan sus papeles y merecieran todos los premios del mundo, los inmensos Hailee Steinfeld como Mattie Ross (una estrella en ciernes en el posible papel de su vida), un Matt Damon brillante con un marcado acento texano perfecto, el ínclito LaBoeuf, y como ya hemos indicado, Jeff Bridges, de quien todo lo que pudiéramos decir se quedaría ampliamente corto, qué grandísimo actor.

Y a los mandos del universo musical del film, una sorpresa, Carter Burwell. Ahora en serio, ¿alguien tenía alguna duda de que otro compositor entrara en juego?, la verdad es que tras más de treinta años colaborando conjuntamente, y después de un buen puñado de obras excepcionales del músico neoyorquino para los Hermanos, ésta no iba a ser una excepción. Y tras composiciones maestras de Burwell como Arizona Baby (que consiguió poner de moda la música tirolesa y despertar nuestras sonrisas más de una vez en su originalidad cartoonística), Miller’s Crossing, una de sus obras indispensables, con una inolvidable melodía central de raíces celtas que se queda grabada en nuestro cortex tras ver el excepcional film, hacer renacer la épica de lo anodino con su maravillosa Fargo, o tras la grandeza clásica Capriana de su The Hudsucker Proxy, el western, la frontera entre los mitos, las leyendas y la realidad, una caza al hombre, una búsqueda del asesino de un padre honrado , un proceso de creación de unos vínculos eternos, obtienen una partitura para el recuerdo, la definición de un mundo arcaico quizá, pero legendario sin duda, donde hombres duros como el pedernal nos mostraban el significado de poseer …

un Valor de Ley.

True grit imagenLa música de True Grit, Carter Burwell goes West
Una partitura de fé y fuertes convicciones

Con True Grit, para acompañar a un film bruñido en la atmósfera del oeste en expansión del Siglo XIX en América, Burwell, junto a los Hermanos Coen, tomó una decisión inusual, el otorgar una pátina al score de aquello que regía las vidas de hombres convulsos, jóvenes familias y gente honrada a carta cabal en la frontera al Far West, la fé en unas convicciones, la religión, las escrituras y la Iglesia. Un score enraizado en una serie de himnos religiosos, los himnos que, como explica el propio compositor en la carpetilla del Cd, la propia Mattie Ross hubiera cantado a pleno pulmón si hubiera tenido tiempo, de tal frivolidad, en su aventura para vengar a su padre.

La base primordial de la composición es el himno religioso presbiteriano “Leaning on the Everlasting Arms”, compuesto en 1888 por Anthony Showalter, fundador de la Primera Iglesia Presbiteriana en el Condado de Dalton, Georgia, y que ya fuera empleado en el pasado en un film legendario, Night of the Hunter (La Noche del Cazador), la obra maestra de Charles Laughton. Este himno, con el que se cierra el film tras su emotivo y bellísimo epílogo, junto a otra serie de los más famosos cantos de la época, son recogidos por Burwell para crear el centro neurálgico de la composición, consiguiendo, como el propio músico se encarga de señalar hablando sobre la música aplicada al film, que la partitura evolucione, y pase por una transformación, que crezca desde la melodía a través del piano de iglesia en el inicio de la obra, a una música cada vez más ampulosa y sinfónica, conforme Mattie deja atrás la así llamada civilización, y se aleja más y más de su hogar.

Inició el viaje una niña huérfana de padre, con fuerza de voluntad, poder de decisión y entereza a prueba de bombas, pero una niña de 14 años al fin y al cabo, y lo acabará toda una mujer, sin ningún miedo a la vida y sus amenazas. Y que entendamos esta evolución, que sintamos y que seamos uno con su aventura, es lo que Carter Burwell consigue magistralmente a lo largo de una de sus mejores composiciones.

Bienvenidos al Valor Verdadero, un auténtico Valor de Ley.

True grit imagenProcedemos a señalar a continuación, y antes de introducirnos en la partitura, un listado de los cantos religiosos empleados por Carter Burwell a lo largo del score, adaptándolos e integrándolos junto a su música:

-“Hold to God’s Unchanging Hand”, escrito por Franklyn L. Eiland.

What a Friend We Have in Jesus”, obra de Charles Converse.

-El ya citado “Leaning on the Everlasting Arms”, de Elisha A. Hoffman y Anthony J. Showalter, y cuya versión para el film, cierra el disco promocional “For Your Consideration” que se envía a la Academia de las Artes y las Ciencias de Hollywood con motivo de los Premios Oscar.

-“Talk About Suffering”, un tradicional sin autor reconocido.

-Y por último, “The Glory-Land Way”, creado por J.S.Torbett.

El compositor abre la partitura mediante unas notas suaves, dulces y melancólicas a un tiempo, interpretadas por un piano de iglesia de la época en que transcurre en film, situándonos en el Oeste Americano de finales del XIX. Mattie Ross desciende del tren que le ha llevado hasta la población de Fort Smith, al encuentro sin ella saberlo aún, del Marshall Rooster Cogburn, y empieza a recorrer las polvorientas calles, mientras la melodía va calando en el oyente, y creciendo, paulatinamente, pero sin pausa, hasta la entrada de la orquesta a partir del 1:53, con unas gráciles cuerdas y subrepticia percusión y metales de fondo, “The Wicked Flee”.

El compositor nos describe la acción sin tomar partido durante la mayor parte de la obra, aunque sin perder en ningún instante, el cariño que siente por los personajes, la partida del Ranger de Texas LaBoeuf, en una de esas melodías tan típicamente Burwellianas, de inicio asedado y melodía bellísima in crescendo circular, “La Boeuf Takes Leave”, destacando sin embargo por su gelidez y distancia, como sucede también en “The Hanging Man” mediante el piano y las cuerdas. Se trataba de una época dura, y los sentimientos se ocultaban, uno no se podía permitir dejar traslucir debilidad como demuestra Burwell musicalmente en el corte brusco de la placidez melódica hacia la tensión soterrada. O como también podemos comprobar en “Father’s Gun”, con el tema principal, basado en el “Leaning on the Everlasting Arms”, a piano y cuerdas, dando paso a la trompeta y metal, pero sin llegar a explotar, denotando los intentos denodados de Mattie Ross por ofrecer su lado duro y pertinaz convicción ante los demás, nunca fragilidad o temor, aunque se sienta así.

True grit imagenY llegamos a los momentos que hacen de este score uno de los más destacados del año 2010, son los instantes que quedan en la memoria y que hacen regresar a la composición para nuevas audiciones una y otra vez. En el caso de quien esto escribe, la descripción, tan sencilla como acertada, del pequeño mustang, “Little Blackie”, o Negrito en su traducción castellana, con un clásico piano a la Copland, me enamoró. En este caso dicen mucho más las notas al piano intercaladas con el juego de las cuerdas que docenas de instrumentos haciendo grandiosa la partitura. A veces, menos en más, muchísimo más.

En el mismo caso se sitúa el bellísimo y épico “River Crossing”. A través de arabescos a las cuerdas, nos va describiendo pegado a las imágenes la constancia de Mattie, y su testarudez y fuerza de voluntad, para atravesar un río con Negrito, mientras Cogburn y Laboeuf observan desde la otra orilla. La chica se ha ganado el respeto del cascarrabias alguacil, y cuando un lazo se crea, ni la peor de las calamidades podrá ya, romperlo. Como bien queda expresado en el aventurero y optimista “A Great Adventure”, donde la orquesta se incrementa, y la trompeta entra gloriosa para culminar la melodía con aire juguetón y sonrisa al viento, por muy lejano que sea el horizonte, todo se puede alcanzar si se tienen arrestos para lograrlo.

Pero donde encontramos la auténtica piece de resistence de la obra, el momento con mayúsculas del score, es en los temas “Taken Hostage”, donde se describe cómo Mattie es raptada por Chaney cuando ésta es descubierta por el asesino en el río, dando pie al duelo a sangre y muerte definitivo, “One Against Four”, en el que la épica del oeste entra en juego con arrebato, y un hombre, a caballo se enfrentará a cuatro en la llanura, desenfundando sus dos revólveres, con las riendas entre los dientes, Cogburn se enfrentará al desafío definitivo y ajustará las cuentas pendientes, antes de un ocaso, en el que sonreirá a sus últimos días de frente, pues hizo lo que debía y no se arredró, y eso es lo que un hombre del Oeste debía hacer. Burwell recoge su tema principal y lo expande, lo torna épico a los metales, tambores y timbales, para estallar y emocionarnos con su fuerza contagiosa, antes de que Laboeuf tenga su momento de gloria y culmine una venganza largamente anunciada.

True grit iimagenLa tensión y el suspense también está presente en la partitura, con temas como “A Methodist and a Son of a Bitch” o “The Snake Pit” como ejemplos, donde Burwell deconstruye la típica música de western, haciéndola oscura, atonal, inquietante, con golpes de efecto mediante la tuba y los timbales, min. 1:28 del primero, o la variante trágica del inicio del segundo, que nada bueno augura, antes de sumirse en las tinieblas musicales, con un sutil juego de violines y armónica, en el que el glockenspiel y el theremin tienen mucho que decir, culminando en una rendición triunfante y heroica del tema principal.

La belleza y lirismo tampoco son ajenos al universo westerniano del compositor neoyorquino, que nos deja inmerso en la emotividad al piano, con preciosistas aderezos orquestales, entrando y saliendo, y una preciosa aparición de la trompeta, “Ride to Death” y “I Will Carry You”, en el que el arpa marca la pauta mientras piano y violín nos sumergen en el viaje a contrarreloj a vida o muerte de la joven Mattie y Rooster, en la que el pequeño Negrito, el pony Mustang dará su vida por su ama.

Los elegíacos “A Quarter Century” y “The Grave”, en un alarde de sutilidad, acompañan sin inmiscuirse la narración en off de la protagonista, recogiendo una Suite de los himnos empleados por Burwell en la partitura y poniendo el broche de oro a la partitura.

La obra concluye con el auténtico himno en que se basa el tema principal, “Leaning on the Everlasting Arms”, que de forma coral acompaña la visión de Mattie alejándose en el horizonte y recordando aquellos días en busca de Tom Chaney, en busca de venganza, aquellos días en que creció como mujer, aquellos días en que conoció a Reuben Cogburn y a Jacques Leboeuf,

y su existencia comenzó de nuevo.

“La gente no quiere creer que una chica joven pueda abandonar su hogar, y salga al frío invernal a vengar la sangre de su padre. Pero así sucedió.

True grit imagenTenía solamente 14 años de edad, cuando un cobarde llamado Tom Chaney mató a mi padre, y le robó su vida, su caballo, y dos piezas de oro de California que llevaba en un bolsillo de su pantalón. Chaney era un peón, y papá lo había llevado a Fort Smith, para ayudarlo a conducir un grupo de ponys mustangs que había comprado. En la ciudad, Chaney había ido a beber y a jugar a las cartas, y perdió todo su dinero. Se le metió en la cabeza que le habían ganado con trampas, y regresó a la pensión por su rifle Henry.

Cuando papá intentó intervenir, Chaney le disparó.

Chaney escapó.

Pudo haberse ido al paso con su caballo, pues nadie en el pueblo se hubiese molestado en perseguirlo. Sin duda, Chaney se imaginó libre y sin culpa.

Pero se equivocaba.

Debes pagar por todo en este mundo, de una u otra manera.

No hay nada gratis,

excepto la gracia de Dios” (Mattie Ross)**.

La caza Comienza, y el verdadero coraje será forjado,

un verdadero Valor de Ley

que durará…

toda una vida.

True grit imagen** Extracto del guión original del film, por Joel Coen & Ethan Coen. Copyright Paramount Pictures (2010).

Lo Mejor: La originalidad de la propuesta, al centrar la partitura en aquello que marcaba el camino y los valores en las tierras salvaje del Oeste americano, la iglesia, las escrituras y los himnos cristianos, en los que Burwell basa su creación para dotar de emotividad, tensión o épica westerniana al conjunto. Los sobresalientes “River Crossing”, “Father’s Gun”, “The Wicked Flee” o “One Against Four”, o como transformar un himno religioso en la quintaesencia de la épica heroica en unos primeros cuarenta segundos gloriosos.

Lo Peor: Que no sea la típica música de western fanfárrica y de gran aparato sinfónico si eso fuera algo negativo. Para mí no lo es.

El Momento: Dos; la llegada de Mattie Ross al pueblo, tras bajarse del tren la cámara sigue a la niña-mujer en travelling, y Carter Burwell nos regala el conmovedor y emotivo “The Wicked Flee”; y la carga imposible de Rooster Cogburn contra cuatro hombres, disparando sus dos revólveres al tiempo y sujetando las riendas con los dientes, a los sones del tema central adaptado magistralmente por el compositor, “One Against Four”. Emocionante, fastuoso, inolvidable, Burwell.

Asier G. Senarriaga

 
 
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