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Las Crónicas BSOSpirit
Ennio Morricone en Bilbao (30/05/2005)

La Rueda de Prensa

El lugar, el céntrico hotel Carlton de la capital vizcaína. El motivo de nuestra presencia allí, la rueda de prensa concedida a los medios de comunicación del País Vasco, de uno de los más grandes compositores de la historia aún en activo, Ennio Morricone, autor romano con un bagaje amplísimo de más de 500 partituras, en una labor llevada a cabo durante más de cuatro décadas (su primera partitura data de 1961) y sin duda alguna, uno de los más prolíficos.

El compositor se persona en el salón Aranzazu del hotel bilbaíno con un gesto adusto y concentrado, junto a los directivos de la empresa que patrocina el evento, SVRNE (Mutua bilbaína que celebra su centenario con este concierto) pero una vez la rueda de prensa se inicia, se relaja y da muestras de su campechanía y cualidades humanas, agradeciendo la invitación a una ciudad de la que sólo guarda excelentes recuerdos. Comenta que Roma es una ciudad caótica y vertiginosa en su ritmo de vida, y que Bilbao en cambio destaca por la amabilidad, gentileza y educación exquisita de sus gentes; donde en una la cadencia es frenética (hasta el punto de no respetarse ni tan siquiera los semáforos entre los viandantes), en Bilbao fue reprendido con la mirada cuando se disponía a cruzar con el semáforo en rojo. Sólo se trata de una anécdota para demostrar lo a gusto que se encuentra en ambientes relajados y espontáneos y quizá menos presionantes que los de su lugar de origen. Tras relatarnos lo mucho que ha disfrutado conociendo los avances arquitectónicos y de reordenamiento de la ciudad que se han producido desde su última presencia en Bilbao, la rueda de preguntas da comienzo.

El compositor se explaya ante la gran mayoría de preguntas, brindando a cada periodista una explicación detallada, rica en pormenores y matices. Ante la cuestión de qué partitura considera su predilecta entre dos obras maestras como "Novecento" y "Hasta que llegó su hora" el maestro señala que un musicólogo que se ocupa de su obra le denomina "Un hombre con dos caras" (en su traducción del italiano), como compositor de música de cine que sirve a la visión de un director (música tonal), y como compositor de música absoluta, de la que él es el único juez, y cuyo objetivo es el placer del oyente en primer lugar, para la que no hay restricciones ni reglas.

Nos habla de la singularidad de Sergio Leone, director de "Hasta que llegó su hora", en la utilización de los silencios en su película (aunque compuso música para los primeros veinte minutos del filme, Leone recurrió a una de las características del cine de Antonioni y sólo empleo ambientes silenciosos y un detallado diseño de sonido, concediendo importancia al zumbido de una mosca, el ruido de los pasos de unas botas, el giro de las espuelas o la llegada de un tren a la estación). Morricone expresó en ese film valores intuitivos con su música antes que conceptos matemáticos o científicos en la creación de la partitura (el director le hizo componer la banda sonora antes incluso de rodarla, para inspirar a los actores con su escucha durante la filmación).

En cuanto a "Novecento", comenta que se trata de un film extraordinario, del que quedó tan asombrado que comenzó a componer inmediatamente, cambiando incluso su forma habitual de hacerlo, entregándose al 100%. Señala que la película fue acusada en su momento de maniqueísmo, que no se entendió que se trataba de una fábula dentro de la historia italiana, y que su mensaje ha traspasado su época.

Contestando a cómo describiría su método de composición, el maestro sonríe y nos dice que al escribir una partitura ya conoce su resultado final, o al menos el objetivo al que va dirigida su música. En el cine a veces composiciones poco elaboradas por su parte obtienen gran éxito a pesar de su simplicidad, en cambio, en otras ocasiones un esfuerzo compositivo más complejo no obtiene tal reconocimiento. Se trata de paradojas que provocan que no se pliegue siempre a los mismos cánones y busque siempre la innovación, evitando en la medida de lo posible repetirse.

Su música en el cine, generalmente, como nos señalaba el compositor anteriormente, es una música tonal, procurando la melodía, y fácil de escuchar (uso de cuerdas tradicionales, en el estilo clásico). Su búsqueda personal es sin embargo, no limitarse a la creación de melodías retentivas, sino conseguir una creación que perdure realmente, incluso siglos después.

Comparando lo prolífico de su obra con los más grandes de la música clásica de todos los tiempos, Morricone se declara en franca desventaja con éstos. "Si me comparo con Beethoven o Mozart por ejemplo y su obra completa, en realidad me considero un vago" (si calculamos una media entre sus más de 500 obras y sus 40 años componiendo, nos da como resultado un corpus de composiciones de a cuatro semanas por banda sonora completa, lo cual nos da una visión de la modestia de este hombre).

Con motivo de una pregunta acerca de la valoración que percibe entre sus compañeros de labor en Italia, sólo nos da un dato, las alabanzas que otro grande como Nino Rota le dedicó con motivo de una composición suya para la UNICEF, para la que realizó una música muy experimental y creativa, con la que el autor de "El Padrino" y "Romeo y Julieta" quedó muy sorprendido por su capacidad de innovación para ser un autor con tantas composiciones a sus espaldas. No se extiende más con el tema, dando a entender que la camaradería entre los compositores italianos no es precisamente una de sus características más acusadas.

Llega el momento BSOSpirit, y procedemos a preguntar al señor Morricone qué opina de la evolución actual y la mezcla de tendencias en la música de cine, si propugna la música sinfónica o quizá una combinación con sintetizadores y samplers le es aceptable, sustituyendo éstos a la orquesta o a partes de la misma. Morricone sonríe de nuevo y nos señala que no es bueno adivinando cómo va a evolucionar la música de cine en un futuro, pero sí sus ideas al respecto: "Antes experimentación que contaminación musical, la música de cine puede abarcarlo todo, sin que unos conceptos contaminen otros. Depende del compositor llevar a cabo el estilo sugerido por el director, y en manos de éste está la última palabra".

Tenemos ocasión de preguntarle qué opinión posee acerca de los homenajes que otros compositores realizan a/de su obra, casos de Hans Zimmer ("Pearl Harbor" o "Broken Arrow") o Quentin Tarantino en su "Kill Bill" con la reutilización de temas al completo de partituras anteriores del compositor romano. Ante la parte referida a Hans Zimmer, un categórico "Yo de ese hombre no voy a comentar nada", nos deja helados (no teníamos ni idea de una posible enemistad entre ellos). En cuanto a Tarantino, para el primer volumen le pidió permiso y no hubo problema (algo más de dos minutos de música Morriconiana podíamos encontrar en él), pero para el segundo, por lo visto, a aquél se le olvidó o no creyó oportuno repetir la operación y no habló para nada con él. Todo se resolvió unos meses después con un pago de derechos por los cortes reutilizados, que esta vez sí exigió el compositor (cosa que no hizo la primera vez), haciéndose éste efectivo rápidamente por parte de Tarantino. Por los comentarios del compositor, ambos se llevan muy bien a pesar de este conflicto, no en vano Ennio Morricone es uno de los ídolos de Tarantino.

Asimismo nos habla a solicitud de BSOSpirit acerca de la composición de la música para el film "72 Metra" acerca de la tragedia del submarino ruso Kursk y cómo llevó a cabo la creación de esta obra y si se vió influido por los terribles hechos reales en que se basa. Nos respondió sucintamente esta vez, señalándonos que no recibió ninguna directriz por parte del director y que se limitó a visionar este documental y componer la música en tres semanas. Los aspectos históricos que refleja no afectaron a su música someramente, tan sólo a la hora de componer, la influencia de las imágenes que había contemplado.

A colación de esto Ennio Morricone hizo un inciso, señalando que personalmente él prefiere a los directores que hablan poco, pero te hacen entender mucho. Como ejemplo su última partitura para un film polaco del que no nos dio el título, su director sólo le dijo tres palabras: "Dolor, pasión, épica". A partir de éstas el maestro ya supo como enfocar la banda sonora al completo, tal es su experiencia en discernir los gustos y la visión del director. Los resultados dependen de muchos factores, pero finalmente el compositor tiene la última palabra, en connivencia con el director. Puso el ejemplo de que si diez compositores escriben diez diferentes temas para la misma escena, ¿cómo saber cuál es la mejor? Es imposible, hay que elegir, movido por la experiencia o la intuición, pero hay que elegir. Finalmente se trata de un compromiso entre la visión del compositor y la del director.

Por último concluimos reseñando su crítica a los compositores no profesionales, que no tienen estudios musicales y componen con el ordenador, a los que denominó diletantes, que finalmente sólo copian en base a lo que conocen, englobando entre ellos a nuestro Alejandro Amenábar, al que no conocía pero del que le hablaron durante su estancia en España, y, oh sorpresa, Clint Eastwood, al que acusa de crear en "Million Dollar Baby" una banda sonora inexistente, carente de estructura y contenido. Que conste que no nombró a más compositores.

La rueda de prensa concluye con el maestro italiano estrechando la mano a los periodistas presentes y despidiéndose dicharachero en dirección a su habitación en el hotel. Aún restan seis horas para el concierto...

Asier G. Senarriaga.

El Concierto

Pocas ocasiones hay para disfrutar en Bilbao de un concierto de música de cine y mucho menos de un compositor de cierto renombre. Mientras la música clásica llena la cartelera bilbaína todas las semanas, la música cinematográfica continúa yaciendo en un casi perpetuo e inalterable ostracismo. Algo importante, algún evento realmente especial tenía que producirse para que por fin pudiésemos disfrutar de un concierto de estas características en la capital vizcaína. Este año 2005 la Mutua bilbaína SVRNE, una de las más longevas de entre las de su clase, cumplía 100 años de su fundación y con motivo de la celebración de este centenario, la compañía había decidido realizar un acto muy especial dedicado a todos sus mutualistas. El modo de conmemoración escogido fue sin duda original y acertado, y algo que todos los aficionados a la música de cine les agradeceremos siempre, un homenaje a través de la música y para tal ocasión había que tirar la casa por la ventana. El músico escogido resultó ser Ennio Morricone, tremendamente popular por sus bandas sonoras y sin duda uno de los pocos compositores de cine que ha logrado trascender del mundillo cinematográfico y darse a conocer al público en general. El esfuerzo en contratar al maestro romano no cabe duda de que ha debido de ser enorme. Morricone sólo concede cuatro conciertos al año, de los cuales dos han sido destinados al público bilbaíno. El esfuerzo se ha concentrado también en la orquesta encargada de interpretar la música, L'Orchestra Roma Sinfonietta, familiarizada ampliamente con el repertorio del compositor, ya que no en vano es su principal acompañante en sus conciertos internacionales; y en el coro, compuesto por nada menos que dos formaciones: el Coro de la Ópera de Bilbao y la Coral de Bilbao, sumando sólo ellas juntas alrededor de las 135 personas sobre el escenario. No es la primera vez que la música del genio italiano se escucha en Bilbao, hace unos años, su hijo Andrea ofreció un recital con las mejores composiciones de su padre en el marco del Festival de Cortometrajes y con él presente para recibir un merecido premio de reconocimiento, acto que el compositor romano recordó con emoción y agradecimiento durante la rueda de prensa concedida la mañana previa al evento.

El marco elegido en esta ocasión para una noche inolvidable, que perdurará por mucho tiempo en el recuerdo, fue el excelente Palacio Euskalduna y lo que en principio iba a ser un único concierto el día 31 de mayo finalmente tuvo que ser ampliado al día 30 ante la demanda de mutualistas procedentes de fuera de Vizcaya que deseaban asistir al acto. Ha sido a este concierto del lunes día 30 al que asistió BSOSpirit y del cual os ofrecemos cumplida información.

Muchos son los aspectos positivos a reseñar. El primero la orquesta. El hecho de que la música fuera llevada a cabo por L'Orchestra Roma Sinfonetta, cuya batuta ya ha sido tomada por Morricone en numerosas ocasiones como antes señalábamos y por lo tanto ampliamente familiarizada con el programa a desarrollar, hizo que la interpretación fuera perfecta en todo momento, logrando en ocasiones que los temas sonaran exactamente igual que como los conocemos en nuestros discos. El segundo punto a destacar, el potente coro. Si en el concierto que años ha ofreciera Andrea Morricone en Bilbao, temas como el de La misión se quedaban cojos por la escasa formación coral, esta vez la participación de dos prestigiosas agrupaciones bilbaínas, el Coro de la Ópera de Bilbao y la Coral de Bilbao, más de 130 personas sobre la platea, hacía que las piezas vocales sonaran con toda la fuerza y poder requeridos. Para redondear todo lo anterior, la presencia de la soprano italiana Susanna Rigacci, imprescindible en cortes como el de Hasta que llegó su hora, la emoción que la interpretación de este tema provocó en la platea fue desbordante, y la magia podía percibirse en la atmósfera.

El programa musical no podía empezar sin una introducción previa al acto, a cargo de un popular presentador de la televisión vasca, el señor Félix Linares (reconocido cinéfilo y aficionado a las partituras cinematográficas) y de un documental narrando la historia de la empresa. Conmovedora fue la visión de imágenes de cómo era Bilbao hace 100 años, época en que SVRNE fue creada, con sus tranvías de principios de siglo y su movimiento industrial a lo largo de la ría del Nervión. Tras este emocionante preámbulo se dio paso al maestro y a continuación a su música., hora y media sin descanso hasta la conclusión.

El programa daba inicio con una Suite de una de las mejores composiciones del genio romano, Érase una vez en América. Simplemente perfecta y de una interpretación realmente emocionante por parte de los intérpretes de la orquesta italiana.

A continuación, el Here's to you de Sacco y Vanzetti, cantada en su día por Joan Báez y en esta ocasión por el poderoso coro bilbaíno. Buena interpretación.

Lo siguiente del cartel, la consabida Suite con temas del Western, los famosos títulos de crédito de El bueno, el feo y el malo, siguiendo con Hasta que llegó su hora, ¡Agáchate, maldito! y el tema El éxtasis del oro del El bueno, el feo y el malo (éste último sublime y sobrecogedor como pocos). Espléndida Suite y seguramente de lo que más disfrutó el público presente. En los temas vocales era inevitable echar de menos la voz de Edda del'Orso, pero la soprano Susanna Rigacci cumplió correctamente tanto en el emotivo tema de Hasta que llegó su hora como en el más animado El éxtasis del oro.

El siguiente punto del programa, el apartado dedicado al cine social y de denuncia italiano de los años 60 y 70; sin duda lo más desconocido de la selección musical de la velada, incluso para quien esto escribe. La suave melodía de H2S, la guitarra de El clan de los sicilianos y dos temas de Metti una sera a cena. Probablemente, lo más duro de escuchar para un auditorio en general poco familiarizado con las melodías más ocultas del compositor italiano.

El cine social continuó con la siguiente suite: Sostiene Pereira y La clase obrera va al paraíso, el primero de los temas tocado con un ritmo ligeramente diferente al que conocemos en la edición discográfica. La Suite coge fuerza con otra de las obras maestras de Morricone: Corazones de hierro, la orquesta derrochando sensibilidad y el coro, potencia vocal y poniendo la piel de gallina al redactor de estas líneas. Para concluir la Suite, el tema Abolisson de Queimada, movida y animada melodía de nuevo reforzada por el grupo coral, que echó el resto desbordándose en un alarde de fuerza y potencia interpretativa al unísono con la orquesta. Balance de la suite: excelente.

Para terminar, como no podía ser menos, una Suite de La misión formada por el Gabriel's oboe, Falls, y On earth as it is in heaven, con el famoso solo de oboe de inicio y de nuevo el coro tratando de robarle protagonismo a la orquesta. Muy Buena interpretación.

Concluido el programa oficial de la jornada, los bises correspondientes: retorno a la magnificencia de El éxtasis del oro y por último, la selección Uno che grida amore, de Metti una sera a cena.

Como valoración final se puede decir que a pesar de que la escasa hora y media de concierto supiera a poco, el concierto bien valió la pena: por el lujo de ver a Ennio Morricone al frente de la orquesta, por la calidad de ésta y su interpretación y por el buen hacer del enorme coro reunido. Tal vez se echaron en falta algunos temas en la selección del programa como Novecento o algunas de las colaboraciones del maestro con Giuseppe Tornatore, como son Cinema Paradiso, El pianista en el océano o Malena; pero sin duda presenciar el concierto ha sido una experiencia de verdadero privilegio y de verdad difícil de repetir; y es que pocas veces se ve a una leyenda de la música de cine dirigiendo una orquesta frente a tus ojos e interpretando algunos de los temas más famosos de la historia de la música cinematográfica.

Felipe Múgica

Agradecimientos especiales a:

Ennio Morricone.
Roma Sinfonietta.
Susana Rigacci.
Coro de la Ópera de Bilbao y Coral de Bilbao.
Organización Palacio Euskalduna
SVRNE.
Itziar Villamandos.
Luis Sastre.

 
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