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Entrevista con Javier Navarrete

Javier Navarrete Lo primero que sorprende de Javier Navarrete es su sorprendente humildad, sobre todo al comprobar que es uno de los mejores compositores patrios, tanto por su habilidad para adaptarse a cualquier género, como, sobre todo, para realizar partituras de una complejidad y ejercicio de estilo único. Es capaz de limitar la diversión de una escucha aislada fuera de las imágenes para que su música se ajuste totalmente como un guante a la película. Esto es un indicio más de su humildad, de que no le importa demasiado que su música no destaque en una determinada escena donde otros compositores buscarían la mejor forma de venderse.

Dentro de unos meses Javier estará de nuevo en el "ojo del huracán" después de que ya lo estuviese gracias a su anterior colaboracion con Guillermo Del Toro, El espinazo del diablo. La partitura que le devolverá a la primera plana es su siguiente colaboración con este director mexicano, El laberinto de fauno, otra crónica mágica, con importante influencia de un escritor único para el director, el gran H.P. Lovecraft, donde Javier nos cuenta que ha sucumbido un tanto a los deseos de una partitura más melódica que le pedía su director. Os ofrecemos una de las mejores entrevistas que desde BSOSpirit hemos hecho a un compositor nacional, y si no, comprobadlo vosotros mismos.

BSOSpirit (BS): Lo primero es agradecerte el tiempo que nos brindas, sabemos que últimamente está muy ocupado...

Javier Navarrete (JN): De nada, hombre, gracias a vosotros.

BS: Comencemos por el principio, ¿quién es Javier Navarrete?

JN: Pues Javier Navarrete es un turolense que nace en 1956, y en 1973 va a Barcelona, donde ha vivido casi sin interrupción, quitando tres años en la década de los 80, que viví en Madrid. Empecé en la música de cine, no diré que por casualidad, pero casi. No estudié para hacer música de cine ni nada por el estilo, más bien mi perfil estaba orientado para componer música de concierto, música de vanguardia.

BS: ¿Y cuál es tu formación musical? Gabriel Brncic

JN: Tengo formación predominantemente autodidacta, aunque estudié con Gabriel Brncic, un compositor chileno de música electrónica, el cual ha sido profesor de muchos compositores de música contemporánea, música electrónica, pero no de música de cine. Mi enfoque iba más hacia la composición de música “seria” y música electrónica, algo parecido al estilo de la escuela de Colonia, al estilo de Stockhausen, pero luego me desvié de ahí. Había un ambiente demasiado académico, un poco alejado de la realidad de la música, de la realidad social, si quieres decirlo así, y por eso me reorienté hacia salidas un poco más comerciales. Después de una etapa de concertista y de hacer alguna cosa para teatro, me llamó Agustí Villaronga para hacer su primera película,Tras el cristal, en 1987, y así hasta el momento presente.

BS: En este periodo en el que trabajas con música electrónica es cuando conoces a Alberto Iglesias.

JN: Sí, pero no al principio. Digamos que fue más al final, en una época personal de inflexión. Estaba más influenciado por la música minimalista de los compositores americanos e ingleses. Era una etapa más viva, más de tocar, y fue entonces cuando conocí a Alberto. Vivía en Barcelona y eso propició que tocáramos juntos.

BS: Has comentado que en 1987 te estrenas con Tras el cristal, la opera prima de Agustí Villaronga, en un género que va a estar presente en toda tu filmografía, el terror.

JN: Más que terror considero que la película era más de género fantástico, y no por completo. Era una película especial, un cine más negro desde luego, pero no terror propiamente dicho. Pero sí, tienes razón, en mi carrera está muy presente el género de terror y el fantástico, pero también el thriller, la ciencia ficción. Por ejemplo, mi última película, El laberinto del fauno, es claramente de género fantástico.

BS : ¿Y qué tal la experiencia en el debut?

JN: Pues fue muy apasionante. Vivía una época muy ajetreada en cuanto a mi vida personal, y se presentó la posibilidad de poder volcar todo lo que sentía en la música, además de una forma tan desprejuiciada que me vino muy bien. No se tenía tan presente la presión del equipo de la película, del productor o del director. Este era el lado bueno, y es que a pesar de todas las deficiencias que la banda sonora tenía (si la escuchara ahora estoy seguro que me echaría las manos a la cabeza) podía tocar pistas y pistas en el estudio, viendo las imágenes, diría que casi improvisando, tocando todos los instrumentos que tenía y podía. Era una experiencia cercana a lo que pasaba en el cine mudo, le unía otras cosas ya compuestas, pero no estaban muy bien medidas. La edición no era muy buena, pero el color que conseguí para la época estaba muy bien, una experiencia creativa muy interesante.

BS: En esta película nace lo que podríamos considerar una estrecha relación con el director Agustí Villaronga, ¿cómo le definirías?

JN: Pues Agustí es un director que piensa en imágenes, y esto, que ahora es una cosa muy frecuente, en los directores de su generación, que también es la mía supongo, no se daba. Agustí era en aquella época un hombre más moderno, pensaba en atmósferas, en sonidos y en imágenes, más que otros directores que pensaban más en el guión. Ahora, como te he dicho, con las nuevas generaciones de directores, que se han formado con el vídeo, esto es mucho más frecuente. Y a mí esto me gusta, y no digo que no me guste el cine más literario o teatral, pero para un músico la gente que piensa en términos de imágenes y sonidos es mucho más atractiva. Esto es lo que destacaría de él. Tiene mucho oído, está muy pendiente de todo, y además, con pocos medios saca mucho…

BS : Y con este control que comentas que tiene, te deja desarrollarte…

JN: Los directores siempre te encaminan a lo que quieren, unos te encaminan antes y otros después. Unos te dejan dar el primer paso y luego te reconducen, y Agustí te encamina desde el primer momento, tiene un universo de sonidos definidos en el que distingue lo que quiere y lo que no quiere. Además, participa en la mezcla, con lo que podemos decir que interviene de principio a fin en el proceso. Pero creo que todos los directores lo hacen, y personalmente, en los casos en que el director no ha intervenido tanto, la cosa ha ido peor… También hay algunos que intervienen aunque están desorientados. Pero yo lo que deseo es que tengan esa intervención, que te expliquen la película y que te digan qué es lo que quieren.

BS: Y con Agustí, después de haber colaborado tanto con él, ¿sabes ya lo que quiere?

JN: Bueno, más o menos. Algunas cosas sí, aunque con Agustí no he hecho todas sus películas, he hecho más o menos la mitad… Con El mar, que es la última que hicimos, trabajamos con una música orquestal que nunca habíamos hecho, y fue un reto y para mí que estuvo muy bien. Creo que para él también. Si hacemos alguna otra película, que creo que la haremos, trataremos de abordar cosas nuevas. Tengo mis limitaciones estilísticas, pero no quiero repetir patrones. Quiero que cada composición sea un reto, un desafío, una experiencia nueva.

BS : Atolladero te puso en el punto de mira...

JN : Atolladero es una película simpática de la que vale la pena hablar, era un spaghetti western futurista.

BS : Violenta, sádica…

JN : Bueno, no tanto. Estaba basada en un cómic, con un sonido TexMex. Estuvo muy bien hacerla. Hace poco la escuché y no daba apariencia de tener música, daba la sensación de tener canciones incrustadas, pero no de score, algo parecido a lo que sucede en las películas de Tarantino.

BS : ¿Y cómo entraste en el proyecto?

JN : Conocía al productor, y me habló de la película, me presento a Óscar (Aibar), le enseñé cosas mías y le gustó. Por aquellos días hacía ya algún tiempo que no hacía música para películas, y digamos que fue como volver a empezar, empezar con un director joven. De Óscar me gustaría destacar la gran relación personal que tengo con él, es un gran amigo. Atolladero era una película desigual pero divertida.Platillos volantes quizás sea una película más lograda pero mucho más discreta, y ahora, a ver qué pasa con su próxima película, un musical nada menos.

BS : Dices que acabas de volver a ver Atolladero. Con la perspectiva que te da el tiempo, ¿qué es lo que mejor sabor de boca te dejó?

JN : Pues me dejo… trabajar con Iggy Pop me hizo gracia y tengo eso, una canción cantada por Iggy Pop. También destacaría toda aquella época, unos días en los que nació mi hijo, una época divertida, gamberra, todo lo contrario que la vivida durante Tras el cristal.

BS : ¿Y podremos comprar alguna vez el score?

JN : Pues te digo una cosa, no la tengo completa. Es como si fuera una película maldita. Siempre que he querido grabar algo de ella en el estudio, siempre ha pasado algo. Tengo las canciones, algunos temas, pero no todos. Respecto a la canción con Iggy Pop, es muy difícil de editar, sobre todo por temas de derechos, por tanto creo que la cosa quedará en la que se quedó. Antonio Chavarrias

BS : Cambiemos de tercio, ¿cómo comienzas con Antonio Chavarrías?. Háblanos de Manila y de Susana.

JN : Eran películas que tenían un componente de thriller. Cuando Antonio comenzó en los 80 sus películas eran un poco más de este genero, ahora hace más... no sé, cine tipo dogma. La música que escribí era para instrumentos como guitarras eléctricas, bajos, percusiones, trompetas. No era un score orquestal o electrónico con uso de sintetizadores, intentaba hacer una música como la que se podría escuchar en aquellos ambientes.

BS : Y de nuevo te pones en el punto de mira con una película con una ambientación estupenda como es 99.9.

JN : De alguna forma fue un bis con Agustí, tras hacer Tras el cristal, pero de una forma más controlada. Trataban de hacer una película de miedo. Al principio creo que el proyecto era para televisión, una serie del estilo de Expediente X. Agustí estaba mucho más relajado y yo también. El resultado fue bueno, la película me gusta mucho, y la música también... una música electrónica que se acerca a lo que se hace ahora en sound design, y luego la parte más convencional, más melódica, también quedó muy bien. Me gusta mucho.

BS : Antes comentabas que Agustí sabe crear atmósferas, y creemos que con El mar lo borda…

JN : Como te he dicho, era la primera vez que hacíamos música orquestal para una película. La interpretación de los músicos en Praga fue “distinta”. Los músicos estaban como tensionados, pero esa tensión le quedó muy bien a la música, tiene como una emoción particular. En este score me impliqué bastante, y aunque hay partes que me gustan mucho, hay otras que ahora cambiaría o quitaría. Pero siempre, en las recopilaciones que hago para las demos, al menos pongo un par de temas de El mar porque me siguen gustando.

BS : ¿Por qué crees que El mar se vende como una película de terror?

JN : Pues no lo sé, porque tampoco sé definir bien la película. Es un film que cuenta una historia de amor morbosa, con toques religiosos, oscuros, no sé... supongo que decir que es una historia de terror facilita las cosas.

BS : ¿Y esto te influyó?

JN : Sí, sí que lo hizo. Nunca he leído la novela, dicen que es una maravilla, pero en el guión y en la película hay ingredientes suficientes para que te impresionen bastante: la posguerra, la culpa compartida… y el volver a encontrase tras los años en un sanatorio de tuberculosos. La música de cine es para “verla”, y aunque hay gente como vosotros que os gusta este mundo, creo que esta música, fuera de ella, no tiene mucho interés. No sé, quizás la búsqueda de la tensión… Es curioso, quizás suceda como con alguna música contemporánea orquestal de Stockhausen o de Borecki en la que podemos encontrar un componente inquietante por sí mismo. El otro día, escuchando un concierto de un compositor canadiense, lo tuve que quitar porque a mi hija le daba miedo. Era música con mucha disonancia, caótica, y hay gente que la escucha. Yo por ejemplo... Hace algún tiempo escuchaba a Stockhausen como escuchaba a Vivaldi.

BS : Para aquellos que todavía no te conocían de Atolladero, 99.9 o El mar, El espinazo del diablo supuso una oportunidad que no podían obviar para reparar ese error. ¿Cómo fue que Guillermo del Toro contactó contigo, después de trabajar con Marco Beltrami o Javier Álvarez, éste último en Cronos?

JN : En un principio, creo que la música la iba a escribir Alberto Iglesias, pero por problemas de agenda no pudo hacerla. Por aquellas fechas estaban proyectando en el cine El mar. Guillermo del Toro fue a verla y como la época en la que ambas películas transcurren son parecidas - la posguerra, el ambiente cerrado en un orfanato-, Guillermo vio que mi música podía encajar -aunque realmente no tienen nada que ver la música de El mar con la de El espinazo del diablo-, y, claro, yo tan contento. Fue una colaboración muy agradecida por su parte. Guillermo es una persona que saca mucho de uno sin agobiarte. Él pide y pide, y consigue cosas que uno cree que ya no se pueden conseguir. Con Guillermo ocurre también una cosa que no pasa con muchos directores:él comienza a trabajar el tema musical en el rodaje. Cuando tiene una secuencia montada, te pide que le pongas música. Tanto con el Espinazo como con El laberinto trabajé y he trabajado desde la primera o segunda semana de rodaje. A mí al principio me desorientó. Yo estaba acostumbrado a trabajar con un primer montaje y esta otra manera de trabajar es muy distinta, supongo que es mucho más ágil. Y ahora, al tener ya esta experiencia y conocer esta forma de trabajar, se me está dando la posibilidad de sacar más a la música. Como curiosidad, los títulos de los cortes del disco del Espinazo los puse en función del texto que al comienzo de la película recita Federico Luppi: “¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez. Un instante de dolor, quizá algo muerto por momentos, vivo, aún un sentimiento suspendido en el tiempo. Una fotografía borrosa, un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma esos soy yo.”

BS: Se habla del espíritu jovial y único de Guillermo del Toro. ¿Esto afecta a tu relación con él y a que te otorgue plena libertad para componer?

JN : Totalmente, es superjovial, entusiasta, enérgico. Supongo que es el típico personaje que puede triunfar en Hollywood. Y claro que afecta, porque te transmite todo eso, la energía, el entusiasmo. Es un personaje extremadamente culto, inteligente. Detrás de ese lado jovial, y quizás un poco mal hablado, se esconde un personaje que lo ha visto todo, lo ha leído todo. Ha tenido una empresa de efectos especiales, ha sido diseñador de sonido, maquillador en un peliculón como Cabeza de Vaca, una película mexicana con Juan Diego. Para la edad que tiene, ha vivido muchísimo. Es un diablillo angelical.

BS: Muchos aficionados destacan la magnifica partitura de El espinazo del diablo, pero otros evidencian su falta de melodía alguna, siendo un trabajo muy supeditado a las imágenes y duro de escuchar en una escucha aislada. ¿Es difícil para ti contener esa intención primigenia de destacar por encima de las imágenes?

JN : Yo no tengo esa intención, más bien al contrario. Es decir, que daría la razón a estas personas. Estoy de acuerdo con que la escucha de El espinazo del diablo puede ser “dura”, q ue no tiene melodía, efectivamente, pero es que lo quise así, y en cambio, Guillermo sí que quería esa melodía. Supongo que por eso con El laberinto del fauno está tan contento, porque sí que la hay … Pero no, no me cuesta no destacar por encima de las imágenes, al revés, tengo muy claro que estoy supeditado a ello y me propongo el ejercicio de no superar esos límites.

BS: En 2002 sigues en la brecha con otro trabajo ciertamente interesante, Náufragos, la primera película de María Lindon, Luna. Para una película de tan bajo presupuesto que aspira a más, ¿fue necesario que tu música simulara lo que no era la producción, es decir, una película de mayor tamaño?

JN: De bajo presupuesto… pero según para qué. Tenía grandes actores y parte se rodó en Estados Unidos. Pero sí, era una película bastante atípica. Y la segunda película de Luna, Yo puta, también lo ha sido. Me gustó haber hecho una película española de ciencia ficción en la que sale la superficie de Marte. La música que compuse fue muy barroca. Cuando la gente podía pensar que hubiera quedado bien una música más electrónica, pensé en hacerla barroca. Era totalmente intencionado, intentaba no dar sensación de grandiosidad, más bien de solemnidad.

BS: Saimel editó esta partitura, en una edición de unos 45 minutos de duración. ¿Qué puedes decirnos de este CD?

JN: Pues que es una partitura muy bien interpretada. Es corta, pero porque no se requirió más música. Es un CD que me gusta mucho y, por ejemplo, me parece más “audible” que El espinazo.

BS: Has hablado de tu siguiente trabajo con Luna: Yo puta, una historia diametralmente opuesta a la de Náufragos. ¿Cómo enfocaste este trabajo tan distinto?

JN: Hay gente que me ha dicho que no le ha gustado nada. Otros que sí. A mí, sinceramente, me gusta. Trata el mundo de la prostitución con una estética diferente a lo que se había visto, como de videoclip, y eso es lo que me gusta. Creo que es la clave de la película. En lugar de descartar el enfoque de realismo clásico, a modo de documental, trata lo mismo con ese enfoque tan distinto, con un sonido muy moderno, muy electrónico, con ritmos, con ambient. Resumiendo, yo la entendí como música de videoclip.

BS: El punto sobre la I fue tu siguiente película, el debut de Matthew Parkhill como director. ¿Cómo entraste a formar parte de este proyecto? Háblanos un poco de tu trabajo en esta película.

JN: Pues entré porque Matthew había visto el espinazo del diablo y le gustó. La película era una coproducción, y como el personaje protagonista femenino era una bailarina española, y además había una pequeña parte de flamenco, se pensó en que el compositor fuera español. Me contactaron, y fue una experiencia relativamente buena. Matthew es un director con mucho talento, pero para el tema musical, en aquellas fechas, estaba un poco desorientado. Pero es normal, era su primera película. Quería que la música jugara un papel a contrapelo, que no es el que yo le hubiera dado. Había secuencias bastante simpáticas que podrían haber tenido una música más cómica, pero él quería jugar a lo contrario. Fue una colaboración que no fue mala. Yo hubiera hecho otra cosa, pero quizás la culpa fue mía por no haberle explicado mi idea. Pero es que con el poco tiempo que tuvimos, un mes, las cosas van demasiado deprisa, estábamos en países distintos… Hubiera puesto más música, y por ejemplo, se compraron derechos de unas canciones que con 48 horas más podría haber escrito. Sin embargo, lo importante es que estoy contento con este trabajo.

BS: Platillos volantes te pone de nuevo como compositor de una película de Óscar Aibar después de Atolladero. ¿Cómo fue reencontrarte con este autor?

JN: Ya contábamos con ello. La película era una comedia negra basada en hechos reales de dos personas que creían haber sido contactados por extraterrestres y acaban tirándose a las vías de un tren.

BS: Pero tuvo mala suerte en taquilla...

JN: Si, es cierto. Pero a mi me gusta el poder compartir como compositor cosas de minorías como, por ejemplo esta película, o compartir como espectador una película de Spielberg, y en este sentido estoy muy contento Quizás con un presupuesto mayor hubiera tenido más éxito, no sé.

BS: Platillos volantes es una de tus partituras más defendidas por la critica especializada. ¿Qué hay nuevo en esta partitura que no se encuentre en tus anteriores trabajos?

JN: Pues no sé, quizás serenidad a la hora de enfocarla. Teníamos las ideas claras y sabíamos qué queríamos hacer. Nos poníamos a ver dónde poníamos música y coincidíamos. A mí la verdad es que me gusta, está muy bien montada, y aplica los elementos de comedia, época, fantástico..., expresa entre otras cosas cómo un personaje es un ingenuo y el otro es un paranoico.

BS: Uno de tus trabajos mas esperados, después del El espinazo del diablo, es tu nueva colaboración con Guillermo del Toro con El laberinto del fauno, que esta actualmente en posproducción ¿Has compuesto algo ya?

JN: Sí, por ejemplo tenemos planificado que la música se grabe en enero o febrero, se mezcle en marzo o abril, y esperamos ir a Cannes. Tengo mucha música compuesta, hemos pasado ya muchos controles y ya casi tenemos la partitura hilvanada, así que creo que con un mes de preparación tendremos suficiente. Hay que tener en cuenta que es una partitura muy larga, sobre los 90 minutos.

BS: ¿Qué similitudes tienes con El espinazo del diablo?

JN: Es una película muy bonita, Es como El espinazo, pero algo menos gótica, ya que aparecen hadas y laberintos que atenúan este efecto… La protagonista es una niña, está de nuevo ambientada en la posguerra civil española, y creo que será la segunda película de una trilogía sobre este periodo que comenzó con El espinazo del diablo.

BS: ¿Has planteado tu partitura como una posible segunda parte musical de El espinazo del diablo?

JN: Guillermo me planteó que fuera hermana o prima del Espinazo, pero yo le pedí superar dicho score. He trabajado más la melodía, hay una nana, pero tenemos también una parte fantástica más parecida al Espinazo. Se interpreta con orquesta y, sinceramente, me gusta más lo que he escrito ahora que para lo de El espinazo del diablo.BS: ¿Y dónde vas a grabar? JN: Pues no lo tenemos aún claro, estamos pensándolo. Voy a tener a un contractor inglés que se va a encargar de todo el proceso de búsqueda

BS: Para ir terminando, no nos podemos olvidar de 13 campanadas y de El alquimista impaciente.

JN: Pues mira, la música de 13 campanadas me gusta mucho, y además se editó el disco. Es un thriller psicológico que como película también me gusta. Respecto a El alquimista impaciente, es más una película policíaca donde los protagonistas son dos guardias civiles y, sinceramente, no sabía cómo ponerles música, así que le puse una al estilo de un thriller europeo, no quería que sonara a “americano”. Han sido las únicas películas en las que me han llamado directores de Madrid sin conocerme, y con los que tuve muy buena relación, y espero que me llamen de nuevo.

BS: Para terminar, una pequeña batería de preguntas cortas que nos permitan conocerte mejor. ¿Qué banda sonora te pondrías un día que no tengas nada que hacer?

JN: Pues no sé, me coges desprevenido, buena pregunta… Quizás la música de Beethoven para La naranja mecánica , la Sexta Sinfonía.

BS: ¿Coleccionas bandas sonoras?

JN: No.

BS: ¿Y compras?

JN: Pocas, más bien las tengo porque alguien me las ha dejado para comentarte una idea.

BS: Un compositor español de música de cine y uno extranjero.

JN: Alberto Iglesias y americanos como Howard Shore y Thomas Newman. Sé que no tiene nada que ver con la pregunta, pero el otro día vi una película antigua, Magic, con música de Jerry Goldsmith, que me encantó. Es una música muy exquisita que creo que ahora no se hace.

BS: ¿Una banda sonora que te guste mucho?

JN: Dead man, de Neil Young...¿sorprendido?

BS: ¿Cuál es tu equipo de trabajo, tus colaboradores?

JN: Pues no trabajo con orquestadores, simplemente no los he necesitado. Lo más parecido fue el trabajo de mi hermano Pedro en el Espinazo, pero fue más un trabajo de editaje que de orquestación. Si tuviera que elegir, llamaría a Xavi Capellas. Respecto a los técnicos de sonido, he trabajado con José Luis Crespo, Marc Blanes, y cuando grabo en Barcelona lo hago siempre con un grupo de músicos, porque en Barcelona hay muy buenos músicos de cámara.

BS: ¿Y tus próximos trabajos?

JN: Pues la última de Óscar, la película musical que os he comentado antes.

BS: Pues poco más, Javier, sólo darte las gracias...

JN : Agradeceros a vosotros la labor que hacéis por la música de cine española.

Entrevista realizada por:
Eduardo González
David Doncel

 
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