House on Haunted Hill

Compositor: Davis, Don
Año: 1999
Distribuidora: Varese Sarabande
Duración: 53:23

En 1999, aparecía la productora Dark Castle Entertainment, con Joel Silver y Robert Zemeckis, entre otros, a la cabeza, y con el objeto de recuperar algunos clásicos de terror de los años 50-60. El título con el que se presentaban en sociedad era esta "House on Haunted Hill", a la que seguirían productos de similares características como "Thir13en Ghosts" y "Ghost Ship", y más adelante, "Gothika", "House of Wax", etc. No se puede decir que fueran taquillazos (ni que merecieran serlo), pero también hay que reconocer que eran entretenidos.

Concretamente, la cinta que nos ocupa, sin ser original (después de todo es un remake) partía de una premisa interesante. Un extrafalario millonario (interpretado por el siempre correcto Geoffrey Rush) ofrece una suculenta suma de dinero a aquél que pase una noche en la Mansión de la Colina, eligiendo a una variopinta colección de individuos. Entre ellos se encuentran su mujer, en trámites de separación, interpretada por la siempre sensual Famke Janssen, y el amante de ésta, al que da vida el sosainas de Peter Gallagher. Ambos tienen su propio plan para esa noche, acabar con Price (Rush) y gozar así de su amor públicamente.

Todo esto en realidad no es más que un McGuffin para hacernos entrar en la historia, ya que la mansión tiene sus propios planes. Antiguo manicomio regentado por el insano doctor Vannacutt (interpretado por el inconmensurable Jeffrey Combs), cuenta con un montón de dispositivos secretos con los que el sádico doctor se entretenía en torturar a sus víctimas, al tiempo que les impedía escapar de allí. Cuando tras un intento de fuga, todos quedan atrapados allí y perecen en un horrible incendio, es sólo cuestión de tiempo que se reuna el grupo adecuado de personas (Price y su troupe), para que los atormentados espíritus allí atrapados vuelvan a la vida y se cobren su ansiada venganza.

A fin de cuentas, no es más que otra historia de casas encantadas, pero con una puesta en escena desquiciante y la suficiente hemoglobina como para mantener el interés del público actual. Lástima que se desinfle al final, con un desenlace anodino (y con esa "mancha de Rorschach" que no terminas de saber muy bien a cuento de qué viene). Nos quedamos entonces con una inquietante primera parte, mientras todos los invitados se preguntan qué quiere la casa de ellos, con la aparición de Jeffrey Combs, y, por qué no decirlo, con la partitura de Don Davis, que contribuye a incrementar el tono enfermizo y esquizofrénico de la atmósfera creada en la película.

Davis daría la campanada ese mismo año con su partitura para "The Matrix", lo que probablemente originó el que "House on Haunted Hill" pasara algo más desapercibida. No obstante, ambas guardan algún que otro parecido. No hay más que escuchar la pista "Coagulatory Calamity", por citar una. Por cierto, que llama la atención el peculiar modo en que han titulado a algunas de las pistas del CD, como "House Humongous", "Price Pestiferous", "Misty Misogamy", el ya citado "Coagulatory Calamity", "The Price Petard", "Epiphanic Evelyn" o "Price In Perpetuity", con esa forma de jugar con las palabras que comienzan con la misma letra.

También es cierto que, ese mismo año, se estrenaría "The Haunting" ("La Guarida"), de similar temática y con similares resultados de público y crítica, pero con un score de Jerry Goldsmith contra el que nada puede hacer el trabajo de Davis, por mucho empeño que éste hubiera puesto.

Básicamente, distinguimos varias secciones en la banda sonora. Están aquellos motivos más reconocibles, como el tema principal para la casa, interpretado a órgano, y que ya consigue ponernos mal cuerpo. Están los temas más incidentales, como el dinámico "Struggling to Escape". También hay algo de música diegética no original, como la pista "Piano Quartet In G Minor, Opus 25", de Brahms. Y luego tenemos los temas "raros", aquellos que acompañan a las escenas más desquiciantes de la película, normalmente aquéllas en las que el buen doctor Vannacutt, sus asistentes o sus enfermos, aparecen para hacer de las suyas. Los coros de pistas como "Pencil Neck" o "Blackburn's Surprise" pueden poner a más de uno de los nervios, para qué negarlo. Y el uso de metales y electrónica en algunos pasajes tampoco ayuda a una audición aislada tranquila, fuera de lo que es el acompañamiento con las imágenes. No es precisamente una banda sonora para escuchar con auriculares, ni estando solo en casa (lo cual tampoco es razón como para usarla de música de fondo en fiestas y reuniones familiares, no nos pasemos).

"House on Haunted Hill" no pasará a los anales como uno de los trabajos capitales de Don Davis, pero tiene su punto de interés, por esos toques enfermizos que impregnan a la música, y sin duda es una buena muestra del trabajo del compositor. Eso sí, para disfrutar con cautela.

Lo mejor: Acorde con la cinta, tiene momentos muy logrados.

Lo peor: Pero también otros demasiado chocantes y extrafalarios, que pueden no ser plato de buen gusto.

El momento: Me quedo con ese inquietante órgano de los "Main Titles" y el adrenalítico "Struggling to Escape".

Bac Hylon