The Lord of the Rings: The Return of the King
Y la Tierra Media... Desapareció
Aragorn escuchaba unos leves susurros desde hace varios días, susurros que se convertirían en gritos ensordecedores al cabo de unos instantes. Sabía lo que era; el mal en sí mismo, la maldad en estado puro.
La victoria de los hombres de Rohan sobre los Uruk hai de Saruman sólo era una pequeña puerta abierta a la esperanza. Los seres de la tierra, enfrentados al poder de Sauron, habían inyectado cierto aire fresco para sus maltrechos pulmones, una irrisoria cantidad que simplemente les ocasionaría un pequeño espejismo. El desorden de las tropas sin un líder a quien seguir, sería lo que mataría la verdadera vida de este lugar, que vivía reducido a falsas victorias momentáneas.
Gandalf lo sabia, como un director de óperas épicas donde colocaba a cada actor en su lugar correspondiente. Pero ¿podía Aragorn tomar el mando de todo un mundo e interpretar perfectamente su papel? ¿Ser un rey muy a su pesar, a pesar de una herencia de ambición y codicia que no admitía como suya?
El retorno del Rey refleja la encrucijada de varios personajes, la salvación de un mundo que vive inmerso en una revolución que no ama la naturaleza, que juega a ser Dios creando seres abominables, y que busca el poder por encima de todo. Cuando Tolkien desarrolló su intocable trilogía, su principal afán era el de realizar una historia que aunara todas las mitologistas que le habían hechizado en su crecimiento, pero no se quedó allí. Su pasado como soldado en la Primera Guerra Mundial le hizo ver cosas que a día de hoy sólo podemos imaginar, o ver en películas panfletarias. La revolución industrial y el desarrollo de máquinas por encima de los ciudadanos enmarcó esa metáfora exageradamente larga que es su trilogía literaria.
Si El Hobbit es un perfecto cuento para niños y adolescentes con complejo de Peter Pan, la trilogía del Señor de los anillos se convertía en una metáfora socio-política con un fundamento fantástico que lanzaba cañonazos a la evolución artificial del hombre. Saruman era un rico empresario, convertido a su vez en capataz y en científico con aires de grandeza. Sus tropas de Orcos son seres viles, empresarios que buscan enriquecerse fortaleciendo sus industrias a costa de una naturaleza cada vez más decrépita y en segundo plano.
Así, Aragorn, el rey perdido, era un montaraz, un individuo renegado de la sociedad, de la corrupción de los dirigentes, un amante de la belleza humana, de la cultura, de la sabiduría enriquecedora, de las costumbres, de lo tradicional, de fumar en pipa y recoger frutos del camino. Aragorn era el alter-ego de Tolkien, un rey literario que muy a su pesar veía como la sociedad se destrozaba en pos de un desarrollo que no entendía.
Pero Tolkien por supuesto no era un santo, o eso se empeñan en declarar muchas voces al declararlo misógino. Una misoginia tal vez justificada por la realidad, donde las personas que marcaban la diferencia eran hombres, en una sociedad donde la mujer era una mera compañera. En contra de estas declaraciones Tolkien estableció el personaje de Eowyn preciosa en su belleza de princesa, pero ruda y poco disciplinada, al igual que Aragorn, a seguir unas leyes absurdas donde la mujer no pintaba nada.
Es tal su importancia, que en El Retorno del Rey Tolkien le reserva un papel decisivo, demostrando la capacidad de las féminas, no como mera fachada para el héroe.
Si La comunidad del Anillo supuso la revelación de que el mal puede estar en un objeto bello y deseado, y en Las dos Torres que la fuerza y capacidad humana puede luchar contra los desafíos imposibles, El Retorno del Rey supone la demostración de que cada persona juega un papel decisivo en la vida, hasta los seres viles, torturados y de espíritu maligno. Todo tiene su función en la vida, algo que Gandalf confesó a Frodo en las minas de Moria.
Así, Jackson ha retomado por tercera y ultima vez esta historia, ya universal, donde ha tomado un tercio del libro de Tolkien, Las Dos Torres, el último, más que nada por terminar su segunda parte con un sabor espectacular a victoria.
En esta tercera parte tendremos tres grandes momentos, sin contar uno con Aragorn que en el libro es comentado a modo de flashback, y que no sabemos qué planteamiento le dará Jackson, aunque ya se han visto imágenes con mucho aire al Evil Dead de Sam Raimi.
Con tres momentos comparables a la batalla del abismo de Helm, la película se ha alargado un poco más de 3 horas, con material descartado para la obligada edición expandida del próximo año.
Con estos planteamientos, y cerrando definitivamente esta magnífica trilogía, nos disponemos, aparte de reseñar esta magnífica nueva BSO de Shore, a recapitular sobre lo que ha sido esta gran cruzada cinematográfica que nos ha tenido durante tres años pegados a nuestras salas de cine.
DDBSpawn
El Retorno del Rey: Base Literaria
A finales de la década de 1930 El Hobbit se convirtió en uno de los libros más vendidos en muchos países del mundo occidental. Su autor, John Ronald Reuel Tolkien, aún aturdido por la relevancia que había cobrado aquel cuento infantil inventado para el disfrute de sus propios hijos, cedió poco después a las presiones de la editorial para la génesis de una segunda parte. Tal y como el propio Tolkien expresó en una carta a Allen & Unwin editores, la continuación de El Hobbit -El Señor de los Anillos- se le había escapado de las manos y su relato amenazaba con extenderse indefinidamente. Es posible que el eminente académico de Oxford no supiera todavía hasta qué punto había sobredimensionado el cuento original de un simpático hombrecillo que encontraba un anillo que le hacía invisible, hasta convertirlo en una saga de proporciones épicas.
Épica fue, sin duda alguna, la carga de trabajo que tuvo que soportar Tolkien en la redacción de esta trilogía de libros si sólo tenemos en cuenta que pasaron unos 15 años aproximadamente desde el comienzo de su escritura hasta la primera edición del mismo. Para entender mejor la concepción de estos libros y la dimensión del relato que abarca, es fundamental conocer la amplia mitología creada en aquel entonces por el escritor, mitología que luego sería publicada en El Silmarillion a título póstumo, pues su inacabable sentido de la perfección le impidió completar nunca una edición definitiva del relato.
El objetivo final de J.R.R.Tolkien era la concepción de una mitología anglosajona, a semejanza de las mitologías escandinava o la germánica. Las lenguas -Quenya, Sindarin, Oestron, Lengua Negra-, las razas -elfos, hombres, enanos, orcos-, los escenarios -Rivendel, Lothlorien, Moria, Mordor, Gondor, Rohan-, las criaturas -Nazguls, trolls, balrogs, ents, olifantes, huargos, trasgos-, son todos ellos ingredientes de mayor entidad y majestuosidad que la sencilla Comarca y los campechanos Hobbits sobre los que Tolkien hubo de continuar su relato. Precisamente es en esta desigual simbiosis donde reside el éxito del relato: Sus protagonistas inmediatos son personajes corrientes inmersos en aventuras increíbles, enfrentados a enemigos letales y atrapados en una lucha entre poderes que no alcanzan a imaginar. La eterna lucha entre el bien y el mal; el relato bíblico de David y Goliath; la grandeza del compañerismo y la amistad; la esperanza más allá de toda expectativa. Son lugares comunes reunidos en este colosal relato y aderezados con unos ingredientes fantásticos de sabores exóticos e imprevisibles.
Ignacio Pérez
Peter Jackson: El Señor de la Tierra Media
Todavía recuerdo el momento en que tuve que sentarme delante del ordenador hace unos tres años, día arriba, día abajo, para elucubrar lo que podría ser la primera película que adaptaba la sagrada trilogía Tolkeniana del Anillo. Con sólo un CD, y con mucha imaginación, sospeché que esta película iba a ser una visión sombría y oscura de este cuento en forma de saga interminable. La música así lo describía, esos coros retorcidamente tenebrosos, esa orquestación abrumadora, con un poderío comparable a obras únicas del compositor como Looking for Richard. Pero no sólo esa suposición se basaba en la partitura de Shore. Jackson tenía un currículum bastante claro al respecto. Su personalidad domesticada había pasado del sabor más salvaje del Gore, con películas tan simpáticas pero a la vez tan "cutres" como Bad Taste (película que le llevó más de cuatro años, con financiación de todos los lugares imaginables, en una situación parecida a Evil Dead), tan desquiciantemente gamberras como Meet the Feebles (donde encontrábamos a unos Teleñecos un tantos singulares, capaces de llevarse por las motivaciones más bajas y por la adicción a las drogas), tan terroríficamente dramáticas como Criaturas Celestiales (su película más aclamada antes de la trilogía que nos ocupa), o tan divertidas como Atrápame esos Fantasmas, un claro precedente del tipo de cine que sería esta magnífica trilogía.
Y es cierto, el mayor toque de Jackson en esta Comunidad del Anillo es su tono de oscuridad, algo que busca en las tres partes, eliminando las canciones más jocosas que Tolkien utilizaba para alargar hasta la saciedad esta larga historia, o pasajes más infantiles como el de Tom Bombadil.
Jackson ha sabido quitar la evidente paja de los libros del escritor inglés (y que me perdonen sus más fieles seguidores), consiguiendo una trilogía que ya, a día de hoy, es uno de los pocos precedentes donde la versión está a la altura de la obra original (en mi modesta opinión, la supera).
Las tres partes tienen sus virtudes, también sus inconvenientes (no hay película perfecta, aunque muchas personas idealicen obras pretéritas hasta llevarlas al nivel de perfección absoluta).
- La Comunidad del Anillo
Precedentes: El estilo ideado por Jackson para The Frighteners (o como se llamo aquí, Agárrame esos Fantasmas). Las escenas donde encontramos a la muerte, así como los protésicos tienen su posterior utilización en las caras de los Nazgul, con esas formas blancas fantasmales. Los movimientos de cámara en primerísimos planos están sacados del estilo personal del director.
Dirección: Jackson se tranquiliza, salvo en la parte de Moria donde enloquece. El resto destaca por ser bastante comedido, dando importancia a la fotografía y a la presentación de personajes.
A destacar: Moria y la muerte de Gandalf el Gris. La escena del Troll de las cabernas es magnífica.
Momento de Frikismo: Miles de fanáticos de la trilogía literaria lloraron con la muerte de Boromir.
Lo peor: La lentitud de algunos pasajes, y el excesivo movimiento de cámara de Jackson en algunas escenas de acción.
La banda sonora: Luz mezclada con oscuridad, lirismo con terror, una magnífica fusión.
Resultados: Comercialmente totalmente exitosa. La edición en DVD extendida desarrollaba más la estancia de los héroes en Lothlorien. A nivel de crítica, tuvo su reconocimiento en los Oscars, aunque perdió el mismo galardón a mejor película a favor de ese pestiño americanoide llamado Una mente Maravillosa del irregular Ron Howard.
- Las Dos Torres
Precedentes: Estar a la altura de una muy bien considerada primera parte. Ser más espectacular si cabe.
Dirección: Jackson decide que ésta es la parte más épica, y por lo tanto exagera las capacidades de nuestros héroes hasta niveles mesiánicos (Gandalf al final de la cinta bajando por la ladera, el quinto día, en la puesta de sol). Su dirección es más trabajada, y de una mayor magnitud.
A destacar: El Abismo de Helm.... un "Álamo" con mexicanos bastante feos y colmilludos.
El Momento de frikismo: Los Ents, seres que sólo Tolkien podía imaginar. La decisión de entrar o no en la guerra es uno de los momentos más "Tolkien" de la película.
Lo peor: Que se subestime esta película al ser un nexo. Es la que más explota a los personajes, y la que más describe su valentía y coraje interior. La dirección sigue siendo un poco confusa a veces, pero no tanto como en La Comunidad del Anillo.
La banda sonora: Para el que escribe la mejor de las tres. Tal vez no en cuanto a su interpretación (en ese caso El Retorno del Rey sería la elegida), sino en cuanto a su aportación al universo musical, con temas tan magníficos como el de Gollum y el de Smeagol, el de Rohan, el de Eowyn, el sublime de Gandalf o incluso si apuramos, el de Gondor, que descubrimos en la edición especial en DVD. Una BSO prodigiosa.
Resultados: El éxito comercial continua. Las criticas no son tan unánimemente a favor, aunque siguen siendo buenas. Recordemos que es un nexo, y que mucho peor fue tratada en su tiempo, la segunda parte de segundas partes: El Imperio contraataca. Fue nominada a los Oscars a mejor película, pero todos sabían que era más por razones testimoniales que por las posibilidades reales de obtenerlo. En fin, los Oscars son así. La edición especial es magnífica. El final del abismo, con ese bosque devorando a los orcos, mucho más fiel al libro.
- El Retorno del Rey
Precedentes: Las expectativas de dos partes que están a la altura de las mismas. Esta tercera parte tiene que superar a las anteriores.
Dirección: Epicidad desbordada. Un Jackson que da una importancia infinita a la música de Shore (la ultima parte es un trabajo perfecto de conjunción creativa entre los dos profesionales). La batalla de los Campos como culmen de las batallas vistas en cine (Espartaco, Braveheart, ...)
A destacar: El fin de todas las cosas... y ya sabéis a qué me refiero (los que lo sabéis).
El Momento de frikismo: Más bien la ausencia de Saruman. Espero que los frikies no maten a Jackson por esto.
Lo peor: Chicos, esto se ha terminado.
La banda sonora: Interpretación colosal de temas precedentes. En cuanto a originalidad y aportación de nuevos temas, esta tercera parte es la más escasa... Pero, ¿quién necesita nuevos temas cuando los que necesitamos ya existen?
Resultados: Las críticas previas están siendo magníficas. Todos comparten que ésta es la mejor parte de todas. De igual manera se espera la edición especial de esta parte... muchos profetizan que rondará las cuatro horas de metraje, añadiendo la aparición eliminada de Saruman en el montaje de salas cinematográficas, aparte de, esperemos, la aparición de Boca de Sauron, cuyos diseños se pueden ver en muchos libros sobre esta tercera parte, pero que su presencia no es incorporada en el montaje cinematográfico.
En definitiva, el trabajo de Jackson ha sido magnífico de principio a fin. Muchos critican su capacidad para hacer dinero de esta trilogía, y de aprovecharse de los consumidores finales con sus sucesivas ediciones en DVD. Sinceramente... qué importan esos comentarios cuando el trabajo final es una de las mejores sagas cinematográficas realizadas por un único director (Star Wars tuvo tres directores diferentes), tal vez la mejor, y que me perdonen Lucas y Coppola. ¿Para cuándo El Hobbit?
DDBSpawn
Howard Shore: Una Batuta para Dominarlos a Todos
Desde el momento en que el proyecto de una trilogía cinematográfica sobre El Señor de los Anillos se hizo oficial, todos empezamos a especular con el músico preferido para crear su banda sonora. Varios fueron los nombres que sonaron en los mentideros -Wojciech Kilar y James Horner los más repetidos- antes de que New Line Cinema hiciera público la contratación del canadiense Howard Shore, cuya música está asociada inevitablemente a las películas de su paisano, David Cronenberg. No me importa reconocer mi reluctancia inicial hacia dicha elección; tal vez de haber reparado en aquel momento en su trabajo para Looking for Richard, entonces mi opinión hubiese diferido.
La suerte estaba echada; Shore era el elegido para una labor que podría elevar su figura hasta cotas inimaginables en su carrera hasta ese entonces, o bien hundirle si no cumplía con las altas expectativas que generaba el proyecto.
El talento y la dedicación unidas son armas poderosas; desde su contratación, el compositor se integró en el equipo artístico, trabajando codo con codo con guionistas, productores y con el director, Peter Jackson. Shore tuvo tiempo de imbuirse en la visión de la Tierra Media concebida por el director neozelandés y aplicar sus amplios conocimientos formales y estéticos en el plano musical.
El punto de partida de esta epopeya medieval de J.R.R.Tolkien se remonta a la otra gran trilogía del anillo, la de los Nibelungos y el concepto musical del leit motiv acuñado por Richard Wagner. Shore nunca ocultó su enfoque operístico a la hora de componer la banda sonora, tanto en su estructura formal como en las ingentes proporciones orquestales y corales propias de Wagner. Este planteamiento, centrado en el uso de un motivo musical reconocible para cada personaje o escenario relevante, es el principal acierto de Shore, pues otorga cohesión a la obra global, tendiendo puentes temáticos entre las tres películas que ayudan al espectador a relacionar acontecimientos y situaciones entre películas separadas entre sí por un año de latencia. El planteamiento no es, desde luego, especialmente original; sin embargo nadie debería dudar de su efectividad.
Howard Shore nunca se ha caracterizado por ser una gran melodista; sus obras son más ambientales que temáticas, mientras que El Señor de los Anillos le obligaba a invertir el planteamiento: Primero crear temas carismáticos y luego emplearlos con maestría para adaptarse a las necesidades de la narración. Y aunque esta opinión levante ampollas, los temas principales en El Señor de los Anillos son relativamente simples, como lo demuestra un vistazo a la construcción melódica y las cadencias empleadas. No obstante, esta misma sencillez les confiere la capacidad de ser fácilmente reconocibles y por tanto logran con más rapidez el efecto deseado sobre el espectador.
En realidad la principal virtud de todos estos motivos melódicos (fácilmente pueden superar la veintena) es su sonoridad. Los temas pueden agruparse en bloques temáticos en función de su ubicación: Aires folk para los temas de los Hobbits y la Comarca; majestuosidad sinfónica para el tema de la Comunidad (archiconocidísimo a estas alturas), los de Rohan, Gondor, Moria; texturas etéreas con voces blancas para los temas de Rivendel, Lorien o Gandalf; inquietantes modos orientales en el tema del anillo (otro clásico) o Minas Morgul; apabullantes coros para los Nazgul o el Balrog; y así podríamos seguir largo y tendido. En unas películas en las que la concisión narrativa es fundamental a causa de la longitud del relato, la música ayuda notablemente a situar al espectador en cada momento de la historia con el empleo de dichas sonoridades.
Ya he hecho mención previamente a la integración de Shore en el equipo artístico. Esto se ha traducido en el empleo de algunas de las lenguas inventadas por el propio Tolkien en los textos cantados tanto por los coros como por solistas. Incluso algunos poemas o canciones insertadas en el texto original aparecen brevemente en diferentes momentos de la trilogía. Una tercera variante son aquellas canciones inventadas a partir de las lenguas creadas por Tolkien.
La elección de los solistas también es otro detalle a resaltar por la calidad del resultado final. Desde los cánticos sobrenaturales de Elizabeth Fraser e Isabel Bayrakdarian, hasta los lamentos rencorosos de Emiliana Torrini, pasando por los conmovedores solos de Edward Ross y Ben del Maestro; todos brillan con luz propia y tienen su propia personalidad. Tampoco quiero pasar la ocasión de resaltar el uso de diversos instrumentos ajenos a la plantilla orquestal, como el fiddle, la flauta de pan, el violín Hardanger o el Cimbalon, escogidos estratégicamente para acentuar las características de cada una de las sonoridades a las que hacía mención en párrafos anteriores.
Con el estreno de El Retorno del Rey al fin podemos hacer un análisis completo de la trilogía. No debería sorprendernos descubrir la afinidad existente, en cuanto a características generales, entre las películas y sus bandas sonoras.
La Comunidad del Anillo enfoca sus esfuerzos en la presentación de los personajes principales, exponiendo las funciones que van a desempeñar y mostrando sus objetivos. A pesar de tener que presentar al oyente numerosos temas -La comunidad, el anillo, los hobbits, los jinetes negros, Rivendel, Moria, Lorien-, la banda sonora encuentra tiempo para ofrecernos momentos indelebles en nuestros oídos: La primera exposición completa del tema de la comunidad en la partida de Rivendel, el cautiverio de Gandalf en Orthanc mientras los orcos convierten Isengard en una inmensa forja de armas, la majestuosidad de la sala principal en Moria, la disolución de la comunidad. Son los puntos culminantes de esta primera entrega.
Las Dos Torres cargaba con la difícil tarea de seguir diferentes hilos argumentales, con lo cual la cohesión narrativa se resentía en algunos pasajes de la película. La banda sonora también pecaba del mismo problema; por si no eran suficientes en cantidad y calidad los temas concebidos en La Comunidad del Anillo, esta segunda entrega acumulaba todo un muestrario de nuevos temas -Gollum, Rohan, Isengard, los Ents, el abismo de Helm-. Quizás no excesivo para una película de tres horas, pero sí para un disco de hora y cuarto. La estructura de la edición en disco no consigue evocar el relato original con la misma fuerza que la primera entrega. Eso sí, nadie duda de la acertada inspiración en el tema de Rohan, así como de la belleza élfica de Evenstar y los memorables fragmentos que acompañan al desenlace de la batalla del abismo de Helm y la destrucción de Isengard, con un bellísimo solo vocal a cargo de Ben del Maestro que pone los pelos de punta por el contraste entre música e imagen. Es un ejemplo de la clarividencia que Shore demuestra en puntos concretos de la trilogía, alejándose de los arquetipos musicales y arriesgando con apuestas más originales y arriesgadas.
El Retorno del Rey culmina la epopeya con escenas megalómanas y con una carga dramática considerable. La música abandona al fin ese grado de contención que había mantenido hasta entonces y asistimos a grandes cantatas y triunfales fanfarrias que acompañan a la gran batalla de los campos de Pelennor. A estas alturas, a Shore aún le queda talento para regalarnos el tema de Gondor (quizás el más carismático de toda la saga con el permiso del tema de la Comunidad), sacarse dos solos a cargo de Billy Boyd y Viggo Mortensen, emocionarnos con el solo de flauta de pan en el ascenso final al Monte del Destino, rememorar sus trabajo con Cronenberg en el antro de Ella Laraña, y descargar toda su furia Wagneriana en los campos de Pelennor y, posteriormente, frente a la Puerta Negra. Este aumento de las proporciones, junto con la misma capacidad narrativa que mostraba el primer disco, hacen de El Retorno del Rey la banda sonora definitiva, el culmen de la visión musical que Howard Shore tuvo hace ya tres años, y que ha decidido compartir con todos los aficionados a la música de cine y al cine en general.
Siempre me ha parecido arriesgado etiquetar de clásico o de obra maestra a una composición de nuevo cuño y no romperé estos principios en el caso actual. Eso sí, vale la pena reflexionar sobre la estupenda aceptación que esta magna obra musical ha tenido, incluso entre el neófito en la materia (algo a lo que ayuda la masiva campaña publicitaria), premios aparte. A la espera de conocer si la Sinfonía de la Oscuridad será una auténtica revisión para sala de conciertos o tan sólo una colección de temas ya editados en disco, el análisis de las trilogía como una sola entidad arroja un balance muy positivo y sitúa a su compositor en una posición de privilegio en la industria, lugar que se ha ganado a pulso con su magnífica labor, desde luego.
Ignacio Pérez
Solistas de la Tierra Media
A lo largo de la banda sonora de la trilogía han desfilado voces e intérpretes de gran categoría y popularidad que han enriquecido sobresalientemente el material compuesto por Howard Shore. Desde estrellas del pop a cantantes de ópera bien conocidas en su ámbito han puesto su voz al servicio de este score, además de los actores Billy Boyd (Pippin) y Viggo Mortensen (Aragorn), que se incorporan como solistas en El retorno del rey.
Enya fue el gancho comercial para vender La comunidad del anillo. Nacida en Irlanda en 1961, a los 17 años se unió a la banda creada por sus hermanos y tíos, llamada Clannad, en la que tocaba los teclados. Su participación no duró mucho y se marchó en 1982. Entre sus primeros trabajos en solitario destaca la música para un documental de la BBC titulado "Los Celtas". Pero el éxito llegaría con la canción "Orinoco Flow (Sail Away)", incluido en al álbum "Watermark", y unos años después la consolidación en el disco "The Memory of the Trees". Sus dos canciones para La comunidad del anillo son el tema de amor entre Aragorn y Arwen que escuchamos incluido en el corte "The Council of Elrond" y el tema final "May it Be".
La escocesa Elizabeth Fraser fue fundadora de Cocteau Twins, junto con Robin Guthrie y Will Heggie, una de las bandas más curiosas e influyentes del panorama musical británico de los ochenta y los noventa, cuya andadura común concluyó en 1998. En el ámbito de la música de cine, Fraser cantó en Cruel Intentions, de Craig Armstrong. Participó en la grabación de La comunidad del anillo interpretando el "Lamento por Gandalf" incluido en el corte "Lothlórien", así como en Las dos torres, en la espléndida pieza "Isengard Unleashed".
La voz de la vocalista sudafricana Miriam Stockley es la que oímos en uno de los temas de la música de cine más admirados por los aficionados: el famoso "Kissing in the Rain", de Patrick Doyle para Great Expectations. Es también la voz solista que destaca sobre el coro élfico al inicio del corte "Lothlórien" de La comunidad del anillo. Esta cantante ha colaborado con famosos del pop-rock británico, de la talla de Elton John, Freddie Mercury o David Bowie, pero siempre desde un segundo plano, hasta que se editó su primer álbum en 1999, mezcla de temas celtas y africanos, así como baladas. Comenzó de niña cantando a dúo con su hermana Avryl y grabó después muchas cuñas publicitarias. Su contacto con la música de cine comenzó cuando se trasladó de Sudáfrica a París, donde trabajó con Francis Lai, compositor de Love Story, y poco después, con 18 años recién cumplidos, marchó a Londres.
La soprano neozelandesa Mabel Faletolu ha ganado recientemente algún que otro premio operístico en las antípodas y es también vocalista de jazz. Escuchamos su voz en el emotivo lamento final incluido en "The Bridge of Khazad Dum", tras la caída de Gandalf al abismo tras su enfrentamiento con el Balrog.
Nacida en Nueva Gales del Sur, la contralto Hilary Summers debutó en escena en 1991 haciendo de valquiria. Suele trabajar con repertorio barroco y canta regularmente con las principales orquestas europeas, si bien tiene preferencia por la música y los instrumentos antiguos. Ello no impide que también cante piezas contemporáneas, como el Pierrot Lunaire de Schönberg. Curiosamente, su complexión física ha provocado que interprete en muchas ocasiones papeles masculinos o robustas amazonas en la ópera. En el plano de la música de cine, es gran amiga de Michael Nyman, con quien grabó "El diario de Ana Frank" y alguna que otra ópera, caso de "Goya". En la edición de coleccionista de Las dos torres, su voz es la que escuchamos en el bonus track "Farewell to Lórien", compuesto para la edición extendida de La comunidad del anillo.
Nacida en Londres, hija de inmigrantes indios, Sheila Chandra tiene una de esas voces prodigiosas que comenzó a trabajar a partir de los 12 años en la Theatre Arts School de la capital británica. Su carrera comenzó en los ochenta al unirse como vocalista en un grupo creado por el productor Steve Coe para su sello Indipop y bautizado como Monsoon. Su single "Ever So Lonely" tuvo éxito, pero Sheila Chandra se separó al poco tiempo para emprender su carrera en solitario. En Las dos torres interpreta el tema "Breath of Life".
Isabel Bayrakdarian ganó en el 2000 el concurso "Operalia" apadrinado por Plácido Domingo. De origen armenio-canadiense, esta soprano atraviesa en estos momentos un dulce éxito en el ambiente operístico internacional, actuando en los escenarios más prestigiosos del planeta. Es además la vocalista que escuchamos en Ararat, de Mychael Danna. En la película de Las dos torres, Isabel es la intérprete de "Evenstar", el hermoso tema dedicado a Arwen, Estrella de la Tarde.
Se rumorea que la islandesa de padre italiano Emiliana Torrini entró en el proyecto tras la imposibilidad de que participara Björk, para interpretar la histriónica "Gollum's Song" de Las dos torres. Con poco más de 20 años de edad, ha tenido contacto con la música clásica, con el pop italiano y con el folclore islandés. Su álbum "Love in the Time of Sciences" pone de manifiesto su personalidad melancólica, algo solitaria y muy espiritual.
La soprano Renée Fleming posee una de las voces más admiradas del actual panorama mundial. Dedicada prioritariamente a la ópera, también trabaja en radio, televisión y recitales varios. Con su voz se estrenó en 1998 la ópera "Un tranvía llamado Deseo", de André Previn; o "The Ghosts of Versailles", de John Corigliano. Asidua de la Metropolitan Opera de Nueva York, ha trabajado con grandes figuras de la música clásica como Daniel Baremboim, Zubin Mehta o Sir Georg Solti, y también en trabajos de jazz con Dave Grusin. La "soprano favorita de América", según la prensa, ganó en 1999 su primer Grammy, en la categoría de Mejor Actuación Vocal Clásica, aunque sólo es uno de sus numerosos premios internacionales. En El retorno del Rey podemos escuchar su etérea interpretación del tema de Evenstar, incluido en el corte titulado "Twilight and Shadow". Asimismo, se luce en pasajes concretos de "The End of All Things" y "The Return of the King".
El retorno del rey incorpora también la participación de uno de los intérpretes de flauta más prestigiosos del mundo, el irlandés sir James Galway. Inició su exitosa carrera como solista en 1975 y en un solo año tocó en 120 conciertos, incluyendo interpretaciones con todas las orquestas de Londres, tanto con repertorio clásico como contemporáneo. Como curiosidad, participó en aquella actuación única de "The Wall" a cargo de Roger Waters y amigos en Berlín, tras la caída del muro. Ha sido repetidas veces para tocar en la Casa Blanca y también en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. Numerosos premios y discos ponen de relieve la calidad de este intérprete ya legendario, que en el tercer disco de la saga del Anillo, nos expone una fantástica versión del himno de los hobbits en "The Return of the King" y otros espléndidos pasajes de flauta y whistle en "The Black Gate Opens" y "The Grey Havens".
¿Qué decir de la famosa Annie Lennox? La cantante de los célebres Eurythmics, al lado de Dave Stewart, se separó de la banda en 1991 sin dejar que decreciera su popularidad. Nacida en Aberdeen (Escocia), se inició de niña en la música. Ganó una beca de la London's Royal Academy of Music en la adolescencia, pero no la pudo disfrutar porque abandonó el colegio. Hasta finales de los setenta, cuando conoció a su futuro amante Dave Stewart no comenzaría a asentarse su carrera, con la creación del grupo Tourists. La pareja emprendió una nueva aventura formando los Eurythmics a principios de los ochenta, y Annie fue catapultada al éxito. Elegida por Howard Shore y Fran Walsh, interpreta la canción "Into the West", que cierra la trilogía.
Finalmente, hay que citar a los niños. En primer lugar al solista de la London Oratory School, ese chaval rubio de voz espectacular llamado Edward Ross que canta "In Dreams", el himno hobbit, en "The Breaking of the Fellowship". Y evidentemente ese otro muchacho soprano llamado Ben del Maestro, cuya angelical voz escuchamos en varios momentos de toda la trilogía, desde "Forth Eorlingas" e "Isengard Unleashed" en Las dos torres, a "Minas Tirith" en el último disco de la saga.
Óscar Giménez
Los Temas de la Trilogía
El Anillo: Misterioso e inquietante, este tema, cuya primera frase es una sucesión de nueve notas, aparece en las tres películas de la saga acompañando al título "The Lord of the Rings", aunque en el disco de La Comunidad del Anillo no fue incluido en el primer corte, "The Prophecy". Sí suena, en cambio, en la primera pista de Las dos torres y de El retorno del rey. Acompaña los momentos en que se hace referencia al Anillo Único y en otras escenas, como la visión de los Argonath por parte de la compañía, al final del corte "The Great River" de la primera película, en la que suena de manera solemne. También en algún momento de la segunda, por ejemplo en "The Black Gate is Closed" y en "The Forbidden Pool", pista en la que suena más misterioso que nunca. En El Retorno del Rey también se escucha en varias ocasiones, adquiriendo más protagonismo en el corte "The End of All Things", por razones más que evidentes.
La Compañía: Shore creó este tema heroico para identificar al conjunto de la Compañía del Anillo. A medida que la primera película progresa va cobrando intensidad con la adición de más instrumentos. Así, suena apenas intuido cuando Frodo y Sam dejan la Comarca. Vuelve a oírse cuando Merry y Pippin se unen a ellos, también con algo más de vistosidad cuando abandonan Bree en compañía de Aragorn, y alcanza su esplendor al formarse la comunidad en Rivendel y partir de la ciudad de los elfos en el corte "The Ring Goes South". Los momentos heroicos quedan subrayados por este tema, como en el caso de "The Bridge of Khazad Dum", La disgregación de la compañía al final de la primera película nos ofrece su versión más triste. Ya en Las dos torres, este tema épico acompaña las andanzas de Aragorn, Gimli y Legolas y vuelve a sonar con fuerza en "Forth Eorlingas". Tampoco falta en varias pistas de El retorno del rey. En otras ocasiones, está directamente asociado a personajes como Gandalf o Aragorn.
La Comarca: Tema alegre y folclórico desarrollado ampliamente en "Concerning Hobbits" del primer disco, que también suena hacia el final de El retorno del rey.
Los Hobbits: En forma de himno, suena repetidas veces a lo largo de toda la saga, pero con especial énfasis en cortes como "The Breaking of the Fellowship" en versión cantada por Edward Ross, o en "Samwise the Brave", hacia el final de Las dos torres. En El retorno del rey lo podemos escuchar ya en el segundo corte, "Hope and Memory", así como en "Cirith Ungol" y, magistralmente interpretado con la flauta en el corte "The Return of the King".
Saruman y los Uruk-Hai: Es uno de los más fácilmente identificables por su compás en 5/4 con dura percusión, como un martillo golpeando el hierro, y los bronces amenazantes. Sirve tanto para Saruman como para la nueva especie de orcos creados por él. En "Amon Hen" tenemos una buena muestra, así como en "The Uruk-Hai" de Las Dos Torres.
Sauron: Bronces desquiciantes sobre un ritmo acelerado acompañan las imágenes de la torre donde habita el Señor Oscuro. Lo escuchamos por primera vez dentro del corte "The Shadow of the Past" del primer disco. Otras interpretaciones las encontramos en "The Uruk-Hai", justo antes del tema de Saruman, al principio de "The Black Gate is Closed" y, en el tercer disco, al final del primer corte "A Storm is Coming" o, de forma más desarrollada en "Minas Morgul".
Gollum/Sméagol: Su doble personalidad está bien subrayada de dos formas bien distintas. Por un lado un tema atmosférico con cuerdas que alargan una sola nota y vientos que interpretan breves notas de aire intrigante, junto con un instrumento de cuerda llamado címbal o, que se percute con pequeñas mazas. Lo podemos escuchar al final de "The Taming of Sméagol" y al final de "Samwise the Brave" en Las dos torres. También en los breves momentos en que aparece el personaje en La comunidad del anillo. Por otro, Sméagol también tiene un tema que es una variante del más famoso utilizado para el Anillo -debido a que fue durante muchos años su dueño-. La orquestación inicial de "Gollum's Song" es una buena muestra.
Rohan: Es el gran nuevo tema de la segunda película, un himno que emana nobleza y grandiosidad, dotado en ciertos momentos de melancolía como en "The Riders of Rohan" o "The King of the Golden Hall", o de gran fuerza épica en "Forth Eorlingas". También tiene su papel en El retorno del rey, especialmente en "The Ride of the Rohirrim". Destaca su interpretación con el violín tradicional noruego de ocho cuerdas conocido como hardanger.
Gondor: Brevemente mostrado cuando Boromir habla en el Concilio de Elrond de la primera película, pero no incluido en el disco, y más completo en una escena añadida en la edición extendida de Las dos torres, constituye el gran tema de El retorno del rey. Su primera escucha la tenemos en "Minas Tirith" y su interpretación más solemne al final de "The White Tree" y en algunos momento de "The Return of the King".
Rivendel: Es arpegio de cuerdas con coros élficos que escuchamos por primera vez en La comunidad del anillo cuando Frodo, recuperado, reencuentra a sus amigos hobbits en Rivendel. Lo escuchamos también en el tercer disco en cortes que hacen referencia a esta ciudad de los elfos, como son "Twilight and Shadow" y "Anduril".
Arwen: La Estrella de la Tarde tiene su propio tema-canción en "Evenstar", de Las dos torres, la cual interpreta en El retorno del rey la voz etérea de la soprano Renee Fleming al final de "Twilight and Shadow".
Gandalf el Blanco: "The White Rider" en el disco de Las dos torres es el magnífico tema creado por Shore para Gandalf convertido en "el Blanco".
La Polilla: La música con voz de Ben del Maestro que acompaña la llegada de la polilla a lo alto de la torre de Orthanc, que Gandalf atrapa para que avise al águila Gwaihir, tiene entidad propia. Suena en "A Knife in the Dark", hacia al final, poco antes del tema de Saruman, y también en el disco de la segunda película, integrado en "Isengard Unleashed". Finalmente, aunque no aparece en el disco, lo escuchamos en un momento importante del desenlace de El retorno del rey, en el que no pasará desapercibido para nadie.
Lothlórien: Los cantos élficos de carácter místico y melancólico son el tema para los habitantes del Bosque de Oro gobernado por la dama Galadriel. Lo escuchamos en "Lothlórien", así como en el bonus track de la edición de coleccionista de Las dos torres, titulado "Farewell to Lórien". También en forma de marcha militar con coros cuando el ejército de elfos llegan al abismo de Helm, y cuando luchan al final del corte "The Hornburg".
Moria: Otro tema majestuoso de La comunidad del anillo que escuchamos en "A Journey in the Dark", cuando la compañía llega a la gran sala de columnas.
El Balrog: Este demonio de los tiempos antiguos tiene su propios tema amenazante con potentes coros masculinos -de hecho eran jugadores de rugby neozelandeses los que lo interpretaban- y lo podemos oír en "The Bridge of Khazad Dum" y en el primer tema de Las dos torres, "Foundations of Stone".
Los Jinetes Negros: "The Black Rider" es el corte que mejor recoge este tema coral de atmósfera terrorífica creado para los Nazgul, que se repite en "A Knife in the Dark" y en "Flight to the Ford", momentos en que los jinetes negros tienen mayor protagonismo.
Bárbol: El tema del más viejo de los Ents carece de melodía. Es un sonido atmosférico con notas de cuerno inglés sobre una percusión que suena a maderas golpeadas, que se asocia tanto a Bárbol como a su bosque de Fangorn. Aparece en "Treebeard" de Las dos torres.
Aragorn: Aunque no tiene un sólo tema definido, pues utiliza el de la Comunidad en la primera parte, y el de Gondor en la tercera, en la segunda puede reconocerse un tema cuando llega al abismo de Helm, que vuelve a utilizarse posteriormente en esa misma batalla. Tal vez sea el personaje al que más temas se le asignan.
¿El Destino?: Es la melodía del estribillo de la canción "Into the West", interpretada por Annie Lennox. Nuevo en El retorno del rey, lo escuchamos en la película en tres momentos distintos entre sí: Gandalf hablando a Pippin del más allá, Sam cargando a hombros con Frodo en el Monte del Destino y en la partida del barco desde los Puertos Grises.
En el CD, este motivo de gran impacto emocional se escucha también al final de los cortes "The Black Gate" y "The Grey Havens".
Anduril: Tema dedicado a la espada reforjada para Aragorn en Rivendel a partir de los trozos de Narsil, empuñada por Isildur cuando cortó el dedo a Sauron. Es un tema solemne construido a partir de frases de cuatro notas que se escucha en el corte "Anduril" de El retorno del rey.
Ella-Laraña: Ser monstruoso también con tema propio en "Shelob's Lair", entre la atmósfera y la acción, creado a partir de cuerdas disonantes, metales y percusión.
La Ciénaga de los Muertos: Zona en las cercanías de Mordor cuyo tema musical, en "The Passage of the Marshes", se construye con coros espeluznantes y cacofónicos.
Caradhras: La gran montaña que vence a la Compañía tiene también un tema que se escucha acompañando las imágenes aéreas de los personajes caminando sobre la nieve. Curiosamente, un amago de ese tema, que no fue incorporado en el disco de La comunidad del anillo, se puede escuchar en un momento determinado de "Cirith Ungol", en el tercer disco.
Eowyn: Se trata de un motivo de cuerdas dedicado a esta dama de Rohan y a su atracción por Aragorn. Si bien en Las dos torres y en El retorno del rey se escucha en casi una docena de ocasiones, en los discos está poco representado. Tal vez donde se aprecia mejor es entre los segundos 35 y 55 de "The King of the Golden Hall" de Las dos torres.
¿Batalla/Venganza?: Con este nombre me refiero a la música coral en crescendo que se escucha en la parte final de "Isengard Unleashed", que también aparece en forma de marcha militar poco antes de la carga de los jinetes de Rohan ante Minas Tirith.
Óscar Giménez
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