Translate it to English (by Google)
Inicio Microsites Archivo Monográficos Entrevistas Enlaces Ultimates
Film Music Search
Teletipo BSOSpirit
Oliver Twist

Oliver Twist


Compositor: Portman, Rachel
Año: 2005
Distribuidora: Sony Classical
Duración: 53:18

Muy bueno
Tracklist:
  1. Streets Of London (02:00) *
  2. The Road To The Workhouse (03:03) *
  3. A Kind Old Woman (02:04) *
  4. Oliver Runs Away (02:31)
  5. The Artful Dodger (01:49)*
  6. Fagin's Foot (02:54) *
  7. The Game (02:14) *
  8. Oliver Learns The Hard Way (05:38) *
  9. Watching Mr. Brownlow's House (02:17)
  10. The Escape From Fagin (01:13)
  11. Prelude To A Robbery (01:48)
  12. The Robbery (05:09)
  13. Toby And The Wounded Oliver (01:20)
  14. Nancy's Secret Journey (02:29)
  15. The Murder (02:27)
  16. Wanted: Bill Sykes & A Fierce Dog (02:50)
  17. The Death Of Bill Sykes (06:12) *
  18. Newgate Prison (05:20) *

* Los mejores temas

Una nueva adaptación de Dickens se prepara

Tras el logro personal que para Roman Polanski significó llevar a la pantalla la historia de El pianista, y tras su importante cosecha de premios, incluyendo el Oscar a la mejor dirección, el director polaco decidió dar un giro en su carrera, para en su siguiente proyecto ocuparse de adaptar una de las obras más destacadas (pero cuál no lo es) de Charles Dickens, Oliver Twist.

Decisión tomada, según cuenta el mismo director, por influencia de sus hijos, que le pidieron un filme que ellos pudieran disfrutar también, para todos los públicos y basado en alguna historia clásica.

Según Polanski y el guionista de su anterior film, Ronald Harwood, se decidieron por Oliver Twist porque era una novela que siempre les había atraído y fascinado, y porque creían que ninguna versión hasta la fecha había recogido con una calidad aceptable la historia. Opinión que no compartimos en absoluto, pues a pesar de sus buenas intenciones y su despliegue técnico, esta producción de Polanski no se acerca mínimamente a la excelente versión de Oliver Twist que David Lean llevó a cabo con el insuperable Sir Alec Guinness en el papel de Fagin.

Como característica fundamental de la labor del director polaco encontramos una adaptación fiel de la narración, un diseño de producción exhaustivo y lujoso y una creación de la atmósfera bastante conseguida; no obstante, el ritmo se torna cadencioso e indeciso en su desarrollo, careciendo muchos de los personajes de tres dimensiones en su traslación fílmica desde las páginas de la novela, la realización es plana, perdiendo fuerza gran parte de las situaciones y careciendo de quizá lo más importante, que la peripecia vivida por nuestro protagonista, nos emocione e implique, cosa que sí consigue la labor musical en muchos momentos.

Exceptuando la labor de un magnífico Sir Ben Kingsley como Fagin, oculto tras varias capas de maquillaje, las interpretaciones del resto del elenco tan sólo cumplen, y a pesar de un actor protagonista que da el personaje, parece que Polanski no se atreve a sacar de él sentimientos verdaderos y emociones genuinas. Todo parece en cierta manera impostado, careciendo de garra, por tanto, en la dirección de actores y en el pulso de la historia.

Portman y Dickens, pareja bien avenida

Sin embargo, en la asignación de las lides musicales, creemos que el director acertó de pleno, colaborando por primera vez con Rachel Portman, que vuelve con este trabajo al universo dickensiano que ya retrató con singular acierto y elegancia en la adaptación de Nicholas Nickleby (2002), dirigida por Douglas McGrath.

La compositora británica recrea y envuelve al espectador en la vida de Oliver Twist, con una partitura plena de distinción y empaque que, no obstante, puede, aunque no peyorativamente, tildarse de académica por su extremado clasicismo y contención.

La pompa de la introducción del film, sobre unos de los títulos de crédito más simplones y poco trabajados del pasado año (se limitan a su exposición rutinaria sobre unos grabados del Londres del siglo XIX, sin siquiera ajustarse el color de los mismos con los fondos presentados), nos sitúa en la historia, sirviendo de presentación al hermoso tema de Oliver “Streets of London”, con un instante, a partir de 1:14, extremadamente bello y épico, al que Portman no vuelve a recurrir otra vez en la composición, quizá por la falta de momentos verdaderamente épicos en el desarrollo dramático de la narración.

Es a partir de entonces, y durante los dos primeros tercios de la partitura, donde la compositora encuentra terreno abonado para explayarse y demostrar sus dotes sinfónicas con acrisolada perfección, antes de que los momentos más dramáticos de la parte final nos ofrezcan la variante oscura y menos agradecida de la composición.

El piano, el clarinete y los violines nos presentan la supervivencia de un huérfano, al que la vida depara no pocas adversidades en su desarrollo, Oliver Twist comienza su viaje. Las notas adquieren intensidad en un bello crescendo, para decaer y regresar otra vez con más fuerza en “The Road to the Workhouse”. Pero entonces, Oliver escapa de su amargo destino y huye a Londres sin dinero ni alimentos para el largo viaje a través de toda Inglaterra, desfalleciendo en el camino junto a la cabaña de una anciana que lo recoge y alimenta, “A Kind Old Woman”, en una perfecta y emotiva recreación musical del desamparo y la piedad humana con una flauta y una sección de cuerda contenida y lírica (excelso el momento entre el 1:35 y el final del tema).

Una hermosa y optimista variación del tema de Oliver Twist se nos ofrece entonces, reflejando la fascinación del descubrimiento del nuevo mundo que Londres ofrece al joven huérfano, un mundo lleno de maldad, codicia y pobreza, pero que visto desde los inocentes ojos de Oliver, supone una mejora con respecto a su vida anterior. Portman nos introduce en la psicología del protagonista de forma sobresaliente para que descubramos la ciudad y entendamos sus sentimientos, vemos Londres a través de sus ojos (“Oliver Runs Away”, especialmente a partir del 1:09).

Las triquiñuelas callejeras del Truhán (ladronzuelo callejero que conoce Oliver a su llegada) tienen su reflejo musical en el contrapunto entre trombón, clarinete y cuerdas, “The Artful Dodger”, para dar paso a la descripción musical del ambiente en el que los huérfanos son recogidos por Fagin para iniciarles en el robo y el engaño, “Fagin's Loot” y los métodos delictivos de éste, “The Game”, a través del arpa, un soberbio uso del violín, los cellos y la flauta. Perfecto el montaje con la música en este instante.

La magia del instante más inspirado

Llegamos en este momento al instante mágico de la partitura, “Learning the Hard Way”, y si me permiten decirlo, el más portmaniano de la obra (observar la descriptiva marcha entre el 1:30 y los 2:11), pues en sus cinco minutos y medio de duración se permite emocionarnos al inicio, hacernos reír y sorprendernos con las recién adquiridas habilidades del protagonista después, para cambiar radicalmente de tono con un perfecto ensamblado musical e inquietarnos y acelerar nuestros corazones cuando éste es atrapado por la policía tras una persecución. La labor de la compositora supera la trasposición a imágenes de Polanski aquí, pues consigue la implicación que la falta de tensión en la dirección no logra.

A partir de ese momento la oscuridad y el drama ocupan la narración en términos musicales, con ocasionales interpretaciones puntuales al tema de Oliver y a la esperanza de un futuro mejor, el comienzo de “Prelude to a Robbery”o la parte final de “Newgate Prison”.

En “Watching Mr. Brownlow's House” Rachel Portman parece inspirarse en si misma y en su composición para The Cider House Rules (Las Normas de la Casa de la Sidra) en su inicio, para después permitir la entrada del drama, que encuentra terreno acotado en “The Robbery” (donde ciertas secciones recuerdan sorprendentemente y probablemente involuntariamente al tema del Pozo de Almas de En Busca del Arca Perdida),“Toby and the Wounded Oliver”, o “The Murder” (el momento más oscuro y atonal de la composición), con un acertado uso de la sección de cuerdas de la orquesta al completo (en unos brillantes ostinatos), con el contrapunto de la flauta y/o el clarinete en ciertos instantes.

En los instantes previos al clímax, que no desvelaré por si alguien no conoce la novela o no ha visto las adaptaciones, el tema compuesto por la compositora para el personaje de Bill Sykes (“Wanted, Bill Sykes and a Fierce Dog”) se torna protagonista (min. 0:53 a 1:45) a través de sutiles variaciones tensas y dramáticas, a través de las cuerdas, al igual que en “ ...of Bill Sykes” repitiendo de manera obsesiva el motivo de cuatro notas de este personaje, hasta la liberación final tras otro ostinato, alargado durante varios minutos, concluyendo a modo liberador con un descenso de notas y una última interpretación del tema que presenta de manera impresionante el motivo por última vez como despedida al villano.

Infidelidad al texto original, original conclusión

La partitura concluye de manera inmejorable con un tema absolutamente memorable. Tras todos los eventos y vicisitudes sucedidos, Oliver por fin encuentra una familia y un futuro, pero antes (en una desviación permisible del texto original) debe reconciliarse con su pasado y exorcizar sus demonios, visitando a Fagin en la cárcel para, a pesar de todo el sufrimiento que le había infligido, agradecerle el haber estado presente en su vida (atención al momento musical que se marca Rachel Portman mientras un hundido y huidizo Fagin se ve reflejado en unos ojos de una persona madura ya, que le han perdonado, algo que él no puede hacerse a si mismo, “Newgate Prison”) como elemento catalizador de su evolución como persona y su conocimiento del mundo como en realidad es. Final optimista o pesimista, de ustedes depende el decidirlo.

Lo mejor: La elegancia, distinción y clasicismo de la partitura, destacando momentos como el presentado a partir del 1:14 del tema “Streets of London” o el lírico y extasiante comienzo de “The Road to the Workhouse”, y temas como el impresionante“Learning the Hard Way” reuniendo lirismo exacerbado, comicidad y drama en su desarrollo, el reflejo musical de la pillería cómica de los rateros de Fagin en “The Artful Dodger” y “The Game” y la emocionante y dramática redentora conclusión final, mostrada con virtuosismo musical por Rachel Portman en “The Death of Bill Sykes” y “Newgate Prison”.

Lo peor: La repetición sin apenas variaciones de algunos motivos principales a lo largo de toda la composición y el abuso de la música durante el film (algo que sin embargo no es imputable a Portman, sino al director) que provoca que cuando la música toma el protagonismo, caso de las escenas finales, carezca de más efecto, debido a esta saturación.

El momento: Nos quedaremos con cuatro, la descripción musical de los “trabajos” que llevan a cabo los protegidos de Fagin y las enseñanzas de éste en “The Game”, el impresionante tema “Learning the Hard Way”, lírico, cómico y dramático a la par, el tema principal, tal como se nos presenta al inicio “Streets of London”, y la maravillosa coda final, presente en “Newgate Prison” a partir del 1:31, consiguiendo por fin, la emoción que Polanski no logra. Genuino y puro Portman.

Asier G. Senarriaga

 
Em@il to webmaster , docmaster . Best viewed : 1024x768 or higher.