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¿Saben? El otro día hablando con un amigo me di cuenta de una cosa. Soy un elemento extraño de la sociedad, un tipo peculiar... vamos, un friky. ¿Por qué? Estuve dándole vueltas toda la noche, sin apenas pegar ojo, hasta que de pronto tuve una revelación: me gustan las bandas sonoras. Esto es lo que crea mi condición.
Analicemos detenidamente. De pronto ponen un anuncio de televisión, y nada más oir los primeros compases le dices al que tienes al lado: "Esto es de Memorias de África". Él te responde: "No, es Saimaza. El café de los muy cafeteros". Sí, claro. Que Mr. Barry es ahora amigo de Juán Valdés. El que tienes al lado te mira raro. Eres un incomprendido. Dices que te gusta la banda sonora de "Titanic" y te dicen "sí, es muy buena la banda sonora de Celine Dion". Protestas y te dicen: "Ah, ¿pero había música durante la película? No me acuerdo".
De la misma manera, uno sale de ver una película con los amigos, y todo el mundo comenta "Qué guay los efectos", "Qué buena estaba la gachí", y tú dices "El uso de los metales es muy bueno en las escenas de acción". Todos piensan que por "metales" te estás refiriendo a la chapa de los coches que tiraban desde el camión. Pero claro, nadie te hace caso, porque han tenido que esperarte fuera hasta que no saliera la última de las letras de la película, vieras al elenco de doblaje y entonces salieras de la sala. A veces, con la gran satisfacción de haber visto a un mono cogiendo una moneda maldita cuando ya no quedaba en la sala ni el acomodador. "Jo, y esto sólo lo he visto yo", piensas en un alerde de sentirte privilegiado por algo. Luego sales de la sala y hay un cartel de la última película de Jennifer López, y todos se quedan embobados mirando lo embutida que está, mientras tú eres el único idiota que mira a la parte de abajo del póster, para ver de quién es la música. Y cuando ves que es de John Powell, dices en voz en alta: "¡Dios mío! ¡El ataque de los clones!" y te partes de risa. La gente te mira y piensa "Pero si ésta no es la Guerra de las Galaxias", y tu novia mira hacia el suelo pensando en dejarte. ¿Cómo le explicas a la gente que John Powell es de Media Ventures, que ésta es de Hans Zimmer, y Zimmer es el papi y que el resto son sus clones, y que como hacen bandas sonoras cuales churros y porras, a eso se refiere el chiste de "el ataque de los clones"? Demasiado complicado para una mente normal. Mientras el amigo de tu novia le dice al de lado "Es un poco rarito. Lo he visto moviendo las manos al ritmo de la música en medio de la película". Y es cierto. La orquesta ha de ser dirigida y como uno ya ha tenido tiempo de sobra de oir la banda sonora antes del estreno... pues ya te lo sabes. Porque claro, para un aficionado a las bandas sonoras, las letras de canción son tan sencillas como una combinación de los vocablos "na", "ta", "chin", "pum", "chan", "pim"... Para hacer un diccionario de nombres chinos, vamos...
Luego está ese momento coche en el que tu novia, sentada al lado te dice muy delicadamente "anda, por algo de música" mientras Horner hace sonar por decimonona vez un "tanana ná", y tú piensas "¿qué pasa? ¿que Horner no es música? Hombre, el chaval no pasa por su mejor momento, pero tampoco es para ponerse así...". Como tampoco quieres discutir con ella, cambias el CD y las Bulerías invaden tu coche mientras piensas "que Dios (John Williams) nos asista". Tu novia nota que no te sienta bien el cambio y te dice: "a mí también me gustan las bandas sonoras pero hay que variar un poco de vez en cuando". Te dan ganas de decirle: "El Bar Coyote, Esperando un Respiro o 2 Fast 2 Furious no son bandas sonoras... ¡son canciones!". Pero ella no lo va a entender. Recuerdas que cuando la conociste, quisiste entrar en materia con la ayuda del intimismo de Thomas Newman con Meet Joe Black (el complete score 2CDs, claro) y cuando llevaba 2 minutos del tema de la escena de amor, ella te preguntó: "Oye, ¿cuándo empiezan a cantar?". Debí saber en ese momento que lo nuestro no iba a funcionar.
Y si no, peor, cuando algún amigo va a casa y ve tu colección de CDs (que siempre impresiona por la cantidad) y te dice "Te gustan las películas, ¿no?". Y tú piensas: "No, imbécil". Se pone a mirar los CDs y en un alarde de querer quedar bien te dice: "A mí también me gustan las bandas sonoras. ¿Tienes la de Matrix?". Tú dices: "Sí, claro. Tengo el score editado de la primera, el promo de 2 CDs, el doble CD de "Reloaded", el promo 2 CDs del score y el "Revolutions", además del promo de Lundborg del juego "Enter the Matrix". Él te mira y te dice: "¿Y cuál de ellas es la de Marilyn Manson?, ¿y qué cantante es Promo 2CDs?. Un nuevo rapero, ¿no?". Incultura. De todas formas, ¿cuánta gente usa las expresiones promo, bootleg...? Pero ahí no acaba la cosa porque coge dos CDs que tienes de Stargate y te dice: "¿Por qué tienes dos iguales?" Tú contestas como algo lógico: "Una es la edición comercial y la otra la expandida". Él mira detenidamente el tracklist (por cierto, ¿quién dice tracklist más que un aficionado a las bandas sonoras?) y te dice: "Son las mismas canciones". Tú corriges: "Cortes. Canciones no, cortes. Y tiene 2 más, por eso es Expandida". Él sigue sin entender por qué tienes dos iguales, o por qué no te has grabado sólo los 2 cortes y no todo. ¡¡Es la expandida, leñe!!.
Hay que reconocerlo, somos bichos raros. ¿Por qué si no oímos siempre en intimidad "Superman" o "Star Wars"...? ¿Qué pensarían nuestros amigos si nos sorprenden con el brazo en ristre queriendo volar cuando la London Symphony llega al punto en el que Christopher Reeve alzaba el vuelo? ¿Cuantas camisas han perdido botones por querer mostrar la S de pelo en nuestro pecho?
En fin señores, que soy un elemento extraño, pero me siento orgulloso de ello y nunca cambiaré. Un saludo, y que la fuerza os acompañe.
NeotheOne
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