Tracklist:
- The Hit (03:50) (*)
- To the White House (Main Title) (01:38) (*)
- The Oval Office (02:43)
- Georgetown Pursuit (06:23) (*)
- Touched by Evil (03:08)
- Frank is Dead (00:59)
- A Secured Line (00:43)
- Hitter on the Roof (05:32) (*)
- White House Chaos (14:12) (*)
- Tracking Amanda (02:32)
- The Conspirators (02:18)
- Final Details (03:15) (*)
- Attempted Assassination / End Credits (10:10) (*)
(*) Los mejores temas
|
Un regreso a la Paranoia de los 70. Misión: acabar con el Presidente
Bruce Broughton venía de colaborar con el director George Pan Cosmatos en su anterior film, Tombstone, y el entendimiento y la simbiosis entre ambos había sido tal, que no tuvieron ninguna duda en cooperar una vez más juntos. El film que los reuniría por última vez (trágicamente el director de raíces helenas ha fallecido en el 2007) intentaba un regreso a la paranoia y las conspiraciones gubernamentales tan propias de los años 70, un género al que se le intentaba dar un nuevo enfoque, más frescura y vitalidad, enfilándolo a la acción y el suspense obsesivo, su título, Shadow Conspiracy.
Bobby Bishop (Charlie Sheen) es el hombre de confianza de un Presidente de Estados Unidos (Sam Waterston) que acaba de culminar con éxito el proceso de reelección por cuatro años más a la Presidencia del País. Su nueva política, mucho más agresiva con la Industria Armamentística y el Ejercito le restará apoyos en su Gabinete a horas vista de ser anunciada en Rueda de Prensa en la Casa Blanca. Más bien, socavará su mandato de una manera drástica, pues un grupo opositor en las sombras, dentro de su propio equipo, planea un medio radical de evitar sus planes económicos, el asesinato en una Convención Benéfica de su Presidente.
Bishop se convertirá con la ayuda de su mentor (Donald Sutherland) y una periodista metomentodo, cómo no (Linda Hamilton), en un sosías de Richard Kimble, alias El Fugitivo, en un intento contrarreloj para evitar, contra viento y marea y siendo objeto de persecución por todo agente gubernamental implicado e incluso por sus propios compañeros, la Conspiración en la Sombra, antes de que sea demasiado tarde. ¿Lo logrará...?
La música de un thriller conspirativo
La colaboración mano a mano entre un director y su compositor, el respeto mutuo y el entendimiento es algo que lamentablemente no se da tan habitualmente como se desearía, y es en esas ocasiones en que ambos elementos confían en las capacidades del otro, cuando es más sencillo que el éxito se produzca. Cuando un consejo es aceptado como tal y no como una imposición, o tal vez, en el instante en que se reconoce la profesionalidad del otro sin coartarla, sino dándole la libertad de realizar su trabajo, la semilla de un buen resultado se planta.
Éste es uno de esos casos, en que se ve claro el objetivo de llevar a cabo lo mejor para el film, por encima de egos y orgullos vanos. Bruce Broughton y George Pan Cosmatos, tan sólo colaboraron en dos films, pero de ellos no podemos negar, musicalmente, que fueron dos excelentes films, fruto de la cooperación entre ambos.
Broughton llegó a la producción con tiempo por delante y facilidades para llevar a cabo su trabajo, y ese tiempo, al contrario que en el propio filme, esta vez no iba a correr en su contra. El director buscaba un enfoque percusivo y epatante a la música, deseaba acelerar el pulso de la audiencia en las múltiples escenas de acción, que el ritmo fuera impuesto por la música, y que éste fuese de mil demonios. Asimismo deseaba que el suspense fuera incrementado por la habilidad del compositor para ser innovador con la orquesta, y deseaba un tema principal perdurable en la memoria, rico en epicidad y muy patriótico, que se mostrara en toda su grandeza, brevemente al inicio, para desarrollarse en su totalidad en una Suite Final que debía hacer vibrar a los espectadores en sus butacas durante los títulos de crédito.
El compositor cumplió todas y cada una las peticiones del director con una de las más inspiradas partituras de su última época, una música que se pega a las imágenes como una segunda piel, y que engrandece la acción en pantalla no permitiendo que el interés decaiga en ningún momento. Broughton fue, no hay duda, la auténtica alma en la sombra, de la conspiración.
Cómo desarrollar un gran tema principal en una partitura 100% suspense y acción
Dividamos la composición en dos aspectos, la creación del suspense a través de sutiles crescendos, violines y metal van creando la tela de araña, a la que la percusión se añade con énfasis o sutileza dependiendo de la escena, golpes de piano inquietantes acompañando a la anterior, pizzicatos o vientos de madera súbitos al fondo del espectro sonoro que se ganan un hueco; y por otro lado, la "Americana", la música descriptiva del patriotismo, o de la belleza de los ideales, o del heroísmo del protagonista, metales (trombones, trompas, trompetas, tubas,...) en una conjunción poderosa con las cuerdas dando el protagonismo final a la percusión solemne.
Broughton concede a cada parte su espacio, dando tiempo a cada una para respirar y para crecer, conformando una estructura coherente. El tema principal, heráldico, fanfárrico se nos presenta por primera vez durante los títulos de crédito, acompasando triunfante el paseo en helicóptero del protagonista (un poco al modo en que Williams lo hacía al inicio de El Coloso En Llamas), marcando las pautas de la épica del film (presten atención a la parte central del motivo cuando literalmente explota en toda su gloria, a partir del 0:35). Es curiosa la percusión de unas baquetas durante su desarrollo, original recurso de orquestación donde los haya.
Sin embargo es en los temas de acción y acoso a los protagonistas donde se le ofrece el tiempo en pantalla y la ocasión de crear la partitura desde cero. El inicio de la misma "The Hit", ya nos anticipa lo que ha de venir. Las cuerdas se deslizan sutiles en el trasfondo mientras la percusión y los metales se van integrando, con clusters de metal intercalados, cada vez más cortos sus intervalos entre apariciones, sirviendo de representación de una amenaza cada vez más cercana, y cada vez más letal (el incremento de intensidad de la interpretación a los violines y la aparición de los primeros sonidos de los tambores Taiko representan el ataque, The Hit).
Como comenta en la carpetilla del CD, Cosmatos le solicitó ampliar la sección de percusión con timbales, tambores, bongos, congas, tam tams, tambores bajos, e incluso los citados taikos japoneses de varios tamaños. Todos ellos están presentes en la partitura, sirviendo ésta de clase magistral de percusión para cualquier aficionado a esta especialidad musical.
La acción musical es más incesante conforme aumenta, o más bien se multiplica la amenaza para el personaje de Bishop, "Georgetown Pursuit" o "Hitter on the Roof" son buenas muestras de cómo orquestar escenas muy similares de maneras diversas, consiguiendo seguir la trama y acrecentar la tensión a cada momento. El primero mediante un desaforado uso de las cuerdas, al modo Herrmanniano, el segundo centrado en una percusión en la que los timbales y la intrusión inicial del tema central tienen mucho que decir. Pero es en el diabólico alarde de interacción con el film de "White House Chaos" donde Broughton demuestra su dominio del público, acentuando aquellos picos, en que la intriga se va tornando insoportable y el fin de la cacería parece inminente. El tema principal se desliza entonces cuasi reptando entre los golpes percusivos aquí y allá, sobresaliendo entre el suspense que van creando violines, cellos y un invitado de lujo, el címbalo húngaro (ya empleado por el compositor en Tombstone).
La conclusión se acerca con la cuenta atrás para el atentado llegando a cero, "Tracking Amanda" (atención al fondo sonoro con unos creativos efectos a las cuerdas y sintetizador mezclándose con la música, hasta la llegada del tema central a piano y el ominoso final). El velo ha sido retirado y la trama queda expuesta, "The Conspirators", el oboe se rinde al motivo principal en tono oscuro mientras arpa y cuerdas en tempo lento pautan el encuentro final entre Bishop y su mentor.
El intento de asesinato del Máximo Mandatario es abortado por la heroica intervención del protagonista, "Final Details", y la percusión marcial junto a la orquesta en pleno se desbocan en el mejor track de la composición, "Attempted Assassination / End Credits", un auténtico Tour de Force definitorio, y recopilatorio de todas las intenciones de la partitura. Hasta el 3:55, la acción es la protagonista, apreciándose que Broughton ha disfrutado creando la partitura (atención a los flourishes de las maderas y la integración de todos los elementos percusivos a la vez, sin ser disonantes en ningún momento), pero a partir de ese segundo la melodía toma el mando para quedarse.
Cómo el compositor desarrolla su tema, pone toda la orquesta a su servicio para extraer todo su potencial y sacarle el jugo, es digno de alabanza. La orquestación nos lo presenta inicialmente con la trompa, dando pie a la entrada del piano, para ir creciendo sinfonicamente mientras cuerdas, metales, maderas y percusión se ponen a su servicio. Memorable a partir del 5:32, cuando un crescendo paulatino hace que regrese la interpretación del track 2 del motivo, pero esta vez, con todo el lirismo y la sensación de fin del viaje perfectamente transmitidas (atención al sentido de epopeya y emoción que la partitura consigue a partir del 7:00). Es entonces cuando el flourish final Broughtoniano otorga el fin de fiesta requerido, y a partir del 8:10 entendemos la grandeza de un compositor, cuya música ya es eterna, un compositor que alcanza la magia cada vez que compone, un hombre llamado BRUCE BROUGHTON.
Lo mejor: Uno de los temas más épicos de la carrera del compositor, el apabullante “To The White House (Main Title)”, alcanzando cotas paroxísticas de belleza y fuerza sinfónica en los antológicos minutos musicales finales, “Attempted Assassination / End Credits”. La desaforada acción sin descanso de “White House Chaos”.
Lo peor: La parte central de la partitura, centrada en la acción por la acción, y sin más desarrollo melódico, que unos pequeños apuntes intercalados del tema principal, que se echa un poco de menos. La construcción de Broughton de los citados temas (a probable petición del director) no le permite pasar de un continuo subrayado de instantes, mediante una eso sí, desaforada percusión, al más puro estilo cliffhanger.
El momento: El épico paseo en helicóptero del inicio del film, mostrando por primera vez el excelente tema principal, “To The White House (Main Title)”, y los suntuosos diez últimos minutos, “Attempted Assassination / End Credits” con el previsible desenlace alcanzando otro nivel de emoción gracias a la labor del compositor, concluyendo en la bellísima rendición final al motivo central durante los títulos de crédito.
Asier G. Senarriaga
|