Rest Stop: Don't look back

Título en Español: Área de Descanso: No Mires Atrás
Compositor: McCreary, Bear
Año: 2008
Distribuidora: Lalaland Records
Duración: 64:06 (Incluye Rest Stop: Dead Ahead)

Más pasta y más medios es igual a… idéntico resultado. Como dice el dicho, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Si, es cierto, mejora en cuanto a tener más presupuesto, aunque sigue siendo un amasijo de tópicos, típicos y estupideces, en la enésima película de terror adolescente.

Eso si, acude al rescate Bear McCreary, que recapitula material del primer Rest Stop: Dead Ahead, y añade nuevas pinceladas musicales, proporcionando mayor ritmo a ésta pésima secuela, que proviene de otra no menos pésima película.

Rest Stop : Don’t Look Back (Aka Huye por Piernas y ve otra cosa)

Un año después de la desaparición de la pareja Nicole y Jesse (ambos sufridores de la ira del temible conductor psicópata), tres jóvenes deciden ir en su búsqueda: una pareja de enamorados (Tom, un militar consumado, y Marilyn, de Nicole), y cual grano en el culo, un tonto a la tres que andaba colado por Nicole y que se une al grupo (el típico personaje estúpido y aborrecible, que deseas ver descuartizado, y que incluso pagarías por ello).

Una inquietante gasolinera nos presenta a un tétrico personaje que la regenta, interpretado por el genial Steve Railsback, el mismo que interpretó al famoso psicópata de Ed Gein y visto en películas tan clásicas como Lifeforce o The Stunt Man. Éste propietario parece poseer jugosa información sobre el paradero del amigo de la camioneta.

Acto seguido llegarán al área de descanso donde transcurrió la primera entrega, donde se enfrentarán de nuevo al temible conductor de la camioneta, y tendrán que aguantar a los enfermizos Winnebago, el fanático clan familiar, un nido de religiosidad viciada.

Más de lo mismo, pero con más pasta, y algo mejor, pero siguiendo la fastuosa estela de la primera entrega, es decir, mal. Ya no dirige John Shiban, quien produce la secuela, y delega en manos de Shawn Papazian. Tampoco repite, en el rol del fantasma de Nicole, la actriz de la primera entrega, quien ya se encontraba metida en harina de otros costales.

En fin, si deseas perder tu tiempo con más de lo mismo, y te gusta el género de psicópatas, tenga sentido del ridículo o no, esta podría ser tu película. Sino, abstente, avisado estás, insensato.

Bear McCreary, el capitán del barco

Ante esta hilarante propuesta de terror típica de los tiempos que nos toca vivir, el único salvavidas vuelve a ser la partitura del genial Bear McCreary, quien de nuevo coge el timón y lleva a buen puerto el barco.

McCreary rescata el tema del psicópata de la camioneta, a través del famoso banjo eléctrico desafinado, cuyas notas evocan la presencia del diabólico sujeto.

Además, como la película se trata de averiguar que le ha sucedido a Nicole, la protagonista de la primera entrega, el compositor ofrece su motivo para evocar su presencia fantasmal.

Y como no, McCreary ofrece más, mucho más, porque no se limita a desarrollar la partitura de la primera parte y cumplir el expediente, sino que tira de calidad y se saca de la manga dos nuevos motivos.

Nuevos Motivos de la infame saga

McCreary compone dos nuevos temas para este bodrio infumable:

-Por un lado, una bella balada rock para la pareja protagonista, que escuchamos en el corte cuatro, Tom and Marilyn, un especie de love theme en versión rockera, donde las guitarras eléctricas llevan el peso de la melodía principal.

-Y por otro lado, un motivo enfermizo para los Winnebago, el clan familiar de la furgoneta, unos fanáticos religiosos de mucho cuidado, conformados por el matrimonio pervertido, unos gemelos salvajes y un enano deforme. En ésta ocasión, McCreary ofrece un motivo religioso, casi una misa gospel, escuchado únicamente en el corte Cleansing the Sinner (Limpiando al pecador), con cánticos como Oh, Lord, Aleluya!.

Breve Análisis del Score

Roadside Assitance y Main Title son dos breves cortes donde McCreary enseña los dientes, recuperando el motivo del banjo para el psicópata de la camioneta, anticipando parte del tratamiento musical (oscuro, siniestro y enfermizo), con ese toque sureño tan característico de esas áridas tierras de los EE.UU.

Los dos siguientes cortes son los nuevos motivos que McCreary ha compuesto para la franquicia.

El primero es la balada rockera Tom and Marilyn, un tema con un maravilloso sentido del ritmo donde se cuela el leitmotiv del banjo, y que perfectamente podría ser uno de los mejores cortes compuestos por el compositor, digno de una futura recopilación de su música para el cine y televisión.

El otro corte, Cleansing the Sinner, es un breve y estupendo tema, que se convierte en todo un himno religioso y enfermizo para los Winnebago, con unos cánticos maravillosos y un magistral acompañamiento musical.

El terror vuelve con Creepy Gas Station, un fabuloso corte, de ritmo más calmado, donde el tema de Marilyn y Tom reaparece, con mucho más ritmo en la parte final, y con un contrapunto dramático para la escena de la inquietante gasolinera que se encuentran mientras buscan información sobre el paradero de Nicole.

McCreary ofrece un magnífico corte en el siguiente tema, Marilyn’s Blues, donde el compositor utiliza un excelente sentido del ritmo en la apertura, con posterior aparición del motivo del banjo, para dar paso a una fase musical más pausada, donde un solo de violín eléctrico étnico anticipa una nueva explosión rítmica, con un endiablado ritmo musical, realmente trepidante, a través del bajo, la guitarra y la batería.

On the Bus es una pieza oscura y siniestra, de nuevo un deja vú a la primera parte, donde torturan a Tom. Es una pieza muy perturbadora, muy en la línea del primer score, que consigue crisparte hasta que un punteo salvaje del banjo deshace todo, pasando a una rítmica fase final a través del leitmotiv principal del psicópata.

La pieza más melódica y contenida es Nicole’s Ghost, donde el compositor reutiliza el motivo de la primera parte, con flauta alto, de una forma muy delicada, y con unas sonoridades etéreas flotando en el ambiente (dándole un toque fantasmal y etéreo), a través de sintetizadores Pad, y donde un violín eléctrico marca de la casa encuentra su sitio, sustituyendo a la flauta, y dándole un tono más dramático al motivo.

Los tres cortes siguientes, Powertools, Tom the Rescue y, especialmente, The Last Stand, se corresponden con la parte final, donde los tres protagonistas (la pareja y el chico imbécil) se enfrentarán al psicópata.

Powertools abre con material similar al primer bloque del corte On the Bus, con música muy oscura y perturbadora, donde se abre paso un pasaje más rítmico y rockero, con bajo, guitarra, batería y violín eléctrico trazando el motivo principal, anticipo de la lucha final, del que es fiel reflejo el cierre del corte, con un ritmo trepidante que transmite urgencia y premura a través del leitmotiv del psicópata.

Las intenciones musicales de McCreary se observan perfectamente en el corte Tom to the Rescue, donde el tema de la pareja suena de ostinato mientras que el leitmotiv principal del psicópata es interpretado sobre el motivo de la pareja, a través del banjo y el violín eléctrico, integrándose perfectamente ambos temas en el mismo, reflejo de la confrontación que va a tener lugar (similar a la confrontación de la primera parte, donde McCreary contraponía el motivo de Nicole al del psicópata), y que va adquiriendo poco a poco un magistral ritmo musical.

Finalmente, la confrontación llega, en The Last Stand, donde McCreary saca toda la artillería, marcándose un corte de acción magistral, preparando el enfrentamiento con una apertura vibrante en el comienzo, que va llevando el corte a una gran intensidad dramática, con un trepidante sentido del ritmo, y donde el motivo principal del banjo está omnipresente, a través de la vena rock del compositor, que se convierte en el latido perfecto para el tono musical de la confrontación final, con fantásticos punteos de guitarra eléctrica.

McCreary lanza el corte por momentos a endiablados ritmos de acción, con el motivo central del psicópata como principal protagonista, alcanzando un maravilloso crescendo musical en la parte final, donde emana, de forma redentora, y a modo de coda final, el motivo de Nicole, cerrando de esta forma el misterio de la primera parte, y donde también emerge el motivo de la pareja (Tom y la Marilyn), ambos yuxtaponiéndose en un brillante cierre que pone de manifiesto el teórico triunfo sobre el asesino de la camioneta.

Pero nada más lejos de la realidad: The Driver Gets Marilyn nos ofrecerá todo lo contrario. Una apertura aparentemente tranquila y delicada da paso a los punteos de banjo eléctrico con distorsiones de guitarra eléctrica para pintarnos la verdadera realidad: no hay quien pueda con el maldito conductor.

Dos Canciones Made in McCreary

Como sucediera en la primera parte, McCreary ofrece dos canciones a modo de source music, que se convierten en parte del engranaje de la película, y que son el perfectamente complemento al score compuesto.

Para empezar, la endiablada y vibrante Rattlesnake on the Highway, compuesta por Bear y cantada por su hermano Brendan, donde el motivo del banjo aparece de vez en cuando, y que emana del aparato de música de la camioneta cuando vemos al conductor transitar por las carreteras.

Como dice el propio McCreary en el folleto del CD de Lalaland Records, “me imaginaba al conductor y a su camioneta volviéndose fantasmas, y como su stereo estaba encendido de forma perpetua, emitiendo una y otra vez una demente canción de rock sureño”.

La otra canción es Jesus, He Forgives You Too, otra enfermiza canción compuesta por McCreary, donde de nuevo colabora con The Rev. Buford “Back” David and His Minstrel Singers, repitiendo un esquema similar al de la primera parte de la saga, donde ambos habían aportado la canción Down Home Salvation, convirtiéndose, como en aquella ocasión, en una magnífico motivo de acompañamiento para los Winnebago a modo de source music.

Bonus Tracks

La partitura de la primera parte, Rest Stop: Dead Ahead, solo está disponible vía Itunes, para descargar a través de Internet.

Sin embargo, la segunda parte fue objeto de edición por la discográfica Lalaland Records, quien prácticamente ha editado el 100% de todo lo que hay disponible en el mercado de Bear McCreary.

La edición de la segunda parte se complementa con la edición de seis cortes adicionales (a modo de bonus tracks) de la primera entrega, que serían las tres canciones compuestas por Bear más tres cortes de la partitura, donde destacan los correspondientes al clímax final, Gravely Mistaken Identity y Nicole Fights Back.

Conclusión

Uno disfruta enormemente cuando se encuentra trabajos de terror con cierta estructura formal, donde el compositor no se limita a ambientar, oscureciendo y perturbando al personal a base de efectismos y efectos de sonido ambientales.

McCreary ha demostrado (viniendo del medio televisivo) que no es tan difícil crear motivos, contraponerlos, y desarrollarlos durante toda la película, y con un gran sentido del ritmo y el dramatismo, dos contrapuntos constantes que equilibran la partitura, sin renunciar a pasajes musicales de terror más trillados y típicos, pero con motivos que se integran dentro de esas mareas de horror musical, elevando al score por encima de la paupérrima media de mediocridad y funcionalidad que reina en el star system de Hollywood.

Y su estela continua ofreciéndonos retazos del gran compositor que tenemos entre manos, con su participación en la genial serie The Walking Dead, o su futura participación en la serie The Cape, sobre superhéroes.

God Saves McCreary!

Lo Mejor: El añadido de nuevos motivos, especialmente el de Tom y Marilyn, que añaden una nueva y rica paleta musical que complementa los leitmotivs de Nicole y el del conductor psicópata (leitmotiv central de ambas composiciones).

Lo Peor: Que alguien defenestre la partitura por tener raíces rockeras, o pensando que es un corte y pega de la primera parte. Nada más lejos de la realidad. Estamos ante un muy buen trabajo, realmente inspirado y trabajado… ¡y muy disfrutable!.

El Momento: Me encantan especialmente tres cortes: Tom and Marilyn, una bella balada rockera dedicada a la pareja protagonista, el enfermizo y genial Cleansing the Sinner, y la batalla final entre el bien y el mal, sita en el corte The Last Stand (sin contar sus dos geniales canciones).

Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)